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{P} Funkytown!
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{P} Funkytown!
- ¿Ahora me creen o no? Les dije que éste lugar era bueno
- ¡ÉSTE LUGAR ES GENIAAAAL ES GENIAL ES GENIAL ES GENIAAAL!
- Eh… Keila, ¿Te sientes bien?
- Es el exceso de azúcar, déjala quieta. Que se estrelle contra los carritos chocones o algo así, se le pasará con un par de golpes-
- ¡WHOOOOOOOO QUIERO RODAAAR QUIERO RODAR QUIERO RODAR QUIERO RODAAAAR! ¡AAAAJAAJAJAJA! ¡VAMOS, GUY! ¡CHOQUEMOS CON LOS CARRITOS CHOCONES!
- ¡E-Eh, no me dejéis solo! Marceline, ¿Tú vienes?
- Dame un segundo, iré a la casa de los espejos a ver si estoy bien despeinada – De fondo, la vampira con exceso de azúcar había chocado contra algunos montículos de basura y jugado al pinball con su cuerpo, arrastrando, obviamente, al muchacho humano que llevaba consigo – Y por eso, mi querido Bongo, es que odio el azúcar.
Se llevó el cabello hacia atrás como toda muchacha coqueta, la punta de sus botas resonaba tanto como el choque de su cinturón rojo como si llevara grilletes consigo, haciéndole sentirse más despampanante en su entorno. Cualquiera tomaría de vaga con la ropa que llevaba, pero vamos, ¿Es que nadie conocía el estilo? Se llevó el cabello hacia atrás mientras su sonrisa seguía presente, atrayendo la atención de un pequeño trío de personas a la que había terminado de llamar la atención golpeándolos con el cabello. Marceline acabó girándose a verlos de reojo, sacándoles la lengua en gesto infantil para volver a mirar hacia el frente.
Éste parque parecía ser lo único divertido, pero vamos, que no tenía más que unas pocas semanas allí. Lo bueno es que al menos tenía una buena vista, tanto de paisajes como de personas, si sabían a lo que se refería. Y la comida tampoco es que fuera tan mala, pero como todo parque de atracciones, lo único que había allí era dulce o fritura. Lo dulce le da repulsión, y lo frito estaba científicamente comprobado que la fritura llega directamente a las caderas, y no quería perder su esbelta y atractiva figura a causa de cucarachas en aceite. No, definitivamente no. Al final se terminó por una simple soda que ni sabor tenía, así que el rojo del vaso supo compensar el dinero perdido.
¡Ah, por fin! La casa de los espejos. Por fuera se veía tétrica, divertida a decir verdad. Había un par de niños que jugaban con los espejos que estaban afuera en la entrada, que por supuesto se fueron alejando cuando vieron a la Marceline entrar en acción. Se puso frente al espejo y ¡Oh, rayos! Éste le hacía ver gorda por ir en zig-zag, el otro le hacía ver muy larguirucha, ¿Es que es muy difícil conseguir un espejo decente?
- Tch, bien. Voy adentro. Pero si me consigo con algún idiota que quiera “asustarme”, se las verá conmigo – pensó en voz alta, sintiendo la mirada de los niños encima. Se giró a verlos, pero al hacerlo ya no estaba su hermoso rostro, sino el de una horrible criatura que les gruñó y ellos salieron huyendo. Humanos cobardes.
Sonrió para sí y se adentró en la casa de los espejos, viendo la enorme variedad de cristales que le hacían ver igual de fabulosa que siempre (menos los que le hacían ver gorda, aunque tampoco es que se quejara de la hermosa cadera que algunos le daban). Se detuvo frente a uno que cortaba su cara a la mitad, haciéndole reír un rato cuando cambiaba su rostro al del mismo monstruo y luego al de ella, por un momento creyó que la imagen se había congelado y había dejado la mitad de su cara como el del monstruo, y la otra como ella, lo que consiguió que reventara a reír.
- ¡Vaya! Pero éste espejo sí que es raro – dijo ella, luego de pasar al que tenía a su izquierda – Me hace ver con el pelo corto. No es que esté mal, pero… ¿Soy así de plana? Ains… Claro que no. Aunque no es que importe mucho, soy igual de despampanante con el pelo corto o sin nada adelante~
- ¡ÉSTE LUGAR ES GENIAAAAL ES GENIAL ES GENIAL ES GENIAAAL!
- Eh… Keila, ¿Te sientes bien?
- Es el exceso de azúcar, déjala quieta. Que se estrelle contra los carritos chocones o algo así, se le pasará con un par de golpes-
- ¡WHOOOOOOOO QUIERO RODAAAR QUIERO RODAR QUIERO RODAR QUIERO RODAAAAR! ¡AAAAJAAJAJAJA! ¡VAMOS, GUY! ¡CHOQUEMOS CON LOS CARRITOS CHOCONES!
- ¡E-Eh, no me dejéis solo! Marceline, ¿Tú vienes?
- Dame un segundo, iré a la casa de los espejos a ver si estoy bien despeinada – De fondo, la vampira con exceso de azúcar había chocado contra algunos montículos de basura y jugado al pinball con su cuerpo, arrastrando, obviamente, al muchacho humano que llevaba consigo – Y por eso, mi querido Bongo, es que odio el azúcar.
Se llevó el cabello hacia atrás como toda muchacha coqueta, la punta de sus botas resonaba tanto como el choque de su cinturón rojo como si llevara grilletes consigo, haciéndole sentirse más despampanante en su entorno. Cualquiera tomaría de vaga con la ropa que llevaba, pero vamos, ¿Es que nadie conocía el estilo? Se llevó el cabello hacia atrás mientras su sonrisa seguía presente, atrayendo la atención de un pequeño trío de personas a la que había terminado de llamar la atención golpeándolos con el cabello. Marceline acabó girándose a verlos de reojo, sacándoles la lengua en gesto infantil para volver a mirar hacia el frente.
Éste parque parecía ser lo único divertido, pero vamos, que no tenía más que unas pocas semanas allí. Lo bueno es que al menos tenía una buena vista, tanto de paisajes como de personas, si sabían a lo que se refería. Y la comida tampoco es que fuera tan mala, pero como todo parque de atracciones, lo único que había allí era dulce o fritura. Lo dulce le da repulsión, y lo frito estaba científicamente comprobado que la fritura llega directamente a las caderas, y no quería perder su esbelta y atractiva figura a causa de cucarachas en aceite. No, definitivamente no. Al final se terminó por una simple soda que ni sabor tenía, así que el rojo del vaso supo compensar el dinero perdido.
¡Ah, por fin! La casa de los espejos. Por fuera se veía tétrica, divertida a decir verdad. Había un par de niños que jugaban con los espejos que estaban afuera en la entrada, que por supuesto se fueron alejando cuando vieron a la Marceline entrar en acción. Se puso frente al espejo y ¡Oh, rayos! Éste le hacía ver gorda por ir en zig-zag, el otro le hacía ver muy larguirucha, ¿Es que es muy difícil conseguir un espejo decente?
- Tch, bien. Voy adentro. Pero si me consigo con algún idiota que quiera “asustarme”, se las verá conmigo – pensó en voz alta, sintiendo la mirada de los niños encima. Se giró a verlos, pero al hacerlo ya no estaba su hermoso rostro, sino el de una horrible criatura que les gruñó y ellos salieron huyendo. Humanos cobardes.
Sonrió para sí y se adentró en la casa de los espejos, viendo la enorme variedad de cristales que le hacían ver igual de fabulosa que siempre (menos los que le hacían ver gorda, aunque tampoco es que se quejara de la hermosa cadera que algunos le daban). Se detuvo frente a uno que cortaba su cara a la mitad, haciéndole reír un rato cuando cambiaba su rostro al del mismo monstruo y luego al de ella, por un momento creyó que la imagen se había congelado y había dejado la mitad de su cara como el del monstruo, y la otra como ella, lo que consiguió que reventara a reír.
- ¡Vaya! Pero éste espejo sí que es raro – dijo ella, luego de pasar al que tenía a su izquierda – Me hace ver con el pelo corto. No es que esté mal, pero… ¿Soy así de plana? Ains… Claro que no. Aunque no es que importe mucho, soy igual de despampanante con el pelo corto o sin nada adelante~
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Funkytown!
-¡ESTOY ABURRIIIIIIDO!
Y lo demás era cuento. ¿Qué cuánto tiempo llevaba en la ciudad? Unas… ¿Pocas semanas? Que importaba, el concepto de tiempo de todas formas no iba conmigo; ¡Agh! Pero en ese tiempo no había encontrado NADA que hacer en esta ciudad… ¡Ni siquiera un concierto me había salido! Pero bueno, mejor que estar criticando lo mejor sería recorrer las calles un poco, apenas y me sabía los nombres de algunos lugares y los conocía solo de vista no porque realmente haya pisado dicho lugar; además de que no hay nada más divertido que perderse un rato por una ciudad nueva. Así que sin prestar mucha atención a los caminos me deje guiar primeramente por el aburrimiento y por no tener nada mejor que hacer; creo que lo que me atrajo hasta el lugar donde precisamente estoy pisando fueron las luces, los colores, el aroma a algunos dulces y demasés.
Prácticamente como a un niño cualquiera, terminé en el parque de diversiones; “Magic Funtown” o como sea que se llame. Lo principal que notaba cuando me adentré en el parque de diversiones fue las miradas que algunas personas me hacían como si fuera alguna clase de vagabundo o lo que fuera por cargar ropa tan holgada, todos son críticos. Sin contar que los niños a veces miraban entre intimidados u asombrados y ahí es cuando los padres pensaban que era alguna especie de mala influencia para ellos, que asertivo son algunos humanos. Igual les dedicaba una mirada de soslayo a ellos y una sonrisa ladina mostrando un fino y brillante colmillo. Hablando de espectadoras y miradas, habían algunas chicas que miraban risueña hacía mi persona y por no decir que habían chicos que también me miraban pero ellos lo hacían como si estuvieran celoso de mí.
¡Pues qué bien! Porque igualmente les dedique un guiño coqueto a todas esas personas, y hasta uno que creo que en cualquier momento explotaría de vergüenza le lance un no muy discreto beso, al tipo se le puso toda la cara roja hoho, tal parece que si habían por acá humanos con el sentido del humor.
-Bien, ¿Qué podría entretenerme por ahora?
Miraba hacía cada una de las atracciones. ¿La montaña rusa? Nah, no me sentía con ánimos. ¿La rueda de la fortuna? Tampoco. ¿Los carritos chocones? Por algún motivo en ellos se encontraban una chica gritando como loca acerca de choca u algo así y un tipo le estaba mirando como si deseará no haber salido de su casa, pasó. ¿La casa de los espejos?
-Meh, ¿Qué puedo perder?
Me adentré a este mirando cada reflejo en cada una de esas superficies. Me hacían ver entre más alto, ancho, gordo y hasta zigzagueado; todos me daban risa. ¡Oh, este se veía interesante! Por algún motivo la mitad de mi rostro se veía femenino, desfigure el rostro para hacerlo más terrorífico y este había cambiado también pero luego volvió a ser femenino…
¡UN MOMENTO! Ese rostro lo conozco. Hasta cuando me moví a mi izquierda y quede en frente de “Mi reflejo femenino”, cuando hablo esa voz toda coqueta y atrevida era indudablemente conocida para mí.
-Pues este espejo me está demostrando que puedo ser igual de atractivo siendo mujer –Me cruce de brazos ladeando un poco la cintura a un lado.- Hay que admitir que los dos nos vemos despampanantes, ¿Eh, Marcy?
Y lo demás era cuento. ¿Qué cuánto tiempo llevaba en la ciudad? Unas… ¿Pocas semanas? Que importaba, el concepto de tiempo de todas formas no iba conmigo; ¡Agh! Pero en ese tiempo no había encontrado NADA que hacer en esta ciudad… ¡Ni siquiera un concierto me había salido! Pero bueno, mejor que estar criticando lo mejor sería recorrer las calles un poco, apenas y me sabía los nombres de algunos lugares y los conocía solo de vista no porque realmente haya pisado dicho lugar; además de que no hay nada más divertido que perderse un rato por una ciudad nueva. Así que sin prestar mucha atención a los caminos me deje guiar primeramente por el aburrimiento y por no tener nada mejor que hacer; creo que lo que me atrajo hasta el lugar donde precisamente estoy pisando fueron las luces, los colores, el aroma a algunos dulces y demasés.
