(R) Primer acto: Tears Of The Dragon (Priv. Dandelion)

Dominik Vodrak era joven para un futuro rey, aún con mucho por aprender sobre su propio rol y las complejidades de su mundo. Sabía que sus responsabilidades pesaban sobre sus hombros, pero siempre le resultaba más fácil cumplir con las formalidades sin pensar demasiado en lo que eso significaba. La vida del reino de los dragones ancestrales era pacífica, aunque últimamente su familia había estado lidiando con algo inusual: un tratado con los demonios.

Nunca había comprendido del todo por qué su padre aceptó trabajar con ellos, pero sabía que algo tenía que ver con las escamas de los dragones, una solución que ayudaría a los demonios a purificar su ambiente tóxico. Dominik prefería no involucrarse demasiado. Dejaría que su padre manejara todo, como lo había hecho siempre.

Fue durante una de las muchas reuniones cuando conoció a Dantalion, un demonio de alta categoría, un duque. El aire sereno y la compostura de Dantalion lo intrigaron desde el principio. Había algo en su tranquilidad que le resultaba... inusual. Aunque no le dio mucha importancia al principio, se encontró cruzándose con el duque en más ocasiones de las que esperaba.

A lo largo de esas casuales interacciones, sin darse cuenta, Dominik empezó a buscar más de esos momentos. ¿Por qué? No estaba seguro. No tenía experiencia en el terreno de las emociones, y las pocas veces que intentaba entender por qué se sentía más cómodo o intrigado con Dantalion, su mente simplemente se llenaba de confusión. No tenía las herramientas para descifrar lo que le pasaba. Solo sabía que esos encuentros se sentían bien, como si fueran necesarios en su vida.

Cada vez que hablaban, las conversaciones con Dantalion fluían con una calma que él no lograba sentir con otros. Sin embargo, nunca le dedicaba mucho tiempo a pensar en esas cosas. De hecho, era incapaz de distinguir por qué su pecho se sentía más liviano cuando el demonio estaba cerca. En su mente, todo era parte de las circunstancias del tratado. No había nada más allá de eso.

Pero mientras el tiempo pasaba, Dominik empezó a notar algo más, algo que no entendía del todo. Se encontraba sonriendo más a menudo cuando Dantalion estaba presente, su mente divagando en sus palabras incluso después de que se despedían. Y aun así, esas sensaciones eran misterios que prefería ignorar.

Después de todo, ¿Qué podría significar todo aquello? Para alguien como él, que había sido criado con la idea de que su destino estaba atado al trono y a su gente, esas emociones eran un enigma, uno que ni siquiera sabía que estaba intentando resolver.

Imagen referencial:

El día había comenzado para Dominik como cualquier otro en el reino. Aunque las tareas del día pesaban sobre él, su mente divagaba en otros asuntos. Mientras caminaba por los pasillos, sus pasos resonaban en el eco vacío de las paredes. Su mirada vagaba por los intrincados detalles de las decoraciones, pero no lograban mantener su atención fija por mucho tiempo.

“Lo he visto tantas veces estos días”, pensaba,  Aunque no podía entender bien por qué, había algo que lo atraía hacia ese demonio. no le gustaba, eso le hacia sentir vulnerable. No era la típica curiosidad que podría sentir por un extraño, era más profundo, más inquietante, pero de una forma que no lograba identificar del todo. ¿Era la calma que irradiaba? ¿O esa extraña sensación de serenidad que le brindaba estar cerca de él? Nunca había sido bueno identificando lo que sentía.

Dominik se detuvo a medio pasillo, reflexionando por un momento. Estaba cansado de las reuniones y de la constante tensión en el castillo debido al tratado con los demonios. Sentía que necesitaba escapar, aunque fuera por unas horas. Y sabía exactamente a dónde ir: a uno de sus rincones favoritos del reino, un lugar apartado, lejos de las responsabilidades y las constantes miradas.

Mientras giraba una esquina, su vista lo atrapó antes de que pudiera siquiera procesarlo. Dantalion. Como siempre, sereno, observando uno de los tapices antiguos colgados en la pared. El corazón de Dominik dio un pequeño vuelco, pero como de costumbre, ignoró esa sensación, o al menos lo intentó. Se acercó a él con pasos tranquilos, pero más decididos de lo habitual.

“¿Debería decirle algo? Tal vez hoy podría invitarlo. Sí, lejos de todo esto… podría ser diferente.”

Sin detenerse a pensar más, Dominik se aclaró la garganta y dijo, en un tono ligeramente más casual del que solía usar:

- Dantalion.

Esperó a que el demonio lo mirara, sus ojos intentando mantener una compostura, en el fondo, sabía que estaba algo inquieto tras lo que iba a pedirle. Una voz tranquila pero con un leve titubeo fue la que el dragón dirigió al más alto.

- He estado pensando… Hay un lugar afuera, es uno de mis favoritos. Se puede ver todo el horizonte desde ahí, lejos de las murallas y el bullicio. Estaba pensando de que si tienes algo de tiempo, podrías acompañarme.

El dragón sintió cómo el calor subía a su rostro, algo que no le sucedía a menudo. “¿Por qué estoy nervioso?” se preguntó, pero decidió no darle vueltas al asunto. A pesar de sus revoltosos sentires, el ojiazul siempre se mantenía en calma y con un rostro casi inexpresivo siempre que estaba dentro del castillo.

Dantalion duque del infierno y una de las mejores manos que el Gobernante de las tinieblas podría tener, fue enviado a la tierra de los dragones celestiales a poner fin a la masacre que siempre habían generado sus valiosas escamas, el lucero había mandado a su mejor y más confiable caballero a realizar un tratado con las criaturas celestiales y así poner fin a su caza por parte de los habitantes de las tinieblas y a su vez tomar de su ayuda para desintoxicar el infierno y seguir poblándolo.

