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{L} That it's a thriller, thriller night!
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
Tal parecía que la cosa ahora mismo se había puesto seria, lo que antes había parecido una tierna y “normal” reunión familiar estaba comenzando a tornarse en una aventura un tanto peculiar. En la cual Aomine comenzaba a postularse como uno de los protagonistas especiales de la misma, acompañado por supuesto de la bella y sensual Marcy.
-Tendremos que jugar a las escondidas forzosamente.-
Aomine tomo a Marcy de aquella esbelta y delgada cintura para salir por piernas antes de que el fantasma pudiera acercarse mas a ellos, a ciencia cierta era un tanto complicado el ¿Qué hacer en una situación como esta? No recordaba haber visto alguna especie de manual, ni algo que le indicara que hacer en este tipo de situaciones así que de primera mano tendría que confiar ciegamente en su instinto y reaccionar conforme se fuera desarrollando las cosas.
-Tengo una especie de plan aunque no sé qué tan viable sea.-
Le dijo a Marcy mientras seguía corriendo mirando las indicaciones que había en los pasillos del hospital, primero regresando por los mismos pasos que había usado para llegar hasta ahí y después parecía que el peli azul seguía una ruta en específico. Tuvo que esquivar tanto pacientes como doctores y enfermeras así como una que otra camilla que se encontraba a mitad del camino.
Finalmente y después de subir una serie de escaleras llego a una sala con unas grandes puertas de madera talla y lo que parecía un vitral en forma de cruz, por el momento no se le había ocurrido una mejor idea y si aquello no funciona esperaba que Marcy ya tuviera algo entre manos. Dio una fuerte patada para abrir las puertas de par en par y después se abalanzo dentro para cerrar las puertas detrás de él, habían llegado hasta la capilla del hospital y no es que fuera muy grande ni que tuviera grandes cosas hay ya que contaba con: Un altar al frente con un crucifico al centro, un par de arreglos florales a los costados, una cuantas bancas, una alfombra roja que corrió desde la entrada hasta el altar por el centro de las bancas y un pedestal con lo que parecía ser agua bendita.
-¿Algo de aquí nos sirve?-
Miro a la chica por unos segundos después de haberle formulado la pregunta para después acercarse a la puerta y ver de reojo por el vitral de la misma, al parecer de alguna manera entre la confusión habían logrado dejar atrás a su perseguidos ¿Pero por cuanto tiempo duraría eso?
-Tendremos que jugar a las escondidas forzosamente.-
Aomine tomo a Marcy de aquella esbelta y delgada cintura para salir por piernas antes de que el fantasma pudiera acercarse mas a ellos, a ciencia cierta era un tanto complicado el ¿Qué hacer en una situación como esta? No recordaba haber visto alguna especie de manual, ni algo que le indicara que hacer en este tipo de situaciones así que de primera mano tendría que confiar ciegamente en su instinto y reaccionar conforme se fuera desarrollando las cosas.
-Tengo una especie de plan aunque no sé qué tan viable sea.-
Le dijo a Marcy mientras seguía corriendo mirando las indicaciones que había en los pasillos del hospital, primero regresando por los mismos pasos que había usado para llegar hasta ahí y después parecía que el peli azul seguía una ruta en específico. Tuvo que esquivar tanto pacientes como doctores y enfermeras así como una que otra camilla que se encontraba a mitad del camino.
Finalmente y después de subir una serie de escaleras llego a una sala con unas grandes puertas de madera talla y lo que parecía un vitral en forma de cruz, por el momento no se le había ocurrido una mejor idea y si aquello no funciona esperaba que Marcy ya tuviera algo entre manos. Dio una fuerte patada para abrir las puertas de par en par y después se abalanzo dentro para cerrar las puertas detrás de él, habían llegado hasta la capilla del hospital y no es que fuera muy grande ni que tuviera grandes cosas hay ya que contaba con: Un altar al frente con un crucifico al centro, un par de arreglos florales a los costados, una cuantas bancas, una alfombra roja que corrió desde la entrada hasta el altar por el centro de las bancas y un pedestal con lo que parecía ser agua bendita.
-¿Algo de aquí nos sirve?-
Miro a la chica por unos segundos después de haberle formulado la pregunta para después acercarse a la puerta y ver de reojo por el vitral de la misma, al parecer de alguna manera entre la confusión habían logrado dejar atrás a su perseguidos ¿Pero por cuanto tiempo duraría eso?
- Spoiler:
- Una disculpa por la tardanza
Invitado- Invitado
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
Vale, no se esperaba para nada que de un momento a otro Aomine la tomara cual príncipe azul y se la llevara corriendo. A lo mejor se tomó demasiado literal eso de que era su príncipe azul, pero tampoco es que le molestaba ser cargada por un muchacho tan buenmozo como él. La cuestión es que le preocupaba los fantasmas y él. Aomine por el golpazo que se había metido y la razón por la que había entrado al hospital, y los fantasmas porque lo buscaban a él. Seguro y ellos ya habían notado que ella no estaba viva (técnicamente no lo estaba), así que él era su principal objetivo.
Se aferró al cuello del muchacho mientras que veía cómo esquivaban varios obstáculos en su huída, advirtiéndole de cada cosa con un “¡Cuidado!”, “¡Ve a la derecha!”, “¡Cuídate de los médicos!” y cosas así, hasta que finalmente pateó una puerta (muy masculinamente, por cierto) hasta llegar a una iglesia. Qué lugar tan común para esconderse de fantasmas, ¿Se habrá visto películas al respecto? Bueno, más que los espectros que los acechaban, si. Esperaba que no buscara la habitación del conserje para buscar la aspiradora o algo por el estilo.
- A ver… – dijo para sí, algo nerviosa. Empezó a buscar entre lo que podía, porque aunque eso de que los objetos bendecidos y tal los había superado hace mucho, tenía miedo de que de repente el agua bendita le derritiera la mano o algo por el estilo – Generalmente los fantasmas no se derrotan, ellos desaparecen y ya. ¿Sabes si hay una especie de cura en esta mini-iglesia o algo por el estilo? – fue entonces cuando cayó en cuenta de que, supuestamente, ella trabajaba en el hospital, así que se aclaró la garganta para continuar – Es decir, no recuerdo haber visitado mucho esta parte del hospital, y la verdad no tengo muy clara esta zona.
No le preocupaba lo que le hicieran a ella, a fin de cuentas los fantasmas nunca habían sido su problema. De hecho, no había caído en cuenta de que ella sí podía tocarlos, a diferencia que Aomine, que si les pasaba un dedo encima seguro y aprovechaban a poseerlo, y ella no es que tuviera un titulado en exorcismos. Le tomó del brazo y trató de mantenerlo lejos de la puerta, en caso de que los bichos esos quisieran aparecerse de repente. Lo mantuvo cerca del agua bendita y de las cruces, eso y según que alejaba los malos espíritus, y esos fantasmas no eran para nada amigables (suponía que iba siendo más o menos lo mismo).
Iba a decir algo más, cuando de pronto, del suelo emergió un fantasma. De no haber sido porque escuchó los estruendos de algo caer, posiblemente sus botas rojas, no hubiera sabido que se trataba de Bongo, el baterista de los Scream Queens.
- ¡M-Marceline! ¡A-Aomine! – dijo Bongo con una voz entrecortada. De poder sudar, seguro y ahora mismo estaría empapado.
- ¿Querrías hacerme el favor de decirme qué demonios está pasando, Bongo? – respondió furibunda Marceline, cruzada de brazos – Es decir, entiendo que en el fondo hayas querido hacerme pasar un buen rato imitando a Michael Jackson en Thriller, pero ahora ellos quieren apoderarse del cuerpo de Aomine y eso no me parece una muy buena idea que se diga.
- ¡E-Eso es lo que precisamente iba a decirte! ¡Ellos vienen hacia acá!
- ¿Qué sorpresa, verdad? – dijo, mirando sarcásticamente a su compañero peliazul – Bien, ¿Cómo podemos hacer que nos dejen en paz?
- No puedes – dijo rápidamente Bongo, sintiendo la mirada asesina de la vampiro - , e-es decir, ya decidieron que no iban a detenerse hasta que tuvieran un cuerpo humano, y q-quieren a tu compañero. S-Sín ofender, amigo, pero creo que les gustaste.
- Si, a mí también me gusta Aomine, pero eso no quiere decir que lo voy a morder para decir que es de mi propiedad. Es mejor que se conserve el empaque tal y como está –se aferró al brazo de su galante compañero, mirando de mala gana a Bongo – ¿Es que ninguno de tus amigos fantasma está enterado que hay cientos de cuerpos en este condenado hospital?
- ¡Pero…! ¡Oh!
Y sin embargo, el sonido de ultratumba de los otros fantasmas hizo callar a Bongo, haciéndole voltearse muy lentamente, como si de pronto se hubiera asustado.
Se aferró al cuello del muchacho mientras que veía cómo esquivaban varios obstáculos en su huída, advirtiéndole de cada cosa con un “¡Cuidado!”, “¡Ve a la derecha!”, “¡Cuídate de los médicos!” y cosas así, hasta que finalmente pateó una puerta (muy masculinamente, por cierto) hasta llegar a una iglesia. Qué lugar tan común para esconderse de fantasmas, ¿Se habrá visto películas al respecto? Bueno, más que los espectros que los acechaban, si. Esperaba que no buscara la habitación del conserje para buscar la aspiradora o algo por el estilo.
- A ver… – dijo para sí, algo nerviosa. Empezó a buscar entre lo que podía, porque aunque eso de que los objetos bendecidos y tal los había superado hace mucho, tenía miedo de que de repente el agua bendita le derritiera la mano o algo por el estilo – Generalmente los fantasmas no se derrotan, ellos desaparecen y ya. ¿Sabes si hay una especie de cura en esta mini-iglesia o algo por el estilo? – fue entonces cuando cayó en cuenta de que, supuestamente, ella trabajaba en el hospital, así que se aclaró la garganta para continuar – Es decir, no recuerdo haber visitado mucho esta parte del hospital, y la verdad no tengo muy clara esta zona.