Prácticamente como a un niño cualquiera, terminé en el parque de diversiones; “Magic Funtown” o como sea que se llame. Lo principal que notaba cuando me adentré en el parque de diversiones fue las miradas que algunas personas me hacían como si fuera alguna clase de vagabundo o lo que fuera por cargar ropa tan holgada, todos son críticos. Sin contar que los niños a veces miraban entre intimidados u asombrados y ahí es cuando los padres pensaban que era alguna especie de mala influencia para ellos, que asertivo son algunos humanos. Igual les dedicaba una mirada de soslayo a ellos y una sonrisa ladina mostrando un fino y brillante colmillo. Hablando de espectadoras y miradas, habían algunas chicas que miraban risueña hacía mi persona y por no decir que habían chicos que también me miraban pero ellos lo hacían como si estuvieran celoso de mí.
¡Pues qué bien! Porque igualmente les dedique un guiño coqueto a todas esas personas, y hasta uno que creo que en cualquier momento explotaría de vergüenza le lance un no muy discreto beso, al tipo se le puso toda la cara roja hoho, tal parece que si habían por acá humanos con el sentido del humor.
-Bien, ¿Qué podría entretenerme por ahora?
Miraba hacía cada una de las atracciones. ¿La montaña rusa? Nah, no me sentía con ánimos. ¿La rueda de la fortuna? Tampoco. ¿Los carritos chocones? Por algún motivo en ellos se encontraban una chica gritando como loca acerca de choca u algo así y un tipo le estaba mirando como si deseará no haber salido de su casa, pasó. ¿La casa de los espejos?
-Meh, ¿Qué puedo perder?
Me adentré a este mirando cada reflejo en cada una de esas superficies. Me hacían ver entre más alto, ancho, gordo y hasta zigzagueado; todos me daban risa. ¡Oh, este se veía interesante! Por algún motivo la mitad de mi rostro se veía femenino, desfigure el rostro para hacerlo más terrorífico y este había cambiado también pero luego volvió a ser femenino…
¡UN MOMENTO! Ese rostro lo conozco. Hasta cuando me moví a mi izquierda y quede en frente de “Mi reflejo femenino”, cuando hablo esa voz toda coqueta y atrevida era indudablemente conocida para mí.
-Pues este espejo me está demostrando que puedo ser igual de atractivo siendo mujer –Me cruce de brazos ladeando un poco la cintura a un lado.- Hay que admitir que los dos nos vemos despampanantes, ¿Eh, Marcy?
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: {P} Funkytown!
¡Ese reflejo en el espejo era un tramposo o muy raro! Se había movido a la izquierda sin siquiera pensarlo, pero quizás por los impulsos de muchos años ella lo había hecho, haciendo que su cabello cayera sobre su hombro con la misma divacidad que acostumbraba, lástima que su reflejo tuviera el cabello corto, pero sus ojos de brillante carmesí compensaron la fabulosidad del cabello.
Entonces, el mover los labios en su reflejo le pareció casi paranormal, como si hubiera visto un fantasma o un vampiro, cosas así. ¡Qué absurdo! Ella era vampiro, ¡Y su baterista es un fantasma! Se habría burlado allí mismo de su actitud de tan niña, cuando la voz que pasó por sus puntiagudas orejas le dejó tan nockeada por el asombro como su sorpresa al verse tan guapa en todos los espejos. Sus ojos se hubieran humedecido de haber tomado algo más allá de la asquerosa soda, las manos fueron directo a sus labios sin saber que decir, más allá de…
- ¡MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARSHAAAAAAAAAAAAAAAALL! – y en seguida, había atravesado el vidrio nada más para tumbar al vampiro con un abrazo dramático de reencuentro.
No podía creerlo, ¡Su hermano, su pequeño y revoltoso hermano! ¡Estaba aquí en Glass city, y ella ni enterada! Luego entraría en pelea con él por no enviarle nada para decirle que estaba aquí, ¡Había tanto que contarle! Y seguramente él tendría que decirle mucho, como por ejemplo cierto chisme de un rompimiento con… Oh vamos, pensar en alguien cercano a Bonnie que no fuese ella le daba mucho fastidio, y ahora mismo estaba muy ocupada colmando de besos toda la cara de su hermano como para joderse la tarde, que por cierto, gracias a él, se había alegrado por completo.
- ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Tramposo, no me escribiste nunca! Y yo que tanto me dediqué a presumirte en mis correos sobre los premios y la audiencia que gané en los últimos meses – dijo, fingiendo que le dolía “la traición” de su hermano. Aprovechó que estaba sobre él para aplastarlo con su forma de gran murciélago – . Debería matarte aquí y ahora por ser tan malo conmigo… y aunque puedo guardar rencor por mil años, hacerlo significaría perder una gran parte de fabulosidad del mundo, y ha sido difícil llenarla estos últimos 500 años yo sola – volviendo a su forma normal, se puso a flotar encima de su derribado, traicionero pero adorable hermano Marshall.
Le sonrió con tan caracterizada sonrisa burlona que iba siempre con ella, y en seguida le ofreció una mano para que se levantara del suelo. Aún en la casa de espejos podía escuchar los desastres de Keila, siendo Guy seguramente el que pagaría luego por los daños y la vergüenza. El pobre diablo no es más que un imán de líos, y ni hablar de Bongo aterrorizando a las más pequeñas. Le extrañó no escuchar ningún grito ajeno a los de la otra vampira cerca… ¿Pero por qué pensaba en su banda? ¡El único Abaader casi tan fabuloso como ella estaba presente, encarnado y frente a ella! Quizás por pensar todavía en ese asuntito pendiente que tiene con él sobre un cercano de Bonnie, o porque al pensar en Bonnie pensó en ellos. Luego lo averiguaría.
- No tienes idea de cuánto te extrañé, ¡Tengo tanto por contarte! Y tú tienes que decirme cosas a mí, ¡Loquillo! – dijo, y en seguida le rodeó con un brazo tan cariñosamente como siempre – No se diga más, esta noche tendremos una salida nocturna a los Abaader~
Entonces, el mover los labios en su reflejo le pareció casi paranormal, como si hubiera visto un fantasma o un vampiro, cosas así. ¡Qué absurdo! Ella era vampiro, ¡Y su baterista es un fantasma! Se habría burlado allí mismo de su actitud de tan niña, cuando la voz que pasó por sus puntiagudas orejas le dejó tan nockeada por el asombro como su sorpresa al verse tan guapa en todos los espejos. Sus ojos se hubieran humedecido de haber tomado algo más allá de la asquerosa soda, las manos fueron directo a sus labios sin saber que decir, más allá de…
- ¡MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARSHAAAAAAAAAAAAAAAALL! – y en seguida, había atravesado el vidrio nada más para tumbar al vampiro con un abrazo dramático de reencuentro.
No podía creerlo, ¡Su hermano, su pequeño y revoltoso hermano! ¡Estaba aquí en Glass city, y ella ni enterada! Luego entraría en pelea con él por no enviarle nada para decirle que estaba aquí, ¡Había tanto que contarle! Y seguramente él tendría que decirle mucho, como por ejemplo cierto chisme de un rompimiento con… Oh vamos, pensar en alguien cercano a Bonnie que no fuese ella le daba mucho fastidio, y ahora mismo estaba muy ocupada colmando de besos toda la cara de su hermano como para joderse la tarde, que por cierto, gracias a él, se había alegrado por completo.
- ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Tramposo, no me escribiste nunca! Y yo que tanto me dediqué a presumirte en mis correos sobre los premios y la audiencia que gané en los últimos meses – dijo, fingiendo que le dolía “la traición” de su hermano. Aprovechó que estaba sobre él para aplastarlo con su forma de gran murciélago – . Debería matarte aquí y ahora por ser tan malo conmigo… y aunque puedo guardar rencor por mil años, hacerlo significaría perder una gran parte de fabulosidad del mundo, y ha sido difícil llenarla estos últimos 500 años yo sola – volviendo a su forma normal, se puso a flotar encima de su derribado, traicionero pero adorable hermano Marshall.
Le sonrió con tan caracterizada sonrisa burlona que iba siempre con ella, y en seguida le ofreció una mano para que se levantara del suelo. Aún en la casa de espejos podía escuchar los desastres de Keila, siendo Guy seguramente el que pagaría luego por los daños y la vergüenza. El pobre diablo no es más que un imán de líos, y ni hablar de Bongo aterrorizando a las más pequeñas. Le extrañó no escuchar ningún grito ajeno a los de la otra vampira cerca… ¿Pero por qué pensaba en su banda? ¡El único Abaader casi tan fabuloso como ella estaba presente, encarnado y frente a ella! Quizás por pensar todavía en ese asuntito pendiente que tiene con él sobre un cercano de Bonnie, o porque al pensar en Bonnie pensó en ellos. Luego lo averiguaría.
- No tienes idea de cuánto te extrañé, ¡Tengo tanto por contarte! Y tú tienes que decirme cosas a mí, ¡Loquillo! – dijo, y en seguida le rodeó con un brazo tan cariñosamente como siempre – No se diga más, esta noche tendremos una salida nocturna a los Abaader~
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Funkytown!
Fue casi instantáneo, pero después de unos minutos en donde la mayor –Porque a pesar de todo era MAYOR que yo- Parecía procesar todo en esa fabulosa mente que tiene fue que obtuve una reacción por parte de ella, la ventaja es que fui más rápido para abrir los brazos de par en par aun así fue víctima de aquella tacleada-abraza y no se diga del grito que de seguro retumbo todo el lugar como un grito de ultra tumba o uno de esos típicos gritos de fanáticas enardecidas. Marceline tan cariñosa como siempre no lo pensó ni dos veces antes de llenar el rostro de su “tierno hermanito menor” con tantos besos que de seguro mi cara tendría todo el labial de ella.
-¿Qué? ¿No le podía dar una sorpresa a mi querida hermana? Había escuchado el rumor de que venías a esta ciudad y dije: “Oh, vamos a darle una sorpresa a mi súper modelo de hermana” –Pues claro que había visto todo aquello en donde Marcy se destacó; ¿Cómo no hacerlo? Marceline and The Scream Queens eran la banda de moda en estos días; quien no escuchará sus canciones no merece llamarse verdadero fanático.- ¡OOff!
Como no, aplastarme hasta la muerte en esa versión afelpada de ella. Más bien era prácticamente como abrazar a un peluche gigante y suave –Y que pesaba más que cinco sacos de papas juntos.- De igual manera mis manos jugueteaban un poco con el pelaje suave del gran murciélago enredando mis dedos en esas hebras negras.
-Pues me siento con suerte de que seas tan buena como para no matar a tu propia familia, además tu tampoco me has respondido a mis mensajes; ¡No te hagas la victima! –Mencione y mi voz salió algo hueca, tenía la cara llena de pelaje y que se diga de la boca así que muy bien no podría hablar. Hasta que ella regresó a su forma normal donde empecé a escupir algunas bolas de pelos que casi me tragaba.- Por favor, si en 500 años te volviste tan famosa te tomaría menos volver a regresar a los altos rankings.
¿Qué la Reina Vampiro se tomé tan largo tiempo para pensar las cosas? ¡Por favor! Esa no era la Marceline que conoce; la chica alocada que conoce gritaría que le valdría un saco de estiércol todo y cantaría todos sus problemas creando un mega fabuloso disco que ganaría millones y millones de fanáticos y seguidores. Tomé su mano y me levante en el suelo flotando ahora con ella.
-También te extrañe, Marcy; por supuesto. Tienes que contarme todas las desmadres que has hecho en esta ciudad hasta ahora. –Porque de seguro ya habría al menos atentado a quemar el hotel o el lugar donde sea que se esté hospedando al menos unas tres veces. Le pase una mano alrededor de su cintura atrayéndola a mi cuerpo.- ¡Oh sí, nena de eso hablaba! Una noche solo para los Abadeer
Ya me hacía falta. No pude –Más bien ni aunque intentaras hacerlo.- Evitar como los gritos de festejos de uno de los integrantes de la banda de Marceline se escuchaban desde fuera de la casa de los espejos. Si no estaba mal, de seguro el humano estaría tras ella tratando de atraparlo mientras que el fantasma asustaba a otras personas.