Dantalion, ya había tenido alrededor de tres reuniones con el líder del clan dragón desde que había llegado al lugar desde hace dos semanas, pero aún así aquel sabio hombre aún no había llegado a un acuerdo con sus pares, y aceptar aquel tratado con los demonios, ellos no eran parte del reino celestial, por lo que no tenían negado el trato con las criaturas demoniacas, pero aún así debían tener el debido cuidado ya que ellos protegían la tierra entre el cielo y el infierno, por lo que aceptar un tratado con seres que hace décadas los cazaban por sus valiosas escamas era algo que no todos estaban dispuestos a aceptar. Dantalion lo sabia y su gobernante también, por lo que  su estadía en aquellas tierras seria más prolongada que muchos otros tratados diplomáticos.

Hace dos días había terminado la tercera reunión por parte de los dragones y los demonios, pero aún no se llegaba a un acuerdo conciso, las clausulas iban creciendo y otras modificando, pero a pesar de eso, las criaturas celestiales aún no aceptaban por completo aquel tratado. Dantalion fue recibido por parte del líder dragón, le proporcionaron un lugar un poco alejado del centro, pero a través de un portal podía viajas tanto al catillo principal, como al infierno, por lo que sus viajes eran constantes, entre reuniones en la tierra, como los informes y reuniones con su gobernante en el infierno.

El duque volvió a la tierra de los dragones luego de bajar a la oscuridad del infierno a dar el reporte al Rey de las tinieblas, que estaba más que interesado en que se realizara aquel tratado, sin percatarse que era uno de los pocos días libres que tenia entre estar viajando, de arriba para abajo entre ambas tierras, por lo que decidió comenzar recorriendo las instalaciones del palacio dragón, no había podido apreciar su belleza desde el día que había puesto un pie en aquel lugar, por lo que su pequeña caminata en aquellos pasillos se detuvo al encontrase con enorme tapiz en la pared, era rojo azul con detalles en color oro, tan grande y majestuoso, contenía la imagen de un dragón blanco rodeando un circulo, protegiéndolo tanto de la luz y de la oscuridad que se representaban como nubes saliendo desde los extremos de arriba y abajo del tapiz, Dantalion quedo absorto en esa gran obra, ignorando por completo todo  su alrededor, los sirvientes pasando y gente del consejo que pasaban murmurando más de unas palabras por su presencia en el lugar, pero todo eso desapareció, solo era el y aquel tapiz en el lugar, no podía apartar la vista de la belleza del dragón, tan enorme y monstruoso, pero hermoso, no como las criaturas que conocía o la apariencia de el mismo...
Una voz serena pero joven que lo llamaba por su nombre lo saco de sus pensamientos, trayéndolo nuevamente a la realidad y al bullicio del lugar...

referencia Dantalion en aquella epoca:

-Saludos al príncipe dragón-saludo Dantalion cuando su vista se poso en la persona que había llamado a su nombre, notando que era el futuro soberano de la tierra, el muchacho había asistido a todas las reuniones, aunque en muy pocas ocasiones tuvo algo que decir, pero una que otra vez aquellos dos se encontraron por los pasillos del palacio, Dantalion siempre saludaba con el debido respeto, pero no podía negar que en más de una ocasión quedo absorto en los ojos azules del príncipe, hace mucho que no veía una belleza que lo dejara incapaz de apartar la mirada, pero lo mantenía bien escondido, aunque para ambos era obvio que cruzaban más miradas de los normal...
El príncipe lo había invitado a un lugar apartado, un lugar donde no hubieran miradas constante por su presencia, un lugar donde solo estuvieran ellos dos, Dantalion no estaba seguro de aceptar aquella oferta, no porque no hubiera querido, si no por lo que las personas del lugar podrían decir al ver al futuro rey con un demonio en un lugar apartado.

-¿Esta bien que alguien como yo acompañe al príncipe sin un guardia?-Dantalin expreso aquella preocupación mientras dedicaba más de una mirada a los alrededores, notando ojos de Dragon a lo lejos, tanto de la servidumbre, como de caballeros del palacio mirando como su príncipe hablaba can el Duque sin nadie alrededor...-creo que más de uno de sus súbditos me quieren bastante lejos de usted-declaro y a su vez movía la cabeza apuntando a las miradas que estaban dándoles, informando al príncipe que quizás su invitación no era tan buena idea, aunque el Duque quería más que nadie que lo llevara lejos de tantas miradas y susurros.

El dragón se quedo observando como la mirada del demonio danzaba por cada  persona que le dedicaba una mirada, Negó con su cabeza y dio un largo suspiro. La mención de la falta de guardias hizo que Dominik esbozara una ligera sonrisa que rápidamente trató de disimula.

- No hay porque preocuparse de ellos, ¿O caso no tengo el poder de ir donde yo quiera? ¿Y con quien yo quiera? ellos no son quienes deciden a dónde voy ni con quién.

La voz de Dominik se alzó apropósito, tras estas las miradas fueron bajando y algunos fueron desapareciendo de la vista del príncipe. A pesar de la inseguridad que Dantalion había expresado, el ojiazul mantuvo su postura firme, demostrando su autoridad.

- Además, las vistas del horizonte son maravillosas, le aseguro que nunca vera un cielo más bello que este... Hay que ir ahora mismo si quiere disfrutarlo.

Miró de reojo a los sirvientes y caballeros restante, algunos tenían la osadía de seguirles con la mirada, pero esta vez no les dio importancia. No tenía la menor intención de dejar que esos rumores o susurros dictaran lo que quería hacer. "No es como si esto fuera algo indebido... ¿o sí?" Las duda hizo un eco en la mente del joven, pero decidió ignorarla.

El heredero al trono esperaba impacientemente la respuesta del Duque, tras no tener una respuesta inmediata actuó de forma precipitada, tomando la mano del contrario con una notable molestia en su rostro. No le gustaba que los demás actuarán de forma insegura hacia él.

