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Lectura en el parque (Libre)
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Lectura en el parque (Libre)
Luego de su "Aventura" en la biblioteca por conseguir uno de sus libros favoritos, finalmente lo tenía entre sus manos y ya que la luz del día casi se iba y la cálida tarde daba paso a la brisa fría del final del día, se sintió a gusto caminando hacia el parque cercano para sentarse y leer por un rato en ese lugar.
Caminó, disfrutando del paisaje y del silencio general debido a la hora del día y eligió una banca bien iluminada para sentarse, acomodando su largo y algo amplio vestido, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda y tomando su libro entre sus manos finalmente sonrió.
Para ella, un libro era un ritual, acarició la tapa dura para sentir su textura, lo abrió y lo acercó hacia su rostro para oler aquel distintivo olor a libro viejo, por cuyas páginas había mucha historia y esa, que representaba su historia favorita del momento era una trágica. Anna Karenina de Leon Tolstói, a pesar de ser una historia trágica, para ella siempre había sido la mejor, la más emocionante, le sacaba risas, lágrimas y cierto nivel de empatía hacía la heroína, incluso cuando comenzó a perder la cabeza por el hombre que amaba.
Sin dudarlo más abrió la primera página y comenzó a leer...
"Las familias felices son todas iguales, pero cada familia infeliz, es infeliz a su propia manera..."
Caminó, disfrutando del paisaje y del silencio general debido a la hora del día y eligió una banca bien iluminada para sentarse, acomodando su largo y algo amplio vestido, cruzando su pierna derecha sobre la izquierda y tomando su libro entre sus manos finalmente sonrió.
Para ella, un libro era un ritual, acarició la tapa dura para sentir su textura, lo abrió y lo acercó hacia su rostro para oler aquel distintivo olor a libro viejo, por cuyas páginas había mucha historia y esa, que representaba su historia favorita del momento era una trágica. Anna Karenina de Leon Tolstói, a pesar de ser una historia trágica, para ella siempre había sido la mejor, la más emocionante, le sacaba risas, lágrimas y cierto nivel de empatía hacía la heroína, incluso cuando comenzó a perder la cabeza por el hombre que amaba.
Sin dudarlo más abrió la primera página y comenzó a leer...
"Las familias felices son todas iguales, pero cada familia infeliz, es infeliz a su propia manera..."
Camille R. Cryzard- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 19/12/2014
Edad : 28
Re: Lectura en el parque (Libre)
Atardecía ya. Había estado aplicando curriculums en diferentes agencias, así que era cuestión de tiempo que algún interesado contactase conmigo para concertar una cita. En mis ideales esperaba representar a un artista con talento, poseer de una voz magnética y personal, diferente. El mercado ya estaba demasiado abarrotado de voces estándar que carecían de esencia.
Tenía hambre. En la plaza central de Glass City me acerqué a una pastelería y pedí dos croissant recién hechos, cada uno con una capa fina de glaseado por encima que les confería un acabado brillante. Me los entregaron en una bolsita de papel, algo que me provocó una mueca involuntaria; el papel se adheriría al glaseado de los bollos. Qué detalle tan poco profesional para un local que presumía de ser una pâtisserie.
Al salir del local una fresca brisa envolvió mis piernas desnudas, la única parte de mi cuerpo que la gabardina gris perla que vestía no podía cubrir. Contuve un leve escalofrío y me acerqué a la única banca donde todavía caían cálidos rayos de sol. Necesitaba un momento de paz mientras me comía mi croissant.
Había una muchacha sentado en la otra punta del banco, leyendo un libro cuya extensión casi alcanzaba el de una Biblia. Distraída, comencé a mordisquear uno de los brazos rechonchos del croissant. Bastaron varios bocados para saber que aquel dulce estaba demasiado dulce y empalagoso, tanto, que con uno tendría suficiente. Terminé de comerme el bollo, y chupando mis dedos con parsimonia medité sobre el destino del otro croissant que descansaba dentro de la bolsa sobre mi regazo.
Lancé una mirada furibunda a la chica lectora, frunciendo los labios. Me pregunté si a la chica le haría gracia que de buenas a primeras una desconocida le ofreciese comida. Bah.
– Perdona, muchacha- me dirigí a ella con suavidad, hablando en un tono amable, mostrándole la bolsa de papel- ¿Te apetece uno? Están tan dulces que no creo que pueda comermelo, y me da lástima que acabe endureciéndose- esbocé una sonrisa apurada.