Esos amigos míos es lo que se le conoce como una banda de verdad.
-Marceliiiine, dime; ¿Ya tienes algún nuevo juguete en esta bonita ciudad?–Le miré con una sonrisa pícara mientras movía las cejas de arriba debajo de manera sugestiva. Ella me entendería, mientras que empezaba a flotar con ella hacía la salida de la casa de los espejos.
-¿Qué? ¿No le podía dar una sorpresa a mi querida hermana? Había escuchado el rumor de que venías a esta ciudad y dije: “Oh, vamos a darle una sorpresa a mi súper modelo de hermana” –Pues claro que había visto todo aquello en donde Marcy se destacó; ¿Cómo no hacerlo? Marceline and The Scream Queens eran la banda de moda en estos días; quien no escuchará sus canciones no merece llamarse verdadero fanático.- ¡OOff!
Como no, aplastarme hasta la muerte en esa versión afelpada de ella. Más bien era prácticamente como abrazar a un peluche gigante y suave –Y que pesaba más que cinco sacos de papas juntos.- De igual manera mis manos jugueteaban un poco con el pelaje suave del gran murciélago enredando mis dedos en esas hebras negras.
-Pues me siento con suerte de que seas tan buena como para no matar a tu propia familia, además tu tampoco me has respondido a mis mensajes; ¡No te hagas la victima! –Mencione y mi voz salió algo hueca, tenía la cara llena de pelaje y que se diga de la boca así que muy bien no podría hablar. Hasta que ella regresó a su forma normal donde empecé a escupir algunas bolas de pelos que casi me tragaba.- Por favor, si en 500 años te volviste tan famosa te tomaría menos volver a regresar a los altos rankings.
¿Qué la Reina Vampiro se tomé tan largo tiempo para pensar las cosas? ¡Por favor! Esa no era la Marceline que conoce; la chica alocada que conoce gritaría que le valdría un saco de estiércol todo y cantaría todos sus problemas creando un mega fabuloso disco que ganaría millones y millones de fanáticos y seguidores. Tomé su mano y me levante en el suelo flotando ahora con ella.
-También te extrañe, Marcy; por supuesto. Tienes que contarme todas las desmadres que has hecho en esta ciudad hasta ahora. –Porque de seguro ya habría al menos atentado a quemar el hotel o el lugar donde sea que se esté hospedando al menos unas tres veces. Le pase una mano alrededor de su cintura atrayéndola a mi cuerpo.- ¡Oh sí, nena de eso hablaba! Una noche solo para los Abadeer
Ya me hacía falta. No pude –Más bien ni aunque intentaras hacerlo.- Evitar como los gritos de festejos de uno de los integrantes de la banda de Marceline se escuchaban desde fuera de la casa de los espejos. Si no estaba mal, de seguro el humano estaría tras ella tratando de atraparlo mientras que el fantasma asustaba a otras personas.
Esos amigos míos es lo que se le conoce como una banda de verdad.
-Marceliiiine, dime; ¿Ya tienes algún nuevo juguete en esta bonita ciudad?–Le miré con una sonrisa pícara mientras movía las cejas de arriba debajo de manera sugestiva. Ella me entendería, mientras que empezaba a flotar con ella hacía la salida de la casa de los espejos.
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: {P} Funkytown!
Las sensaciones en su estómago eran inexplicables. Quizás podría describirlo como que “se sentía más niña que nunca”, eso que de por sí actuaba como si ella fuera una chiquilla a lo que sólo le interesaban los juegos. Quizás era cosa de confianza, a pesar de haber conocido la existencia de Marshall Lee Abaader de una forma que nadie esperaría luego de cientos de años sin saber uno del otro, sentía que por sólo tener una cara casi tan guapa como ella le hacía sentir una confianza que ni siquiera Keila, mejor amiga y confidente, podía sentir. Era cosas de familia, a lo mejor, la pequeña Marceline era más que pequeña cuando estaba con su aún más pequeño hermano.
- Lastimosamente, no. O al menos, de mi parte no ha habido muchos desmadres. ¡Acabo de llegar! Estoy agotada. Lo único que quiero es una manicura, una pedicura, un baño caliente de burbujas y un coctel de frutos rojos frescos. - respondió la vampira, meneando su cabellera para apartarla de su bello rostro. Poco exigente era, a decir verdad. – Pero creo que podrás haber visto antes de entrar que a Keila le gusta mucho éste lugar, y que Guy pensará dos veces en volver aquí – le dedicó un guiño amistoso, llevando los brazos alrededor del cuello de su hermano como un abrazo caluroso.
Al salir de la casa de espejos, Marceline le dio un suave codazo a Marshall al saber lo que se refería lo siguiente, fingiendo sonrojarse como un tomate. Si hubiera tenido su gran sombrero para ese momento, habría ayudado mucho a su actuación de chica avergonzada. Antes de poder decir algo (porque ella justamente estaba pensando en lo mismo que su hermano), un gran estruendo causado por Keila y Guy en los carritos chocones hizo que se girara hacia ellos, viendo cómo la vampira estaba agitando los brazos como una desenfrenada y parecía sacar espuma por la boca.
- ¡Eso fue divertido! ¡¡QUIERO HACERLO OTRA VEZ!! – la niña estaba loca, su sonrisa se había desmoronado con la espuma y el agite que hacía con sus brazos. Por mientras, el humano que había chocado con ella se limitó a encogerse en el asiento, tapándose la cara.
- ¡M-Mantenga la calma! ¡La vampiro está vacunada! – repetía incesantemente Bongo, intentando calmar a los humanos que estaban allí pero era inútil. Por poco olvidaba que era un fantasma y esa era la reacción que solían tener de él.
- Bueno, estoy segura que recordarás a Bongo, Keila y Guy. – dijo después Marceline en voz alta, llamando la atención del fantasma mientras era señalado.
- ¡M-Marshall!
- ¡¡HEY, MARSHALL!! ¡¿QUÉ CUENTAS, HERMANO?! ¡JUGUEMOS EN LOS CARRITOS CHOCONES! – interrumpió Keila con su mismo ataque de espuma, tirándose al piso mientras se retorcía.
Marceline enarcó una ceja, más extrañada que espantada por la sobredosis de azúcar que tenía la muchacha. Guy se escabulló de la situación para ubicarse junto a los vampiros, y simplemente asentir con la cabeza para saludar al hermano menor de su compañera. Marceline sonrió de oreja a oreja y se alejó un segundo de su hermano menor hasta llegar donde Keila, tirándole de la oreja izquierda para hacer que la chica drenara el azúcar de su cuerpo, como si fuera la cadena de un inodoro. Una vez calmada y vuelta una simple pasta con colmillos, la llevo arrastrando hasta Bongo, lanzándola encima (que obviamente, terminó por pasarle encima hasta caer, como todo fantasma).
- No, lastimosamente no tengo a nadie… Por ahora – respondió finalmente, girándose a Marshall – Pero eso no quiere decir que no he estado viendo unos cuantos. Y ya tengo planes para esta ciudad – ni Guy ni Bongo sabían descifrar lo que estaba en esa maligna sonrisa, algo que les terminó provocando miedo – ¿Por qué no seguimos andando mientras que nos actualizamos en estos tiempos de separación, mi pequeño hermano? Escuché que terminaste con tu último novio, ¿Sabías que Bonnie te tiene rencor? ¡Es endemoniadamente delicioso verla tan molesta!
- Lastimosamente, no. O al menos, de mi parte no ha habido muchos desmadres. ¡Acabo de llegar! Estoy agotada. Lo único que quiero es una manicura, una pedicura, un baño caliente de burbujas y un coctel de frutos rojos frescos. - respondió la vampira, meneando su cabellera para apartarla de su bello rostro. Poco exigente era, a decir verdad. – Pero creo que podrás haber visto antes de entrar que a Keila le gusta mucho éste lugar, y que Guy pensará dos veces en volver aquí – le dedicó un guiño amistoso, llevando los brazos alrededor del cuello de su hermano como un abrazo caluroso.
Al salir de la casa de espejos, Marceline le dio un suave codazo a Marshall al saber lo que se refería lo siguiente, fingiendo sonrojarse como un tomate. Si hubiera tenido su gran sombrero para ese momento, habría ayudado mucho a su actuación de chica avergonzada. Antes de poder decir algo (porque ella justamente estaba pensando en lo mismo que su hermano), un gran estruendo causado por Keila y Guy en los carritos chocones hizo que se girara hacia ellos, viendo cómo la vampira estaba agitando los brazos como una desenfrenada y parecía sacar espuma por la boca.
- ¡Eso fue divertido! ¡¡QUIERO HACERLO OTRA VEZ!! – la niña estaba loca, su sonrisa se había desmoronado con la espuma y el agite que hacía con sus brazos. Por mientras, el humano que había chocado con ella se limitó a encogerse en el asiento, tapándose la cara.
- ¡M-Mantenga la calma! ¡La vampiro está vacunada! – repetía incesantemente Bongo, intentando calmar a los humanos que estaban allí pero era inútil. Por poco olvidaba que era un fantasma y esa era la reacción que solían tener de él.
- Bueno, estoy segura que recordarás a Bongo, Keila y Guy. – dijo después Marceline en voz alta, llamando la atención del fantasma mientras era señalado.
- ¡M-Marshall!
- ¡¡HEY, MARSHALL!! ¡¿QUÉ CUENTAS, HERMANO?! ¡JUGUEMOS EN LOS CARRITOS CHOCONES! – interrumpió Keila con su mismo ataque de espuma, tirándose al piso mientras se retorcía.
Marceline enarcó una ceja, más extrañada que espantada por la sobredosis de azúcar que tenía la muchacha. Guy se escabulló de la situación para ubicarse junto a los vampiros, y simplemente asentir con la cabeza para saludar al hermano menor de su compañera. Marceline sonrió de oreja a oreja y se alejó un segundo de su hermano menor hasta llegar donde Keila, tirándole de la oreja izquierda para hacer que la chica drenara el azúcar de su cuerpo, como si fuera la cadena de un inodoro. Una vez calmada y vuelta una simple pasta con colmillos, la llevo arrastrando hasta Bongo, lanzándola encima (que obviamente, terminó por pasarle encima hasta caer, como todo fantasma).
- No, lastimosamente no tengo a nadie… Por ahora – respondió finalmente, girándose a Marshall – Pero eso no quiere decir que no he estado viendo unos cuantos. Y ya tengo planes para esta ciudad – ni Guy ni Bongo sabían descifrar lo que estaba en esa maligna sonrisa, algo que les terminó provocando miedo – ¿Por qué no seguimos andando mientras que nos actualizamos en estos tiempos de separación, mi pequeño hermano? Escuché que terminaste con tu último novio, ¿Sabías que Bonnie te tiene rencor? ¡Es endemoniadamente delicioso verla tan molesta!
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
La gente debería saber que cuando los hermanos Abadeer estaban juntos en una misma ciudad significaría caos seguro u al menos la otra ciudad en donde estuvimos hace mucho tiempo lo supo; sin embargo eran puras patrañas, casi nadie recordaba esos desastres no después de hipnotizarlos con buena música. Aunque también la prensa –Y la policía- Exageraban con eso, tan solo eran pequeñas bromas que no mataban a nadie u al menos hasta ahora no lo ha hecho. ¿Manícura? ¿Pedicura? Cuando se trataba de sobresalir Marceline era la reina en ello, pero bueno; quienes poco le conocen creerán que es una chica vanidosa que solo piensa en su fama y su dinero cuando realmente es todo lo contrario a como lo estiman. Tan buena actriz como siempre mi querida hermanita haciéndose la niña tímida ante el comentario que lancé e incluso dándome un codazo por el cual terminé separándome un poco de ella pero sin dejar de tomarla por la cintura y a lo cual solo reí por lo bajo.