Sin más preámbulos, Dominik comenzó a caminar, confiado en que Dantalion le seguiría el ritmo de sus pasos y que no le estaría llevando en contra de su voluntad. Mientras iban atravesando los pasillos, las miradas no pasaron desapercibidas para ninguno de los dos. Sin embargo, esta vez, Dominik decidió ignorarlas por completo. "Debería estar más que acostumbrado a esto." pensaba mientras avanzaba a paso firme, guiando al demonio hacia el exterior.

Los jardines del reino dieron paso a un sendero este los alejaba cada vez más. A medida que se alejaban del bullicio era casi nulo, el aire se volvía más puro, y el ambiente, más tranquilo. Dominik caminaba en silencio, sintiendo cómo su pecho se relajaba con cada paso que daba lejos de su hogar. Una gran llanura se abría paso, mostrando la hermosa naturaleza del lugar, vegetación, flores y altos arboles les rodeaban.

Imagen referencial del paiseje:

- Hemos llegado.

Una voz suave y tranquila salió de los labios de Dominik. Estar en ese lugar le proporcionaba una increíble paz, y sin darse cuenta, esbozó una amplia sonrisa mientras contemplaba el paisaje. Aquel valle le permitía escapar de todo, sus responsabilidades, las expectativas de cómo debía ser o comportarse. En ese rincón del mundo, nada de eso importaba.

Tan perdido se encontraba en su propia calma que olvidó por completo que, por primera vez no se encontraba solo. Seguía sosteniendo la mano de Dantalion y al darse cuenta, bajó la mirada de inmediato, sintiendo cómo un calor subía por su cuerpo hasta su rostro, haciéndolo sonrojarse por completo. Intentó evitar mirar a su acompañante, pero fue en vano. Cuando finalmente alzó la vista, se encontró con los ojos del demonio y una gran vergüenza lo invadió.

- D-Disculpa... No me había percatado de lo imprudente que fui.

Dijo apenas en un susurro, Sin embargo, una vez que sus miradas se encontraron, no pudo apartarla. Esos ojos, de un color tan único, lo hipnotizaban. Aunque se negaba a aceptarlo, sabía que, cada vez que sus ojos se cruzaban con los de Dantalion, se perdía completamente en ellos.

Dantalion no sabia que hacer, su mente le decía que acompañara al chico, disfrutara de su día libre, pero su cuerpo se mantuvo en la posición inicial, a pesar de que quería hacer muchas cosas, siempre mantenía la compostura y hacia las cosas que un noble con el titulo de Duque debía hacer. Dio otra mirada a sus alrededores, ahora eran menos las personas que los observaban pero sentía que debía negarse a la propuesta del príncipe, pero antes de poder formar una oración, su mano fue secuestrada por el contrario y fue arrastrado por uno de los pasillos del castillo, para terminar a en un jardín que tenia una pequeña puerta al exterior, desde allí la caminata duro unos veinte minutos, el ruido de la ciudad de apoco comenzó a apagarse, resonando solo las hojas de los arboles, los pájaros cantando y un ruido de agua fluyendo a lo lejos, el paisaje era extremadamente hermoso, casi irreal, los ojos de Dantalion por fin se posaron en la espalda del chico que lo iba llevando aún de las manos, fue consiente de la situación y su corazón se acelero por un momento, el calor de las manos no lo dejaba pensar muy bien, por un segundo pensó en tomar del chico y abrazarlo pero el pensamiento fue interrumpido por el príncipe, el cual muy avergonzado soltó su mano y mostro con un poco de orgullo infantil aquel hermoso lugar.

Sin duda Dantalion nunca había visto paisaje más hermoso, normalmente en el infierno el "cielo" siempre era de colores oscuros o lleno de neblina toxica del lugar, pero lo que encontraba más hermoso que el mismo lugar era el chico dragón frente a el, el viento hacia que su larga cabellera flotara por lo alrededores y sus hermosos ojos azules se vieran tan bellos como el agua de un lago mágico, aunque su vista se posara en el maravilloso paisaje, su favorito era donde estuviera el príncipe. El duque entendía que era atracción, pero no sabia que aquello era posible, el gustar de alguien era algo que jamás había experimentado, pero no podía negar que la belleza del príncipe lo tenia todo embobado por él.

-El paisaje es hermoso, nunca había visto el cielo tan despejado, tan limpio-Dantalion expreso su gusto por el lugar, al mismo tiempo que caminaba por el amplio valle, contemplando el cielo, sus nubes que chocaban con las enormes montañas,  las flores a lo largo del suelo, de diferentes tamaños y colores, a unos pocos metros de ellos se encontraba un lago, amplio, de aguas cristalinas, brillaba como si fuera de cristal, Dantalion al acercarse noto que lo que brillaba eran las piedras preciosas al fondo de este, que le daba ese brillo como si de cristales se tratase, metió una de sus manos y saco una pequeña piedra, tan azul como los ojos del chico que lo había arrastrado a ese maravilloso lugar, se guardo esta en el bolsillo como recuerdo de su gran hallazgo.

Referencia paisaje y lago:

-Príncipe, el lago, parece hecho de cristal-llamo la atención del ojiazul, para que se acercara a Dantalion, al mismo tiempo le dio palmaditas al pasto para que se sentara junto a el, frente al lago y así poder seguir observando tan hermoso paisaje, con una hermosa compañía.

-Como me gustaría detener el tiempo y quedarme por siempre en este hermoso lugar -Dantalion hablo con sinceridad, jamás expresaba lo que el quería, siempre seguía y hacia las cosas como el resto esperaba que las hiera, tan perfecto en todo, tanto que a veces creía que era un simple muñeco el cual no tenia voluntad propia, pero aquello era algo que jamás expresaría, ni su mejor amigo y mano derecha lo sabia, porque hasta el esperaba que fuera ese ser tan perfecto que el resto creía que era.-La vista aquí es hermosa, pero creo que con tu belleza se vuelve aún más mágica -Y el chico de ojos color ámbar le sonrió, cosa que jamás había hecho desde que piso la tierra de los dragones.

