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Una voz sin comparación.
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Re: Una voz sin comparación.
Pese a su naturaleza infantil Layla podía ser verdaderamente manipuladora e inteligente cuando se trataba de trabajo. No había llegado a ser una figura en Japón sólo por su talento, había montones de vocalistas talentosas que no llegaban ni a un cuarto de lo que ella había conseguido. Para ser famosa no sólo era necesario contar con una voz especial, sino también con alguien con los contactos correctos, allí entraba Reino. Pero eso tampoco bastaba, Layla había sabido vincularse con las personas correctas, generar la atención suficiente sobre ella sin llegar a exponer demasiado su vida personal, y volverse "atractiva" para los medios, utilizando aquel perfil misterioso y seductor que había fabricado para ocultar su verdadera cara. Nunca se mostraría como era en realidad, ello la dejaría expuesta y vulnerable. Actuar frente a las cámaras formaba parte de su trabajo como cantante, y lo había aceptado, e incluso disfrutaba mantener a todos engañados. Por eso pocas personas conocían su verdadera forma de ser, que contrastaba sobremanera con la actitud que tomaba cuando trabajaba. ¿Como podían convivir las dos caras en una misma persona? No era algo sencillo de manejar, pero se las había arreglado bien, no sin tener que superar algunas crisis. Layla adoraba su trabajo, sin embargo en algunas oportunidades había deseado dejarlo todo, volver a su pueblo y tener una vida sencilla, justo como su familia deseaba. Pero traicionar sus sueños y ambiciones, rendirse, dar marcha atrás, no iba con su estilo. Para nada. Ir siempre hacia adelante, ascendiendo era todo lo que podía hacer. Aunque la caída fuera demasiado fuerte.
Era increíble que su represéntate consiguiera transmitir con unas pocas palabras una idea tan importante, era maravilloso aprender de él cada día. Muchas personas cantaban para conformar a otros, deseando que la música fuera un medio para alegrar a las personas. Ese no era su caso. Layla no cantaba para nadie más que para ella misma. ¿Egoísta? Quizás. Pero el público era algo que nunca le había interesado demasiado, cantar sobre un escenario era todo lo que necesitaba para sentirse completa. Sus letras lejos de estar ideadas para vender eran un fiel reflejo de lo que sentía y pensaba, nunca se había esmerado en crear una canción pegadiza o popular, sino que sencillamente dejaba que las ideas fluyeran más allá de los criterios del público. El canto era su auténtico medio de expresión, un catalizador que le permitía liberarse de toda la frustración que la consumía, permitiéndole sentirse limpia. La música era su esencia misma, sin la cual no podría vivir. Y Reino comprendía eso, y probablemente se había sentido igual, cuando él mismo formaba parte de una banda, y por eso podía entenderla, y nunca criticaba sus creaciones. ¿Cuantas canciones necesitaba componer para sanar algunas heridas? Sentía que nunca sería suficiente, que había algunas que jamás acabarían de cicatrizar, por más que intentara emparcharlas con melodías nuevas. Aunque mientras pudiera fabricar nuevos tampones emocionales todo estaría bien, por eso nunca podría dejar la música. Sonrió sin decir nada, disfrutando de aquello que los unía, su trabajo y el amor por el arte.
-Vivir es doloroso-mencionó únicamente sin dejar de observarlo, de un modo sereno, casi ausente, como si realmente sus palabras le hubieran llegado a lo más profundo del alma. Se sonrojó ligeramente ante el cumplido, ¡No podía evitarlo! En general las críticas no le importaban mucho, mientras ella estuviera conforme era suficiente. Probablemente Reino fuera la única excepción a esa clausura. -Space Halo-respondió mencionando el nombre de la canción sin dar mas rodeos al asusto. Y ya que estaban hablando de trabajo. -Sé que vine aquí con la intención de formar una banda...Pero el asunto va más lento de lo que creía, ¿crees que podrías organizar una presentación o dos hasta que eso ocurra?-realmente deseaba volver a subir a un escenario, y aunque sabía que no atraería a muchas personas no le importaba, el hecho de estar allí arriba y disfrutar del momento era más que suficiente. -Podría dar algunas entrevistas promociónales...-se encogió de hombros, jugando luego con uno de sus rizos antes de que un bostezo se escapara de sus labios, cubriéndolo rápidamente con su mano izquierda. -¿Que dices?-sonrió con aquel brillo que delataba determinación, esperaba que su manager aceptara, no le importaba que fuera algo sencillo, sólo quería comenzar poco a poco a construir su propio público en Glass City. De repente el sueño la había invadido, no debían ser más de las once de la noche, pero la copa de vino y la comida caliente le estaban haciendo efecto. Se desperezó y se dejó caer sobre los mullidos almohadones de su cama. No obligaría a Reino a quedarse, siquiera insistiría, no quería ocasionar más incomodidades entre ellos, y ya se sentía conforme con que hubieran cenado juntos. Esa noche se iría a dormir feliz y satisfecha, aunque sus deseos estuvieran muy lejos de ser cumplidos.
