{ P } Percances de último instante

Aquella mañana había sido particularmente estresante para la joven Takeshi. Mucha tarea y tener que soportar a sus compañeros de clases, que en su mayoría eran solo niños ricos que se creían el cuento de ser superior… Estaba claro que en ellos no había ni una sola gota de humildad. —Estúpidos niños ricos que se creen la gran cosa, estúpidos adolescentes sin cerebro que solo piensan con la cabeza de abajo— Murmuraba Momo a la vez que cerraba su cuaderno de clases. —Sinceramente me aburro de esto, incluso los profesores son unos descerebrados— murmura con tranquilidad y luego se coloca de pie lentamente, para así poder salir de la biblioteca… El único lugar donde se sentía más tranquila y sola. Pero había otro lugar que tranquilizaba a Momo, este lugar tenía mucha más tranquilidad y estaba en el horario en que casi nadie iría… Este lugar le inspiraba paz e impulsaban a la joven a dibujar, componer, bailar, en fin, a disfrutar de su arte.La Azotea

Sin embargo, sus pasos no estaban dirigidos a ese lugar, sus planes se veían opacados por la cita a una reunión con el profesor encargado de un proyecto ambicioso, Idols de Musette, no era que Momo se desviviese por la idea, pero había visto una brillante oportunidad que podía impulsar su carrera a futuro. La vida para ella solía mostrarse cruel, pero a veces cuando menos lo esperaba surgían situaciones que podrían beneficiarla. «La vida es un manojo de sorpresas, molestas, inesperadas… pero interesante y rara… Sentimientos. ¿Qué son realmente los sentimientos de una persona? ¿Real o una pantalla? Lo cierto es que aun me falta por observar aprender, pero me es difícil, cada vez siento como mis antiguas emociones vuelven con más fuerza… debo evitar eso…» Pensaba para sí misma mientras caminaba por los pasillos de la academia, la mirada de Momo se centraba en un solo punto hacia al frente, sin perder su rumbo, mientras el rostro expresaba una serenidad casi irrompible.

Aunque Momo era una de esas personas que sabía muy bien controlar sus emociones, mas sin embargo en estos últimos meses había empezado a notar como estas volvían a manifestarse de manera leve, lo que hacía poner de muy mal humor, por aquello suele aislarse y observar al resto, de lo observado logra sacar conclusiones que yo a nivel de narrador no podría explicar. «Debo ser más cuidadosa de mostrar alguna otra faceta, eso no sería nada agradable para mí.» Se advertía, pues estaba a punto de reunirse con uno de los profesores, así que debía estar preparada.

Una vez que se topó con el salón 3-C se detuvo frente a la puerta para coger un poco de aire, tal y como se preparaba siempre para ingresar a su aula habitual. Tras solo rodar la puerta escuchó un saludo entusiasta, al que solo respondió con una leve inclinación de su cabeza. «Oh, ¿Es hombre o mujer?…» sonrío al ver que le parecía algo extravagante, y pese a ese aspecto de maestra de jardín de niños, parecía agradable. —Si, efectivamente yo soy Momo Takeshi— habló finalmente ofreciéndole una sonrisa a la mujer mientras se acercaba a ella con cierta timidez. A lo largo de su vida escolar había aprendido a ganarse a los profesores, por eso muchas veces se convertía en su favorita, en escasas ocasiones no lo lograba, pero claro esto dependía de la personalidad de aquella persona a la que se enfrentara.

—Es un gusto conocerle... Sensei—   se detuvo frente al escritorio para poderle observar mejor, aunque no tardó demasiado en ubicarse en un asiento cercano. «¿Ha dicho “muuuucho”? Esto sí que va a ser una molestia..» —Lamento que su carga de trabajo se aumente por mi tardía inclusión— inclinó nuevamente su cabeza para acentuar su disculpa mientras con delicadeza acomodaba un mechón de cabello tras su oreja. —Pero… ¿De qué tanto nos debemos poner al corriente?— cuestionó con más curiosidad de la que sentía. —Estoy nerviosa por mis compañeras… ¿Cree que si podré agradarles?— su expresión parecía vacilar entre nerviosismo y emoción. La verdad le importaba un comino lo que aquellas compañeras pudiesen pensar de ella y mucho menos tenía intención de entablar alguna relación de amistad con ellas, solo buscaba que en conjunto se convirtieran en un peldaño más en la escalera de su éxito.

