{ P } ¿Helado gratis?

Sentado en una banca, Nikolaj pensaba en cómo sacar su cesante cabeza a flote antes de tener que caer en la indigencia, morir de hambre, o ambas a la vez.
Definitivamente, el periodismo de farándula no era lo suyo (según su madre, no “debiera ser” de nadie que tuviera una mínima noción de respeto profesional) y, además, pretender hacerlo de forma independiente había sido doblemente estúpido teniendo en consideración que, tan solo para decirle “¿Te sacarías una selfie conmigo?” a cualquier famoso, en primer lugar se necesitan contactos; contactos de los buenos o mucha suerte, pero esa última claramente escaseaba

Sumido en su momentánea autocompasión, vio pasar frente a él un gato con ropa creyendo que era una especie de alucinación por falta de comida, pero no. Simplemente algún descriteriado con aires de alternativo había cometido la crueldad de vestir a su mascota en un día así de caluroso.
Lo siguió con la vista mientras se alejaba hacia uno de los heladeros y solo entonces se dio cuenta de que, en realidad, la ropa no era el aspecto más llamativo del animalito.
El gato FLOTABA.
Y unos pocos segundos después estaba HABLANDO con el heladero. Exigiéndole helado; amenazándolo, para ser más precisos, y finalmente trasformándose en un tipo sobre metro ochenta de altura que, en sus propias palabras, “no estaba nada mal”.

Definitivamente en esa ciudad pasaban cosas extrañísimas. Por lo mismo, la gente no solía sorprenderse con poco, pero un gato volador que se transformaba a vampiro (¿o era al revés?) tendría que darle al menos un lugar en el periódico local. Maquinalmente, sin perder de vista lo que pasaba frente a él, sacó un cigarrillo y mientras lo encendía siguió fotografiando con su mano libre todo el espectáculo, divertido por ver que las amenazas comenzaban a generar murmullos alarmados en el resto.

Cuando el heladero salió corriendo, Niko se dio por satisfecho con la nota periodística pensando que al menos le daría para evitar el cruel escenario que había imaginado en un principio. Soltó la cámara y se puso de pie, decidido a largarse apenas terminara su cigarro, pero la invitación abierta que de pronto gritó el vampiro lo dejó clavado donde mismo.

…Helado gratis…

Como respondiendo al llamado, su estómago gruñó recordándole que llevaba vacío casi 24 horas.
“No puedo acercarme a alguien que amenaza a los humanos con comerse sus entrañas solo por helado gratis. Ese truco ya ni siquiera funciona en niños…” pensó, imaginándose de pronto muriendo muy a lo Georgie en IT, y de inmediato su estómago volvió a gruñir como si estuviera en desacuerdo; como si estuviera desesperado por recibir algo más que fideos instantáneos (aunque fuera igual de poco nutritivo).
Después de una última calada, Nikolaj suspiró resignado. Como bien pensaba su “aparentemente independiente” estómago, a esta altura valía la pena arriesgar al menos algún órgano inútil, como el apéndice o la vesícula, con tal de llevarse algo a la boca.

Mentalizado a ello, arrojó el cigarro y, con la cámara aun colgado de su cuello, se acercó al vampiro.
-Supongo que cuando dices gratis también te refieres a la parte de la sangre y vísceras- le dijo cuando ya se encontraba a un par de pasos, medio en broma y medio en serio, e inspeccionándolo con curiosidad. Aun sin haber presenciado la transformación anterior, la piel azulada y la marca de su cuello dejaban bastante claro que se trataba de un vampiro.
Sin esperar su respuesta, se adelantó al carrito tratando de disimular la impaciencia de la inanición y se sirvió en un solo cono unos 5 pisos de chocolate como si nada.
-Ojalá sea así- volvió a decirle, retomando su pregunta anterior mientras luchaba por equilibrar su desayuno/almuerzo/cena -Y si no, te advierto que mi carne debe estar lejos de ser gourmet. Quizás estoy al nivel de Mc Donalds, o de las hamburguesas de soya que venden los hippies afuera de las fiestas…-

Spoiler:

Apenas Nikolaj comenzó a comerse la montaña de helado sintió como el alma volvía a habitar su cuerpo (o mejor dicho, cómo el azúcar reaccionaba en su sangre y le devolvía cierta capacidad de sinapsis) y estuvo seguro de que el riesgo (aun latente) de ser digerido por un vampiro había valido totalmente la pena. Así, abrumado de pensamientos positivos y de lo buena que podía ser la vida hasta con los muertos de hambre como él,  correspondió el avance del desconocido sonriéndole igual de insinuante.

-Quizás es una invitación para demostrarte que los humanos no somos tan delicados como crees-

Sin dejar de mirarlo con curiosidad, siguió comiéndose su helado, divertido con la situación.

“Por exponerte así vas a terminar muerto en una zanja”, recordó que le decía su ex cuando lo regañaba por su morbo con el peligro, y por primera vez en meses Niko tuvo ganas de volver a verlo y decirle algo como: “Bueno Allen, esa diferencia de actitud es lo que hace que uno de nosotros esté casado con un músico fracasado de Baltimore y el otro esté comiendo helado gratis con un vampiro en la mitad del día”. Pero en su lugar, volvió a prestarle atención al dichoso helado que peligraba con caérsele encima por su propio peso.

-¿Las fotos? Como eres mi nuevo héroe pensaba pegarlas en la pared de mi cuarto- la broma estaba hecha para ser evidente, pero la naturalidad con la que Niko lo decía habría hecho dudar a cualquiera. Además, así le era más fácil evadir la verdadera pregunta; la gente solía odiar (con justa razón) a los periodistas de farándula.
-Solo me falta saber tu nombre. Podrías firmármelas más tarde-