Era increíble que su represéntate consiguiera transmitir con unas pocas palabras una idea tan importante, era maravilloso aprender de él cada día. Muchas personas cantaban para conformar a otros, deseando que la música fuera un medio para alegrar a las personas. Ese no era su caso. Layla no cantaba para nadie más que para ella misma. ¿Egoísta? Quizás. Pero el público era algo que nunca le había interesado demasiado, cantar sobre un escenario era todo lo que necesitaba para sentirse completa. Sus letras lejos de estar ideadas para vender eran un fiel reflejo de lo que sentía y pensaba, nunca se había esmerado en crear una canción pegadiza o popular, sino que sencillamente dejaba que las ideas fluyeran más allá de los criterios del público. El canto era su auténtico medio de expresión, un catalizador que le permitía liberarse de toda la frustración que la consumía, permitiéndole sentirse limpia. La música era su esencia misma, sin la cual no podría vivir. Y Reino comprendía eso, y probablemente se había sentido igual, cuando él mismo formaba parte de una banda, y por eso podía entenderla, y nunca criticaba sus creaciones. ¿Cuantas canciones necesitaba componer para sanar algunas heridas? Sentía que nunca sería suficiente, que había algunas que jamás acabarían de cicatrizar, por más que intentara emparcharlas con melodías nuevas. Aunque mientras pudiera fabricar nuevos tampones emocionales todo estaría bien, por eso nunca podría dejar la música. Sonrió sin decir nada, disfrutando de aquello que los unía, su trabajo y el amor por el arte.
-Vivir es doloroso-mencionó únicamente sin dejar de observarlo, de un modo sereno, casi ausente, como si realmente sus palabras le hubieran llegado a lo más profundo del alma. Se sonrojó ligeramente ante el cumplido, ¡No podía evitarlo! En general las críticas no le importaban mucho, mientras ella estuviera conforme era suficiente. Probablemente Reino fuera la única excepción a esa clausura. -Space Halo-respondió mencionando el nombre de la canción sin dar mas rodeos al asusto. Y ya que estaban hablando de trabajo. -Sé que vine aquí con la intención de formar una banda...Pero el asunto va más lento de lo que creía, ¿crees que podrías organizar una presentación o dos hasta que eso ocurra?-realmente deseaba volver a subir a un escenario, y aunque sabía que no atraería a muchas personas no le importaba, el hecho de estar allí arriba y disfrutar del momento era más que suficiente. -Podría dar algunas entrevistas promociónales...-se encogió de hombros, jugando luego con uno de sus rizos antes de que un bostezo se escapara de sus labios, cubriéndolo rápidamente con su mano izquierda. -¿Que dices?-sonrió con aquel brillo que delataba determinación, esperaba que su manager aceptara, no le importaba que fuera algo sencillo, sólo quería comenzar poco a poco a construir su propio público en Glass City. De repente el sueño la había invadido, no debían ser más de las once de la noche, pero la copa de vino y la comida caliente le estaban haciendo efecto. Se desperezó y se dejó caer sobre los mullidos almohadones de su cama. No obligaría a Reino a quedarse, siquiera insistiría, no quería ocasionar más incomodidades entre ellos, y ya se sentía conforme con que hubieran cenado juntos. Esa noche se iría a dormir feliz y satisfecha, aunque sus deseos estuvieran muy lejos de ser cumplidos.
