Distorted [L]

Su vida en la ciudad comenzaba a ser divertida. El mundo humano ahora era mucho más llamativo de lo que recordaba siglos atrás, actualmente era un lugar mucho más adecuado para alguien como él, tanto así que agradecía que sus cachorros tuvieran la "ocurrencia" o "necesidad" de venir a la tierra y es que le parecía casi enternecedora la manera en que los dos mayores no habían dudado un instante en dejar el inframundo y aventurarse en el mundo humano al conocer, por fin, el paradero de su hermano menor, paradero que por supuesto él conocía hace mucho, pero que no veía razón alguna para decirle a los otros, después de todo, era el castigo que Sagadalius merecía por meter su nariz donde no debía.
Como el más descuidado de los amos, había dejado a sus perros sueltos. El no tenía ninguna intención de perder el tiempo con juegos de canes. Les daría algo de libertad y aprovecharía de tantear el mundo humano y de ser posible, sembrar un poco el caos. No había tiempo límite más allá del que demandara su aburrimiento, por lo tanto tanto él como sus perros habían tomado formas humanas y se movían como tal por al ciudad. Glass City era una ciudad que se movía por la industria musical. Ahí estaba todo el poder y las influencias más grandes, por lo que fue precisamente ese el mundo dónde no dudó en entrar.

"Drayden Köhler"

Ese era su nombre de humano, en el papel de un DJ con gran trayectoria en el mundo de la música, ahora asociado a Merveilles Records. Por lo tanto, de vez en cuando, procuraba actuar como tal. Sus travesuras eran planeadas con astucia, el caos se plantaba desde las sombras y por fuera, solo era un hombre más con talento.
Ese día tenía un par de reuniones en el imponente edificio, una de ellas con su cachorro favorito que se mantenía no muy cerca, ni muy lejos de sus pies. Se bajó de su ferrari blanco vistiendo un traje del mismo color que contrastaba tanto con su camisa como con su cabello azabache. Era una estética pulcra y algo ostentosa que le encantaba mantener. Los lujos no escaseaban en su vida.

Apariencia:

Cerró la puerta del vehículo y cuando estuvo dispuesto a caminar hasta el ascensor que le llevaría al loby de Merveilles, frenó y se giró en sus pasos, dando un vistazo al subterráneo.

Aquel día Virus estaba más activo de lo usual, no había un porqué, una razón gatillo para ello, simplemente podía sentir como si su mente hubiera sido rodeada por una mano invisible, presionando con fuerza con intenciones de aplastarlo, ¿acaso hoy estaba especialmente aburrido? De todos modos procuraba por todos los medios tomar control de la situación, habían unas pruebas de sonido muy importantes a las que acudir y él no iba a faltar, se tomaba muy en serio su trabajo y Virus no iría a impedir que siguiera con sus quehaceres. No quería entretenerse, era mejor no coger ningún transporte público, la energía acumulada en el metro, en el autobús, eso le alteraría aún más y no estaba dispuesto a ceder su lugar, por lo tanto cogió su motocicleta. Tiempo atrás se había paseado por el desguace para hacerse con una de ellas, reparar máquinas o darles forma, revivirlas y darles nombre era algo que le encantaba, lograba ver los recuerdos que albergaban mediante la energía residual que contenían y, de ello, creaba una pequea consciencia en ellas, para algo le servían sus capacidades como “Dios de las máquinas”, ¿no? sin duda mucho mejor y más interesante que gastar dinero en una nueva, demasiado vacía y falta de “personalidad” para su gusto.