Dominik había escuchado atentamente las palabras de Dantalion. Las palabras del demonio flotaban en el aire, resonando en su mente. "¿Mi... belleza?" pensó, ignorando cualquier otra de las palabras del más alto. Estaba completamente sorprendido. Era algo que no estaba acostumbrado a escuchar, y mucho menos de alguien como Dantalion. El calor en su rostro se intensificó, por un momento, no supo qué hacer con esas emociones confusas que revoloteaban en su pecho.

Se sentó al lado del duque, tal como este le había indicado, mirando el lago con nerviosismo. Las aguas cristalinas reflejaban las montañas y el cielo despejado, creando un increíble espectáculo, Sin embargo, por mucho que quisiera enfocarse en el paisaje, su mirada volvía una y otra vez al demonio y no pudo evitar sonreír. "Es extraño... pero me gusta estar aquí con él. Me hace sentir... diferente."

Finalmente, el príncipe rompió el silencio, sus ojos azules se encontraban fijos en el lago mientras hablaba.

- Este lugar...  es tan magnifico... siempre ha sido especial para mí. Aquí es donde puedo olvidar las responsabilidades, las expectativas... Todo lo que debo ser... Es curioso...  Nunca he traído a nadie aquí, por primera vez, puedo disfrutar de este lugar con alguien más.

Se dio cuenta de lo mucho que había dicho y de la profundidad de sus palabras, lo que hizo que su corazón se acelerara nuevamente. "¿Por qué dije eso?. El viento sopló nuevamente, haciendo que su cabello cayera sobre su frente, y Dominik levantó la mano para apartarlo, dándose cuenta de que aún no sabía cómo manejar las emociones, "Es Dantalion... un demonio... y yo... no debería... ¿verdad?". Las dudas lo atacaban, pero a la vez, una extraña sensación de calma lo invadía estando en compañía del demonio.

De pronto, una brisa más fuerte levantó algunas flores del campo, haciéndolas danzar a su alrededor. Algunas de  ellas, volaron directamente hacia el rostro de Dantalion, el dragón no pudo evitar sonreír al verle y sin pensarlo mucho, extendió una mano para retirar algunas flores, sus dedos rozaron la piel del demonio, y este roce hizo que sintiera una descarga de emociones correr por su pecho. Sus ojos se encontraron con los del duque y el mundo pareció detenerse para Dominik.  Las palabras se quedaron en su garganta, pero no se apartó. Solo se quedó ahí, quieto sosteniendo la flor entre sus dedos mientras su corazón latía con fuerza.

Dantalion se acomodo de una forma más relajada al lado del muchacho, que ahora se encontraba a su lado, no sabia realmente como actuar, había confesado uno de sus secretos, pero no parecía serlo, por lo que su comentario solo provoco que el ojiazul a su lado siguiera hablando del hermoso lugar, reafirmando que aquel lugar apartado hacia que las preocupaciones se fueran en unos segundos, mientras miraba el hermoso paisaje y al hermoso chico quien también se sinceraba con el hecho de escaparse muy seguido a aquel lugar era irrealmente hipnotizador.

Dantalion pensaba en como un ser tan sabio y calmado le gustaba escapar de toda responsabilidad, pero no lo veía tan imposible, el era igual que el príncipe, una simple fachada de ser "perfecto", como uno debería ser y comportarse, cosa que lo llevaba a percatarse de lo que estaba haciendo no era correcto, ¿pero que lo era? El duque se encontraba más serio que hace unos segundo, cuando una pequeña risa lo saco de aquellos deprimentes pensamientos, una sonrisa tan brillante lo hizo caer en cuenta que caían pétalos de su cabeza y el hermoso chico frente a el estirando su mano decidió tomar algunos de esos pétalos y flores, tocando su piel, su cuerpo salto por un segundo, ser tocado con tanta delicadeza era extraño, pero a Dantelion no le molesto, quería que el chico siguiera...

Referencia de Dantalion con las flores:

Cuando Dantalin noto que el joven dragón estaba por apartar su mano de su rostro lo detuvo, tomo su mano, abriendo su palma y colocando su cabeza en esta, su frio toque relajaba al duque, su temperatura demoniaca era más alta que la de un humano normal, por lo que un toque frio siempre era calmante y refrescante para él- Por favor, no alejes tú mano, se siente bien...-confeso el más alto.

Pasaron alrededor de unos minutos donde Dantalion con los ojos completamente cerrados descansaba en la mano del chico de cabellos largos junto a el, estaba absorto en una sensación de calma tan grande que bajo la guardia por completo y de apoco fuer perdiendo la batalla contra el sueño, dejándose caer en el regazo del dragón, sin soltar de su hermosa mano, el sonido de la naturaleza, el viento en las hojas de los arboles, el agua en movimiento pasando por las rocas, el olor de las flores y el cómodo lugar donde su cabeza había parado a descansar hicieron que Dantalion pudiera dormirse como nunca lo había hecho en toda su larga vida.

Dantalion abrió los ojos, notando que se había dormido por completo, encontrándose con los ojos del príncipe,  este estaba con una postura serena, pero sus orejas puntiagudas no mentían, estaban con un pequeño sonrojo, ver tal escena hizo que el corazón del duque brincara, ver aquella hermosa escena parecía sacada de una pintura, la belleza del heredero dragón era tanta que Dantalion lo comparaba como ver el lucero más brillante en una noche oscura, algo de lo que no podrías apartar la mirada.-Discúlpame, no se por cuanto tiempo me dormí...

El chico de ojos color ámbar se levanto de su cómoda almohada de piernas, notando que una de las manos del muchacho seguían agarrando la del contrario, este acto lo hizo sonreír involuntariamente, decidiendo no soltar aquella mano aunque ahora se encontraba incorporado por completo.-El príncipe es muy amable por prestarme sus piernas para dormir.-hablo con un pequeño tono de burla coqueta.