Invitado- Invitado
Re: Una voz sin comparación.
No supo discutir aquella afirmación, que vivir es doloroso. Era un hecho innegable, esas palabras le habían pertenecido alguna vez a él y con justo motivo. Pero no creía que escucharía a Layla hablar así. El manager revisó su propio discurso, desmenuzando frase por frase, como si se tratara de una máquina encargada de identificar errores. Había sido más directo con la vocalista, más sincero, pero eso no le expiaba de su responsabilidad para con ella. ¿Cómo debía tratarla de ahora en más? ¿De un modo cuidadoso o confrontacional? Decidió dejar de lado el tema, no presionarla con preguntas innecesarias, quizás sólo estaba algo sensible porque acababan de reencontrarse después de mucho tiempo.
Layla acababa de llegar a Glass City, había echado suertes en su audición pero no tenía la certeza de haber quedado. Para él ese estrés no representaba mucho, estaba completamente seguro de que los jueces de Merveilles eran lo suficientemente juiciosos como para identificar el talento cuando lo veían. Era una mujer increíble, no sólo ante sus ojos, una nación entera lo confirmaba, tenía sus esperanzas puestas en ella.
Analizó brevemente el título de la canción y sonrió para sí. Era un buen nombre, él mismo sentía preferencia hacia los nombres anglosajones. Que la mayoría de las canciones de Layla estuvieran adaptadas al japonés y al inglés representaba una gran ventaja para ambos, de ese modo podrían acceder a un mayor público, a más posibilidades. Con que Space Halo... Suena bien para mí.
Reino levantó la mirada hacia ella, le observaba con una intensidad que permanecía oculta bajo los cristales oscuros de sus gafas.
Permaneció en silencio mientras seguía comiendo, hasta acabar con todo lo que había en el plato. Dejó escapar un "muchas gracias" antes de ponerse de pie y retirar la bandeja con los platos vacíos, avanzando con ella hasta la mesilla movible y situándola cerca de la puerta, de manera que los mozos pudieran llegar y retirar sin mayores problemas. Era el sistema de ese hotel cuya habitación era grande y lujosa, pero no incluía la presencia de una cocina ni nada parecido.
Al escuchar la solicitud de su representada no pudo evitar esbozar una media sonrisa por lo bajo, notablemente más relajado que hace unos momentos.
— ¿Cómo esperas formar una banda de inmediato? No es sencillo, ni siquiera cuando ya cuentas con algo de fama... — Dijo divertido, regresando hasta la cama mas sin sentarse en ella como antes. Se quedó de pie a los pies del camastro con una mano en el bolsillo de su pantalón mientras observaba a Layla, cómodamente echada. — También depende del enfoque que quieras darle, hay muchos músicos en el sello buscando una oportunidad dentro de una banda que esté a su nivel. Pero ¿estaría bien aceptar a cualquiera? — Inquirió, empleando un tono juguetón.
No la estaba probando ni nada parecido, para él estaba bien generar vínculos con los miembros pues consideraba que una agrupación musical era un equipo y como equipo debían compenetrarse unos con los otros, de otra manera era difícil obtener el triunfo. Pero tampoco descartaba la posibilidad de que la muchacha quisiera probar distintos músicos antes de establecerse. Era algo esperable y entendible puesto que no conocía el nivel de la ciudad ni a los músicos de la misma, lo dejaría a decisión suya.
— Sabes que soy flexible, pero antes de pensar en conciertos y todo eso debes esperar la carta de aprobación. — Le recordó, divertido. Era muy propio suyo escucharla adelantándose a los hechos, saltando diez pasos por delante de la situación actual, pero también le agradaba eso de ella, significaba que tenía visión. — Haré lo posible para que des algunos conciertos como solista. — Aceptó, muy emocionado ante la idea de verla brillar otra vez. — La prensa estará muy interesada en ti cuando sepan que llegaste a la ciudad. Pero organicemos un concierto primero, ¿vale? Quiero que veas lo grande que es el escenario de esta ciudad... Quiero que saludes a tus oyentes como es debido... — Dijo, alzando la mirada por sobre Layla, hacia el horizonte entorpecido por las pulcras paredes de la habitación. Pero Reino no estaba viendo la pared, estaba viendo hacia adelante. Se había prometido hacerlo de ahora en más. — Ah, disculpa, estoy desvariando... Tienes sueño, ¿no? Será mejor que me retire.