No veía el momento de llegar, quería terminar rápido con eso y largarse de vuelta a casa, hoy quizá no tendría tregua, o sí, nunca sabía qué tenía Virus en mente, eso era un problema. Aparcó en el lugar más apartado del estacionamiento, su favorito aún si con eso tuviera que andar un poco más; anduvo dirección al ascensor, con los ojos tan entrecerrados que podría parecer perfectamente que iba a ciegas, apretando los dientes ante aquella descomunal jaqueca, se estaban empezando a descalibrar sus sentidos; paró sus pasos, se sentó de cuclillas y se curvó hasta tener la cabeza a la altura de las rodillas, tomó control su “núcleo”, repasó todas las funciones básicas y vitales de su cuerpo, movimiento de articulaciones,  ritmo de su respiración, latido, conexiones neuronales, digestión y absorción de energía,... finalmente pudo recuperar sus funciones, al menos había ganado más control. Volvió a erguirse, reemprendiendo sus pasos hacia el ascensor, no las tenía todas, seguía sintiendo su cuerpo algo extraño pero por lo menos mucho mejor que antes. Es entonces cuando se percató de la presencia de otra persona, seguramente estarían yendo camino al mismo lugar por lo que no le importó ir incluso justo detrás, sin decir nada, lo que no esperaba es que fuera a quedarse quieto, topando de narices con él. Frotó su nariz, tardando un poco en alzar la vista al sujeto. Oh… había algo curioso en él, gracias a esa curiosidad, empezó a sentirse más aliviado, no estaba seguro si estar contento por ello, de lo que sí estaba seguro es que ese hombre era una torre de alto.

-¿Nunca te han dicho que eres jodidamente alto? Como te descuides te aparecen putos turistas alrededor -decir hola, perdón, disculpa… todo eso estaba sobrevalorado al parecer, pero es que aquella altura le había dejado algo impactado- espero que no seas tan viejo como una reliquia, yo ya no me fío de lo que ven mis ojos

Nota:

Spoiler:

Extraño. Fue el primer pensamiento que cruzó la mente del lucero, únicamente porque no había logrado percibir la presencia del otro como normalmente podía hacer con cualquiera fuese la criatura de dios que se le cruzara en el camino. Este, claramente, no había sido el caso. Situación que no le sentaba en gusto para nada, casi rozándole el orgullo, notándose tan solo en la forma en que sus labios se apretaron por un instante. Inmediatamente después la encantadora y seductora sonrisa del demonio hizo su aparición en su rostro. – Claro que me lo han dicho, entre otras cosas.– Sus palabras resonaron gracias a la acústica del estacionamiento que entregaba un eco envolvente, potente, ideal para destacar el tono grave y aterciopelado de su voz. – Deberías prestar atención por donde caminas. – Porque claramente el error en lo ocurrido no había sido suyo, no había que ser ningún genio para saberlo, aunque lejos de estar molesto por el pequeño accidente, la sonrisa que mantenía daba a entender que hasta gracia le había hecho el descuido. Suerte para el muchacho haberlo encontrado de buen humor.
– ¿Eres trabajador del sello? – La casualidad con la que hablaba daba a entender que sin dudas era un hombre bastante sociable, o al menos, no era de esos que no podían mantener fluyendo una conversación, pero no tan amigable era su mirada hazel que, sin reparo alguno, estudiaba al muchacho de pies a cabeza. Soltó entonces apenas un atisbo de risa cuando hubo inspeccionado a saciedad al muchacho y volvió a dirigirse al ascensor suponiendo que el sujeto también iba a tomarlo.  – ¿Subes? – Preguntó para estar seguro, frenando el sensor de la puerta metálica con una de sus manos aparentando amabilidad, pero para el rey del inframundo tal cosa no existía, al final todo se reducía a sus propios intereses, a saciar sus caprichos y la sencilla curiosidad.

Notó ciertas energías en aquel hombre que llamaban su atención, ¿era por eso que Virus de repente le habría permitido tomar control? Todo residuo de malestar desapareció de golpe ante aquella imponente presencia, pero no le incomodaba en absoluto más sentía cierta curiosidad, en especial por parte del que está incrustado en lo profundo de sus adentros, estaba seguro que ahora mismo si cerraba unos momentos los ojos y se centraba en él, podría verle con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos entrecerrados en una expresión divertida. Maldito Virus, él sí podía plasmar expresiones, sentía envidia pero se conformaba con ser el único capaz de verle.