No le preocupaba lo que le hicieran a ella, a fin de cuentas los fantasmas nunca habían sido su problema. De hecho, no había caído en cuenta de que ella sí podía tocarlos, a diferencia que Aomine, que si les pasaba un dedo encima seguro y aprovechaban a poseerlo, y ella no es que tuviera un titulado en exorcismos. Le tomó del brazo y trató de mantenerlo lejos de la puerta, en caso de que los bichos esos quisieran aparecerse de repente. Lo mantuvo cerca del agua bendita y de las cruces, eso y según que alejaba los malos espíritus, y esos fantasmas no eran para nada amigables (suponía que iba siendo más o menos lo mismo).
Iba a decir algo más, cuando de pronto, del suelo emergió un fantasma. De no haber sido porque escuchó los estruendos de algo caer, posiblemente sus botas rojas, no hubiera sabido que se trataba de Bongo, el baterista de los Scream Queens.
- ¡M-Marceline! ¡A-Aomine! – dijo Bongo con una voz entrecortada. De poder sudar, seguro y ahora mismo estaría empapado.
- ¿Querrías hacerme el favor de decirme qué demonios está pasando, Bongo? – respondió furibunda Marceline, cruzada de brazos – Es decir, entiendo que en el fondo hayas querido hacerme pasar un buen rato imitando a Michael Jackson en Thriller, pero ahora ellos quieren apoderarse del cuerpo de Aomine y eso no me parece una muy buena idea que se diga.
- ¡E-Eso es lo que precisamente iba a decirte! ¡Ellos vienen hacia acá!
- ¿Qué sorpresa, verdad? – dijo, mirando sarcásticamente a su compañero peliazul – Bien, ¿Cómo podemos hacer que nos dejen en paz?
- No puedes – dijo rápidamente Bongo, sintiendo la mirada asesina de la vampiro - , e-es decir, ya decidieron que no iban a detenerse hasta que tuvieran un cuerpo humano, y q-quieren a tu compañero. S-Sín ofender, amigo, pero creo que les gustaste.
- Si, a mí también me gusta Aomine, pero eso no quiere decir que lo voy a morder para decir que es de mi propiedad. Es mejor que se conserve el empaque tal y como está –se aferró al brazo de su galante compañero, mirando de mala gana a Bongo – ¿Es que ninguno de tus amigos fantasma está enterado que hay cientos de cuerpos en este condenado hospital?
- ¡Pero…! ¡Oh!
Y sin embargo, el sonido de ultratumba de los otros fantasmas hizo callar a Bongo, haciéndole voltearse muy lentamente, como si de pronto se hubiera asustado.
- Spoiler:
- ¡SIGO VIVA, ES QUE ESTABA ENFERMA! (?)
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
A pesar de la excelente condición física que el peli azul poseía no pudo evitar que su cuerpo emitiera sudor y que su respiración se viera un tanto alterada por la carrera que había hecho, hasta el momento no había comido nada por lo que no podía esperar que se encontrara ya recuperado como si de arte de magia se tratase. Respiro profundamente para comenzar a regular su respiración mientras dejaba que Marceline hablara, tal parecía que no había mucho de lo que se pudieran valer para ahuyentar a “los familiares” de Bongo.
Ya estaba terminando de normalizar su respiración cuando Bongo apareció de repente, lo bueno era que Aomine no era muy susceptible a las impresiones si no hubiese fastidiado u respiración de nuevo, vaya sorpresa. Aunque claro estaba que el oji azul no había pensado que escaparía de ellos completamente yendo a ese lugar, solo esperaba ganar un poco de tiempo y al parecer lo había conseguido pero mucho menos del que le hubiese gustado.
-Si me encontrara en otra situación hasta lo podría tomar como un cumplido por parte de tu familia Bongo.-
El silencio que continuo a las palabras de Daiki se hizo un poco más notable ya que fue acompañado de un apagón eléctrico en el hospital, se guido del grito de exclamación de la gente que había en el mismo. Las luces de emergencia se encendieron en una tonalidad roja dando un aspecto un tanto lúgubre al inmueble, las paredes de la capilla comenzaron a cimbrar como si algo se acercara a ella a pasos agigantados. Una lámpara que estaba colgada en el techo cayó al suelo y se reventó el vidrio de la misma.
-Creo que se terminan nuestras opciones.-
Decía mientras miraba las paredes el recinto las cuales carecían de puertas o ventanas, salvo la puerta por donde entraron y una ventana que se encontraba en la parte del fondo. Por extraño que pareciera el sonido de unas campana comenzaron a resonar y una niebla de ultra tumba comenzó a filtrarse por debajo de la puerta, la escena se veía más paranormal de que parecía y fue justó en ese momento cuando las puertas comenzaron a tronar como si se estuviesen comprimiendo mientras se abrían lentamente acompañadas de un par de risotadas que hacían un eco enloquecedor por todo el lugar.
Ya estaba terminando de normalizar su respiración cuando Bongo apareció de repente, lo bueno era que Aomine no era muy susceptible a las impresiones si no hubiese fastidiado u respiración de nuevo, vaya sorpresa. Aunque claro estaba que el oji azul no había pensado que escaparía de ellos completamente yendo a ese lugar, solo esperaba ganar un poco de tiempo y al parecer lo había conseguido pero mucho menos del que le hubiese gustado.
-Si me encontrara en otra situación hasta lo podría tomar como un cumplido por parte de tu familia Bongo.-
El silencio que continuo a las palabras de Daiki se hizo un poco más notable ya que fue acompañado de un apagón eléctrico en el hospital, se guido del grito de exclamación de la gente que había en el mismo. Las luces de emergencia se encendieron en una tonalidad roja dando un aspecto un tanto lúgubre al inmueble, las paredes de la capilla comenzaron a cimbrar como si algo se acercara a ella a pasos agigantados. Una lámpara que estaba colgada en el techo cayó al suelo y se reventó el vidrio de la misma.
-Creo que se terminan nuestras opciones.-
Decía mientras miraba las paredes el recinto las cuales carecían de puertas o ventanas, salvo la puerta por donde entraron y una ventana que se encontraba en la parte del fondo. Por extraño que pareciera el sonido de unas campana comenzaron a resonar y una niebla de ultra tumba comenzó a filtrarse por debajo de la puerta, la escena se veía más paranormal de que parecía y fue justó en ese momento cuando las puertas comenzaron a tronar como si se estuviesen comprimiendo mientras se abrían lentamente acompañadas de un par de risotadas que hacían un eco enloquecedor por todo el lugar.
Invitado- Invitado
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
Nada más saber que las luces se apagaron, se escuchó un fuerte golpe, que era Marceline dándose tremenda facepalm en la cara, maldiciendo por lo bajo. Las luces volvieron a encender pero con un extraño color rojo, mirando a ambos lados para asegurarse de que sus compañeros seguían allí, y de esa manera aprovechar para mirar fulminantemente a Bongo, quien respondió alzando los hombros al no saber lo que pasaba. Atrajo a Aomine hacia ella, halándole del brazo, cuando escuchó algo como un vidrio rompiéndose, percatándose que se había tratado de una lámpara cerca de las butacas.
- Esto no puede ponerse peor, ¿Verdad? – pensó en voz alta, mirando directamente al fantasma que los acompañaba.
- ¡¿Y por qué me miras tanto! – respondió neurótico Bongo, retrocediendo un poco en caso de que Marceline quiera ahorcarle (metafóricamente hablando).
- Porque todo esto es tu culpa y lo sabes – frunció el ceño, matándolo con la mirada.
Bongo tragó grueso, cuando escucharon la puerta y pasaron de su discusión para mirar hacia la puerta, notando la extraña niebla y el ambiente de ultratumba que se presentaba. Lo único que faltaba eran las siluetas de los fantasmas, cosa que no tardaron en llegar con sus risas maquiavélicas (típico de novatos que les gusta imitar las películas), confundiéndose entre la niebla para así rodear a sus víctimas. Bongo volvió a incorporarse junto con Aomine y la vampiro, teniendo ue ser ella la que le salve el trasero a los tres, como era de costumbre.
Se aclaró la garganta, soltando al peliazul para estar más delante de ellos, algo así como en la labor de la vocera. Uno de los fantasmas se le acercó para así tratar de asustarla, con muecas y expresiones terroríficas según a su parecer, sin conseguir una pizca de miedo por parte de la vampiro. Todo lo contrario: Marceline había desfigurado su cara para que pareciera un auténtico ser de las tinieblas, haciendo retroceder al fantasma como si fuera a correr con el rabo entre las piernas. Volviéndose a echar el cabello hacia atrás, se aclaró la garganta, dejando de lado esa chica “adorable y coqueta” que quería dejar para Aomine:
- Muy bien, imbéciles, quiero que me escuchen porque no voy a volver a repetirlo – dijo la vampiro, pasando a señalar directamente a Aomine – Él es mío, ¿Entendieron? Si alguien lo toca, se muere – sus ojos se tornaron completamente rojos, haciendo que el mismo Bongo percibiera la malicia en ella, dándole un poco de espacio al peliazul en caso de que la amenaza también fuera con ella – ¿Ninguno de ustedes idiotas se dio cuenta que están en un hospital? Hello! ¡Hay cuerpos por todos lados! Doctores, enfermeras, gente en etapa terminal… Tienen dónde servirse, no es justo que quiera precisamente ÉSTA delicia a la que me encontré YO después de tener que atender su pobre cabecita lastimada.