Cuando Dantalion detuvo su mano y la apoyó en su rostro, un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Dominik. No se lo esperaba, menos aún el calor que emanaba de la piel del demonio. La súplica de Dantalion, tan inesperada como suave, hizo que el corazón del príncipe se acelerara.

- Yo... claro...

Murmuró, sin saber realmente cómo reaccionar, pero tampoco sintiéndose capaz de negarse. El dragón dejó que el demonio descansara en su mano, el peso de su cabeza apoyada en su regazo era extraño, pero no incómodo. De alguna manera, la cercanía se sentía natural, como si no hubiera necesidad de palabras ni explicaciones. El tiempo pareció detenerse en ese momento, los sonidos del viento, el agua y las hojas formaban una melodía calmante.

Mientras Dantalion parecía perderse en el sueño, el chico de ojos azules se quedó allí, inmóvil, observándolo. El duque, normalmente tan serio y controlado, ahora mostraba una expresión de paz que nunca antes había visto. El príncipe no pudo evitar sonreír al ver lo relajado que se encontraba el demonio en su regazo, con su cabello oscuro cayendo hacia un lado. "Jamás pensé que lo vería así..." Estaba sorprendido por lo tierno que se veía, una imagen que contrastaba tanto con la presencia imponente de Dantalion.

Su mano, aún atrapada entre las de Dantalion, le transmitía una sensación cálida que lo hacía sentir... ¿Seguro? O tal vez era otra cosa que aún no lograba identificar. El rubor en sus mejillas creció mientras trataba de calmar los latidos acelerados de su corazón.

Cuando Dantalion despertó y abrió los ojos, encontrándose con los suyos, el tiempo pareció detenerse de nuevo. Dominik no supo qué decir, solo pudo devolverle la mirada, notando cómo el duque lo observaba de una manera diferente.

- No te preocupes... no es que me molestara...

El príncipe trató de moverse, de apartar la mano para recomponerse, pero el demonio no lo dejó. El simple hecho de que aún sostuviera su mano provocó que su mente se nublara una vez más, y una sensación cálida apareciera en su pecho. "¿Por qué me siento así...?"

La situación, aunque confusa para él, también le resultaba... extrañamente agradable. Sentía que había algo entre ellos que no podía poner en palabras, algo que iba más allá de la simple cortesía entre un príncipe y un duque.

Finalmente, soltó una pequeña risa, aún nerviosa pero sincera.

- Parece que tú también necesitabas un lugar donde relajarte...

Dijo con un tono más suave, casi como un susurro.

Mirar al chico hizo que Dantalion no tuviera que usar su poder para leer pensamientos, supo entender que el joven príncipe se encontraba avergonzado por el actuar del duque, pero aun así no generaba rechazo ni un malestar a sus acciones o palabras coquetas, este tipo de reacción fue lo que provoco un hormigueo en el estomago de Dantalion e hizo querer más del joven, después de todo su experiencia con otras personas no era mucha, pero de lo poco que había interactuado con otros, y pocas veces más allá de una charla, ninguna de esas personas o criaturas provocaba en él lo que el joven dragón podía, no solo quería estar en el mismo lugar, ni compartir una agradable charla, sus deseos de generar algún contacto eran casi incontrolables, cada pequeño gesto, cada pequeña reacción del príncipe generaba  algo dentro del duque digno de un demonio, cada minuto que pasaba con el heredero dragón, más codicioso se volvía, era algo que intentaba controlar cada segundo, sin entender como era posible que su existencia lo atrajera tanto.

-Creo que mi lugar de descanso es el regazo del príncipe-el duque expreso aquello con una sonrisa traviesa, para luego levantar la hermosa mano del chico frente a el y depositar un beso en su palma, demostración no solo de confianza si no también de sumisión por parte de una pareja intima, por lo menos en el territorio infernal, por lo que no estaba seguro si el dragón entendería aquel acto egoísta y lujurioso de seguro su sabor es aún más cautivador-Dantalion expreso aquello ultimo casi en un susurro, uno de sus pocos deseos egoístas, de los cuales por ningún motivo dejaba ver.
Luego de aquel acto que notoriamente provocaba  poner al joven príncipe más nervioso, Dantalion decidió terminar aquella demostración de deseos soltando la mano del heredero dragón con delicadeza, sin dejar de mirar aquellos profundos e irresistibles ojos, que siempre intentaban demostrar serenidad pero que más de una vez flaquearon delante del demonio.-El joven príncipe provoca en mi un deseo del cual no estoy acostumbrado a sentir...

Dantalion miraba aún a los ojos al heredero, notándose en sus ojos un pequeño brillo, pero ante de poder recibir alguna reacción del dragón, unas gotas cayeron a su rostro, recorriéndolo por completo, provocando que el duque al fin desviara su mirada al cielo, notando que nubes que botaban agua se acercaban al lugar secreto que estaban compartiendo-creo que comenzara a llover-y al mismo tiempo que terminaba aquella frase, la lluvia ya estaba sobre ellos, provocando que comenzaran a empaparse-espero que tenga una cabaña secreta a la cual correr-hablo poniéndose de pie y ofreciendo su mano al joven príncipe-vamos, debemos salir de aquí.

Dominik sintió cómo el corazón le daba un vuelco en el pecho cuando el contrario levantó su mano y depositó un suave beso en su palma. El simple contacto provocó una ola de calor que recorrió todo su cuerpo, dejándolo completamente paralizado por un segundo. El gesto no solo fue inesperado, sino que cargaba con un peso que no entendía del todo. "¿Por qué Dantalion hizo eso?" Y lo que era aún más desconcertante para el joven príncipe  "¿Por qué no me incomodó su actuar?"

El dragón no pudo evitar sonrojarse aún más cuando escuchó las palabras del demonio, estas parecían susurradas directamente en su mente, pero no encontró el valor para responder de inmediato. Las palabras resonaban en su mente, "¿Provoco un deseo en él...?". "¿Qué significaba eso realmente?"