Se escuchó un estruendo que casi podría decirse que fue un choque de dos vehículos, casi de manera literal; no fue para nada extraño que al salir de la casa de los espejos la siguiente escena que nos encontráramos fuera la de una vampiro rabiosa agitando los brazos y un humano que casi deseaba no haber nacido y claro, no podía faltar el regordete fantasma que trataba de calmar al resto de los humanos en vano. Señoras y señores, la famosa banda de “Marceline and The Scream Queens” en carne propia.
-¿Cómo no olvidarlos? –Mencioné con un aire divertido. Aprovechando la situación; Guy el humano fue el único que se acercó a un lado de mí para saludarme al menos con la mirada, tan callado y serio como siempre solo le respondí con una sonrisa ladina y un ligero asentimiento de la cabeza.
Toda la banda (Más uno) se encontraba acá, por eso es que algunos humanos se veían tan tensos mientras que otros miraban hacía varias direcciones entre maravillados y asombrados; en serio… ¿Cómo es que esta ciudad no conocía a tan famosa banda? ¡¿COMO ES QUE ESTA CIUDAD NO ME CONOCÍA A MÍ?! ¡INFAME! ¡DESHONRA! ¡DESGRACIA! ¡Ya verán como mi nombre estaría en todas las calles de la ciudad! Oh claro, y la pintoresca banda de mi hermana también.
-Oh ~, ¿Será que tienes un espacio en ese plan para mí? –Sonreí de la misma manera maligna que ella, tanto que los chicos de la banda temían por lo que podría pasar.
Necesitaba darme un respiro después de ciertas cosas que preferiblemente quería quitarme de la mente; ¡PERO NOOO, A DONDE SEA QUE VAYA ALGO TENÍA QUE RECORDARMELO! En este caso, Marceline –No la culpaba, tampoco es que este tan pendiente de la situación y conociendo su venita chismosa- Al solo decir eso hizo que me cruzará de brazos con el ceño fruncido e incluso que inflará una mejilla de manera infantil.
-No tengo nada que decir sobre ese, además fue ese tonto quien terminó conmigo, no yo –Giré la cabeza a otro lado en una señal como “ofendido” cerrando los ojos. Abrí un solo para mirarla a ella- ¿Rencor?
Y luego terminé echándome a carcajadas ahí mismo de solo imaginármela.
-Por favor ~ –Rodé los ojos- Bonnie ya me odiaba desde mucho antes de que empezará a salir con él; pero que descuide, el príncipe “SoyTanPerfectoQueNoPodríaVerMiReflejoSinLlorar” y yo ya no somos nada.
¡Nada! ¡NEIN! Borrón y cuenta nueva. Cero a la izquierda. Cosas que nunca sucedieron, ¿Verdad?... ¡¿Verdad?!
-¿Y qué me dices entre tú y ella, uhm? –Que no se crea que seré el único implicado en esto.- ¿Ya por fin decidió caer ante tus “encantos”?
Se escuchó un estruendo que casi podría decirse que fue un choque de dos vehículos, casi de manera literal; no fue para nada extraño que al salir de la casa de los espejos la siguiente escena que nos encontráramos fuera la de una vampiro rabiosa agitando los brazos y un humano que casi deseaba no haber nacido y claro, no podía faltar el regordete fantasma que trataba de calmar al resto de los humanos en vano. Señoras y señores, la famosa banda de “Marceline and The Scream Queens” en carne propia.
-¿Cómo no olvidarlos? –Mencioné con un aire divertido. Aprovechando la situación; Guy el humano fue el único que se acercó a un lado de mí para saludarme al menos con la mirada, tan callado y serio como siempre solo le respondí con una sonrisa ladina y un ligero asentimiento de la cabeza.
Toda la banda (Más uno) se encontraba acá, por eso es que algunos humanos se veían tan tensos mientras que otros miraban hacía varias direcciones entre maravillados y asombrados; en serio… ¿Cómo es que esta ciudad no conocía a tan famosa banda? ¡¿COMO ES QUE ESTA CIUDAD NO ME CONOCÍA A MÍ?! ¡INFAME! ¡DESHONRA! ¡DESGRACIA! ¡Ya verán como mi nombre estaría en todas las calles de la ciudad! Oh claro, y la pintoresca banda de mi hermana también.
-Oh ~, ¿Será que tienes un espacio en ese plan para mí? –Sonreí de la misma manera maligna que ella, tanto que los chicos de la banda temían por lo que podría pasar.
Necesitaba darme un respiro después de ciertas cosas que preferiblemente quería quitarme de la mente; ¡PERO NOOO, A DONDE SEA QUE VAYA ALGO TENÍA QUE RECORDARMELO! En este caso, Marceline –No la culpaba, tampoco es que este tan pendiente de la situación y conociendo su venita chismosa- Al solo decir eso hizo que me cruzará de brazos con el ceño fruncido e incluso que inflará una mejilla de manera infantil.
-No tengo nada que decir sobre ese, además fue ese tonto quien terminó conmigo, no yo –Giré la cabeza a otro lado en una señal como “ofendido” cerrando los ojos. Abrí un solo para mirarla a ella- ¿Rencor?
Y luego terminé echándome a carcajadas ahí mismo de solo imaginármela.
-Por favor ~ –Rodé los ojos- Bonnie ya me odiaba desde mucho antes de que empezará a salir con él; pero que descuide, el príncipe “SoyTanPerfectoQueNoPodríaVerMiReflejoSinLlorar” y yo ya no somos nada.
¡Nada! ¡NEIN! Borrón y cuenta nueva. Cero a la izquierda. Cosas que nunca sucedieron, ¿Verdad?... ¡¿Verdad?!
-¿Y qué me dices entre tú y ella, uhm? –Que no se crea que seré el único implicado en esto.- ¿Ya por fin decidió caer ante tus “encantos”?
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
- Siempre tengo agujeros para ocasiones especiales - respondió con una sonrisa de oreja a oreja, Keila llevaba la lengua afuera y seguía tal cual como la dejaron en el piso cuando creyó haber oído algo sobre causar desmadres en la cuidad -. Creo que lo único pensado formalmente es que esta noche será la bienvenida de Glass City para los Abaader, y mañana empezaré mis excursiones por la cuidad con los muchachos - siguió sonriendo, y Keila dio un grito diciendo que tenía lista unos gusanos. Bongo y Guy pudieron calmarla justo a tiempo antes de que el azúcar volviera a actuar sobre ella.
Los cuatro individuos frente a Marshall parecían interesados, pese a todo, en la pregunta que pareció tomar con la guardia baja al vampiro, y su reacción fue totalmente la que su hermana esperaba. Sonrió con suficiencia, incluso lo chismosa le subió un poquito, debió de haber un lío bien gordo para que su hermano eludiera el tema de forma tan cortante. Bongo y Guy se miraron las claras, y Keila estiraba sus cabellos con la lengua afuera y los ojos viscos como si pasara del tema completamente, o quizás del universo donde estaba.
- Pueeeeees, viéndolo así tienes razón. Bonnie nunca te quiso - alzó los hombros con la misma sonrisita divertida, hasta cruel por burlarse de su "terrible separación" -. Vamos vamos, no seas un niño malcriado~ ya tendremos tiempo esta noche para que me hables de tú y el Príncipe Encantador - le dio unas palmaditas en la espalda, sin poder evitar imaginarse a Gumball moviendo su cabello de chicle como ese personaje animado.
Sin embargo, se le notó una muy ligera venita de tensión a lo siguiente. Estaba claro que ella no podría lanzarle puntas sin que se las devolviera y quizás con más fuerza. Eres cruel, Marshall Lee, eres cruel, se dijo.
- Oh, es muy testaruda - respondió con fastidio, agitando la mano como si espantara una mosca -, no es de las que caen fácil como sabrás. Está demasiado ocupada cuidando de su hermano y pensando en cómo matarte que mis intentos para atraer su atención han sido en vano - suspiró cansina, recostando su cabeza del hombro de Marshall mientras cerraba los ojos -. Igual no es que me interese mucho ella estando en Glass City, vengo por asuntos de popularidad. Y como dije, mi querido hermano menor, dejaré estos temas más íntimos cuando estemos a solas, porque hay cosas de las que los niños no deben enterarse - señalo con pereza a los miembros de su banda, quienes se sobresaltaron al reconocer que Marceline sabía que los escuchan, menos Keila, que arrastraba su trasero por la tierra.
Bongo iba a poner protestas a lo último, como " ¡Pero si soy mayor de edad!" y Guy también, si estuviera dispuesto a hablar, pero la vampiro había cambiado de tema con la idea de andar alrededor del parque que no les dio tiempo de protestar. Guy iba a la cabeza con Keila, quien no dejaba de arrastrar su retaguardia por la tierra, mientras Bongo iba atrás de ellos cuidando de que la vampiro no se les . Marceline iba al final, junto con su hermano, todavía sin despegar su cabeza de escapara l hombro. Todos iban en silencio, menos Keila que gritaba a veces y Bongo le pedía que cuidara su tono de voz. A él no le gustaba ser el centro de atención, por lo que se pudo ver cierto color rojo en su cara cuando unas muchachas se les quedaban viendo como pasmadas.
- ¿Hace cuánto que llegaste a la cuidad? - preguntó, mirándole de reojo - No creo que los rumores de que iba a estar aquí son los únicos motivos que te trajeron aquí, ¿Cómo vas siendo solista? Sabes que todavía tienes una vacante con los Scream Queens.
Los cuatro individuos frente a Marshall parecían interesados, pese a todo, en la pregunta que pareció tomar con la guardia baja al vampiro, y su reacción fue totalmente la que su hermana esperaba. Sonrió con suficiencia, incluso lo chismosa le subió un poquito, debió de haber un lío bien gordo para que su hermano eludiera el tema de forma tan cortante. Bongo y Guy se miraron las claras, y Keila estiraba sus cabellos con la lengua afuera y los ojos viscos como si pasara del tema completamente, o quizás del universo donde estaba.
- Pueeeeees, viéndolo así tienes razón. Bonnie nunca te quiso - alzó los hombros con la misma sonrisita divertida, hasta cruel por burlarse de su "terrible separación" -. Vamos vamos, no seas un niño malcriado~ ya tendremos tiempo esta noche para que me hables de tú y el Príncipe Encantador - le dio unas palmaditas en la espalda, sin poder evitar imaginarse a Gumball moviendo su cabello de chicle como ese personaje animado.
Sin embargo, se le notó una muy ligera venita de tensión a lo siguiente. Estaba claro que ella no podría lanzarle puntas sin que se las devolviera y quizás con más fuerza. Eres cruel, Marshall Lee, eres cruel, se dijo.
- Oh, es muy testaruda - respondió con fastidio, agitando la mano como si espantara una mosca -, no es de las que caen fácil como sabrás. Está demasiado ocupada cuidando de su hermano y pensando en cómo matarte que mis intentos para atraer su atención han sido en vano - suspiró cansina, recostando su cabeza del hombro de Marshall mientras cerraba los ojos -. Igual no es que me interese mucho ella estando en Glass City, vengo por asuntos de popularidad. Y como dije, mi querido hermano menor, dejaré estos temas más íntimos cuando estemos a solas, porque hay cosas de las que los niños no deben enterarse - señalo con pereza a los miembros de su banda, quienes se sobresaltaron al reconocer que Marceline sabía que los escuchan, menos Keila, que arrastraba su trasero por la tierra.
Bongo iba a poner protestas a lo último, como " ¡Pero si soy mayor de edad!" y Guy también, si estuviera dispuesto a hablar, pero la vampiro había cambiado de tema con la idea de andar alrededor del parque que no les dio tiempo de protestar. Guy iba a la cabeza con Keila, quien no dejaba de arrastrar su retaguardia por la tierra, mientras Bongo iba atrás de ellos cuidando de que la vampiro no se les . Marceline iba al final, junto con su hermano, todavía sin despegar su cabeza de escapara l hombro. Todos iban en silencio, menos Keila que gritaba a veces y Bongo le pedía que cuidara su tono de voz. A él no le gustaba ser el centro de atención, por lo que se pudo ver cierto color rojo en su cara cuando unas muchachas se les quedaban viendo como pasmadas.