Tenía hambre. En la plaza central de Glass City me acerqué a una pastelería y pedí dos croissant recién hechos, cada uno con una capa fina de glaseado por encima que les confería un acabado brillante. Me los entregaron en una bolsita de papel, algo que me provocó una mueca involuntaria; el papel se adheriría al glaseado de los bollos. Qué detalle tan poco profesional para un local que presumía de ser una pâtisserie.
Al salir del local una fresca brisa envolvió mis piernas desnudas, la única parte de mi cuerpo que la gabardina gris perla que vestía no podía cubrir. Contuve un leve escalofrío y me acerqué a la única banca donde todavía caían cálidos rayos de sol. Necesitaba un momento de paz mientras me comía mi croissant.
Había una muchacha sentado en la otra punta del banco, leyendo un libro cuya extensión casi alcanzaba el de una Biblia. Distraída, comencé a mordisquear uno de los brazos rechonchos del croissant. Bastaron varios bocados para saber que aquel dulce estaba demasiado dulce y empalagoso, tanto, que con uno tendría suficiente. Terminé de comerme el bollo, y chupando mis dedos con parsimonia medité sobre el destino del otro croissant que descansaba dentro de la bolsa sobre mi regazo.
Lancé una mirada furibunda a la chica lectora, frunciendo los labios. Me pregunté si a la chica le haría gracia que de buenas a primeras una desconocida le ofreciese comida. Bah.
– Perdona, muchacha- me dirigí a ella con suavidad, hablando en un tono amable, mostrándole la bolsa de papel- ¿Te apetece uno? Están tan dulces que no creo que pueda comermelo, y me da lástima que acabe endureciéndose- esbocé una sonrisa apurada.
Invitado- Invitado
Re: Lectura en el parque (Libre)
-Estaba sumergida en su lectura, la primera parte que hablaba del dolor de una mujer engañada por su marido siempre la había enternecido, se sentía completamente compasiva por el dolor de aquella mujer y deseó nunca tener que sufrir algo como eso.
Estaba tan absorta en su lectura que no notó que alguien se sentaba junto a ella, por lo que se sorprendió al ser repentinamente interpelada, alzó su mirada y miró a la persona de arriba a abajo, notando que se trataba de una mujer bastante bien vestida, lo que la hizo quedar más sorprendida al notar que ésta le ofrecía un dulce.
Primero pensó en lo que le habían dicho siempre "Camille, jamás aceptes nada de un extraño", pero ya no era una niña y en realidad le encantaban las cosas dulces, entonces ¿Qué hacer? La orgullosa condesa repentinamente se veía en una encrucijada ya que amaba los dulces, pero debía comportarse de cierta manera. Pero después de considerarlo por unos momentos, quizás demasiado largos, accedió sonriendo muy tenuemente- Muchas gracias, señorita -Murmuró haciendo una pequeña inclinación de cabeza mientras aceptaba lo que ésta le ofrecía, le habían enseñado a ser completamente encantadora con todos y era lo que hacía de manera instantánea cada vez que le hablaba algún desconocido, aunque en su interior, ésta postura no fuera del todo sincera-
Estaba tan absorta en su lectura que no notó que alguien se sentaba junto a ella, por lo que se sorprendió al ser repentinamente interpelada, alzó su mirada y miró a la persona de arriba a abajo, notando que se trataba de una mujer bastante bien vestida, lo que la hizo quedar más sorprendida al notar que ésta le ofrecía un dulce.
Primero pensó en lo que le habían dicho siempre "Camille, jamás aceptes nada de un extraño", pero ya no era una niña y en realidad le encantaban las cosas dulces, entonces ¿Qué hacer? La orgullosa condesa repentinamente se veía en una encrucijada ya que amaba los dulces, pero debía comportarse de cierta manera. Pero después de considerarlo por unos momentos, quizás demasiado largos, accedió sonriendo muy tenuemente- Muchas gracias, señorita -Murmuró haciendo una pequeña inclinación de cabeza mientras aceptaba lo que ésta le ofrecía, le habían enseñado a ser completamente encantadora con todos y era lo que hacía de manera instantánea cada vez que le hablaba algún desconocido, aunque en su interior, ésta postura no fuera del todo sincera-
Camille R. Cryzard- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 109
Fecha de inscripción : 19/12/2014
Edad : 28
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