Dijo esto antes de ir por su chaqueta y ponérsela con brusquedad, abstraído por sus pensamientos. Deseaba que Layla probara los escenarios del Glass Dome antes de ser acosada por la prensa amarillista. Estaba seguro de que si los ciudadanos podían escucharla cantar más de algún músico querría hacer equipo por ella. A Reino le parecía que el mejor método de promoción no eran las entrevistas, sino dar pruebas del talento. Y con su influencia, estaba seguro de que Layla podría hacerlo.
Layla acababa de llegar a Glass City, había echado suertes en su audición pero no tenía la certeza de haber quedado. Para él ese estrés no representaba mucho, estaba completamente seguro de que los jueces de Merveilles eran lo suficientemente juiciosos como para identificar el talento cuando lo veían. Era una mujer increíble, no sólo ante sus ojos, una nación entera lo confirmaba, tenía sus esperanzas puestas en ella.
Analizó brevemente el título de la canción y sonrió para sí. Era un buen nombre, él mismo sentía preferencia hacia los nombres anglosajones. Que la mayoría de las canciones de Layla estuvieran adaptadas al japonés y al inglés representaba una gran ventaja para ambos, de ese modo podrían acceder a un mayor público, a más posibilidades. Con que Space Halo... Suena bien para mí.
Reino levantó la mirada hacia ella, le observaba con una intensidad que permanecía oculta bajo los cristales oscuros de sus gafas.
Permaneció en silencio mientras seguía comiendo, hasta acabar con todo lo que había en el plato. Dejó escapar un "muchas gracias" antes de ponerse de pie y retirar la bandeja con los platos vacíos, avanzando con ella hasta la mesilla movible y situándola cerca de la puerta, de manera que los mozos pudieran llegar y retirar sin mayores problemas. Era el sistema de ese hotel cuya habitación era grande y lujosa, pero no incluía la presencia de una cocina ni nada parecido.
Al escuchar la solicitud de su representada no pudo evitar esbozar una media sonrisa por lo bajo, notablemente más relajado que hace unos momentos.
— ¿Cómo esperas formar una banda de inmediato? No es sencillo, ni siquiera cuando ya cuentas con algo de fama... — Dijo divertido, regresando hasta la cama mas sin sentarse en ella como antes. Se quedó de pie a los pies del camastro con una mano en el bolsillo de su pantalón mientras observaba a Layla, cómodamente echada. — También depende del enfoque que quieras darle, hay muchos músicos en el sello buscando una oportunidad dentro de una banda que esté a su nivel. Pero ¿estaría bien aceptar a cualquiera? — Inquirió, empleando un tono juguetón.
No la estaba probando ni nada parecido, para él estaba bien generar vínculos con los miembros pues consideraba que una agrupación musical era un equipo y como equipo debían compenetrarse unos con los otros, de otra manera era difícil obtener el triunfo. Pero tampoco descartaba la posibilidad de que la muchacha quisiera probar distintos músicos antes de establecerse. Era algo esperable y entendible puesto que no conocía el nivel de la ciudad ni a los músicos de la misma, lo dejaría a decisión suya.
— Sabes que soy flexible, pero antes de pensar en conciertos y todo eso debes esperar la carta de aprobación. — Le recordó, divertido. Era muy propio suyo escucharla adelantándose a los hechos, saltando diez pasos por delante de la situación actual, pero también le agradaba eso de ella, significaba que tenía visión. — Haré lo posible para que des algunos conciertos como solista. — Aceptó, muy emocionado ante la idea de verla brillar otra vez. — La prensa estará muy interesada en ti cuando sepan que llegaste a la ciudad. Pero organicemos un concierto primero, ¿vale? Quiero que veas lo grande que es el escenario de esta ciudad... Quiero que saludes a tus oyentes como es debido... — Dijo, alzando la mirada por sobre Layla, hacia el horizonte entorpecido por las pulcras paredes de la habitación. Pero Reino no estaba viendo la pared, estaba viendo hacia adelante. Se había prometido hacerlo de ahora en más. — Ah, disculpa, estoy desvariando... Tienes sueño, ¿no? Será mejor que me retire.