Cuando las primeras gotas de lluvia cayeron, fue un alivio para el joven dragón, pues el agua fresca ayudaba a calmar el torbellino de emociones. Levantó su mirada hacia el cielo, observando cómo las nubes comenzaban a cubrir el lugar. Tras esto, se permitió cerrar los ojos y sentir el frío de la lluvia, como si el agua pudiera lavar toda la confusión que cargaba en ese momento.

Al escuchar la voz del duque llamándolo a salir del lugar, Dominik abrió los ojos y vio cómo el demonio extendía la mano hacia él. Al ver su mano lo hizo dudar, pero algo dentro de él lo empujó a aceptarla. El príncipe tomó la mano y con un leve apretón, se levantó del suelo.

- Lamento decirte que... no hay una cabaña secreta aquí... pero puedo llevarnos de vuelta al castillo... Ahm, se escabullirme sin que nadie nos vea hasta mi... habi...tacion.

Respondió, su voz de seguridad pasó a temblar un poco, le estaba invitando directamente a su habitación, si alguien se enteraba iba a ser un gran escandalo, pero no tenían mucha opciones, de cualquier forma, el hecho de verlos juntos por allí iba a ser perjudicial para ambas partes.

Dominik apretó un poco más la mano de Dantalion mientras ambos comenzaban a caminar bajo la lluvia, tratando de no pensar demasiado en lo que acababa de pasar. A pesar de la confusión que sentía, una parte de él no quería soltar la mano del duque. Era una sensación extraña, pero a la vez... agradable. El calor de su piel contrastaba con el frío de la suya y por alguna razón, se sentía bien. No estaba seguro de cómo interpretar todo esto, pero por ahora, decidió dejarse llevar por el momento y no darle tantas vueltas.

Mientras caminaban juntos, la lluvia no dejaba de caer, pero Dominik apenas se dio cuenta. Estaba demasiado concentrado en la sensación de sus manos, "¿Qué está pasando entre nosotros?" le dedico una rápida mirada a sus manos y luego al rostro del pacifico demonio. "Ah... esto eta muy mal. Pero ya no puedo retroceder, solo tenemos que llegar sin que nadie nos note..."

Dentro del castillo, el sonido de la lluvia se desvanecía y lo único que podían escuchar eran sus pasos en el suelo de piedra. El ambiente estaba frío por la humedad, pero la sensación de estar a salvo de miradas curiosas lo calmaba. Dominik soltó suavemente la mano de Dantalion, solo para comprobar el pasillo y asegurarse de que el camino estaba despejado. Llevó al demonio por escaleras ocultas y corredores poco transitados, esquivando cualquier posible encuentro con otros. Finalmente, llegaron a su habitación sin ser vistos por nadie.

Una vez dentro, cerró la puerta con un suspiro de alivio, apoyando la espalda contra esta. Su corazón latía rápidamente, por el nerviosismo de haber logrado llegar sin ser descubiertos. Ahora había que enfrentar el otro problema, la incomoda situación en la que se estaba por envolver con Dantalion en su habitación.

La confesión del chico de ojos azules sobre no tener una cabaña secreta pero si una habitación dispuesta a esconderlos hizo que el corazón de Dandelion se agitara con tal propuesta, el apretón fuerte dela mano del contrario lo hizo ser consiente de la situación, pero solo acertó a asentir con la cabeza a lo anterior nombrado y con ello fue arrastrado por el joven príncipe devuelta al castillo.

Dandelion iba un paso atrás, dejándose arrastrar por el dragón, pensó en decir algo, un comentario gracioso, pero decidió callarse, pensó que quizá cualquier cosa que volviera consiente al príncipe sobre llevarlo de la mano interrumpiera aquella agradable caminata secreta. Dandelion se dejo llevar, no reclamo, ni interrumpió el esfuerzo del chico por esconderlos en los pasillos del castillo, por un segundo fue capaz de leer un pensamiento fugaz del joven príncipe "Ah... esto eta muy mal. Pero ya no puedo retroceder, solo tenemos que llegar sin que nadie nos note..." Aquella frase que llego a Dandelion sin tener que hacer un esfuerzo lo hizo sonreír, con su mano libre tapo su boca para ocultar aquella sonrisa que provoco lo adorable que se veía el muchacho tratando de no ser descubierto, le agradaba la sensación de estarlo llevando por el mal camino, algo como corromperlo lo emocionaba un poco. Esos extraños pensamientos fueron interrumpidos cuando de un tirón fue intruducido a una gran habitación, era agradable y muy bella, digna del futuro Rey, Dandelion camino en paso lento, mirando todo a su alrededor, cautivado por ser capaz de ver algo tan privado del chico, cuando nuevamente fue devuelto a la realidad al escuchar un ruido y al momento de voltear vio como el empapado dragón se dejaba caer apoyado en la puerta, una vista que sin duda hizo que el estomago del Duque se apretara, era una increíble vista...

-El príncipe se esforzó demasiado, gracias-El demonio hablo para romper el silencio y parar quizá más de un extraño pensamiento que había cruzado su cabeza-por cierto, ¿tendrá algo con lo que pueda secarme? -el duque había decidido sacar una capa de su ropa, quedando su cuerpo más expuesto que lo normalmente dejaba ver por otros.

sin su capa de ropa:

La sensación de estar sin su abrigo era extraña, sobre todo porque aún seguía con toda la ropa mojada y pegada al cuerpo.-Por cierto, que hermosa vista la que tiene en su habitación-El demonio había querido cambiar el tema, al mismo tiempo que se dirigía a la gran ventana que se encontraba cerca de él, siendo capaz de ver todo el jardín del castillo y hasta más allá, quedando más que encantado por aquella gran vista, pero al no tener respuesta alguna volvió a mirar al chico detrás de él-¿Príncipe, me esta escuchando?-Dandelion volvió a hablar, la mirada del chico aún en la puerta era evidente, pero no había dicho nada desde hace rato y el duque no sabia como tomarse ese silencio, por lo que decidió molestarlo un poco, quizá de esa forma generaba alguna reacción-Se que le agrada lo que ve-refiriéndose a él sin abrigo, dejando ver su cuerpo, aunque estaba con algunas marcas de batallas, era un cuerpo bien trabajado - pero me temo que si no se seca pronto, podría bajarle demasiado la temperatura su majestad-su burla fue terminada con preocupación verdadera, después de todo el príncipe era un tipo de lagarto, uno muy grande y el frio no era muy amable con ellos, por lo menos en la forma "humana" o eso decían los libros que Dandelion había leído antes de ir a la tierra del dragón.