- ¿Hace cuánto que llegaste a la cuidad? - preguntó, mirándole de reojo - No creo que los rumores de que iba a estar aquí son los únicos motivos que te trajeron aquí, ¿Cómo vas siendo solista? Sabes que todavía tienes una vacante con los Scream Queens.
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
¡Jah! Le di justo en donde le debía pero por desgracia ahora se había creado un ambiente muy tenso entre los dos al hablar de aquellas dos personas. Es cierto, luego tendremos tiempo de hablar de los príncipes malcriados como se debe pero por ahora no, se supone que nos estamos reencontrando después de un bien tiempo como para arruinarlo con cuentos sentimentalistas y que, además teníamos unos cuantos espectadores que aparentemente querían también saber el cuento de aquello y solo sobresaltaron cuando Marceline les miró –Menos una, que parecía como ida de este planeta-
-No creas que no te escapares de contarme con sumo detalles todos esos chismes –Como tampoco pretendía escaparme de contarles los míos aunque podría, se iba a enterar de alguna forma u otra.
Así fue como Marceline, los miembros de The Scream Queens y yo seguimos nuestro rumbo por el parque de diversiones, la mayor recargando su cabeza en mi hombro y yo pasaba mi brazo por los hombros de ella; algunas personas que nos miraban de seguro pensaría que somos parejas u alguna clase así. Lo único que quitaba aquella conmovedora escena es que Keila se había “despertado” pero en su versión perro comenzando a correr en círculos a nuestro alrededor esperando a que jugáramos con ella; Bongo y Guy intentaban desesperadamente tratar de calmarla antes de que algo mucho más radical suceda.
-Solo un par de semanas –Le dije ajeno a lo que sucedía como si fuera la cosa más normal del mundo.-Pues la última ciudad en donde estuve en menos de un mes logré hacer que mi música fuera tocada en cada rincón, luego escuche de esta ciudad; “Glass City” y me fije que es el único lugar en donde no conocen el sonido sepultural del “Rey Vampiro”.
Sigo diciendo que es una deshonra total que nadie, absolutamente NADIE sepa mi música o tan siquiera se haya escuchado alguno de esos covers feos y tontos que me hacían reír como banshee con asma. Al menos en poco tiempo había logrado que en tres ciudades se escuchará mis melodías y fueran más populares que la mierda esa de música pop… ¡O hasta el reggaetón! ¿Quién en su sano juicio escuchaba eso?
-Por supuesto que existen, otras obvias razones –Las cuales serán habladas más adelante.
Al parecer Keila había encontrado un grupo de personas a la cual ladrarles e hizo que estas se espantarán y salieran corriendo; la chica tras ellos, Bongo tras ella y Guy solo parado en medio con una mano en su rostro pidiendo que la tierra se lo tragara una y otra vez.
-Marcy, ya te he dicho que estoy bien –Sería como la vez número seiscientas sesenta y seis vez que me pide ser parte de su banda- Si solo quieres estar junto a mí, sabes que solo debes decirlo ~ -Le guiñe un ojo- Y ser solista no es tan malo, tiene su parte divertida.
Como no tener que depender de alguien para hacer lo que se me venga en gana.
Entonces Keila pasó corriendo a cuatro patas frente a mí pero la logre atajar del cuello de la camisa como si fuera el collar de perro y la obligue a que se sentará, empecé a acariciar su salvaje melena mientras que ella parecía complacida y hasta movía su “pata” trasera de puro placer; también tenía la lengua afuera como si jadeará.
-¿Keila esta vacunada? Porque parece que hay algunas personas que necesitarán una vacuna antirrábica pero para ya.
Del grupo de personas que Keila estuvo persiguiendo unas cuantas de ellas se sobaban los brazos, las manos y hasta sus traseros como si le hubiera mordido en dichas partes.
-No creas que no te escapares de contarme con sumo detalles todos esos chismes –Como tampoco pretendía escaparme de contarles los míos aunque podría, se iba a enterar de alguna forma u otra.
Así fue como Marceline, los miembros de The Scream Queens y yo seguimos nuestro rumbo por el parque de diversiones, la mayor recargando su cabeza en mi hombro y yo pasaba mi brazo por los hombros de ella; algunas personas que nos miraban de seguro pensaría que somos parejas u alguna clase así. Lo único que quitaba aquella conmovedora escena es que Keila se había “despertado” pero en su versión perro comenzando a correr en círculos a nuestro alrededor esperando a que jugáramos con ella; Bongo y Guy intentaban desesperadamente tratar de calmarla antes de que algo mucho más radical suceda.
-Solo un par de semanas –Le dije ajeno a lo que sucedía como si fuera la cosa más normal del mundo.-Pues la última ciudad en donde estuve en menos de un mes logré hacer que mi música fuera tocada en cada rincón, luego escuche de esta ciudad; “Glass City” y me fije que es el único lugar en donde no conocen el sonido sepultural del “Rey Vampiro”.
Sigo diciendo que es una deshonra total que nadie, absolutamente NADIE sepa mi música o tan siquiera se haya escuchado alguno de esos covers feos y tontos que me hacían reír como banshee con asma. Al menos en poco tiempo había logrado que en tres ciudades se escuchará mis melodías y fueran más populares que la mierda esa de música pop… ¡O hasta el reggaetón! ¿Quién en su sano juicio escuchaba eso?
-Por supuesto que existen, otras obvias razones –Las cuales serán habladas más adelante.
Al parecer Keila había encontrado un grupo de personas a la cual ladrarles e hizo que estas se espantarán y salieran corriendo; la chica tras ellos, Bongo tras ella y Guy solo parado en medio con una mano en su rostro pidiendo que la tierra se lo tragara una y otra vez.
-Marcy, ya te he dicho que estoy bien –Sería como la vez número seiscientas sesenta y seis vez que me pide ser parte de su banda- Si solo quieres estar junto a mí, sabes que solo debes decirlo ~ -Le guiñe un ojo- Y ser solista no es tan malo, tiene su parte divertida.
Como no tener que depender de alguien para hacer lo que se me venga en gana.
Entonces Keila pasó corriendo a cuatro patas frente a mí pero la logre atajar del cuello de la camisa como si fuera el collar de perro y la obligue a que se sentará, empecé a acariciar su salvaje melena mientras que ella parecía complacida y hasta movía su “pata” trasera de puro placer; también tenía la lengua afuera como si jadeará.
-¿Keila esta vacunada? Porque parece que hay algunas personas que necesitarán una vacuna antirrábica pero para ya.
Del grupo de personas que Keila estuvo persiguiendo unas cuantas de ellas se sobaban los brazos, las manos y hasta sus traseros como si le hubiera mordido en dichas partes.
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
Refunfuñó como si fuera una niña pequeña, limitándose a acurrucar su mejilla sobre el hombro de su hermano y abrazarle un brazo mientras seguían andando, sintiéndose un poco abrumada por todos los escándalos que hacía Keila y el ligero sonido de ella levantando la tierra con las “patas”. Eran detalles insignificantes, pero se había acostumbrado tanto a ser la dueña de ese perro sub-desarrollado que por poco no desarrollaba un muy desagradable instinto maternal, donde la persiguiera por todos lados para procurar que no hiciera desmadres sin ella. Para su fortuna, Bongo era la madre del grupo, Guy el hermano mayor avergonzado, y Marceline la tía que se desentendía de todo cuando le beneficiaba.
- Sé lo divertido que es ser solista, pero a veces llega un punto en que te acosan tanto que es perturbador. Por eso es mejor tener un equipo, así los acosan a todos por igual, a menos que hagas una burrada que atraiga a los paparazzi – alzó los hombros, cerrando los ojos como si de repente le hubiera dado sueño e ignoraba olímpicamente los gritos de las niñas y los ladridos de Keila.
Bongo se apresuró a la escena de una Keila domada por su hermano y suspiró con sumo alivio, Guy, mientras, acabó por tomar cierta distancia de sus demás compañeros, o al menos hasta que las niñas que habían sido víctimas de los colmillos que la vampiro perruna dejaran de mirar al grupo variopinto que caminaban por la feria como si no sucediese la gran cosa. Marceline volvió a amurrarse en el hombro de su hermano mientras sentía que los ladridos del vampiro le golpeaban en la cabeza, por alguna razón.
- Poco después de que la metiera a la banda, si. – respondió cansina, con cara de que deseaba estar tendida en una cama de plumas – No les pasará nada, de todos modos. No habrá luna llena esta noche y Keila los ha mordido con intensión de jugar y no de volverse vampiro, de todos modos. – alzó los hombros, llamando a Guy con un movimiento del dedo. El muchacho se acercó disimuladamente hasta pegar oído cerca de Marceline – Sácala a pasear, haz que persiga gente y explote un par de atracciones, no sé, pero sácala fuera de mi vista. Me duele demasiado la cabeza para tener que soportar sus aullidos de media tarde – Guy asintió, y como si fuera el mayordomo personal de la vampiro, se llevó obedientemente a la perro del cabello de afro y Bongo fue tras ellos.
-
Esperó a perderlos de vista para poder hablar, desaceleró el paso y miró con un ojo abierto creyendo haber visto que Bongo, que era el último, desaparecía detrás del juego de las tazas. Todavía podía escuchar los ladridos de Keila, pero al menos, no estaban tan cerca como para hacerle vibrar del disgusto hasta el último de sus cabellos, lo cual era difícil, sabiendo la cantidad de “marusa” de cabello que tiene.
- … Ains, perdóname el mal trato, pero la mezcla de rozar temas sentimentales y el alboroto de Keila me dan dolor de cabeza. – dijo a Marshall, llevándose una mano a la frente con una expresión dramática – No sé si es el nuevo aire que me afecta o es que luego de 1000 años me dará por menstruar, pero desde que llegué aquí he estado demasiado irritada. Llévame hasta una mesa, ¡Creo que me vooooy a desmayaaaar! – se echó hacia atrás todavía con lo dramaturga de flor a piel, flotó en dirección a los brazos de Marshall y fingió quedarse allí, con los ojos cerrados y la mano en la frente, flotando ligeramente por encima de los brazos de su hermano mientras fingía estar inconsciente y con la lengua afuera.
- Sé lo divertido que es ser solista, pero a veces llega un punto en que te acosan tanto que es perturbador. Por eso es mejor tener un equipo, así los acosan a todos por igual, a menos que hagas una burrada que atraiga a los paparazzi – alzó los hombros, cerrando los ojos como si de repente le hubiera dado sueño e ignoraba olímpicamente los gritos de las niñas y los ladridos de Keila.
Bongo se apresuró a la escena de una Keila domada por su hermano y suspiró con sumo alivio, Guy, mientras, acabó por tomar cierta distancia de sus demás compañeros, o al menos hasta que las niñas que habían sido víctimas de los colmillos que la vampiro perruna dejaran de mirar al grupo variopinto que caminaban por la feria como si no sucediese la gran cosa. Marceline volvió a amurrarse en el hombro de su hermano mientras sentía que los ladridos del vampiro le golpeaban en la cabeza, por alguna razón.
- Poco después de que la metiera a la banda, si. – respondió cansina, con cara de que deseaba estar tendida en una cama de plumas – No les pasará nada, de todos modos. No habrá luna llena esta noche y Keila los ha mordido con intensión de jugar y no de volverse vampiro, de todos modos. – alzó los hombros, llamando a Guy con un movimiento del dedo. El muchacho se acercó disimuladamente hasta pegar oído cerca de Marceline – Sácala a pasear, haz que persiga gente y explote un par de atracciones, no sé, pero sácala fuera de mi vista. Me duele demasiado la cabeza para tener que soportar sus aullidos de media tarde – Guy asintió, y como si fuera el mayordomo personal de la vampiro, se llevó obedientemente a la perro del cabello de afro y Bongo fue tras ellos.
-
Esperó a perderlos de vista para poder hablar, desaceleró el paso y miró con un ojo abierto creyendo haber visto que Bongo, que era el último, desaparecía detrás del juego de las tazas. Todavía podía escuchar los ladridos de Keila, pero al menos, no estaban tan cerca como para hacerle vibrar del disgusto hasta el último de sus cabellos, lo cual era difícil, sabiendo la cantidad de “marusa” de cabello que tiene.