Se puso ambas manos en las caderas, mirando a los presentes con la misma expresión asesina. Los fantasmas se miraron las caras con algo de confusión, cuando uno de ellos, a quien casi no se le notaba al ser tan callado, tomó la palabra justo después de que Marceline callara:
- Ella tiene razón… Técnicamente, podemos tomar el cuerpo que queramos, ¿Cierto? – preguntó, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de la vampiro – ¡Sólo piénsenlo! Hay miles de millones de humanos, y nosotros en vida éramos unos enclenques… ¿Qué me dicen? ¿Vamos a ver el mundo exterior desde una nueva perspectiva?
Sus demás compañeros le miraron extrañados en un principio, pero después, sonrieron como cómplices para volver hacia la vampiro, mirándole con satisfacción. En un principio no parecía haberlo entendido, pero después de ver cómo uno a uno fueron “evaporándose” (asumiendo que habían ido a probar con los cuerpos del piso de abajo), la niebla empezó a desaparecer conforme a los fantasmas también lo hacían.
La sala quedó en completo silencio, quedando sólo esos tres pelagatos en la habitación. Parpadeó unos instantes, mirando hacia atrás para asegurarse que los otros dos que estaban con ella siguieran allí:
- ¿Y ya? ¿Eso es todo? – preguntó. Bongo alzó los hombros, como quien nunca sabe nada (como le solía parecer a Marceline), cuando de pronto escuchó un grito de una mujer en lo que parecía ser el piso inferior – Bueno… casi…
- Esto no puede ponerse peor, ¿Verdad? – pensó en voz alta, mirando directamente al fantasma que los acompañaba.
- ¡¿Y por qué me miras tanto! – respondió neurótico Bongo, retrocediendo un poco en caso de que Marceline quiera ahorcarle (metafóricamente hablando).
- Porque todo esto es tu culpa y lo sabes – frunció el ceño, matándolo con la mirada.
Bongo tragó grueso, cuando escucharon la puerta y pasaron de su discusión para mirar hacia la puerta, notando la extraña niebla y el ambiente de ultratumba que se presentaba. Lo único que faltaba eran las siluetas de los fantasmas, cosa que no tardaron en llegar con sus risas maquiavélicas (típico de novatos que les gusta imitar las películas), confundiéndose entre la niebla para así rodear a sus víctimas. Bongo volvió a incorporarse junto con Aomine y la vampiro, teniendo ue ser ella la que le salve el trasero a los tres, como era de costumbre.
Se aclaró la garganta, soltando al peliazul para estar más delante de ellos, algo así como en la labor de la vocera. Uno de los fantasmas se le acercó para así tratar de asustarla, con muecas y expresiones terroríficas según a su parecer, sin conseguir una pizca de miedo por parte de la vampiro. Todo lo contrario: Marceline había desfigurado su cara para que pareciera un auténtico ser de las tinieblas, haciendo retroceder al fantasma como si fuera a correr con el rabo entre las piernas. Volviéndose a echar el cabello hacia atrás, se aclaró la garganta, dejando de lado esa chica “adorable y coqueta” que quería dejar para Aomine:
- Muy bien, imbéciles, quiero que me escuchen porque no voy a volver a repetirlo – dijo la vampiro, pasando a señalar directamente a Aomine – Él es mío, ¿Entendieron? Si alguien lo toca, se muere – sus ojos se tornaron completamente rojos, haciendo que el mismo Bongo percibiera la malicia en ella, dándole un poco de espacio al peliazul en caso de que la amenaza también fuera con ella – ¿Ninguno de ustedes idiotas se dio cuenta que están en un hospital? Hello! ¡Hay cuerpos por todos lados! Doctores, enfermeras, gente en etapa terminal… Tienen dónde servirse, no es justo que quiera precisamente ÉSTA delicia a la que me encontré YO después de tener que atender su pobre cabecita lastimada.
Se puso ambas manos en las caderas, mirando a los presentes con la misma expresión asesina. Los fantasmas se miraron las caras con algo de confusión, cuando uno de ellos, a quien casi no se le notaba al ser tan callado, tomó la palabra justo después de que Marceline callara:
- Ella tiene razón… Técnicamente, podemos tomar el cuerpo que queramos, ¿Cierto? – preguntó, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de la vampiro – ¡Sólo piénsenlo! Hay miles de millones de humanos, y nosotros en vida éramos unos enclenques… ¿Qué me dicen? ¿Vamos a ver el mundo exterior desde una nueva perspectiva?
Sus demás compañeros le miraron extrañados en un principio, pero después, sonrieron como cómplices para volver hacia la vampiro, mirándole con satisfacción. En un principio no parecía haberlo entendido, pero después de ver cómo uno a uno fueron “evaporándose” (asumiendo que habían ido a probar con los cuerpos del piso de abajo), la niebla empezó a desaparecer conforme a los fantasmas también lo hacían.
La sala quedó en completo silencio, quedando sólo esos tres pelagatos en la habitación. Parpadeó unos instantes, mirando hacia atrás para asegurarse que los otros dos que estaban con ella siguieran allí:
- ¿Y ya? ¿Eso es todo? – preguntó. Bongo alzó los hombros, como quien nunca sabe nada (como le solía parecer a Marceline), cuando de pronto escuchó un grito de una mujer en lo que parecía ser el piso inferior – Bueno… casi…
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
- OST:
Los orbes azules de Aomine miraban con atención la pelea que trascurría entre Marceline y Bongo, discutían como si no estuviese pasando nada fuera de lo normal. Aquello lo desconcertó por un momento ya que no era algo que uno viera muy cotidianamente, agito un poco la cabeza para salir rápidamente de sus pensamientos y regresar a la escena que tenía frente a él. –Sí, es tu culpa Bongo.- Dijo con su clásico tono de voz desinteresado mientras lo miraba con lo que ya parecía una mirada de fastidio.
Cuando Marceline entro a escena el peli azul se quedó estupefacto, sabía que la chica no era la persona más normal del mundo pero no esperaba algo así. Fue raro si pero que Daiki se espantara con algo así para nada, escucho con atención la “dulce” voz de la chica mientras ponía en su lugar a los familiares de Bongo. Tal parecía que estaban haciendo todo un ajetreo por algo que era muy fácil de resolver. –Vaya- No pudo evitar llevarse la mano a la cabeza mientras escuchaba la plática entre los fantasmas y Marceline, por una parte no estaba “bien” lo que iban a hacer pero a grandes rasgos era mucho mejor que fuera motivo de presa alguien más y no el.
Tal vez sería una manera un tanto egoísta de pensar por parte del peli azul pero tenía apenas unas pocas horas de disfrutar la compañía de la chica de tez gris azulado y sería una pena que el tiempo terminara tan abruptamente para ellos, de alguna manera Marceline había conseguido llegar a un buen acuerdo con ellos para salvarle el pellejo. Cuando los fantasmas comenzaron a desaparecer y justo antes de que la chica volteara, Aomine se acercó hasta ella para tomarla de las caderas y levantarla hacia él. –Al parecer el salvador término siendo salvado.-
La miro directamente a esos hermosos y ¿por qué no? Tenebrosos ojos rojos, los cuales captaban inmediatamente la atención del peli azul en su totalidad. Por un momento las palabras estaban de más en esa habitación y se quedó mirándola mientras la mantenía en sus fuertes brazos, el grito de la mujer que parecía provenir de uno de los pisos inferiores casi rompe el momento pero justo cuando Marceline comenzó a hablar.
Aomine coloco sus labios sobre los de ella cerrando las palabras momentáneamente -¿Cuál es el plan ahora Marce? dejaremos que los familiares de Bongo hagan los que les venga en gana o ¿hay alguna manera de regresarlos por donde vinieron?- Dijo lentamente mientras separaba sus labios apenas de los suaves labios que ella poseía.
Invitado- Invitado
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
“Tch” fue lo único que salió de sus labios cuando el grito de la mujer se apagó, asumiendo que la gente de abajo veía horrorizados como un tipo con cáncer empezaba a retorcerse en su camilla como si el mismísimo demonio lo estuviera curando. Aunque la imagen en cierto modo le causaba escalofríos, el hecho de que en el piso inferior estaba sucediendo la apocalipsis fantasmal pasó a ser un segundo plano cuando Aomine lo atrajo hacia ella, extrañando un poco a la vampiro en un principio, pero no le importó si con eso conseguía un pedacito de cielo de su compañero. Por mientras, Bongo sólo miraba la escena con cara de que no se creía que podían hacer eso en un momento como éste.
- No tienes idea de todo lo que he estado aguantando para hacer eso. Estoy dispuesta a salvarte de lo que sea con tal de recibirlo como recompensa – dijo con una sonrisita picarona, rodeándole el cuello con ambos brazos para juntar sus labios con los de Aomine, llegando a morder muy suavemente el inferior con sus colmillos – Supongo que tendremos que ayudarlos a ellos también, pero eso significa que me vas a tener que dar más de esos por cada persona a la que veamos gritando y huyendo, ¿De acuerdo? – lo soltó, separándose de a poco del muchacho, queriendo mostrarse extrañamente seductora con esa mirada fija y algo depredadora que tenía a sus ojos.
Volviendo hacia donde Bongo, quien parecía terminado por ignorar su “escena romántica” y pensar en una solución, el fantasma se movía de un lado a otro como pensativo, con una mano en su barbilla y otra agitándola un poco como si estuviera haciendo unos cálculos. Eso era un gesto de que de verdad estaba usando su ectoplasma para algo, cosa que en el fondo agradecía porque tres cabezas (aunque una no contase propiamente) piensan mejor que una (obviamente, el de Marceline).
- ¿Algún plan para erradicar a tus parientes, Bongo? – preguntó, sin que le importase que sonase bastante ofensivo para él.