Dominik, aún apoyado contra la puerta, intentaba controlar el torbellino de pensamientos que lo abrumaba. Miró a Dantalion, observando cómo el demonio se despojaba de su capa, dejando su cuerpo más expuesto. La imagen del duque mojado y sin su abrigo provocó que su corazón latiera más rápido de lo que quería admitir. Por un segundo, intentó apartar la mirada, pero era imposible no notar los músculos bien definidos y las marcas que cruzaban su piel, como cicatrices de antiguas batallas.

El comentario del duque lo tomó por sorpresa, y el príncipe sintió que el calor subía a sus mejillas una vez más. ¿De verdad estaba mirando tan fijamente? Se aclaró la garganta, apartando el cabello mojado de su frente antes de responder.

- No es eso... sólo... Es que... tienes razón, debemos secarnos...

Sin querer alargar la incomoda respuesta, Dominik se levantó rápidamente y caminó hacia un armario en un rincón de la habitación. Sacó un par de toallas grandes y las extendió hacia el demonio, evitando por todos los medios mirarlo directamente a los ojos. Sentía que si lo hacía, su rostro terminaría completamente rojo.

Mientras le ofrecía una de las toallas, su mirada cayó involuntariamente sobre el pecho del demonio, y tuvo que hacer un esfuerzo para volver la vista hacia otro lado, sus manos temblaban un poco al sostener la toalla.

- Ten, esto debería ayudar...

Habló, antes de comenzar a secarse a sí mismo de manera apresurada, aunque aún empapado, notaba que sus ropas estaban pegadas a su piel de una forma incómoda. Mientras el silencio se extendía por la habitación, Dominik no pudo evitar pensar en las palabras de Dantalion, en la forma en que lo había mirado. Una sensación extraña le invadía, no era rechazo, pero tampoco podía identificar con precisión lo que sentía en esos momentos. El dragón se sentía vulnerable, expuesto de una manera que nunca antes había experimentado, y aunque debía sentirse incómodo, había algo intrigante en todo ello, algo que no terminaba de entender.

Se apartó un poco, caminando hacia la ventana también, mirando la lluvia que seguía cayendo afuera. La vista era realmente hermosa, pero no podía dejar de sentir la imponente presencia del duque a su lado, tan cercana, tan... diferente.

La pequeña broma que el duque había lanzado para molestar fue mejor recibida de lo que había imaginado que reaccionaria el joven príncipe, le seguía  causando gracia las reacciones que se reflejaban por completo en su cara. una de las manos del demonio llego a su cara para intentar disimular la sonrisa que le generaba el joven dragón, cuando estaba a punto de hablar el príncipe fue capaz de formular una frase en respuesta a lo anterior mencionado, sobre la pequeña broma.  

Dantalion siguió cada movimiento del príncipe hasta el gran armario notando que iba por algo, una gran toalla fue ofrecida por las bellas manos del dragón, el duque acepto el ofrecimiento y coloco aquella gran toalla alrededor de su cuello para luego ser más que consiente de la mirada del contrario en su pecho que aún no estaba ni descubierto.

-Veo que mi cuerpo es de su agrado majestad, es la primera vez que siento una mirada tan intensa, me pone algo nervioso debo admitir-Dantalion no oculto la burla en su rostro, no quería demostrar nerviosismo, mucho menos ahora que su mirada se posaba en el cuerpo del príncipe, el cual se notaba demasiado en su tela mojada, los pezones del menor se dejaban ver, cosa que resulto en el duque avergonzado por la situación....-Ehem...déjeme ayudar...l-antes de poder siquiera terminar aquella frase el chico ya estaba alejado de Dantelion pero no lo dejaría apartarse tan fácil, a pesar de lo nuevo que era todo esto para ambos, el duque no quería desperdiciar ni un solo segundo que le permitiera acercarse al príncipe.

Antes de ir por el joven dragón decidió sacar la ultima capa de ropa superior que le quedaba,  ya era demasiada molestia tener aquello empapado en su cuerpo, así que ahora se encontraba expuesto por completo.-Permítame ayudarlo con su cabello, se ve algo difícil de manejar solo.-Dantalion ya se encontraba a las espaldas del chico, intentando acercarse, pero con movimientos delicados para no asustarlo tomo un mechón de su cabello.-Que color más hermoso...-y sin pensarlo detenidamente el demonio deposito un pequeño beso en el cabello del contrario.

Dominik sintió cómo el calor subía a su rostro al escuchar las palabras burlonas de Dantalion, sus ojos se abrieron un poco más cuando el duque hizo aquel comentario sobre su cuerpo, ¿su mirada había sido tan evidente? No supo cómo reaccionar, las palabras se le enredaron en la garganta, incapaz de formular una respuesta que no sonara nerviosa o fuera de lugar.

Intentó alejarse con la esperanza de que el espacio pudiera darle un poco de claridad, pero el sonido de la ropa mojada de Dantalion cayendo al suelo le hizo tensarse, cada movimiento del demonio era seguido por la vista periférica del dragón, y su corazón martilleaba en su pecho al notar que el duque se acercaba nuevamente, ahora sin su camisa.