- … Ains, perdóname el mal trato, pero la mezcla de rozar temas sentimentales y el alboroto de Keila me dan dolor de cabeza. – dijo a Marshall, llevándose una mano a la frente con una expresión dramática – No sé si es el nuevo aire que me afecta o es que luego de 1000 años me dará por menstruar, pero desde que llegué aquí he estado demasiado irritada. Llévame hasta una mesa, ¡Creo que me vooooy a desmayaaaar! – se echó hacia atrás todavía con lo dramaturga de flor a piel, flotó en dirección a los brazos de Marshall y fingió quedarse allí, con los ojos cerrados y la mano en la frente, flotando ligeramente por encima de los brazos de su hermano mientras fingía estar inconsciente y con la lengua afuera.
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
¿Acosadores dice? De esos conocía bastante bien puesto que tenía algunos –MUCHOS- de ellos, de todas formas quien me niega que yo pueda ser tan acosador como ellos, pero cuando tocó el punto de los paparazzi fruncí el ceño e hice una mueca de desagrado con los labios; no me molesta que me tomen alguna foto siempre cuando sea bajo mi propio consentimiento en cambio aquellas escenas que son más privadas merecían quedarse como son, privadas. Lamentablemente, eso ellos no lo entienden y tampoco verían las consecuencias de dicho acto como para cierta persona con olor a chicle. Bueno, ese tema será zanjado más adelante así que concentremos en la chica vampiro-perro que tenía domada y acariciaba esa gran melena de ella para tranquilizarla, cierto era que mordía a esas personas de manera juguetona y no para transformarlos en vampiro –Aunque eso era una cuestión más compleja que simplemente morder a una persona- Sin embargo Keila ladraba no sabría decir que si de la emoción o por juego.
Al menos sé que esta vacunada. Noté que Guy se nos acercaba, específicamente a Marceline y ella le hablaba por el oído. Cuando comenzamos a andar veía que el humano arrastraba una última vez a la chica perra-vampiro así como el fantasma iba tras de ellos dejándome a mí y a mi hermana solos por el resto del tiempo. Marceline tenía un rostro entre cansancio e irritación, puedo decir que me había preocupado un poco hasta que empezó con su escena dramática de la típica chica angustiada que me hizo rodar los ojos y sonreír ladino. ¿La menstruación? ¡Uy! Eso era algo que no debería saberse, menos un chico.
-Awww, pobrecita de mi hermanita –Estire los brazos hacía ella para “atraparla” aunque esta estuviera flotando frente a mí en aquella pose totalmente dramática de ella.- Quizá solo te hacía falta alguien tan genial y despampanante como yo con quien compartir los chismes ~
¿Para qué negarlo? Si de todas formas íbamos a tocar esos temas pronto. Entonces se me ocurrió una idea, tomé a mi hermana pasando un brazo por sus hombros apegándola a mí en un semi-abrazo.
-Yo tengo el remedio para esos males –Mencione con una sonrisa pícara- Quizá lo que necesitas es una buena sacudida –Y para dar ejemplo puse la mano contraria sobre su hombro contrario y la sacudí levemente.
-¿Qué tal siiii ~ –Canturreé para darle ese toque misterioso y juguetón al ambiente- Nos subimos a unos de las atracciones de acá? Uno que Keila no haya explotado aún
Me separé de ella poniéndome en frente, con ambos brazos en tazas y colocando mis manos sobre mi cintura.
-Olvidemos los temas sentimentales por ahora, ¿Qué no se supone que íbamos a tener una noche única para nosotros? ¡Solos tú y yo, hermana! ¿Qué me dices?
Al menos sé que esta vacunada. Noté que Guy se nos acercaba, específicamente a Marceline y ella le hablaba por el oído. Cuando comenzamos a andar veía que el humano arrastraba una última vez a la chica perra-vampiro así como el fantasma iba tras de ellos dejándome a mí y a mi hermana solos por el resto del tiempo. Marceline tenía un rostro entre cansancio e irritación, puedo decir que me había preocupado un poco hasta que empezó con su escena dramática de la típica chica angustiada que me hizo rodar los ojos y sonreír ladino. ¿La menstruación? ¡Uy! Eso era algo que no debería saberse, menos un chico.
-Awww, pobrecita de mi hermanita –Estire los brazos hacía ella para “atraparla” aunque esta estuviera flotando frente a mí en aquella pose totalmente dramática de ella.- Quizá solo te hacía falta alguien tan genial y despampanante como yo con quien compartir los chismes ~
¿Para qué negarlo? Si de todas formas íbamos a tocar esos temas pronto. Entonces se me ocurrió una idea, tomé a mi hermana pasando un brazo por sus hombros apegándola a mí en un semi-abrazo.
-Yo tengo el remedio para esos males –Mencione con una sonrisa pícara- Quizá lo que necesitas es una buena sacudida –Y para dar ejemplo puse la mano contraria sobre su hombro contrario y la sacudí levemente.
-¿Qué tal siiii ~ –Canturreé para darle ese toque misterioso y juguetón al ambiente- Nos subimos a unos de las atracciones de acá? Uno que Keila no haya explotado aún
Me separé de ella poniéndome en frente, con ambos brazos en tazas y colocando mis manos sobre mi cintura.
-Olvidemos los temas sentimentales por ahora, ¿Qué no se supone que íbamos a tener una noche única para nosotros? ¡Solos tú y yo, hermana! ¿Qué me dices?
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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Edad : 30
Re: {P} Funkytown!
Como no, un caballero no niega ninguna cosa a una señorita. Cuando supo que Marshall estaba dispuesto a cargarla hasta el fin del mundo (o al menos hasta que salieran del parque), dejó caer el resto de su cuerpo y le tomó del cuello para no terminar de caerse, regalándole un guiño y una sonrisa de oreja a oreja cuando mencionaba sobre su propia fabulosidad y divina presencia. Por supuesto, y por mucho que le quería, Marshall estaba hablando de ser el jugador 2.
Tal cual como lo cariñosos que eran entre sí (quizás entre ellos únicamente), Marceline le abrazó en la boca del estómago como si fuera una niña pequeña para andar abrazados, escondiendo media cara en el abrazo para asentir cual pequeña de 8 años, incluso, llegó a adaptar un tonito así sólo para hacer sentir a su hermano menor como el mayor por una fracción de segundo:
- Marcy va a acusar con papá si Keila rompe otro juguete. Ya rompió los carritos chocones. Marcy quiere ir a la montaña rusa – dijo, señalando por encima del abrazo a la enorme atracción que, por cierto, iba en funcionamiento con un par de chiquitines que gritaban más que un banshee a persecusión sangrienta - . Si conservas el almuerzo te contaré lo que quieras. El primero que vomite tendrá que tomarse un vaso de vinadre, ¿Vale? - retomando su "tono de adulta", le tomó por el brazo y entusiasmada por ver la cara contraída de su hermano, tiró de él para dirigirse a la cola que daba a la montaña rusa.
Seguía con el malestar, o al menos así parecía al no despegar la mejilla del hombro de Marshall y restregarla una y otra vez, como si buscara una posición más cómoda. La fila iba lentísima, si ella no supiera flotar no sabría el estado de sus pies al mantenerse de pie tanto tiempo, pero no quería hacerse la que era más alta que su hermano. Aún y a miles de kilómetros de distancia podía escuchar las risas locas de Keila, lo cuál escuchaba perfectamente a varios metros de ellos, pareciera que estaba quemando algo, o disparándole a un niño con una pistola de agua de esos juegos que toda feria tiene.
Llegó un punto de la cola, no faltando mucho para que ellos subieran, en que pegó la barbilla del hombro de su hermano y se le quedó mirando, con un brillito en los ojos de perro regañado como si estuviera pidiéndole hablar de algo que en el fondo le daba pena. ¿A Marceline? ¿Darle vergüenza algo? Pues debía ser algo realmente importante como para que sucediera algo así...
- ¿Qué sucedió contigo y Bolas de Chicle? - preguntó, tratando de sonar dulce aunque el apodo que le tenía al hermano de Bonnie no era lo más apropiado para sus intensiones. Sacó el labio inferior ligeramente como si pidiera perdón, volviéndose a recostar de su hermano - Esa semana la prensa estuvo bastante fuerte, y a veces se me acercan para preguntarme sobre la ocasión. ¿Cuándo fue que terminaron? ¿Hace como... un mes, dos semanas? - la cola parecía no tener fin, ¡¿Es que no iban a pasar de la mitad?!
Tal cual como lo cariñosos que eran entre sí (quizás entre ellos únicamente), Marceline le abrazó en la boca del estómago como si fuera una niña pequeña para andar abrazados, escondiendo media cara en el abrazo para asentir cual pequeña de 8 años, incluso, llegó a adaptar un tonito así sólo para hacer sentir a su hermano menor como el mayor por una fracción de segundo:
- Marcy va a acusar con papá si Keila rompe otro juguete. Ya rompió los carritos chocones. Marcy quiere ir a la montaña rusa – dijo, señalando por encima del abrazo a la enorme atracción que, por cierto, iba en funcionamiento con un par de chiquitines que gritaban más que un banshee a persecusión sangrienta - . Si conservas el almuerzo te contaré lo que quieras. El primero que vomite tendrá que tomarse un vaso de vinadre, ¿Vale? - retomando su "tono de adulta", le tomó por el brazo y entusiasmada por ver la cara contraída de su hermano, tiró de él para dirigirse a la cola que daba a la montaña rusa.
Seguía con el malestar, o al menos así parecía al no despegar la mejilla del hombro de Marshall y restregarla una y otra vez, como si buscara una posición más cómoda. La fila iba lentísima, si ella no supiera flotar no sabría el estado de sus pies al mantenerse de pie tanto tiempo, pero no quería hacerse la que era más alta que su hermano. Aún y a miles de kilómetros de distancia podía escuchar las risas locas de Keila, lo cuál escuchaba perfectamente a varios metros de ellos, pareciera que estaba quemando algo, o disparándole a un niño con una pistola de agua de esos juegos que toda feria tiene.
Llegó un punto de la cola, no faltando mucho para que ellos subieran, en que pegó la barbilla del hombro de su hermano y se le quedó mirando, con un brillito en los ojos de perro regañado como si estuviera pidiéndole hablar de algo que en el fondo le daba pena. ¿A Marceline? ¿Darle vergüenza algo? Pues debía ser algo realmente importante como para que sucediera algo así...
- ¿Qué sucedió contigo y Bolas de Chicle? - preguntó, tratando de sonar dulce aunque el apodo que le tenía al hermano de Bonnie no era lo más apropiado para sus intensiones. Sacó el labio inferior ligeramente como si pidiera perdón, volviéndose a recostar de su hermano - Esa semana la prensa estuvo bastante fuerte, y a veces se me acercan para preguntarme sobre la ocasión. ¿Cuándo fue que terminaron? ¿Hace como... un mes, dos semanas? - la cola parecía no tener fin, ¡¿Es que no iban a pasar de la mitad?!
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Edad : 25
Re: {P} Funkytown!
¿A que no es linda ella? Comportándose como una pequeña e indefensa niña en mis brazos e incluso hablando como tal. ¿Qué Keila destruyo los carritos chocones? Más bien creo que ya no van a poder usar esa atracción por un largo e indefinido tiempo, me preguntaba ahora que estaba haciendo aquella vampiro-perro traviesa conjunto con el muy nervioso fantasma y el humano que tenía ganas de irse de acá, se podía escuchar la estruendosa risa-ladrido de la chica pero del resto no se veía imagen alguna. Para hacer ver más “tierna” aquella escena entre dos hermanos me atreví a dejarle un pequeño beso en la frente a la “mayor” de ambos luego de bajarla y dejar que me arrastrará consigo hasta la fila para la montaña rusa.
¡Ja! ¿Qué me creía ella? ¿Alguien débil que a la primera vuelta ya iba a devolver su almuerzo, desayuno y cena de la vez pasada en un santiamén? Por favor, pero eso del vinagre; ¡Ugh! Lo pasó el sabor de esa cosa es horripilante por no decir asqueroso.