- - Bueno… algo así… – respondió, un tanto ensimismado en sus pensamientos. - - Esos chicos en su vida pasada eran de ver muchas películas de terror… deben tener en la cabeza que cosas como que si les metes un ajo en la boca a un vampiro explotan, o que un fantasma puede chamuscarse si le pones una cruz cerca…
- Perfecto, entonces. Tomemos todas las cruces que podamos y salvemos al a humanidad para luego salir a comer pizza – alzó los hombros, como si le restara interés al asunto. Nada más sujetar una crucecita que estaba en la mesa, sintió que su mano se quemaba, teniendo que soltarla de golpe y agitar su mano, como si eso fuera a calmar la sensación de quemazón – ¡Mierda! Han pasado más de trescientos años que no toco una jodida cruz, creí que lo había superado – dijo malhumorada, mirando con recelo el objeto santificado.
Miró hacia Aomine con una expresión inocente y suplicante, haciéndole pestañitas a ver si podría hacerle el favor de recogerla y tomar cuántas le gusten. Bongo había salido de la habitación y llamó a Marceline para que se acercara a la entrada, viendo que parecían disponer de una camilla a la cual podían sacarle provecho. Asomándose de nuevo por la iglesia, le hizo señales a Aomine que se acercara, señalando hacia la camilla que habían movido hasta el borde de unas escaleras, casi como si les llamasen a tirarse por ellas cual patineta.
Marceilne le tomó de la mano y flotó en dirección a la camilla, tirando de él hasta sentarse cayendo como pluma sobre la camilla, mirándole con una sonrisa ladina pichona:
- ¿Listo para hacer de héroe, cariño? – preguntó, riendo suavemente – Yo seré quien dirija tu barco, y Bongo nos servirá de ojo divisor para encontrar a los fantasmas. Esta cosa irá a toda velocidad, así que si te da miedo, que no te dé pena agarrarte de donde puedas – levantó las cejas de una forma un tanto sugestiva, haciéndole un gesto con la cabeza para que se subiera mientras daba saltitos en la camilla para así impulsarse hacia delante y dejarse caer por la gravedad, bajando las escaleras estrepitosamente.
- No tienes idea de todo lo que he estado aguantando para hacer eso. Estoy dispuesta a salvarte de lo que sea con tal de recibirlo como recompensa – dijo con una sonrisita picarona, rodeándole el cuello con ambos brazos para juntar sus labios con los de Aomine, llegando a morder muy suavemente el inferior con sus colmillos – Supongo que tendremos que ayudarlos a ellos también, pero eso significa que me vas a tener que dar más de esos por cada persona a la que veamos gritando y huyendo, ¿De acuerdo? – lo soltó, separándose de a poco del muchacho, queriendo mostrarse extrañamente seductora con esa mirada fija y algo depredadora que tenía a sus ojos.
Volviendo hacia donde Bongo, quien parecía terminado por ignorar su “escena romántica” y pensar en una solución, el fantasma se movía de un lado a otro como pensativo, con una mano en su barbilla y otra agitándola un poco como si estuviera haciendo unos cálculos. Eso era un gesto de que de verdad estaba usando su ectoplasma para algo, cosa que en el fondo agradecía porque tres cabezas (aunque una no contase propiamente) piensan mejor que una (obviamente, el de Marceline).
- ¿Algún plan para erradicar a tus parientes, Bongo? – preguntó, sin que le importase que sonase bastante ofensivo para él.
- - Bueno… algo así… – respondió, un tanto ensimismado en sus pensamientos. - - Esos chicos en su vida pasada eran de ver muchas películas de terror… deben tener en la cabeza que cosas como que si les metes un ajo en la boca a un vampiro explotan, o que un fantasma puede chamuscarse si le pones una cruz cerca…
- Perfecto, entonces. Tomemos todas las cruces que podamos y salvemos al a humanidad para luego salir a comer pizza – alzó los hombros, como si le restara interés al asunto. Nada más sujetar una crucecita que estaba en la mesa, sintió que su mano se quemaba, teniendo que soltarla de golpe y agitar su mano, como si eso fuera a calmar la sensación de quemazón – ¡Mierda! Han pasado más de trescientos años que no toco una jodida cruz, creí que lo había superado – dijo malhumorada, mirando con recelo el objeto santificado.
Miró hacia Aomine con una expresión inocente y suplicante, haciéndole pestañitas a ver si podría hacerle el favor de recogerla y tomar cuántas le gusten. Bongo había salido de la habitación y llamó a Marceline para que se acercara a la entrada, viendo que parecían disponer de una camilla a la cual podían sacarle provecho. Asomándose de nuevo por la iglesia, le hizo señales a Aomine que se acercara, señalando hacia la camilla que habían movido hasta el borde de unas escaleras, casi como si les llamasen a tirarse por ellas cual patineta.
Marceilne le tomó de la mano y flotó en dirección a la camilla, tirando de él hasta sentarse cayendo como pluma sobre la camilla, mirándole con una sonrisa ladina pichona:
- ¿Listo para hacer de héroe, cariño? – preguntó, riendo suavemente – Yo seré quien dirija tu barco, y Bongo nos servirá de ojo divisor para encontrar a los fantasmas. Esta cosa irá a toda velocidad, así que si te da miedo, que no te dé pena agarrarte de donde puedas – levantó las cejas de una forma un tanto sugestiva, haciéndole un gesto con la cabeza para que se subiera mientras daba saltitos en la camilla para así impulsarse hacia delante y dejarse caer por la gravedad, bajando las escaleras estrepitosamente.
- Spoiler:
- Por si no has caído cómo van a estar sentados en la camilla: Marceline va a estar en la parte trasera para así dirigir la camilla e impulsarla con sus alas de murcíelago, aleteando constantemente. Puedes decir que ella lo hace mientras se desplazan a lo largo del hospital, para así darle un momento de acción y aventura a Mine xD
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
De cierta manera la respuesta que salió de los labios de la chica después de aquel beso fue inesperada para Aomine, aunque claro estaba que no lo había tomado tan desprevenido. Ya que esa parte de Marceline era la que más le llamaba la atención, se quedó mirándola los hermosos orbes rojos que ella poseía mientras prestaba especial atención a las palabras que estaba diciendo.
-Me parece un cambio de lo más justo.- Sonrió ligeramente sin despegar sus ojos de la seductora mirada de ella. Al parecer el buen Bongo salía al rescate de la situación con información que sin duda les ayudaría a formar un buen plan, miro a su alrededor para ver que le podía servir para la tarea que estaban a punto de emprender. -¿Estas bien Marce?- Pregunto un tanto preocupado al escucharla, por fortuna no parecía ser nada de gravedad. De todas formas tomo la mano de la chica y le dio un beso en la área con la que había hecho contacto con el crucifico, acto seguido cogió una bolsa de manta que había por ahí y puso dentro todos los objetos que pudiesen serle de utilidad.
Siguió a Marce hasta la camilla, sin duda la idea parecía un tanto peligrosa. ¿Pero que era la vida sin un poco de riesgo? Subió de un salto a la camilla y esta comenzó a desplazarse a toda velocidad hacia abajo, justo como lo había dicho la chica de cabellos oscuros. Bongo estaba haciendo de vigía y los mantenía al tanto de la posición de los fantasmas, por otra parte Marce se encontraba empujando la camillas para ayudar a que no perdiera velocidad. Entre Aomine y ella se encontraban levantando la camilla de un lado o de otro dependiendo a donde quisieran que esta girase.
-Aomine a las 3 en punto.- Dijo Bongo mientras el chico ya con el primer crucifico en mano espera tener al objetivo dentro de su rango de visión para lanzarlo como si de una daga se tratase, el crucifijo salió volando y Bongo se contuvo solamente a decir. –En el blanco- Las orbes azul oscuro del chico se mantenían atentas hacia el frente para estar listo a la siguiente indicación de su vigía, por lo que no volteo a ver qué efecto había tenido el crucifico en el fantasma. Tan solo un lamento largo y entre cortado le daba la esperanza de que lo que estaban haciendo estuviese dando resultado.
-Arriba de nosotros.- Grito el compañero fantasmagórico de Marce mientras Aomine lanzaba otra cruz por todo lo alto, el lamente que comenzó a emitir aquel fantasma que estaba por sorprenderlos se cortó de golpe cundo el crucifico lo impacto. Las ruedas de la camilla sonaban mientras iban rodando a gran velocidad por el pasillo y tanto pacientes como médicos hacían un ambiente de caos con sus gritos así como con sus correderas. La mayoría de los podían caminar corrían en dirección hacia la salida y los que no podían inundaban el hospital con sus gritos.
Los crucifijos y demás artilugios canónicos de las películas de terror del cine, volaban a diestra y siniestra de un lado a otro. No quería revisar cuantos le quedaban en la bolsa pero esperaba que fueran suficientes, su último recurso era una botella de agua ordinaria con la que trataría de engañar a los fantasmas diciéndoles que se trataba de agua bendita una vez se le hubieran acabado las municiones.
-Me parece un cambio de lo más justo.- Sonrió ligeramente sin despegar sus ojos de la seductora mirada de ella. Al parecer el buen Bongo salía al rescate de la situación con información que sin duda les ayudaría a formar un buen plan, miro a su alrededor para ver que le podía servir para la tarea que estaban a punto de emprender. -¿Estas bien Marce?- Pregunto un tanto preocupado al escucharla, por fortuna no parecía ser nada de gravedad. De todas formas tomo la mano de la chica y le dio un beso en la área con la que había hecho contacto con el crucifico, acto seguido cogió una bolsa de manta que había por ahí y puso dentro todos los objetos que pudiesen serle de utilidad.
