Un cálido día de verano. [Cyril]

Uno de los lugares que nunca había visitado en la ciudad era el bosque. La verdad era básicamente porque cuando ella había vivido allí el lugar no era apto para visitas, grandes cantidades de asaltos, derrumbes e incluso violaciones era lo que acontecía en el lugar, más parecía que en esos nueve meses fuera se habían empleado nuevas formas de seguridad. Estaba curiosa de entrar en él lo antes posible, y quizás algo de aire fresco le haría centrar sus ideas para porfin ser capaz de hacerle frente a Kei, luego de todo un mes huyendo de su presencia.

Se aventuró entre los árboles que hacían más sombra, era un día cálido, soleado...sí ya estabamos en verano. El calor comenzaba a sentirse al igual que la escacez de las nubes, pero era sábado, había que disfrutarlo de todos modos, ¿verdad? Y que mejor manera de hacerlo que en la sola compañía de la naturaleza, el silencio justo, el sonido justo y el clima perfecto para relajarse. A Ren realmente le fascinaban los paisajes como estos, sin grandes edificios grises, ni gente en demasia, incluso ella pensaba que no había nadie a metros.

Caminó hasta encontrar una planicie con cómodo pasto para descanzar, mientras las copas de los árboles se movían sobre ella, inhaló fuerte y profundo y se estiró, como dejando escapar todo el estrés de su cuerpo. En elló buscó en su mochila una de las canciones que había estado escribiendo...solo eran tres. Realmente era una primeriza en esto de la composición de letras. Miró a su alrededor para comprovar que no hubiera nadie, si debía ser sincera, aun no estaba completamente de su propia voz, no como al tocar la guitarra. Por ello quería practicar lo más que pudiera, pero su inseguridad solo le permitía hacerlo cuando sus oídos eran los únicos a los que su voz podía llegar.

En el momento en que esperó haber visto bien que no hubiera nadie cerca, comenzó a cantar.


A medida que las palabras comenzaban a salir de sus labios, sus ojos se llenaban de lágrimas. Se impedía a sí misma dejarlas escapar, cerrando los ojos, sellándo la única salida del líquido en sus ojos. Su voz fallaba de vez en cuando, quebrándose por el mismo sentimiento que deseaba ocultar. Realmente las canciones se volvían el eco del corazón, hasta ahora se daba cuenta de ello, pues nunca antes había inmiscuido en el mundo de la composición...Se sentía expuesta, pero a la vez comenzaba a alivianarsele el corazón.

Cyril se rehusaba a extinguir su ánimo por la aventura en formalidades y trámites, aún no estaba apurado por ser "alguien" así que prefería seguir con la improvista calma que ya desde hace algunos meses la ciudad le había regalado. Generalmente y como suele suceder, el castaño salía a recorrer la ciudad; era de su agrado el caminar y a veces, salía con algún propósito, aun éste fuese no tener uno.

Caminó desde muy temprano en la mañana, se llevó el violín para tocar si es que se le apetecía en algún lugar. Luego de caminar por inercia un par de horas se encontró en la senda que lo llevaría al bosque cercano a la ciudad. Era eso o seguir por la ciudad y buscar algo más. A decir verdad, él estaba más en paz con la naturaleza que con la amargura y seriedad de los toscos edificios y los ruidosos quehaceres. Continuó sus pasos hacia el corazón del bosque, pensó que mientras más se adentrase, más solo y relajado estaría. Avanzó a paso firme por varios minutos, miró, giró, caminó por donde quisiese. Después de un rato ya de haber caminado, se sintió mucho más cómodo y tranquilo ahí; luego de muchos pasos al azar sintió cansancio, su vista lo llevo directamente a un gran tronco que había en el lugar que daba vida a un hermoso árbol, parecía una buena idea posar la espalda ahí, relajarse y por qué no, tocar un momento.

Habiéndose acomodado con su espalda en el tronco comenzó a respirar para relajar la agitación que le había provocado la caminata, comenzó a inhalar/exhalar y a relajarse, mientras mantenía los ojos cerrados, deslizó sus delgados dedos por el case de su violín, sin alterar lo que hacía, sus manos comenzaron a sacar el instrumento de su empaque y a tocar delicadamente cuerda por cuerda para comprobar la afinación de éste; aguzó el oído para detectar cada falencia; luego de ello tomó posición.