El acercamiento fue lento pero firme, y cuando sintió las manos del demonio en su cabello, su cuerpo se estremeció de forma involuntaria. La suavidad con la que el duque tomó uno de los mechones y el gesto inesperado de besar su cabello hizo que su piel se erizara. Era un contacto tan íntimo y extraño para él, que no sabía cómo interpretarlo.

Dominik tragó saliva, incapaz de moverse o apartarse. No era exactamente incomodidad lo que sentía, pero tampoco era algo que hubiera experimentado antes. Una mezcla de curiosidad, desconcierto, y algo más que no podía identificar lo mantenía inmóvil, con los músculos tensos.

- No tienes que... hacer esto... No estoy acostumbrado a que alguien... me toque así.

Murmuró con la voz apenas audible, sus ojos aún fijos en el jardín que se veía a través de la ventana. Su confesión le resultó extraña incluso a él, pero era la verdad. No había estado tan cerca de nadie de esa manera antes, y aunque parte de él quería retroceder, otra parte se sentía intrigada, atrapada en la calidez del momento, en la forma en que el demonio lo tocaba con una mezcla de admiración y cuidado.

Dantalion al escuchar la frase del joven príncipe no pudo evitar sonreír al mismo tiempo que apartaba su rostro del mecho de cabello que aún seguía en su mano, cuando levanto la vista de aquel hermoso cabello, miro la espalda del chico frente a él, y al querer buscar su mirada fue consiente que su rostro se veía reflejado en una parte del gran ventanal, notando su expresión tímida y un poco ruborizada, se veía  la vergüenza en su rostro por la acción del joven Duque con su cabello, aquella expresión en el rostro del príncipe provoco que el estomago del demonio volviera a contraerse, algo en lo más profundo de el estaba saliendo y aquello no le parecía correcto, menos con el joven heredero del clan que debía convencer de hacer un tratado con ellos...

-Sin duda, el príncipe debería aceptar mi ayuda, sus ropas también deben ser un problema, estando así de mojadas-Dantalion decidió soltar el cabello del chico, tomar la toalla que se encontraba en su cuello y cubrió con ella la cabeza del joven, luego de eso y aún sin desviar la mirada que le dedicaba  al príncipe por aquel reflejo, comenzó a deslizar parte de la ropa del joven dragón.-no te preocupes, no hare nada más que ayudarte...-esto ultimo lo susurro muy cerca de aquellas puntiagudas orejas pertenecientes al joven dragón, dedicándole una  intensa mirada con sus brillantes ojos color ámbar.

-Ustedes si que ocupan muchas capas ¿no?-esto lo dijo mientras pasaba con delicadeza sus manos por los brazos del príncipe, notando la capaz que impedían el contacto directo con sus tibios dedos.-Su piel esta fría, aún con tantas capaz puedo sentirlo-Dantalion comenzó a deslizar otra capa del príncipe, terminando así en la ultima de ellas, que era un tipo de bata blanca que ya había visto en aquellos vestuarios tan tradicionales de la aldea dragón.-creo que debería terminar de cambiarse-el duque hablo luego de ser consiente que aquella tela mojada era tan traslucida que podía ver la blanca piel del joven a través de la tela, luego de pasar por ultima vez los dedos por su espalda se aparto un poco avergonzado por aquella extraña acción, el duque no era el tipo de persona que se dejaba llevar, mucho menos en situaciones así, pero aquel chico provocaba en el un deseo incontrolable, algo que solo quería poseerlo y quererlo para él...y aquello no solo lo avergonzaba, si no que también lo asustaba, después de todo el aún era un demonio...

-Dígame donde tiene sus ropas y se las traeré, para que pueda terminar de cambiarse-El demonio ya se había apartado un poco del joven, al igual que ya no le sostenía aquella intensa mirada por el ventanal, con una mano revolvió la cabeza del príncipe con la toalla, intentando cambiar aquel extraño ambiente alrededor de ellos-también hay que terminar de secar su cabello, le pido que aquello me lo deje a mi luego de que termine de cambiarse...

El principe se tensó al sentir las manos de Dantalion rozar las telas mojadas de su vestimenta, cada toque lo hacía cada vez más consciente de su propio nerviosismo. Nunca había estado tan cerca de alguien de esa forma, y esos gestos del contrario lo hacía sentir vulnerable, casi expuesto. Su mirada intentaba evitar los ojos intensos del duque.

Se aclaró la garganta, intentando ocultar el ligero temblor en su voz mientras daba un paso hacia atrás, creando algo de distancia entre ellos.

- Mis... mis ropas están en el armario de la derecha.

Murmuró, sin atreverse a mirar al demonio directamente. Sentía el calor en sus mejillas y maldecía internamente por no poder disimularlo mejor. Todo en la cercanía de Dantalion lo hacía sentir fuera de lugar, incómodo pero de un modo desconocido, como si estuviera desbordado por emociones que no sabía controlar. "¿Por qué me siento tan avergonzado?"

Cuando el más alto revolvió su cabello con la toalla, el dragón apretó los labios, demasiado consciente de cada gesto. Cerró los ojos un instante, luchando contra el impulso de retroceder aún más, mientras el calor subía desde su pecho hasta su rostro.

Finalmente, forzó una pequeña sonrisa, sin saber qué más hacer, y tomó aire antes de hablar en voz baja.

- Eh... gracias por la ayuda, pero no... no hace falta que te tomes tantas molestias.

Hizo una pequeña reverencia, girándose hacia el armario, sintiendo que necesitaba un momento a solas para calmarse. Había algo en Dantalion que despertaba una mezcla de emociones que apenas empezaba a comprender, y en ese instante, su único deseo era escapar de esa mirada intensa que parecía desnudarlo hasta el alma.

- Y Ahm... puedes llamarme Dongyue, n-no es necesaria tanta formalidad.

Dijo el pelinegro aún evitando de cualquier forma la mirada o simple presencia del demonio.