Siguió a Marce hasta la camilla, sin duda la idea parecía un tanto peligrosa. ¿Pero que era la vida sin un poco de riesgo? Subió de un salto a la camilla y esta comenzó a desplazarse a toda velocidad hacia abajo, justo como lo había dicho la chica de cabellos oscuros. Bongo estaba haciendo de vigía y los mantenía al tanto de la posición de los fantasmas, por otra parte Marce se encontraba empujando la camillas para ayudar a que no perdiera velocidad. Entre Aomine y ella se encontraban levantando la camilla de un lado o de otro dependiendo a donde quisieran que esta girase.
-Aomine a las 3 en punto.- Dijo Bongo mientras el chico ya con el primer crucifico en mano espera tener al objetivo dentro de su rango de visión para lanzarlo como si de una daga se tratase, el crucifijo salió volando y Bongo se contuvo solamente a decir. –En el blanco- Las orbes azul oscuro del chico se mantenían atentas hacia el frente para estar listo a la siguiente indicación de su vigía, por lo que no volteo a ver qué efecto había tenido el crucifico en el fantasma. Tan solo un lamento largo y entre cortado le daba la esperanza de que lo que estaban haciendo estuviese dando resultado.
-Arriba de nosotros.- Grito el compañero fantasmagórico de Marce mientras Aomine lanzaba otra cruz por todo lo alto, el lamente que comenzó a emitir aquel fantasma que estaba por sorprenderlos se cortó de golpe cundo el crucifico lo impacto. Las ruedas de la camilla sonaban mientras iban rodando a gran velocidad por el pasillo y tanto pacientes como médicos hacían un ambiente de caos con sus gritos así como con sus correderas. La mayoría de los podían caminar corrían en dirección hacia la salida y los que no podían inundaban el hospital con sus gritos.
Los crucifijos y demás artilugios canónicos de las películas de terror del cine, volaban a diestra y siniestra de un lado a otro. No quería revisar cuantos le quedaban en la bolsa pero esperaba que fueran suficientes, su último recurso era una botella de agua ordinaria con la que trataría de engañar a los fantasmas diciéndoles que se trataba de agua bendita una vez se le hubieran acabado las municiones.
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
Oh, cómo extrañaba la época en la que los humanos le tenían miedo y corrían nada más verla. Esa época hermosa, donde todavía la gente era lo suficientemente estúpida para creer en brujas (en realidad, hacían bien en hacerlo) y santificaban todas sus brujas para así alejar a los espíritus malignos. Era como regresar en el tiempo al menos unos 200 años atrás, recordando lo horrible que se vestía y lo mal que tocaba (bueno, comparado a la actualidad. Siempre fue genial), agradeciendo de sobremanera el avance de los siglos para poder llegar hasta la gran figura que es hoy y seguirá siendo. Como sea.
Felicitaba a su compañero ante cada tiro, («¡Ya van dos, cariño! Y tres, y cuatro… si sabes a lo que me refiero») extrañándose al ver que eran más fantasmas de lo que ella misma había creído. ¿No eran unos tres o cuatro nada más? Parecía que habían despertado a toda la morgue, cosa que más bien daría sentido al desastre que se estaba produciendo.
Ella simplemente aleteaba y apartaba de un golpe a todos los humanos que querían abalanzárseles encima, asumiendo que se trataban de gente poseída por los fastidiosos fantasmas para luego advertir a su compañero de que siguiera con su tiro al arco, ay que ella tenía que manejar el carrito y no podía tocar cosas bendecidas (eso todavía le daba rabia, ¿Cómo era posible, a estas alturas de su existencia?). Llegó un punto en el que dejó de ver fantasmas, ¿Debía preocuparle? Ya no había tanta gente tampoco, y lo único que podría dar señales de vida era la luz intermitente de color verde que alumbraba el pasillo de vez en cuando.
- ¿Pueden ver algo? – les preguntó, extendiendo sus alas para ir disminuyendo la velocidad de la camilla como si se tratara de un paracaídas. Bongo miró a ambos lados, y le respondió encogiéndose de hombros, dando una negativa – No he visto a más primos tuyos, a lo mejor salieron corriendo al ver al musculoso de Mine yendo contra ellos – rió divertida ante el gesto fastidiado de Bongo, aprovechándose para despeinar un poco al peliazul.
Se bajó del carrito para sacudirse las ropas y el cabello, dando un par de pasos en dirección al pasillo principal, donde habían estado rodando, para ver si algo sospechoso venía desde allí. Nada, nada de nada. Eso era sumamente extraño, tanto que le hacía sospechar de un siguiente ataque sorpresa, de esos que aparecen repentinamente en cualquier videojuego de terror. Volteó en dirección a sus compañeros y miró con curiosidad la botella de agua que estaba en la bolsa, riéndose socarrona al pensar que era algo de Aomine. Bongo se había marchado un segundo para revisar entre las paredes, y cuando volvió, dijo que no había nada más que ellos vivo en el lugar.
- Ténicamente, Aomine es lo único vivo entre nosotros tres – aclaró con intensiones de fastidiar al fantasma, volviendo a mirar a ambos lados – No me extraña que la gente se haya ido de una vez y no piense en volver en un rato, ¿Pero qué haremos con la familia de Bongo y el resto de los dementes que se sumaron a la fiesta?
Felicitaba a su compañero ante cada tiro, («¡Ya van dos, cariño! Y tres, y cuatro… si sabes a lo que me refiero») extrañándose al ver que eran más fantasmas de lo que ella misma había creído. ¿No eran unos tres o cuatro nada más? Parecía que habían despertado a toda la morgue, cosa que más bien daría sentido al desastre que se estaba produciendo.
Ella simplemente aleteaba y apartaba de un golpe a todos los humanos que querían abalanzárseles encima, asumiendo que se trataban de gente poseída por los fastidiosos fantasmas para luego advertir a su compañero de que siguiera con su tiro al arco, ay que ella tenía que manejar el carrito y no podía tocar cosas bendecidas (eso todavía le daba rabia, ¿Cómo era posible, a estas alturas de su existencia?). Llegó un punto en el que dejó de ver fantasmas, ¿Debía preocuparle? Ya no había tanta gente tampoco, y lo único que podría dar señales de vida era la luz intermitente de color verde que alumbraba el pasillo de vez en cuando.
- ¿Pueden ver algo? – les preguntó, extendiendo sus alas para ir disminuyendo la velocidad de la camilla como si se tratara de un paracaídas. Bongo miró a ambos lados, y le respondió encogiéndose de hombros, dando una negativa – No he visto a más primos tuyos, a lo mejor salieron corriendo al ver al musculoso de Mine yendo contra ellos – rió divertida ante el gesto fastidiado de Bongo, aprovechándose para despeinar un poco al peliazul.
Se bajó del carrito para sacudirse las ropas y el cabello, dando un par de pasos en dirección al pasillo principal, donde habían estado rodando, para ver si algo sospechoso venía desde allí. Nada, nada de nada. Eso era sumamente extraño, tanto que le hacía sospechar de un siguiente ataque sorpresa, de esos que aparecen repentinamente en cualquier videojuego de terror. Volteó en dirección a sus compañeros y miró con curiosidad la botella de agua que estaba en la bolsa, riéndose socarrona al pensar que era algo de Aomine. Bongo se había marchado un segundo para revisar entre las paredes, y cuando volvió, dijo que no había nada más que ellos vivo en el lugar.
- Ténicamente, Aomine es lo único vivo entre nosotros tres – aclaró con intensiones de fastidiar al fantasma, volviendo a mirar a ambos lados – No me extraña que la gente se haya ido de una vez y no piense en volver en un rato, ¿Pero qué haremos con la familia de Bongo y el resto de los dementes que se sumaron a la fiesta?
- Spoiler:
- I feel horrible. Tanto tiempo para publicar una respuesta... 3
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
El chico de orbes oscuros tuvo que usar sus agiles y sagaces reflejos para reaccionar lo más rápido que pudo, ni por un momento le había pasado por la mente todo lo que vería en aquel “viaje” sobre camilla con Marceline y Bongo. Avanzaron a gran velocidad por los pasillos y cuando Marce comenzó a frenar parecía que ya no había presencia frente a ellos de los familiares de Bongo o siquiera de la gente del hospital. –hahahahaha, dudo mucho que unos cuantos músculos bien definidos aterroricen a los familiares de Bongo- Aomine flexiono sus bíceps para demostrar de lo que estaban hablando.
Hecho la cabeza para atrás y dio un gran trago de aire para comenzar a bajar su ritmo cardiaco después de la pequeña actividad “deportiva” improvisada que acaban de tener, se llevó la mano a la cabeza para tocar los vendajes que Marce le había puesto con anterioridad pero parecía que todo estaba en orden. –Yo ya no veo nada por lo menos frente a nosotros.- Bajo de un brinco de la camilla para caminar hacia al frente para ver si veía algo.
Regreso para encontrarse de nuevo con Marce y Bongo, por supuesto no perdió oportunidad para ver a Marce y verificar que se encontrara ilesa. – ¿Te encuentras bien Marce?- Se acercó hasta ella y le paso los dedos suavemente por el cuello mientras la miraba a aquellas orbes rojas que le fascinaban. –Creo que aquí los expertos en cuanto a lo paranormal se refiere son ustedes, díganme que hay que hacer y en que puedo ayudarlos.- El realmente no conocía mucho sobre aquel tema y no es que no despertara su interés si no al contrario, todo aquello cautivaba su curiosidad.
Puso atención a la reacción de Marce a espera de lo que a decir a continuación, claro estaba que Bongo era parte clave para el éxito de aquella tarea ya que quien podía entender aquello mejor que él. Pero bueno primero escucharía lo que ambos tenían que decir para que vieran cual sería la mejor manera de afrontarlo.