- Ya, la de mierda que me he comido por no fijarme por donde ando -pero no iría a disculparse, no era algo que le naciera de usual y no por orgullo, simplemente no se le pasaba por la mente siquiera. Se masajeó el hombro, inclinando un poco la cabeza- ¿trabajador del sello? Algo así, supongo. Sonidista -con la de gente por la que ha trabajador para hacer toda clase de trabajos, ya ni sabía si sentirse parte del sello pero ahí estaba yendo de camino- asumo que el señor torre sí lo es -hablando del presente. Se encogió de hombros ante lo que sintió como un ofrecimiento a subir al ascensor, mirándole con el rabillo del ojo al pasar por al lado, seguía sintiendo que había algo anormal en ese hombre pero tampoco iría a escudriñarle por ello. Apretó el botón del piso al que debía ir, apoyando el hombro en la pared con los brazos y tobillos cruzados, no podía evitar mirarle de reojo, ¡la curiosidad! Además podía escuchar cierto murmullo en su cabeza pero estaba decidido a no hacer caso de él, hoy Virus hacía demasiado ruido, muy graciosillo él.

- Oye, señor torre, ¿tú también trabajas para el jodido sello? -mantuvo la mirada muy fija en él y sin siquiera hacer atisbo de desviarla hacia ningún lado, entrecerró los ojos un poco- llámame puto loco pero tú no eres normal, ahí lo dejo -no podía elegir mejor las palabras, algo más suave, decirle que su aura era extraña, que notaba algo distinto, o directamente callarse y seguir a lo suyo…. Pero es que esas energías llamaban su atención- y no me refiero a la altura -que era algo por lo que seguía impactado.

– Drayden. – Corrigió el señor de las tinieblas con astío en la voz y es que no se había construído una identidad falsa y todo el lío que eso implicaba para que le terminaran llamando "señor torre", claro que no. – Sí, soy Dj del sello. – Rodó los ojos pues no veía demasiada importancia en ello, aunque si el chico era sonidista entonces.... Su atención fue hasta el panel de botones del ascensor. Él iba al sexto piso por lo que sin ninguna consideración marcó aquel número sin molestarse en preguntar el paradero del otro. Si no iba al mismo piso pues lástima por él.
–Oh ¿enserio? – De pronto la atención del lucero cambió por completo hacia las palabras dichas por el chiquillo que lo increpaban de ser "raro", no era la primera vez que recibía ese tipo de apreciación pero era divertido oírlo con tanta franqueza de un chiquillo con el que recién se había topado. No iba a desmentirlo, después de todo dudaba de la normalidad de ese absurdo mundo creado por el caprichoso ser que le había condenado, de cualquier manera le hizo algo de gracia por lo que sus labios se curvaron mostrando una sonrisa halagada. Su cuerpo se giró hacia él y sus manos se posaron en sus caderas otorgándole un aire mezclado con superioridad y reproche que, junto a la expresión divertida de su rostro, hacian que el mensaje corporal fuese todavía más confuso. Si el comentario le había caído bien o mal, no había forma de decirlo. – ¿Estás en posición de hacer un juicio como ese? – Como si de pronto algo le hubiese abierto el apetito, se lamió el labio inferior en el mismo instante que clavaba su mirada en los ojos renuentes.
El ascensor ya había comenzado a moverse y no tardaría demasiado en llegar al piso marcado o eso al menos se suponía.

Le pareció un hombre bastante digno, pero ya que dio su nombre no iría a olvidarlo, y mucho menos con ese aspecto- Dj…. un puto DJ… -sin duda para él era el Dj más alto que había visto en la vida, por unos momentos se preguntaba cómo sonaría su música, apretó el botón de su piso, que del impacto casi se le había olvidado. Seguía sintiendo aquello tan extraño, tampoco es que fuera adivino como para saber qué era con exactitud, para rematar cuanto más miraba a ese hombre más raro se le hacía, también se terminó de dar cuenta que era un señor atractivo, pero eso no le daba ninguna respuesta sólo alegraba sus vistas.