Dijo esto antes de ir por su chaqueta y ponérsela con brusquedad, abstraído por sus pensamientos. Deseaba que Layla probara los escenarios del Glass Dome antes de ser acosada por la prensa amarillista. Estaba seguro de que si los ciudadanos podían escucharla cantar más de algún músico querría hacer equipo por ella. A Reino le parecía que el mejor método de promoción no eran las entrevistas, sino dar pruebas del talento. Y con su influencia, estaba seguro de que Layla podría hacerlo.
Reino- Moderador
- Ocupación : Manager
Mensajes : 1266
Fecha de inscripción : 25/10/2012
Re: Una voz sin comparación.
Estaba exagerándolo todo una vez más. Magnificando sentimientos que en realidad conseguiría una vez más sepultar en el olvido y la indiferencia. Anteriormente la distancia la ayudaba a mitigar cualquier duda, cualquier pequeña confusión. Volviendo la fantasía irrealizable. ¿Era peligrosa aquella nueva cercanía? No podía calificar aquello de un modo negativo, si después de todo, su decisión de mudarse a Glass City se había visto influenciada por el hecho de que su manager y su hermano estaban establecidos allí. De todos modos, no dejaba de complicar su cabeza. Necesitaba tiempo para ordenar su cabeza, y silenciar su corazón. ¿Pero cuanto tiempo más haría falta? Por el momento la música había sido su vehículo para expresar lo indecible, palabras que de otro modo se habrían convertido en un pecado con sólo ser insinuadas. Las cosas podían seguir así.... No. Debían seguir así, por el bien de todos. Estaba su carrera en juego, algo por lo que tanto se había esforzado y trabajado, su reputación, su pequeña fortuna, y por sobretodos las cosas la confianza que Reino tenía en ella, la cual jamás iba a defraudar. Necesitaba acostumbrarse al nuevo estilo de vida, a la ciudad que con el tiempo se convertiría en su hogar. Pero por sobre todas las cosas, necesitaba saber que había sido aceptada en el sello, eso disminuiría su ansiedad y la pondría a trabajar de inmediato, encontrando un modo útil de utilizar el exceso de tiempo libre.
Bufó suavemente, simulando un estado de berrinche infantil que no duró mucho. Entendía su punto, y cuando se fijó el objetivo de formar una banda conocía las dificultades que ello conllevaba, pero había decidido a pesar de todo tomar los riesgos y embarcarse en aquel nuevo desafío. -Llevará tiempo, deberemos organizar audiciones...-reflexionó pensando en un buen modo de atraer artistas interesados, quizás el sello pudiera servir para ello, después de todo debía haber una gran base de datos con todos los artistas que pertenecían a él, podrían buscar allí algunos demos y con el material seleccionar de acuerdo al estilo y calidad. Frunció los labios mientras evaluaba las posibilidades.-Tu trabajas allí hace siglos, debes tener un par de nombres en la cabeza- al menos eso esperaba , ella era una recién llegada y no conocía a nadie, tampoco se creía del todo apta para escoger a sus futuros compañeros por su cuenta, necesitaba contar con la aprobación de su representante para sentirse mas segura. -Claro que no aceptaré a cualquiera-respondió descartando de inmediato esa opción, no tenía en claro el criterio que utilizaría, pero a su modo de ver dos cosas eran las importantes. El talento y la personalidad, necesitaba poder llevarse bien con ellos, convertirlos en sus amigos, y así crecer juntos con miras de un objetivo común. Era la primera vez que intentaría semejante trabajo en equipo, pero sin dudas la idea la entusiasmaba. No resultaría fácil, pero tampoco imposible. Aunque perder de tanto tiempo precioso no era su estilo.