Hecho la cabeza para atrás y dio un gran trago de aire para comenzar a bajar su ritmo cardiaco después de la pequeña actividad “deportiva” improvisada que acaban de tener, se llevó la mano a la cabeza para tocar los vendajes que Marce le había puesto con anterioridad pero parecía que todo estaba en orden. –Yo ya no veo nada por lo menos frente a nosotros.- Bajo de un brinco de la camilla para caminar hacia al frente para ver si veía algo.
Regreso para encontrarse de nuevo con Marce y Bongo, por supuesto no perdió oportunidad para ver a Marce y verificar que se encontrara ilesa. – ¿Te encuentras bien Marce?- Se acercó hasta ella y le paso los dedos suavemente por el cuello mientras la miraba a aquellas orbes rojas que le fascinaban. –Creo que aquí los expertos en cuanto a lo paranormal se refiere son ustedes, díganme que hay que hacer y en que puedo ayudarlos.- El realmente no conocía mucho sobre aquel tema y no es que no despertara su interés si no al contrario, todo aquello cautivaba su curiosidad.
Puso atención a la reacción de Marce a espera de lo que a decir a continuación, claro estaba que Bongo era parte clave para el éxito de aquella tarea ya que quien podía entender aquello mejor que él. Pero bueno primero escucharía lo que ambos tenían que decir para que vieran cual sería la mejor manera de afrontarlo.
- Spoiler:
- No pasa nada, supuse que estas ocupada o algo por el estilo. Que bueno que ya estas de vuelta en el tema.
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
- No puedo sentir a ningún fantasma cerca, así que supongo que ya hemos acabado por aquí… – respondió Bongo de inmediato, aunque con un claro deje de duda con respecto a lo último. Se acarició su fantasmal barbilla, pensativo.
Marceline compartía sus mismas dudas, mirando a todos lados para esperar la salida imprevista de un fantasma que pretenda arrancarles el alma de un susto. Eso le parecía bastante gracioso, considerando que Bongo ni cuerpo tiene, ella es como un cadáver andante y Aomine… Vaya que seguía siendo encantador. Le sorprendía en cierto modo la forma tan calmada en la que se tomaba todo el asunto, y eso no podía dejar de llamarle a atención cada vez que el travieso se le acercaba. Sonrió ladina al sentir el tacto en su cuello, sonriendo cual felino para separar los pies de la tierra y besarlo justo arriba de los labios, como si fuera un intento fallido de robarle un beso:
- Estoy perfectamente, Mine. Aunque creo que estaría mejor si estuviera en tus brazos – puso una mano sobre su frente aparentando una pose dramática, recostando la cabeza sobre su pecho y mirándole de reojo con la misma sonrisa pícara.
- Ejem… – carraspeó Bongo, claramente incómodo por la supuesta tensión entre ambos - Considero que sería apropiado el que salgamos. Sólo… sólo para comprobar que mi familia no esté causando problemas allá afuera – un comentario bastante obvio, cabe decir.
Marceline rodó los ojos por la forma tan cortante de su compañero de jugar un poco con el peliazul, terminando por ceder al no aceptar que alguien más (además de su hermano Marshall) esté haciendo estragos en la ciudad. Sólo ella (y Marshall, cabe aclarar… otra vez) podía causar el caos y la discordia donde pise, no aceptaría a la competencia. Tomó la mano de Aomine y prácticamente lo arrastró a la salida, abriendo la puerta sin mucha delicadeza para ver que la calle estaba tan muerta como el interior del hospital. El fantasma y la vampiro se miraron las cara, extrañados.
Avanzaron un poco y fueron calle abajo sólo para comprobar que aquello no era un truco, viendo que a lo lejos se veía la gente sumamente tranquila, como si nada hubiera sucedido realmente. Extraño, demasiado aún para su gusto. Mirando calle arriba, bajaban unos niños montados en bicicleta, teniendo que hacerse a un lado para que no chocaran con ellos. Marceline les fulminó con la mirada hasta que los perdió de vista, volteándose hacia Aomine para sonreír libre de culpa, y posteriormente ver a su compañero fantasmal que parecía haberse alejado un poco de ellos:
- Pues… nada, no siento nada – declaró, volviendo con sus compañeros - No los siento cerca. Tampoco puedo percibir que estén en un cuerpo humano. Tal vez simplemente se esfumaron, o se hicieron polvo con el sol – alzó los hombros.
- ¿Se deshacen con el sol igual que los vampiros? – preguntó extrañadísima. Bongo asintió – ¿Y cómo es que tú puedes estar sin que te achicharres?
- Años y años de práctica. Hablando de eso, ¿A ti no te hacía daño también? – preguntó el fantasma, arqueando las cejas.
- Uh…
Ni siquiera se había percatado de ese pequeño, insiginificante pero muy importante detalle. Se miró de pies a cabeza, comprobando que no se estuviera desintegrando ni nada por el estilo. Habría jurado que estaba bien de no haber sido porque de repente le olía como quemado. Su hombro estaba en llamas… literalmente.
- Eh… Marceline…. – murmuró Bongo, señalando con timidez a su hombro.
- ¿No les huele como a quemado? – preguntó la vampiro, ladeando la cabeza. Su nariz picuda empezó a olfatear al ambiente hasta que volteó hacia su hombro, percatándose de lo que pasaba.
Soltó una palabrota y en seguida trató de apagar el fuego de su hombro soltando la mano de Aomine y dándole varios golpecitos. Al ver que no funcionaba, lo único que se le ocurrió fue apagarlo de un aletazo al transformarse en un pequeño murciélago. Para prevenir que su pelaje no se incendiara al igual que su hombro, se coló por debajo de la camisa de su compañero para asomarse en el cuello de la camisa, como si fuera un animalito asustado:
- Creo que no tengo mucha suerte hoy… – rió nerviosa, sintiendo un escalofrío por creer que casi se prendía en llamas como le pasó en el 87. Uff, mejor ni recordarlo.
Marceline compartía sus mismas dudas, mirando a todos lados para esperar la salida imprevista de un fantasma que pretenda arrancarles el alma de un susto. Eso le parecía bastante gracioso, considerando que Bongo ni cuerpo tiene, ella es como un cadáver andante y Aomine… Vaya que seguía siendo encantador. Le sorprendía en cierto modo la forma tan calmada en la que se tomaba todo el asunto, y eso no podía dejar de llamarle a atención cada vez que el travieso se le acercaba. Sonrió ladina al sentir el tacto en su cuello, sonriendo cual felino para separar los pies de la tierra y besarlo justo arriba de los labios, como si fuera un intento fallido de robarle un beso:
- Estoy perfectamente, Mine. Aunque creo que estaría mejor si estuviera en tus brazos – puso una mano sobre su frente aparentando una pose dramática, recostando la cabeza sobre su pecho y mirándole de reojo con la misma sonrisa pícara.
- Ejem… – carraspeó Bongo, claramente incómodo por la supuesta tensión entre ambos - Considero que sería apropiado el que salgamos. Sólo… sólo para comprobar que mi familia no esté causando problemas allá afuera – un comentario bastante obvio, cabe decir.
Marceline rodó los ojos por la forma tan cortante de su compañero de jugar un poco con el peliazul, terminando por ceder al no aceptar que alguien más (además de su hermano Marshall) esté haciendo estragos en la ciudad. Sólo ella (y Marshall, cabe aclarar… otra vez) podía causar el caos y la discordia donde pise, no aceptaría a la competencia. Tomó la mano de Aomine y prácticamente lo arrastró a la salida, abriendo la puerta sin mucha delicadeza para ver que la calle estaba tan muerta como el interior del hospital. El fantasma y la vampiro se miraron las cara, extrañados.
Avanzaron un poco y fueron calle abajo sólo para comprobar que aquello no era un truco, viendo que a lo lejos se veía la gente sumamente tranquila, como si nada hubiera sucedido realmente. Extraño, demasiado aún para su gusto. Mirando calle arriba, bajaban unos niños montados en bicicleta, teniendo que hacerse a un lado para que no chocaran con ellos. Marceline les fulminó con la mirada hasta que los perdió de vista, volteándose hacia Aomine para sonreír libre de culpa, y posteriormente ver a su compañero fantasmal que parecía haberse alejado un poco de ellos:
- Pues… nada, no siento nada – declaró, volviendo con sus compañeros - No los siento cerca. Tampoco puedo percibir que estén en un cuerpo humano. Tal vez simplemente se esfumaron, o se hicieron polvo con el sol – alzó los hombros.
- ¿Se deshacen con el sol igual que los vampiros? – preguntó extrañadísima. Bongo asintió – ¿Y cómo es que tú puedes estar sin que te achicharres?
- Años y años de práctica. Hablando de eso, ¿A ti no te hacía daño también? – preguntó el fantasma, arqueando las cejas.
- Uh…
Ni siquiera se había percatado de ese pequeño, insiginificante pero muy importante detalle. Se miró de pies a cabeza, comprobando que no se estuviera desintegrando ni nada por el estilo. Habría jurado que estaba bien de no haber sido porque de repente le olía como quemado. Su hombro estaba en llamas… literalmente.
- Eh… Marceline…. – murmuró Bongo, señalando con timidez a su hombro.
- ¿No les huele como a quemado? – preguntó la vampiro, ladeando la cabeza. Su nariz picuda empezó a olfatear al ambiente hasta que volteó hacia su hombro, percatándose de lo que pasaba.
Soltó una palabrota y en seguida trató de apagar el fuego de su hombro soltando la mano de Aomine y dándole varios golpecitos. Al ver que no funcionaba, lo único que se le ocurrió fue apagarlo de un aletazo al transformarse en un pequeño murciélago. Para prevenir que su pelaje no se incendiara al igual que su hombro, se coló por debajo de la camisa de su compañero para asomarse en el cuello de la camisa, como si fuera un animalito asustado:
- Creo que no tengo mucha suerte hoy… – rió nerviosa, sintiendo un escalofrío por creer que casi se prendía en llamas como le pasó en el 87. Uff, mejor ni recordarlo.