Justo cuando se aprestaba a tocar, una armonía ajena al lugar y a sí se comenzó a percibir. Una armoniosa voz comenzó a cubrir el lugar y Cyril se silenció, dejó que ella, presumiblemente por la tonalidad, cantase; al cabo de algunos minutos la armonía le pareció interesante más aún la idea de acompañarla con notas de violín, habiendo transcurrido algunos minutos y no resistiendo la tentación, comenzó a armonizar con su propia voz. Se dejó llevar.

Aquella letra que tantos sentimientos había inscrito en la misma le había cegado del mismo entorno que le rodeaba. Se sumió en cada palabra y tono que no le pareció extraño ser acompañada por una melodía externa, hasta que ya fue la misma castaña quien se calló. Abrió los ojos de golpe nuevamente, pues el sonido que nacía de unos metros atrás se mantenía en el ambiente, se volteó encontrandose con una figura masculina, nunca le había visto antes.

Dió unos cuantos pasos hacia atrás, nerviosa, algo complicada y avergonzada pues le había escuchado cantar, y no solo eso, para rematar era una letra demasiado íntima de Ren.-...L-lo siento...-murmuró muy despacio, desviando rápidamente la mirada hasta el suelo, hasta el largo cesped que se mecía a causa del viento. El chico seguramente era un músico del Sello, podía saberlo por su violín y la gran habilidad que tenía, después de todo no cualquiera podría seguir una canción desconocida con una melodía tan adecuada a la misma, había entendido a la perfección la estructura de la canción y en su propia mente creado un acompañamiento. ¡Debe ser un gran músico...Vamos Ren, no puedes salir corriendo ahora! se dijo a si misma obligandose a permanecer en el lugar, pues realmente era mala con los hombres, ¿cuándo podría dejar esa mal hábito?

Intentó acercarse unos pasos, sonriendo de forma nerviosa, sacando la voz más potente que podía, aunque claro, no era realmente buena en ello.-E-esa ha sido una...muy buena interpretación...-sonrió de forma más suave, después de todo era una confesión sincera.

El pelinaranjo advirtió tarde que su efímera acompañante se había detenido, dejando a Cyril interpretando solo la melodía, que por cierto él desconocía.

Miró a todas partes y notó la figura de una mujer, para ser exacto una niña, que se acercaba tímidamente, con más ganas de huir que estar ahí. Si bien él sabía lo que estaba haciendo, se puso un tanto nervioso, trato de respirar para no colorear sus mejillas y se incorporó, se apoyó un poco en su espalda y estuvo parado inmediatamente.

C-creo q-que soy yo el que debe disculparse, señorita -Dijo un tanto nervioso el castaño, no sabía qué podía pasar con la chica que se veía nerviosa. Él había interrumpido su ensayo, invadió su privacidad y se sentía culpable.

Retrocedió unos pasos para ver alguna salida, pero eso no era lo que él quería, en verdad Cyril quería seguir intercambiando notas con ella, era muy talentosa y se veía aún joven, claramente estaba frente a una muy talentosa muchachita y sería una lástima no aprovechar un poco más de compartir lo que aparentemente ambos estaban apasionados. La música.

Cuando ella se refirió a su interpretación, trató de usar la modestia y la empatía, era ella la que interpretaba, el sólo adornaba la melodía con algunas cosas que fluían de su inspiración, pero todo el trabajo lo hacía ella.- Y que lo digas, eres muy talentosa, realmente ha sido una muy genial interpretación, te felicito.

Se llevó la palma contraria a la que sostenía el violín a su nuca y rió nervioso, aguardando a la chica.- S-soy Cy-Cyril Dankworth, encantado de conocerte~

Negó rápidamente con la cabeza repetidas veces ante la intención del otro para disculparse. Después de todo había sido ciertamente agradable oir una melodía, improvisada, pero acorde a la canción, sin sonido de fondo era realmente nostálgica y solitaria...un poco de compañía le sentaba como anillo al dedo. A causa de sus nervios no fue capaz de decir más, necesitaba un poco de tiempo para recuperar el aliento y calmarse por la sorpresa del castaño.

Más no tardaron demasiado sus mejillas en tornarse de un vivo color rojo. ¿Ella? ¿Talentosa? Aah~ No sabía que hacer exactamente, solo se limitó a agachar la cabeza entregando una sutil reverencia de agradecimiento, y de paso ocultar su colorado rostro y sorprendidos ojos. Apretó sus labios antes de incorporarse, dando un gran bocado de aire para controlar el color de sus mejillas que incluso llegaban hasta la punta de sus orejas.