-Definitivamente encontrar a las personas correctas nos llevará mucho tiempo...Es por eso que deseo hacer algunas presentaciones, ¡o me moriré del aburrimiento!-aquello último lo dijo en broma, aunque en parte para la joven vocalista estar sobre un escenario era algo completamente terapéutico, que la ayudaba a lidiar con sus deslices y mantener a raya sus problemas existenciales. Sonrió divertida ante sus comentarios, siempre atento a los detalles. Pronto, hizo un gesto con la mano desestimando esas palabras. -Suponiendo que me acepten... ¿podrías organizarlo?-lo miró con sincero entusiasmo ante la oportunidad, sabía que no sería algo importante o muy grande. No movilizarían a mucho público, pues casi nadie la conocía allí, sin embargo debía empezar lo antes posible a ponerse en acción. -¡Genial!-exclamó encantada ante su afirmativa, aquello era lo que necesitaba, cantar, estar sobre el escenario lograría borrar aquella angustia. Si las cosas salían bien la prensa comenzaría a fijar sus ojos en ella, y una vez la banda estuviera conformada las cosas fluirían con más prisa. Era un excelente plan. -¡Si! ¡Si!-respondió inquieta, deseando que todo aquello ocurriera ya mismo, esa noche. Conocer los escenarios de aquella ciudad, famosos en el resto del mundo por su excelente acústica y su estilo tan peculiar. Sería tan emocionante, estar frente a un público nuevo, al que debía esforzarse por conquistar. Ocuparse de detalles como el vestuario que utilizaría, las canciones que interpretaría. ¡Necesitaba conseguir un nuevo estilista! Esa se convertiría en una de sus prioridades.
Esta vez no lo detuvo cuando estuvo listo para marchar, se estaba entusiasmada con sus propias ideas y cualquier rastro del sueño había desaparecido, pero no importaba, estaría el resto de la noche inquieta, con muchas cosas divertidas dando vueltas en su cabeza. Se pus de pie de un salto y lo acompañó hasta la puerta, dándole un amoroso beso en la mejilla cuando estuvo bajo el umbral. -Gracias por venir-agregó con una sonrisa radiante, propia de ella, en la que no quedaba ningún rastro de la tristeza pasada. El entusiasmo y la energía eran ahora lo que la constituía por entero. Las ansias de volver a los escenarios, de brillar, eran lo que la alimentaba. Todo lo demás pasaría a un segundo plano, su concentración debía ser absoluto, y su objetivo claro: ser la número uno.
Bufó suavemente, simulando un estado de berrinche infantil que no duró mucho. Entendía su punto, y cuando se fijó el objetivo de formar una banda conocía las dificultades que ello conllevaba, pero había decidido a pesar de todo tomar los riesgos y embarcarse en aquel nuevo desafío. -Llevará tiempo, deberemos organizar audiciones...-reflexionó pensando en un buen modo de atraer artistas interesados, quizás el sello pudiera servir para ello, después de todo debía haber una gran base de datos con todos los artistas que pertenecían a él, podrían buscar allí algunos demos y con el material seleccionar de acuerdo al estilo y calidad. Frunció los labios mientras evaluaba las posibilidades.-Tu trabajas allí hace siglos, debes tener un par de nombres en la cabeza- al menos eso esperaba , ella era una recién llegada y no conocía a nadie, tampoco se creía del todo apta para escoger a sus futuros compañeros por su cuenta, necesitaba contar con la aprobación de su representante para sentirse mas segura. -Claro que no aceptaré a cualquiera-respondió descartando de inmediato esa opción, no tenía en claro el criterio que utilizaría, pero a su modo de ver dos cosas eran las importantes. El talento y la personalidad, necesitaba poder llevarse bien con ellos, convertirlos en sus amigos, y así crecer juntos con miras de un objetivo común. Era la primera vez que intentaría semejante trabajo en equipo, pero sin dudas la idea la entusiasmaba. No resultaría fácil, pero tampoco imposible. Aunque perder de tanto tiempo precioso no era su estilo.