- Spoiler:
- <3
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
El chico de cabellos azul oscuro miraba a la joven de cabellos oscuros mientras esta realizaba una escena que sin duda seria digna de una narración dramáticas dentro de las páginas de un libro y aun que lo intento no pudo evitar sonreír, con aquella media sonrisa que lo caracterizaba. -Yo también soy de la idea de que estarías mucho mejor entre mis fuertes y firmes brazos.- Aomine guiño un ojo en dirección hacia marce, probablemente sus anteriores palabras molestarían un poco a Bongo pero sería divertido picarle las costillas un rato “Claro, si este ente anteriormente citado las tuviera…"
-Espero que te equivoques Bongo porque en minutos causaron un caos en el hospital, no me quiero ni imaginar de los que serían capaces estando sueltos por la ciudad.- Se dejó guiar por las suaves manos de Marce “siempre era una placer poder sentir su piel” –Que hermosa sonrisa Marce.- Al escuchar los comentarios de ambos el joven de piel morena se sintió un tanto perdido dentro de la conversación teniendo en cuenta que todo el “conocimiento paranormal” que el poseía hasta antes de ese día había provenido principalmente de los comics que se leía cuando era un chiquillo y más delante de las películas que veía en el cine.
Pensaba que todo aquello eran puras invenciones pero al escuchar sobre el tema del sol, pudiera ser que más de uno o dos datos de los que conocía no estuvieran tan herrados a fin de cuentas. Olfateo el aire para verificar si Marce tenía razón o solo estaba un tanto paranoica por lo que acaba de acontecer con los familiares de Bongo, pero al parecer sus palabras eran ciertas algo se estaba cocinando no muy lejos de ahí. –Marce.- Grito Aomine con un tono de suma preocupación al mirar el hombro de la hermosa joven, aunque su alarma seso de inmediato al ver que su compañera se convertía en un murciélago.
Tuvo que guardar unos segundos de silencio para poder ordenar sus pensamientos y recordar que no se encontraba soñando, ni se había pasado de copas la noche anterior. Para cuando regreso a la “realidad” Marce ya se encontraba dentro de su playera con la cabeza asomando bajo barbilla. La protegió delicadamente rodeándola con sus dedos y le dio un beso en la cabeza, volteo a sus alrededores buscando in bebedero. Para su buena suerte había uno a no muchos pasos de donde ellos se encontraban en ese momento así que se acercó has él y lo abrió para después ayudar a Marce a mojar un poco el área donde había surgido el fuego para refrescarla un poco.
-¿Mucho mejor querida?- Pregunto Aomine en un tono protector, sin duda se había preocupado por ella. Volteo en dirección hacia donde se encontraba Bongo para preguntarle -Bongo, crees que tengamos que hacer algo más con respecto a ¿tus familiares? O ¿podemos irnos a tomar un baño y comer algo? Aun que realmente no sé qué comas.- Aquello era muy cierto y también desconocía de que se alimentaba Marce aun que había una posibilidad de que fuera de sangre humana, pero lo mejor sería preguntarle antes de dar algo por hecho.
-Espero que te equivoques Bongo porque en minutos causaron un caos en el hospital, no me quiero ni imaginar de los que serían capaces estando sueltos por la ciudad.- Se dejó guiar por las suaves manos de Marce “siempre era una placer poder sentir su piel” –Que hermosa sonrisa Marce.- Al escuchar los comentarios de ambos el joven de piel morena se sintió un tanto perdido dentro de la conversación teniendo en cuenta que todo el “conocimiento paranormal” que el poseía hasta antes de ese día había provenido principalmente de los comics que se leía cuando era un chiquillo y más delante de las películas que veía en el cine.
Pensaba que todo aquello eran puras invenciones pero al escuchar sobre el tema del sol, pudiera ser que más de uno o dos datos de los que conocía no estuvieran tan herrados a fin de cuentas. Olfateo el aire para verificar si Marce tenía razón o solo estaba un tanto paranoica por lo que acaba de acontecer con los familiares de Bongo, pero al parecer sus palabras eran ciertas algo se estaba cocinando no muy lejos de ahí. –Marce.- Grito Aomine con un tono de suma preocupación al mirar el hombro de la hermosa joven, aunque su alarma seso de inmediato al ver que su compañera se convertía en un murciélago.
Tuvo que guardar unos segundos de silencio para poder ordenar sus pensamientos y recordar que no se encontraba soñando, ni se había pasado de copas la noche anterior. Para cuando regreso a la “realidad” Marce ya se encontraba dentro de su playera con la cabeza asomando bajo barbilla. La protegió delicadamente rodeándola con sus dedos y le dio un beso en la cabeza, volteo a sus alrededores buscando in bebedero. Para su buena suerte había uno a no muchos pasos de donde ellos se encontraban en ese momento así que se acercó has él y lo abrió para después ayudar a Marce a mojar un poco el área donde había surgido el fuego para refrescarla un poco.
-¿Mucho mejor querida?- Pregunto Aomine en un tono protector, sin duda se había preocupado por ella. Volteo en dirección hacia donde se encontraba Bongo para preguntarle -Bongo, crees que tengamos que hacer algo más con respecto a ¿tus familiares? O ¿podemos irnos a tomar un baño y comer algo? Aun que realmente no sé qué comas.- Aquello era muy cierto y también desconocía de que se alimentaba Marce aun que había una posibilidad de que fuera de sangre humana, pero lo mejor sería preguntarle antes de dar algo por hecho.
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Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
Muchos dicen que los príncipes azules no existían… el problema es que no habían conocido a Aomine.
- Eres todo un sueño, cariño – respondió la vampiro con voz melosa, restregando su mejilla sobre el cuerpo del muchacho mientras sonreía de oreja a oreja – Estaré bien mientras me quede contigo. ¿No te molesta que esté un ratito más por aquí, verdad? – rió, dando unos toquecitos a su clavícula para que entendiera a lo que se refería.
- No creo que damos preocuparnos más – respondió Bongo, mirando a otro lado debidamente incómodo por la actitud de Marceline - . Eran demasiado jóvenes todavía, seguramente no tenían ni idea de que les pasara eso si estaban a más de dos segundos al sol… Como sea – suspiró. Decidió no responder lo último, pero Marceline se encargó de justificar a su compañero al murmurarle al oído a Aomine que los fantasmas eran incapaces de comer.
- ¡Por otro lado! – dijo, continuando con su pequeña conversación – Yo puedo bañarme con total tranquilidad y comer como las demás personas… Aunque ahora mismo… se me ocurre otro tipo de delicia – aún y con su forma de murciélago, sonrió con picardía y movió las cejas de arriba abajo, pasando una de sus garritas por el mentón del chico.
Bongo volvió a refunfuñar e hizo señas para que caminaran otro poco. Aunque la amenaza fantasma parecía haber finalizado, no había dejado de sentirse molesto por lo que había pasado. No quería que el día se tornara fastidioso teniendo que cazar a sus primos, ¡Sólo quería darle una buena sorpresa a Marceline! Ella siempre organizaba las fiestas, el hacerlo al menos una vez significaba bastante para él. Suspiró, rascándose la nuca, cuando pegó un sobresalto al escuchar la voz de su compañera de nuevo:
- Oye Bongo – dijo Marceline, sin haberse separado del peliazul – ¿No te has dado cuenta de que está anocheciendo? – señaló con su pequeñísima pata al sol, que ya estaba cerca de ocultarse detrás de las montañas.
- ¡T-Tienes razón! Deberíamos volver. Keilla y Guy deben estar preocupados por nosotros – balbuceó el fantasma, moviendo los dedos nerviosos.
- ¿Keilla y Guy, preocupados? Pff – se echó a reír. Verdad que Bongo no estaba al tanto de la situación incómoda que había entre sus compañeros.
- Bueno, yo si voy a regresar. ¿Te vienes conmigo o…? – volteó a ver a Marceline, quien parecía muy ocupada restregando su mejilla sobre Aomine de nuevo. Suspiró –Bien, supongo que te veré luego. Cuídate, Aomine. Un placer conocerte… y no dejes que te muerda – sonrió cansino, y haciendo una señal de paz con los dedos, se esfumó.
- Eres todo un sueño, cariño – respondió la vampiro con voz melosa, restregando su mejilla sobre el cuerpo del muchacho mientras sonreía de oreja a oreja – Estaré bien mientras me quede contigo. ¿No te molesta que esté un ratito más por aquí, verdad? – rió, dando unos toquecitos a su clavícula para que entendiera a lo que se refería.
- No creo que damos preocuparnos más – respondió Bongo, mirando a otro lado debidamente incómodo por la actitud de Marceline - . Eran demasiado jóvenes todavía, seguramente no tenían ni idea de que les pasara eso si estaban a más de dos segundos al sol… Como sea – suspiró. Decidió no responder lo último, pero Marceline se encargó de justificar a su compañero al murmurarle al oído a Aomine que los fantasmas eran incapaces de comer.
- ¡Por otro lado! – dijo, continuando con su pequeña conversación – Yo puedo bañarme con total tranquilidad y comer como las demás personas… Aunque ahora mismo… se me ocurre otro tipo de delicia – aún y con su forma de murciélago, sonrió con picardía y movió las cejas de arriba abajo, pasando una de sus garritas por el mentón del chico.
Bongo volvió a refunfuñar e hizo señas para que caminaran otro poco. Aunque la amenaza fantasma parecía haber finalizado, no había dejado de sentirse molesto por lo que había pasado. No quería que el día se tornara fastidioso teniendo que cazar a sus primos, ¡Sólo quería darle una buena sorpresa a Marceline! Ella siempre organizaba las fiestas, el hacerlo al menos una vez significaba bastante para él. Suspiró, rascándose la nuca, cuando pegó un sobresalto al escuchar la voz de su compañera de nuevo:
- Oye Bongo – dijo Marceline, sin haberse separado del peliazul – ¿No te has dado cuenta de que está anocheciendo? – señaló con su pequeñísima pata al sol, que ya estaba cerca de ocultarse detrás de las montañas.