—Entonces sin duda me siento mucho más aliviada— dijo mostrándole una sonrisa amplia que intentaba imitar su gesto. La verdad que si su profesor no tenía problemas, mucho menos ella. Confiaba en su habilidad para ponerse rápidamente al corriente, negándose por completo a estar un paso más atrás que las otras chicas. Su mirada viajó rápidamente a la hoja que extendía frente a ella. Por encima veía lo que parecía ser un organigrama. La tomó sin problemas, sosteniéndola frente a ella, a un nivel que le resultara cómodo para leer y verle de momentos.


—Descuide, Sensei, puede llamarme como guste— volvió a sonreír buscando mantener aquel ambiente “agradable” que el profesor había creado por sí mismo. Se acomodó en el asiento para quedar atenta a  la explicación que estaba iniciando, sería molesto para ella perderse algún detalle y verse obligada a preguntar y escucharle de nuevo, con ese ánimo que Momo tenía, sería fatal.  «”Tutora”… es lo que ha dicho. Así que puedo confirmar que es una mujer» divagó por un momento, centrándose en un detalle tan peculiar como ese. Por lo demás asintió descuidadamente. —Entiendo…— murmuró, siguiendo con la mirada cada movimiento de la mujer.


Volvió a asentir con aparente curiosidad, imitó su gesto inclinando su cuerpo un poco hacia adelante para escuchar mejor. Inevitablemente enarcó una ceja al escuchar que todas en el sentido emocional formaban el peor grupo. —¿Qué?— preguntó con más preocupación de la que sentía, es decir, Momo tenía su temperamento, pero por ahora no estaba dispuesta a rebajarse con otras chicas y mucho menos con aquellas que se supone formaría un grupo. «Eso es ridículo» Quizá estaba subestimando las palabras de la profesora.


Se sobresaltó un poco al sentir el contacto en sus manos y fue algo que se evidenció en su rostro, no le gustaba ese tipo de acercamientos repentino con los adultos, pero aún así no hizo ningún intento de apartar sus manos. Tardó un poco, pero consiguió formar una sonrisa y manifestar emoción por las palabras de la mujer. —!Eso sería grandioso, Danna sensei!— intentó mostrar una conmoción semejante a la de ella. «Pero sí que es ilusa, no me interesa que  seamos el mejor grupo de la historia. Lo único importante es que yo voy a brillar sin duda.»


«Lo imaginaba, aunque es un tanto molesto…» estaba claro que debía esforzarse, no es que disfrutara de ser la estudiante más aplicada, pero detestaba estar por debajo de otros, aunque le resultase difícil, haría cualquier cosa para sobresalir. —No se preocupe, es comprensible— dijo negando antes con la cabeza. —Me preocupa un poco eso de las personalidades y de cómo nos llevaremos..— llevó una de sus manos hasta su pecho, como si de verdad aquello llegara a preocuparle.


—Pero… tenga por seguro que daré lo mejor de mí para llevarme bien con mis compañeras, todo con el fin de proteger al grupo y permitir que la convivencia sea mucho más tolerable— Ahora era ella quien insistía en sujetar las manos de la profesora con supuesta emoción. —Cuente conmigo! Me parece un proyecto muy atractivo y sobre todo divertido— su sonrisa se ensanchaba cada vez más. —Tengo curiosidad, ¿Ya todas se han reunido?— preguntó apartando las manos para “recobrar” la compostura. —De hecho sensei… en todo lo que pueda ser útil, no dude en pedirme ayuda… De hecho pude observar que estaba trabajando en… ¿El vestuario?— inquirió señalando las carpetas que antes la mujer había manipulado.