-Definitivamente encontrar a las personas correctas nos llevará mucho tiempo...Es por eso que deseo hacer algunas presentaciones, ¡o me moriré del aburrimiento!-aquello último lo dijo en broma, aunque en parte para la joven vocalista estar sobre un escenario era algo completamente terapéutico, que la ayudaba a lidiar con sus deslices y mantener a raya sus problemas existenciales. Sonrió divertida ante sus comentarios, siempre atento a los detalles. Pronto, hizo un gesto con la mano desestimando esas palabras. -Suponiendo que me acepten... ¿podrías organizarlo?-lo miró con sincero entusiasmo ante la oportunidad, sabía que no sería algo importante o muy grande. No movilizarían a mucho público, pues casi nadie la conocía allí, sin embargo debía empezar lo antes posible a ponerse en acción. -¡Genial!-exclamó encantada ante su afirmativa, aquello era lo que necesitaba, cantar, estar sobre el escenario lograría borrar aquella angustia. Si las cosas salían bien la prensa comenzaría a fijar sus ojos en ella, y una vez la banda estuviera conformada las cosas fluirían con más prisa. Era un excelente plan. -¡Si! ¡Si!-respondió inquieta, deseando que todo aquello ocurriera ya mismo, esa noche. Conocer los escenarios de aquella ciudad, famosos en el resto del mundo por su excelente acústica y su estilo tan peculiar. Sería tan emocionante, estar frente a un público nuevo, al que debía esforzarse por conquistar. Ocuparse de detalles como el vestuario que utilizaría, las canciones que interpretaría. ¡Necesitaba conseguir un nuevo estilista! Esa se convertiría en una de sus prioridades.
Esta vez no lo detuvo cuando estuvo listo para marchar, se estaba entusiasmada con sus propias ideas y cualquier rastro del sueño había desaparecido, pero no importaba, estaría el resto de la noche inquieta, con muchas cosas divertidas dando vueltas en su cabeza. Se pus de pie de un salto y lo acompañó hasta la puerta, dándole un amoroso beso en la mejilla cuando estuvo bajo el umbral. -Gracias por venir-agregó con una sonrisa radiante, propia de ella, en la que no quedaba ningún rastro de la tristeza pasada. El entusiasmo y la energía eran ahora lo que la constituía por entero. Las ansias de volver a los escenarios, de brillar, eran lo que la alimentaba. Todo lo demás pasaría a un segundo plano, su concentración debía ser absoluto, y su objetivo claro: ser la número uno.
Invitado- Invitado
Re: Una voz sin comparación.
Reino detestaba en secreto esa ciudad y a toda la vida farandulera que allí se tenía, pero había una razón muy fuerte (excluyendo, claro, a sus seres queridos) por la que no podía marcharse de allí. Asimismo, como odiaba la prensa y los ojos curiosos, sentía un inmenso amor hacia Glass City y hacia el escenario que ofrecía. El Glass Dome era el sitio soñado para cualquier artista que se preciara: las luces, los decorados, las enormes galerías llenas de gente, los reflectores y la acústica. Era un sitio formidable, extrañaba tocar allí y desgarrarse la garganta cantando para una multitud motivada.
Tal como un padre idealizador, Reino quería que Layla conociera esa sensación. La imaginaba en el escenario más grande y prestigioso de toda la ciudad (y por tratarse de Glass City, presumiblemente del mundo), demostrando a todos el encanto de su voz, confirmando ante las pantallas y los testigos lo talentosa que era. Era una fantasía preciosa, la mirada incluso le brillaba en consecuencia, aún si Layla no pudiese verlo por la impertinencia de sus gafas.
— Hey, no digas esas cosas que me haces sentir un vejestorio, jajajaja~ — Reclamó al regresar a la realidad, estirando una sonrisa traviesa en su semblante. La conversación daba giros bastante drásticos, el humor de ambos oscilaba entre la tristeza y la felicidad de forma natural, tal como en los viejos tiempos. Eso le agradaba, aún si en ocasiones no sabía qué pasaba por la mente de su representada. — Hmm... Podría revisar la base de datos, sí... — Murmuró como si no quisiera la cosa, la verdad no tenía en mente a ningún músico en particular. Los que conocía que habían demostrado gran destreza distaban mucho del estilo tan jovial de Layla, aunque bueno, eso podía irse viendo con el tiempo. Para eso servían los estilistas y él mismo estaba allí para brindar armonía a la futura banda que empezarían a formar dentro de poco.
Rió ampliamente junto a ella cuando le vio tan emocionada por lo del concierto. Le contentaba que esa idea le gustara tanto como a él, eso facilitaría el proceso. Sabía por buenas fuentes que en ocasiones, por problemas emocionales, Layla no podía cantar. Resultaba sumamente alentador verla tan emocionada ante la posibilidad de cantarle al público que le ofrecería esa ciudad, era una forma de confirmar su bienestar.