- ¡T-Tienes razón! Deberíamos volver. Keilla y Guy deben estar preocupados por nosotros – balbuceó el fantasma, moviendo los dedos nerviosos.
- ¿Keilla y Guy, preocupados? Pff – se echó a reír. Verdad que Bongo no estaba al tanto de la situación incómoda que había entre sus compañeros.
- Bueno, yo si voy a regresar. ¿Te vienes conmigo o…? – volteó a ver a Marceline, quien parecía muy ocupada restregando su mejilla sobre Aomine de nuevo. Suspiró –Bien, supongo que te veré luego. Cuídate, Aomine. Un placer conocerte… y no dejes que te muerda – sonrió cansino, y haciendo una señal de paz con los dedos, se esfumó.
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
-Creo que no estoy muy equivocado al decir que la que parece salida de un sueño eres tu querida, y si fuese así ten por seguro que es un sueño del que no quiero despertar.- Le dio un suave beso a la pequeña murciélago en su frente sintiendo la suavidad de la misma. –Por supuesto que no, para mi es todo un placer.- Le guiño el ojo a Marcelin seductoramente después de haber pronunciado aquellas palabras con un tono muy sensual. Era todo un alivio escuchar aquello de los labios de Bongo sin duda aquello no había sido para nada fácil, y no estaba muy seguro de que cuanto mas hubiese podido aguantar sin tomarse antes un verdadero “descanso” en compañía de la hermosa Marcelin.
-Aquello es espectacular Marce tengo unas aguas termales en mi Penthouse, que estoy seguro que nos caerán de maravilla querida.- Dibujo en sus labios aquella media sonrisa que lo caracterizaba para con Marce. –También podemos pedir servicio a la habitación aun que creo que ya tenemos aquí todo lo que vamos a comer.- ¿Keilla y Guy? Quiso haber preguntando Aomine pero aquello era la vida personal de marcelin y por ahora lo único que le interesaba era estar con ella, así que dejaría aquello para después cuando ella le contara algo sobre ellos. –Nos vemos Bongo, fue todo un placer conocerte. Hasta la próxima y cuídate- Vio como Bongo se comenzaba a alejar y bajo su mirada hacia donde se encontraba la juguetona muercielaga. –Si no tienes inconveniente en que caminemos un poco a unos diez minutos de aquí deje estacionado mi auto, con el que podemos regresar a mi Penthouse.-
El peli azul comenzó a caminar mientras esperaba la respuesta de Marce, era muy cierto no se había percatado de que ya no tardaría mucho en caer la noche. El tono naranja que coloreaba el cielo por todo lo alto era muy agradable y sobre todo en compañía de la peli oscuro, el sonido de las cigarras de daba cierta tranquilidad a Aomine no habría sabido saber explicar o decir exactamente por qué. Pero era una sensación de tranquilidad que le brindaba aquel sonido desde que tenía memoria, anteriormente no se había tomado el tiempo para escucharlo desde que había llegado a Glass City. Aun que claro con los ensayos para prepararse para su audición el tiempo que sea había dedicado para sí mismo había sido poco por no decir ninguno.
Este agradeció que todo lo que había ocurrido aquel día lo llevara a ese preciso momento, el cual lo dejaba disfrutar con la compañía de esta hermosa y excitante chica, que sin duda le había dado un giro total a su rutina diaria.
-Aquello es espectacular Marce tengo unas aguas termales en mi Penthouse, que estoy seguro que nos caerán de maravilla querida.- Dibujo en sus labios aquella media sonrisa que lo caracterizaba para con Marce. –También podemos pedir servicio a la habitación aun que creo que ya tenemos aquí todo lo que vamos a comer.- ¿Keilla y Guy? Quiso haber preguntando Aomine pero aquello era la vida personal de marcelin y por ahora lo único que le interesaba era estar con ella, así que dejaría aquello para después cuando ella le contara algo sobre ellos. –Nos vemos Bongo, fue todo un placer conocerte. Hasta la próxima y cuídate- Vio como Bongo se comenzaba a alejar y bajo su mirada hacia donde se encontraba la juguetona muercielaga. –Si no tienes inconveniente en que caminemos un poco a unos diez minutos de aquí deje estacionado mi auto, con el que podemos regresar a mi Penthouse.-
El peli azul comenzó a caminar mientras esperaba la respuesta de Marce, era muy cierto no se había percatado de que ya no tardaría mucho en caer la noche. El tono naranja que coloreaba el cielo por todo lo alto era muy agradable y sobre todo en compañía de la peli oscuro, el sonido de las cigarras de daba cierta tranquilidad a Aomine no habría sabido saber explicar o decir exactamente por qué. Pero era una sensación de tranquilidad que le brindaba aquel sonido desde que tenía memoria, anteriormente no se había tomado el tiempo para escucharlo desde que había llegado a Glass City. Aun que claro con los ensayos para prepararse para su audición el tiempo que sea había dedicado para sí mismo había sido poco por no decir ninguno.
Este agradeció que todo lo que había ocurrido aquel día lo llevara a ese preciso momento, el cual lo dejaba disfrutar con la compañía de esta hermosa y excitante chica, que sin duda le había dado un giro total a su rutina diaria.
Invitado- Invitado
Re: {L} That it's a thriller, thriller night!
¿Aguas termales? ¿Penthouse? ¡Este chico vivía como estrella! Bueno, casi como estrella. Ella tenía casas enormes y mansiones por doquier, aunque extrañamente, en Glass City vivía como cualquier civil común en un apartamento de cuatro o cinco personas. Algo bastante inusual conociendo sus gustos tan exóticos, pero tampoco es que viviera mal aunque el sitio fuera un poco pequeño para su gusto (o para la magnitud de los desastres de Keilla). Asintió varias veces con su pequeña cabecita de murciélago como respuesta, sintiendo que la emoción le daba un escalofrío y mordía su labio inferior con disimulo. Apenas y había podido ver cómo se esfumaba Bongo, aunque le extrañó un poco la actitud tan decaída que tenía al ir. Ya luego le preguntaría, primero tenía que atender a ese cuello de gladiador que le estaba tentando morder más de una vez.
Ante la caída de la noche, la muchacha se pasó del pecho al hombro del peliazul, acurrucándose en él cual gato y restregando su cuerpo entre su cuello y mejilla. De vez en cuando se le escapaba un beso entre sus caricias, dando la sensación de que parecía ser un pequeño animalito a falta de cariño. Reía con travesura, pasándose de un hombro a otro de la misma manera mientras el chico caminaba:
- No entiendo cómo un pedacito de cielo como tú está soltero, ¿O es que acaso eres un pillo y te gusta andar con más de una? – preguntó con la misma sonrisa traviesa, señalándolo con su patita de murciélago – Mínimo debes de tener a muchas correteando por ti, dudo mucho que hayan menos de cinco queriendo hincarte el diente – mordió el lóbulo de su oreja con suavidad, tirando de ella por unos pocos milímetros antes de soltarla y pasarse al otro hombro nuevamente.
Una vez localizado el auto del Aomine, la vampiro no dejó de sorprenderse de la pequeña (gran) cajita de sorpresas que resultaba ser su compañero. Justo después de que se abriera la puerta, la muchacha volvió a su forma humana apenas saltar desde el hombro del chico para acomodarse en el asiento de al lado del conductor. Tenía las piernas cruzadas, dando unas palmaditas al asiento del volante como para tentarlo a que se incorporara. Iba a ser una noche larga, pero no es como si le llegara a molestar teniendo a semejante dulzura consigo. Además, ¿En qué afectaba una noche más para su milenaria existencia?
Ante la caída de la noche, la muchacha se pasó del pecho al hombro del peliazul, acurrucándose en él cual gato y restregando su cuerpo entre su cuello y mejilla. De vez en cuando se le escapaba un beso entre sus caricias, dando la sensación de que parecía ser un pequeño animalito a falta de cariño. Reía con travesura, pasándose de un hombro a otro de la misma manera mientras el chico caminaba:
- No entiendo cómo un pedacito de cielo como tú está soltero, ¿O es que acaso eres un pillo y te gusta andar con más de una? – preguntó con la misma sonrisa traviesa, señalándolo con su patita de murciélago – Mínimo debes de tener a muchas correteando por ti, dudo mucho que hayan menos de cinco queriendo hincarte el diente – mordió el lóbulo de su oreja con suavidad, tirando de ella por unos pocos milímetros antes de soltarla y pasarse al otro hombro nuevamente.
Una vez localizado el auto del Aomine, la vampiro no dejó de sorprenderse de la pequeña (gran) cajita de sorpresas que resultaba ser su compañero. Justo después de que se abriera la puerta, la muchacha volvió a su forma humana apenas saltar desde el hombro del chico para acomodarse en el asiento de al lado del conductor. Tenía las piernas cruzadas, dando unas palmaditas al asiento del volante como para tentarlo a que se incorporara. Iba a ser una noche larga, pero no es como si le llegara a molestar teniendo a semejante dulzura consigo. Además, ¿En qué afectaba una noche más para su milenaria existencia?
- Spoiler:
- Hi Darling~ 1313 Creo que con esto podemos ir dando por terminado el tema. Puedes hacer una última respuesta si quieres, o podemos pensar en abrir uno siguiente si quieres continuar el rol xD Me mandas un MP cualquier cosa, así lo leo y nos ponemos de acuerdo.
Au revoir~ Un placer rolear contigo <3
Marceline- Ocupación : Vocalista
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