-Trato hecho –Respondí, antes de empezar a ser jalado a la fila de la atracción. Al menos tendría algo de los chismes sobre cierta persona de cabello rosa chicle.
La fila no era tan larga como uno se esperaba, de igual forma era lenta y hasta parecía eterna, era algo triste pensar que los únicos inmortales del lugar somos mi hermana y yo y que todos delante de nosotros podría disolverse si la fila no avanzaba de donde estaba. De un lado de la fila salían las personas que ya habían subido a la montaña rusa, algunos con la adrenalina al mil por ciento –Esa SÍ era gente divertida- Dispuesta a volver a hacer la eterna fila para dar una vuelta más en la montaña. Otros bajaban con cara de “Ni Dios me hará que me vuelva a montar en esa porquería” y su cara o daban directamente al suelo o a un bote de basura descargando todo lo que habían comido en el parque. Alguno que otros niños que temblaban y aún gritaban como banshee herido, los que más me daba gracia era ver bajar a esa gente diva que se cree valiente para subirse a tal atracción y tomarse una selfie desde ahí, nada como que: Se le caiga el celular de las manos, sus finos y glamorosos peinados terminar como una melena mucho más salvaje que la de Marceline, con la ropa echa un desastre porque por seguro alguno de ello vomito durante el viaje y por supuesto; verlas a ellas con el maquillaje todo corrido como si intentar pintarse ahí fuera una cosa simple.
Entonces voltee, solo para ver aquella mirada de cachorro abandonado de Marceline con una ceja levantada sin entender mucho, hasta que la pregunta fue la necesaria para hacerme suspirar pesadamente y bajar los hombros, derrotado por ello. ¡Ah! ¿Así que la prensa también le había consumido? ¿Hasta cuándo? Por frustración lleve mi mano a mi rostro, frotando con el dedo índice y pulgar mis sienes.
-Fue hace más de un mes, -Dije mirándole de reojo nuevamente.- En la última ciudad donde estuve en mi gira, ya había terminado con los conciertos y pues decidimos tomarnos unas pequeñas vacaciones…
Me encogí de hombros y metí las manos en mis bolsillos. Al parecer la fila avanzaba de a poco a poco.
-No fue su culpa realmente, ¿Ok? –Me adelanté a decir antes de que empezará a creer que el principito fue el que hizo algo malo como para terminar conmigo o que yo hice algo malo, y eso podía verse más claramente.
En menos de los que nos dimos cuenta, ya estábamos en frente, prácticamente somos los siguientes para la próxima ronda.
-Te propongo algo mejor, si todos los que tenemos atrás vomitan cuando suban con nosotros te contaré con mejor detalle todo, ¿Te parece?
Así nos salvamos de que alguno de nosotros –En especial yo- Nos toque tomar ese asqueroso vinagre.
¡Ja! ¿Qué me creía ella? ¿Alguien débil que a la primera vuelta ya iba a devolver su almuerzo, desayuno y cena de la vez pasada en un santiamén? Por favor, pero eso del vinagre; ¡Ugh! Lo pasó el sabor de esa cosa es horripilante por no decir asqueroso.
-Trato hecho –Respondí, antes de empezar a ser jalado a la fila de la atracción. Al menos tendría algo de los chismes sobre cierta persona de cabello rosa chicle.
La fila no era tan larga como uno se esperaba, de igual forma era lenta y hasta parecía eterna, era algo triste pensar que los únicos inmortales del lugar somos mi hermana y yo y que todos delante de nosotros podría disolverse si la fila no avanzaba de donde estaba. De un lado de la fila salían las personas que ya habían subido a la montaña rusa, algunos con la adrenalina al mil por ciento –Esa SÍ era gente divertida- Dispuesta a volver a hacer la eterna fila para dar una vuelta más en la montaña. Otros bajaban con cara de “Ni Dios me hará que me vuelva a montar en esa porquería” y su cara o daban directamente al suelo o a un bote de basura descargando todo lo que habían comido en el parque. Alguno que otros niños que temblaban y aún gritaban como banshee herido, los que más me daba gracia era ver bajar a esa gente diva que se cree valiente para subirse a tal atracción y tomarse una selfie desde ahí, nada como que: Se le caiga el celular de las manos, sus finos y glamorosos peinados terminar como una melena mucho más salvaje que la de Marceline, con la ropa echa un desastre porque por seguro alguno de ello vomito durante el viaje y por supuesto; verlas a ellas con el maquillaje todo corrido como si intentar pintarse ahí fuera una cosa simple.
Entonces voltee, solo para ver aquella mirada de cachorro abandonado de Marceline con una ceja levantada sin entender mucho, hasta que la pregunta fue la necesaria para hacerme suspirar pesadamente y bajar los hombros, derrotado por ello. ¡Ah! ¿Así que la prensa también le había consumido? ¿Hasta cuándo? Por frustración lleve mi mano a mi rostro, frotando con el dedo índice y pulgar mis sienes.
-Fue hace más de un mes, -Dije mirándole de reojo nuevamente.- En la última ciudad donde estuve en mi gira, ya había terminado con los conciertos y pues decidimos tomarnos unas pequeñas vacaciones…
Me encogí de hombros y metí las manos en mis bolsillos. Al parecer la fila avanzaba de a poco a poco.
-No fue su culpa realmente, ¿Ok? –Me adelanté a decir antes de que empezará a creer que el principito fue el que hizo algo malo como para terminar conmigo o que yo hice algo malo, y eso podía verse más claramente.
En menos de los que nos dimos cuenta, ya estábamos en frente, prácticamente somos los siguientes para la próxima ronda.
-Te propongo algo mejor, si todos los que tenemos atrás vomitan cuando suban con nosotros te contaré con mejor detalle todo, ¿Te parece?
Así nos salvamos de que alguno de nosotros –En especial yo- Nos toque tomar ese asqueroso vinagre.
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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Re: {P} Funkytown!
Qué dolor le daba ver a su hermano en ese estado! Bueno, no es como si estuviera en etapa terminal o algo por el estilo, pero teniendo la compañía de Bolas de Chicle él estaba más que contento, a pesar de que a ella no le gustara mucho. Sorprendidos por eso, verdad? Desde que vio a ese sujeto no le había dado buena pinta, y tuvo un repulsivo sabor amargo en la garganta por una semana o dos al enterarse de su noviazgo, y otro mas al saber "quien era en realidad". Se tuvo que acostumbrar a él porque si, y porque su hermano era feliz así; y si Marshall era feliz, Marceline también (algo que relucía su sobreprotección hacia el vampiro, y le hizo abrazar con fuerza ignorando un poco la propuesta al sentirse mal por aquellas cosas que pensaba).
Accedió a su propuesta sin mucha atención, subiéndose a los primeros asientos de la montaña rusa con la excusa de que así era más emocionante, y el resto de las personas se incorporaban detrás de ellos. Antes de que arrancaran, la vampiro se recostó de su hermano sin saber plenamente si ahora quería saber con detalles el dramático rompimiento o no, cuando sintió el empujoncito en su asiento que le dio a entender que ya habían encendido la atracción.
La subida de la primera cuesta la usó para chequear dónde estaban sus compañeros de banda, porque aunque los había dejado "a su bola", tenía que tenerlos a la vista, como buena mamá vampiro. Ya en la cumbre, se rindió, y volvió a mirar a la gente detrás de ellos que ansiaban tener las tripas revueltas o el bajarse de allí lo más pronto posible. Ella vio la bajada extrema que les esperaba, y sólo levantó las cejas por ello cuando descendieron con un velocidad extrema.
La gente gritaba a sus espaldas y su cabello se agitaba con violencia, en el fondo lamentaba la propuesta porque así su cabello se esponjaría a más no poder, pero por otro lado era una excelente secadora. Fue entonces cuando por alguna razón en su cabeza había vuelto la imagen de Bolas de Chicle, y con eso también vino la hermana mayor (o menor? Daba igual). Se le erizaron los pelos de la nuca, sintiendo que se le revolvía el estómago, y en ello pensó en el vaso de vinagre que se tomaría si no controlaba sus emociones. Aún así el hecho de tomar esa cosa asquerosa no fue suficiente para distraerla, ya habían pasado la primera vuelta de la montaña rusa y no sabía si ya estaban vomitando o no a sus espaldas.
Volvió a sentir el dolor de cabeza, pero lo aguantó lo mejor que pudo sólo dio señal de ella arrugando la nariz y apretando los dientes. Tampoco es que supo mucho qué fue lo que le llevó a hacer lo siguiente, si era por "la adrenalina" de la montaña rusa o eran sus pensamientos y emociones revueltas, pero a la segunda vez que descendían rápidamente la cuesta las alas de su afelpada versión murciélago se habían extendido, y los fuertes vientos no colaboraron el momento de sostenerse en su asiento, fue todo lo contrario: La vampiro salió volando frenéticamente por la fuerza del descenso, pareciendo que quería practicar algún tipo de deporte extremo o algo parecido.
- ESA ES LA ACTITUD, MARCY! - gritaba Keila no muy lejos de ella, volando alocadamente en una tacita giratoria acompañada de Guy, que se sostenía de donde podía y mantenía los ojos cerrados como quien deseara que estaba soñando.
La vampiro despertó cuando los vio caer igual de rápido como subieron, teniendo que hacerle la segunda a Guy para rescatarlo de una muerte segura, porque vamos, era humano a fin de cuentas, se podía hacer papilla por cualquier cosa (aunque siempre le sorprendía su resistencia con semejantes compañías), pero dejó a Keila por su suerte esa no se moría ni aunque le llenaras la boca con ajo (cosa científicamente comprobada). Escuchó el estruendo de impacto y descendió para dejar al muchacho en el suelo, cosa que agradeció para luego ver la cantidad de daños, mientras que Marceline se quedaba allí esperando a su hermano.
Accedió a su propuesta sin mucha atención, subiéndose a los primeros asientos de la montaña rusa con la excusa de que así era más emocionante, y el resto de las personas se incorporaban detrás de ellos. Antes de que arrancaran, la vampiro se recostó de su hermano sin saber plenamente si ahora quería saber con detalles el dramático rompimiento o no, cuando sintió el empujoncito en su asiento que le dio a entender que ya habían encendido la atracción.
La subida de la primera cuesta la usó para chequear dónde estaban sus compañeros de banda, porque aunque los había dejado "a su bola", tenía que tenerlos a la vista, como buena mamá vampiro. Ya en la cumbre, se rindió, y volvió a mirar a la gente detrás de ellos que ansiaban tener las tripas revueltas o el bajarse de allí lo más pronto posible. Ella vio la bajada extrema que les esperaba, y sólo levantó las cejas por ello cuando descendieron con un velocidad extrema.
La gente gritaba a sus espaldas y su cabello se agitaba con violencia, en el fondo lamentaba la propuesta porque así su cabello se esponjaría a más no poder, pero por otro lado era una excelente secadora. Fue entonces cuando por alguna razón en su cabeza había vuelto la imagen de Bolas de Chicle, y con eso también vino la hermana mayor (o menor? Daba igual). Se le erizaron los pelos de la nuca, sintiendo que se le revolvía el estómago, y en ello pensó en el vaso de vinagre que se tomaría si no controlaba sus emociones. Aún así el hecho de tomar esa cosa asquerosa no fue suficiente para distraerla, ya habían pasado la primera vuelta de la montaña rusa y no sabía si ya estaban vomitando o no a sus espaldas.
Volvió a sentir el dolor de cabeza, pero lo aguantó lo mejor que pudo sólo dio señal de ella arrugando la nariz y apretando los dientes. Tampoco es que supo mucho qué fue lo que le llevó a hacer lo siguiente, si era por "la adrenalina" de la montaña rusa o eran sus pensamientos y emociones revueltas, pero a la segunda vez que descendían rápidamente la cuesta las alas de su afelpada versión murciélago se habían extendido, y los fuertes vientos no colaboraron el momento de sostenerse en su asiento, fue todo lo contrario: La vampiro salió volando frenéticamente por la fuerza del descenso, pareciendo que quería practicar algún tipo de deporte extremo o algo parecido.
- ESA ES LA ACTITUD, MARCY! - gritaba Keila no muy lejos de ella, volando alocadamente en una tacita giratoria acompañada de Guy, que se sostenía de donde podía y mantenía los ojos cerrados como quien deseara que estaba soñando.