-A-ah....Mucho gusto...-volvió a revenciarse, levantándose rápidamente para continuar con la presentación.-M-mi nombre...es Ren Hikari...-finalizó estirando su mano en forma de saludo, con una muy sutil sonrisa.-...Realmente...no pensé que m-me encontraría con alguien aquí...P-pero ha sido...una grata...sor...presa...-dijo, siendo lo último en voz muy bajita, casi como un globo que se desinflaba. ¡Si parecía una niña! ¿Qué rayos le pasaba? Como deseaba ser la Ren de antes, que al menos podía mantener una conversación con extraños.

Cyril apresuró a poner su chaqueta sobre el pasto y le hizo la invitación a Ren para que se sentara junto a él, sonriente y muy animado, el pelinaranjo se sentó frente a la chaqueta con los ojos clavados en la chica. Sin duda alguna, Cyril estaba muy emocionado para disimular de alguna forma su conmoción. Él amaba compartir la música con alguien más y, con el talento que había escuchado, sus ganas habían incrementado considerablemente.

Por favor, siéntate ahí y continuemos en lo que estábamos.- Dijo algo apresurado el castaño, la emoción lo carcomía.- Vamos, no seas tímida, pocas veces tendremos oportunidades tan hermosas en la vida.

El joven apartó un momento la mirada de la chica para comenzar a trabajar sobre su instrumento, lo limpió y afinó nuevamente.- Yo estoy listo para continuar...- Dijo sonriente. Luego de algunos momentos miró a la chica y se percató del claro rubor y nerviosismo.- Disculpa, ¿Estoy siendo descortés? -Tomó una pausa y algo menos emocionado continuó- Si quieres puedo irme...¿Prefieres que te deje sola?.

Cyril volvió a pararse y se quedó mirando algo interrogativo a la muchacha mientras daba algunos pasos hacia atrás, claramente se había sobreexcitado y no toda la gente gozaba de la compañía musical como él. Así que se apartó un poco y esperó a que la niña le contestase.

Ciertamente la castaña podia ver la clara emoción del muchacho junto a ella, internamente sonreía, de verdad, pero era tan mala actuando con naturalidad frente a la gente que no conocía, especialmente cuando se trataba de chicos. Aun así asintió, acercándose hasta quedar junto al pelinaranjo, tomando asiento junto a él. Parecía que realmente amaba la música, tanto como su propio instrumento, algo que realmente la tranquilizó, después de todo una de sus políticas de vida era "Si ama la música no puede ser mala persona", una forma de vida algo arriesgada, contando la cantidad de artimañas que solían utilizar en el mundo del espectáculo para destacar.

De un segundo al otro Cyril se encontraba varios pasos lejos de ella, a lo que Ren respondió agitando su cabeza de un lado a otro en forma de negación.-N-no...por favor...no me malinterprete...Y-yo soy algo mala hablando con gente n-nueva...-respondió agachando levemente la vista.-¡P-pero! Eso no significa...que su presencia me desagrade o algo...así...-Se excusó sinceramente, esperando no haberlo ofendido.

-Su...violín...emite un sonido muy...bello...-continuó, esperando que el muchacho volviera a su lado, hablar del instrumento sería mucho más fácil que hablar de ella o de Cyril.

Por tu edad... ¿Eres estudiante, cierto? Al escuchar aquello la muchacha pestañeó un par de veces antes de agachar la cabeza nuevamente.-L-la verdad...tengo 23 años...trabajo en el Merveilles Records...-lo cierto era que esto le sucedía muy seguido, y tal vez ya debería pensar en cambiar su peinado o algo así porque su cara de niña pequeña no le ayudaba en nada cuando se trataba de encontrar trabajo. -Es...una canción que escribí...N-no soy compositora ni nada por el estilo...!-alzó nuevamente la mirada, gesticulando con sus manos en forma de negación, esta letra había sido el resultado de volcar todo cuanto tenía en su interior, era una especie de terapia para mejorar su ánimo.

Le escuchó nuevamente, algo nervioso, avergonzado de su propia histeria. La chica por fin pudo sonreirle con naturalidad ante ello, respondiendo con una expresión cálida y cercana.-No se preocupe...No me molesta responder las preguntas...es más se me hace hasta más sencillo...el hablar...-

-No se...si sea capaz de cantar nuevamente frente a alguien...no tengo demasiada confianza en mi misma...¡P-pero si tengo mucha confianza en mi guitarra!-dio enfasis en esto último, volteando el estuche con el instrumento que se encontraba en su espalda. Era una guitarra acústica, de color celeste.