— Jajajajaja reconozco que extrañaba eso que haces antes de una presentación~ — No lo dijo abiertamente pero su sonrisa le gustaba mucho. Se marcharía tranquilo, pensando en que Layla dormiría con esa sonrisa trazada en los labios.
Reino se acomodó la chaqueta otra vez y dirigió su rumbo hacia la puerta, la cual abrió con la clara intención de irse. Una vez bajo el umbral se volteó para despedirla con una expresión complicada. Estaba esperando que ella le insistiera en quedarse pero, para su suerte, no tuvo que explicarle otra vez que en la habitación había sólo una cama y que él definitivamente no dormiría con ella (por su propia seguridad). En lugar de eso Layla lo despidió depositando un beso en su mejilla, gesto que permitió que Reino dejara escapar una sonrisa involuntaria y cariñosa.
— Gracias a ti por la comida, llámame apenas tengas los resultados de la audición. — Le pidió, encontrando miradas con ella una última vez. Apenas ese trámite estuviese hecho y claro él tendría que empezar a moverse con sus obligaciones de mánager, entre conciertos y audiciones tendría mucho que hacer. — Good night, miss~ — Agregó antes de dedicarle un guiño y retirarse.
Tal como un padre idealizador, Reino quería que Layla conociera esa sensación. La imaginaba en el escenario más grande y prestigioso de toda la ciudad (y por tratarse de Glass City, presumiblemente del mundo), demostrando a todos el encanto de su voz, confirmando ante las pantallas y los testigos lo talentosa que era. Era una fantasía preciosa, la mirada incluso le brillaba en consecuencia, aún si Layla no pudiese verlo por la impertinencia de sus gafas.
— Hey, no digas esas cosas que me haces sentir un vejestorio, jajajaja~ — Reclamó al regresar a la realidad, estirando una sonrisa traviesa en su semblante. La conversación daba giros bastante drásticos, el humor de ambos oscilaba entre la tristeza y la felicidad de forma natural, tal como en los viejos tiempos. Eso le agradaba, aún si en ocasiones no sabía qué pasaba por la mente de su representada. — Hmm... Podría revisar la base de datos, sí... — Murmuró como si no quisiera la cosa, la verdad no tenía en mente a ningún músico en particular. Los que conocía que habían demostrado gran destreza distaban mucho del estilo tan jovial de Layla, aunque bueno, eso podía irse viendo con el tiempo. Para eso servían los estilistas y él mismo estaba allí para brindar armonía a la futura banda que empezarían a formar dentro de poco.
Rió ampliamente junto a ella cuando le vio tan emocionada por lo del concierto. Le contentaba que esa idea le gustara tanto como a él, eso facilitaría el proceso. Sabía por buenas fuentes que en ocasiones, por problemas emocionales, Layla no podía cantar. Resultaba sumamente alentador verla tan emocionada ante la posibilidad de cantarle al público que le ofrecería esa ciudad, era una forma de confirmar su bienestar.
— Jajajajaja reconozco que extrañaba eso que haces antes de una presentación~ — No lo dijo abiertamente pero su sonrisa le gustaba mucho. Se marcharía tranquilo, pensando en que Layla dormiría con esa sonrisa trazada en los labios.
Reino se acomodó la chaqueta otra vez y dirigió su rumbo hacia la puerta, la cual abrió con la clara intención de irse. Una vez bajo el umbral se volteó para despedirla con una expresión complicada. Estaba esperando que ella le insistiera en quedarse pero, para su suerte, no tuvo que explicarle otra vez que en la habitación había sólo una cama y que él definitivamente no dormiría con ella (por su propia seguridad). En lugar de eso Layla lo despidió depositando un beso en su mejilla, gesto que permitió que Reino dejara escapar una sonrisa involuntaria y cariñosa.
— Gracias a ti por la comida, llámame apenas tengas los resultados de la audición. — Le pidió, encontrando miradas con ella una última vez. Apenas ese trámite estuviese hecho y claro él tendría que empezar a moverse con sus obligaciones de mánager, entre conciertos y audiciones tendría mucho que hacer. — Good night, miss~ — Agregó antes de dedicarle un guiño y retirarse.
Reino- Moderador
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