La vampiro despertó cuando los vio caer igual de rápido como subieron, teniendo que hacerle la segunda a Guy para rescatarlo de una muerte segura, porque vamos, era humano a fin de cuentas, se podía hacer papilla por cualquier cosa (aunque siempre le sorprendía su resistencia con semejantes compañías), pero dejó a Keila por su suerte esa no se moría ni aunque le llenaras la boca con ajo (cosa científicamente comprobada). Escuchó el estruendo de impacto y descendió para dejar al muchacho en el suelo, cosa que agradeció para luego ver la cantidad de daños, mientras que Marceline se quedaba allí esperando a su hermano.
Marceline- Ocupación : Vocalista
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Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Funkytown!
Como se estimaba desde un principio: Íbamos a ser los primeros en entrar en aquel juego, además Marcy dice que así es más interesante y divertido, lo cual afirmaba; nada más divertido que sentir el aire golpear tu rostro y escuchar como los demás gritan a tus espaldas.
Ya para cuando todos entraron y se acomodaron en sus típicos grupos: Lo más hípster y faranduleros de ultimo como siempre, el juego fue que arranco comenzando con la primera subida y ya podía escuchar algunas personas ahogando gritos sin siquiera sentir la verdadera sacudida. Sin embargo, por más razones que trataba de darle a esto parecía que ambos estábamos en nuestro mundo, lo sabía solamente cuando la mayor se había recostado en mi hombro –Conozco a mi propia hermana como la palma de mi mano, y eso que solo ha pasado pues… ¿Dos, tres años desde que nos encontramos? Meh, quien sabe-
Se supone que esta era un momento para olvidar y disfrutar, los hermanos Abadeer se vuelven a reunir después de un tiempo; lo lógico sería que estuviéramos causando alguna travesura en este supuesto parque de diversiones y henos ahí con la mejor cara de póker que ni siquiera la violenta y salvaje bajada a toda velocidad de la montaña rusa nos pudo quitar –U al menos de mi parte, porque Marceline parece que se hubiera acordado de algo muy horripilante, ¿O estaba pensando en lo del vinagre? De pensarlo yo también hubiera hecho esa cara- Entonces sucedió algo de improvisto, cuando la pelinegra cambio a su forma de murciélago y extendiendo las alas se dejó llevar por el viento mismo.
¿Pero qué carajo…?
Haciendo lo mismo que ella, había extendido mis alas en mi forma de murciélago y fui arrastrado por la fuerte ventisca que proporcionó la velocidad de otras de las tantas mortales caídas que tenía la montaña rusa; ahora estaba seguro de que los humanos creerían que estaban alucinando o que eso que comieron les cayó mal; no deberían de preocuparse ya pronto lo regresaran en un estado pues más líquido. Miré hacia los lados hasta divisar con Marceline y Guy, cierto que había una taza voladora hace rato y se estrelló pues… Con algo, supongo.
-Marceline, ¿Pero qué demonios te pasó allá? –Mencioné descendiendo hacía donde estaba ella retomando la forma normal. Lleve dos dedos (El índice y el pulgar de mi mano derecha) hacía el puente de mi nariz mientras extendía la mano izquierda a la altura de mi pecho.- ¿Esto tiene algo que ver con ellos?
No tenía que especificar para que supiera de quienes me refería, aunque si no supe bien porque dije “ellos”.
-Está bien, igual te iba a contar; es solo que… -Inhale profundo, para luego estirar mis brazos hacía los lados- ¡Es solo que no es fácil! ¿Bien? Esta no era como otras de mis “relaciones express” ¿Me entiendes?
Creo que Guy simplemente decidió mirara a otro lado, como quien dice: “No les estoy prestando atención” aunque a veces moviera ligeramente el ojo para mirarme.
-Quizá deberíamos sentarnos…
Ya para cuando todos entraron y se acomodaron en sus típicos grupos: Lo más hípster y faranduleros de ultimo como siempre, el juego fue que arranco comenzando con la primera subida y ya podía escuchar algunas personas ahogando gritos sin siquiera sentir la verdadera sacudida. Sin embargo, por más razones que trataba de darle a esto parecía que ambos estábamos en nuestro mundo, lo sabía solamente cuando la mayor se había recostado en mi hombro –Conozco a mi propia hermana como la palma de mi mano, y eso que solo ha pasado pues… ¿Dos, tres años desde que nos encontramos? Meh, quien sabe-
Se supone que esta era un momento para olvidar y disfrutar, los hermanos Abadeer se vuelven a reunir después de un tiempo; lo lógico sería que estuviéramos causando alguna travesura en este supuesto parque de diversiones y henos ahí con la mejor cara de póker que ni siquiera la violenta y salvaje bajada a toda velocidad de la montaña rusa nos pudo quitar –U al menos de mi parte, porque Marceline parece que se hubiera acordado de algo muy horripilante, ¿O estaba pensando en lo del vinagre? De pensarlo yo también hubiera hecho esa cara- Entonces sucedió algo de improvisto, cuando la pelinegra cambio a su forma de murciélago y extendiendo las alas se dejó llevar por el viento mismo.
¿Pero qué carajo…?
Haciendo lo mismo que ella, había extendido mis alas en mi forma de murciélago y fui arrastrado por la fuerte ventisca que proporcionó la velocidad de otras de las tantas mortales caídas que tenía la montaña rusa; ahora estaba seguro de que los humanos creerían que estaban alucinando o que eso que comieron les cayó mal; no deberían de preocuparse ya pronto lo regresaran en un estado pues más líquido. Miré hacia los lados hasta divisar con Marceline y Guy, cierto que había una taza voladora hace rato y se estrelló pues… Con algo, supongo.
-Marceline, ¿Pero qué demonios te pasó allá? –Mencioné descendiendo hacía donde estaba ella retomando la forma normal. Lleve dos dedos (El índice y el pulgar de mi mano derecha) hacía el puente de mi nariz mientras extendía la mano izquierda a la altura de mi pecho.- ¿Esto tiene algo que ver con ellos?
No tenía que especificar para que supiera de quienes me refería, aunque si no supe bien porque dije “ellos”.
-Está bien, igual te iba a contar; es solo que… -Inhale profundo, para luego estirar mis brazos hacía los lados- ¡Es solo que no es fácil! ¿Bien? Esta no era como otras de mis “relaciones express” ¿Me entiendes?
Creo que Guy simplemente decidió mirara a otro lado, como quien dice: “No les estoy prestando atención” aunque a veces moviera ligeramente el ojo para mirarme.
-Quizá deberíamos sentarnos…
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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Edad : 30
Re: {P} Funkytown!
Quizás era una manera de hacer que su hermano menor escupiera de una vez la cuestión y no le diera más vueltas, quizás era cuestión de ella, porque le enfermaba tener que entrar en ese tema. Quizás sólo estaba enferma por un color rojo de esa feria que le cayó mal, o quizás un poco de todo, sobretodo lo último. Le dirigió una mirada tristona a Guy, quien de inmediato comprendió el mensaje: Era un código visual entre los dos, así se hacía saber cuándo Marceline metió la pata. Los dos soltaron un suspiro, y en ese momento llegó Marshall, haciendo sentir más culpable a la vampiro.
No era plenamente su culpa, no había querido hacerlo para llamar su atención (o al menos, hasta donde ella misma entendía). Mantuvo la cabeza abajo y asintió ante la idea de incorporarse aparte, se acercó a su hermano cual niña pequeña y le sujetó la mano, aunque poco después se aferró a su brazo entero como si pidiera disculpas. Caminó junto a Marshall hasta unas bancas lejos de la escena de la tetera, la cual por cierto, seguía echando humos y los gritos de Bongo de desgracia sobre el dinero que invertirían en reparar las tacitas se escuchaban por media cuadra.
- N-No fue mi intención preocuparte – dijo, tratando de ser la primera en comenzar con la pequeña e incómoda discusión sentimental entre hermanos – , ¡J-Juro que no ha sido para molestarte! Es que nada más pensar en esos dos chiclosos… y en Bonnie… Agh – se tiró sobre el hombro de Marshall, volviendo a esconderse cual chiquilla asustada – . No me gusta esto Marshall, ¡Y lo peor es que a ellos no les importa!
Se restregó los ojos como si fuera a llorar. Eso era una vil y vulgar mentira, ¿Marceline, llorando? Pff, pero le picaban demasiado los ojos. Quizás por el polvo que levantó la tacita al caer, o los miles de mosquitos que debió haber sentido cuando estaba volando descontroladamente por el aire. Escondió su cara en el hombro de su hermano, dándole golpecitos suaves al pecho.
- No le importo a Bonnie y Bolas de Chicle no le importas tú, ¡Te cortó por eso! Ese… ese idiota… – se asomó de su escondite, siseando con una larga lengua viperina que sólo significaba una cosa: La Marcy se estaba molestando – Prefieren estar los dos juntos en su paraíso rosado de mierda, ¡Bien, no me importa! ¡Si les da la gana que hagan incesto o lo que se les venga a la cabeza! Me da igual, vine aquí para ahogarme en gloria y no pensar en la tonta de Bonnibel ni en nadie más… *sniff* – volvió a restregarse los ojos, mirando a su hermano menor con cierta pena – L-Lo siento, íbamos a hablar de ti pero… no lo se, sólo ha surgido –frotó suavemente su nariz, respirando profundamente – Podemos dejarlo para la reunión de esta noche, si de verdad no quieres hablarlo ahora. ¡O después! Total, los dos vamos a seguir en Glass City, ¿No?
Trató de sonreírle de oreja a oreja, abrazándolo con fuerza. Todo sea por su hermanito menor.
No era plenamente su culpa, no había querido hacerlo para llamar su atención (o al menos, hasta donde ella misma entendía). Mantuvo la cabeza abajo y asintió ante la idea de incorporarse aparte, se acercó a su hermano cual niña pequeña y le sujetó la mano, aunque poco después se aferró a su brazo entero como si pidiera disculpas. Caminó junto a Marshall hasta unas bancas lejos de la escena de la tetera, la cual por cierto, seguía echando humos y los gritos de Bongo de desgracia sobre el dinero que invertirían en reparar las tacitas se escuchaban por media cuadra.
- N-No fue mi intención preocuparte – dijo, tratando de ser la primera en comenzar con la pequeña e incómoda discusión sentimental entre hermanos – , ¡J-Juro que no ha sido para molestarte! Es que nada más pensar en esos dos chiclosos… y en Bonnie… Agh – se tiró sobre el hombro de Marshall, volviendo a esconderse cual chiquilla asustada – . No me gusta esto Marshall, ¡Y lo peor es que a ellos no les importa!
Se restregó los ojos como si fuera a llorar. Eso era una vil y vulgar mentira, ¿Marceline, llorando? Pff, pero le picaban demasiado los ojos. Quizás por el polvo que levantó la tacita al caer, o los miles de mosquitos que debió haber sentido cuando estaba volando descontroladamente por el aire. Escondió su cara en el hombro de su hermano, dándole golpecitos suaves al pecho.
- No le importo a Bonnie y Bolas de Chicle no le importas tú, ¡Te cortó por eso! Ese… ese idiota… – se asomó de su escondite, siseando con una larga lengua viperina que sólo significaba una cosa: La Marcy se estaba molestando – Prefieren estar los dos juntos en su paraíso rosado de mierda, ¡Bien, no me importa! ¡Si les da la gana que hagan incesto o lo que se les venga a la cabeza! Me da igual, vine aquí para ahogarme en gloria y no pensar en la tonta de Bonnibel ni en nadie más… *sniff* – volvió a restregarse los ojos, mirando a su hermano menor con cierta pena – L-Lo siento, íbamos a hablar de ti pero… no lo se, sólo ha surgido –frotó suavemente su nariz, respirando profundamente – Podemos dejarlo para la reunión de esta noche, si de verdad no quieres hablarlo ahora. ¡O después! Total, los dos vamos a seguir en Glass City, ¿No?
Trató de sonreírle de oreja a oreja, abrazándolo con fuerza. Todo sea por su hermanito menor.
Marceline- Ocupación : Vocalista
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