—Sensei… ¿No cree que está exagerando?— opinó con una sonrisa algo nerviosa. —Seguro que no soy de las pocas que se siente interesada por este proyecto, y así como yo, pese a las diferencias lograremos ponernos de acuerdo para llevarlo a cabo.— añadió reflejando en su rostro gran confianza, aunque la verdad era poco lo que esperaba de sus compañeras, como se ha mencionado antes Momo no es alguien que realmente pensara o se preocupará por otras personas que no sea ella misma, o al menos así había sido hasta ahora. —Exactamente sensei! ¿Verdad? Es lo que yo digo, ya verá que trabajaremos como una y estarán orgullosos, no importa cuán apresuradas sean mis conclusiones, pero estoy casi segura de que así será— «Si, como no… Como si me interesara conocerlas»

De antemano sabía que tan difícil era congeniar con otras personas y más cuando tenían puntos de vistas y actuar diferentes, y era así como sería por lo que relataba la mujer, por su parte Momo se decía que no tendría problemas, pues bastante ha tenido que soportar a los de su aula y muchos pesados más a lo largo de sus años de instituto y no pensaba que un grupo de chicas mimadas le hiciera complicado lo poco que le quedaba en ese lugar. Solía plantearse objetivos claros y en el momento que el proyecto iniciara probablemente ya tendría determinada su meta.


—Me siento tan emocionada de tener un organigrama como este… ¿De este modo se sentirán los Idols?— mencionó con aquella amplia sonrisa que ocupaba gran parte de su rostro. —¿De verdad? Es un alivio… no quería estar tan atrasada, aunque eso tampoco sería un gran problema, puedo adaptarme con rapidez—y así era, la mayoría del tiempo, su capacidad de adaptación no habría sufrido daños a pesar de todo por lo que ha tenido que pasar. Siguió los movimientos de la profesora con sus ojos, hasta ver como revolvía algunas hojas y terminaba por mostrarle el bosquejo del posible vestuario.

—Wuo… se ve muy bonito— expresó admirando aquel diseño con aparente interés. —Vaya, esa ha sido una gran idea, de ese modo será fácil que nos identifiquen con la escuela sin dejar de lado un gran estilo— sonrió con entusiasmo, desviando la mirada del dibujo para posarla sobre la mujer. —¿Mis medidas?— se señaló a sí misma con algo de vergüenza. —C-claro, puede hacerlo— dicho eso se puso de pie con cuidado extendiendo sus brazos a cada lado. —¿De qué modo sería más cómodo para usted?— cuestionó un poco dubitativa. Soltó una pequeña risa al ver el enredo que tenía en su bolso—¿Necesita ayuda?— cubrió su sonrisa con la mano para evitar parecer descortés.

Asintió ante sus palabras, sabía bien que nada en este mundo era sencillo, al menos no para cualquiera. —¿Todo el grupo?...— enarcó una ceja ante aquella acotación, aunque no quisiera demostrarlo le parecía algo tonto, ¿Por qué no evaluarlas de forma individual? Creía que de sólo de ese modo se podría formar un grupo que de verdad valiese la pena, pero no iba a discutir eso ahora. —Me parece bien, eso nos ayudará a todas y de ese modo no se permitirá que nadie quede atrás e intentaremos que todas se esfuercen lo suficiente sin ese sentimiento egoísta que a veces inspira la competitividad en este medio— respondió con tranquilidad. —Lo tendré en mente sensei. Daré lo mejor de mi— afirmó elevando su mano en un gesto entusiasta y firme.

—Por cierto, cuando necesite ayuda con el diseño puedo ayudarle, no es que entienda demasiado de esas cosas, pero me gusta colaborar, también podría hacerlo con los accesorios, peinado, escenario, en fin! Con cualquier cosa en que pueda serle útil— sonrió desviando la mirada a cualquier otro punto en la habitación. —Sensei… ¿Por qué cree que me han escogido?— preguntó con más curiosidad de la que sentía, volviendo a fijar la mirada en ella.