Pestañeó al ver que parecía…¿contento? ¿halagado? No entendía muy bien ya que creía que en parte quizá hasta le hubiera ofendido, o se estaría cagando en sus muertos en silencio, cualquier cosa era posible.

- Estoy en posición de juzgar a quien me dé la gana -desde luego que lo suyo no era elegir las mejores palabras, no habiendo elegido expresarse de aquel modo, podría haberlo hecho de otra manera pero hasta ahora nadie se lo había pedido. No tenía muchas ganas de que Virus saliera a la superficie por mera diversión, no tenía ni la más remota idea de qué podría ocurrir entonces, él apenas tendría influencia sobre él y mucho menos control sobre su cuerpo, su única esperanza sería conseguir llegar a su núcleo y hacer un hard reset. Básicamente lo que para un humano sería morir y revivir, su cuerpo sufriría el mismo impacto.

- Ésto es jodidamente gracioso, ¿eh? No pareces tan sorprendido que haya dicho eso -por unos momentos desearía poder tener toda esa fuente de energía que era capaz de percibir, si existiera una batería así de potente no necesitaría recargar energías como cualquier maldito ser humano, pero estaba claro que no podía adquirirlo, para eso tendría que comerse a quien tenía en las narices u encontrar otro modo de conseguirlo sin necesidad de que Virus metiera mano en el asunto- ¿qué mierdas eres? -se atrevió a preguntar mientras miraba con el rabillo del ojo por qué piso acababan de pasar.

A Lucifer le había hecho gracia la forma peyorativa y sin filtro de sus respuestas. Qué ganas sentía por extender un poco la charla al notar que aquel sujeto no contaba con el recato del sentido común de la mayoría de los seres humanos. Por alguna razón eso se le hacía bastante divertido o al menos le hacía pensar que quizás no se encontraba frente a un ser del todo predecible.
–La gente suele decir de todo acerca de mi ¿Por qué debería importarme o sorprenderme cada modesto comentario? –En sus palabras se saboreaban los rastros de su ego, incluso con el gesto de sus hombros en el momento exacto en el que el ascensor detuvo su movimiento y abrió sus puertas.
–Pues... – Avanzó un par de pasos fuera del ascensor – Soy un Dj jodidamente apuesto ¿No? – Era una burla evidente, bastaba con percatarse de la cuerva dibujada en la comisura de sus labios, también era una clara señal de que no tenía ningún interés por entrar en detalles como esos.
Por tan solo una fracción de segundos, le permitió al muchacho poder percibir su aura demoníaca y ver el color original de sus ojos que eran de un dorado intenso e irreal, detalle que en tan solo un pestañeo se esfumó. – Nos vemos. – Arrastró la última palabra juguetonamente pues Merveilles Records era un lugar bastante pequeño comparado con su cálido hogar. Era muy probable que si el chico no tenía el impulso de seguirlo en ese momento, en algún otro se volvieran a encontrar.

Tenía que admitirlo, sentía mucha curiosidad pero algo le decía que a veces era mejor quedarse al margen, y eso era algo muy, pero que muy raro en él.

- Joder con el puto colega, y sin abuela, ¿eh? -en vista del ego que desprendía aquel hombre, si tanto hablaban de él, ¿era algún tipo de celebridad? Poco podía imaginar que se trataba del mismísimo diablo, ni siquiera cuando sintió toda aquella energía, a él nadie le había hablado sobre entes sobrenaturales, notaba que todo aquello iría a colapsar sus sentidos y daba gracias a que el encuentro fue corto. Se preguntaba qué habría pasado si hubiera estado bajo esa “presión” por más tiempo, ¿habría logrado dejar que Virus saliera a la superficie? Prefería no saberlo, pero estaba seguro que algún día volverían a encontrarse, y sería entonces cuando quizá encontraría respuesta a su pregunta.

“Esta ciudad es jodidamente interesante” escuchó en su interior, seguido de una risa, mientras el ascensor ascendió hacia el piso al que debía ir.