Aprendiendo nuevas cosas (libre)

Después de un extraño suceso el día de ayer que dejó a su maestra incapacitada, Yuki tuvo suerte de poder conciliar el sueño por la preocupación que tenía, claro que preocuparse no le vendría nada bien y decidió pensar más en lo que tenía planeado el día de hoy: aprender un nuevo instrumento.

Su día prosiguió normalemente y aprovechando que tenía un buen hueco libre antes de su última clase para pedir la llave del salón de música. Con un libro básico de violín en los brazos entró a la habitación, acomodó sus cosas y luego fue por uno de los instrumentos que estaban guardados, lo tomó y se sentó en un banquillo en lo que abría el libro con la otra mano y lo ponía en las instrucciones básicas.

-Veamos...- Observó el libro y colocando sus dedos en las cuerdas empezó con la primera nota. Hizo como tres intentos antes que esta ya tuviera un sonido más fino, repitiendo el mismo proceso varias veces con las siguientes notas. Apenas puedo hacer un do, re, mi seguido. -Nadie dijo que esto sería fácil, Yuki Se dijo a sí misma en voz baja.

Tap, tap, tap, tap...

Mis pasos sonaban pesados y un suspiro pesado se escapó de mis labios evidenciando la frustración con la que mi no fructífera noche de recreación me había dejado. Me sientía más cansado que de costumbre y como es habitual los pajaritos de esta escuela, a diferencia mía, rebozaban de energía haciendo que las clases fueran algo más difíciles de llevar. Ha comenzado a sentirse el entusiasmo competitivo en la escuela.

Ya habiendo dictado mi última clase del día consideré tener el legítimo derecho de un momento de sano esparcimiento, pero al querer reclamar las llaves del salón de música, ahí donde estaba el gran piano de cola inamovible, me enteré de que una alumna se me había adelantado por no más de 10 minutos.

Suspiré de nuevo, esta vez por mi antojo de tocar un rato. Y tal como estos críos decidí ser un poco más entusiasta y no rendirme a la idea sino hasta ver con mis propios ojos que efectivamente el salón se encontraba ocupado. Con descaro abrí la puerta de este y me encontré con una alumna tocando, o más bien intentando tocar el violín.

- Oh, lo lamento, no sabía que estaba ocupado. - Mentí.

Se levantó de sobresalto al escuchar la puerta abrirse con tal rapidez, observando que quien entraba era el profesor de canto: El señor Manabu.

-¡Sen... ¡Profesor Manabu! Disculpe, creí que nadie iba a estar, así que decidí usar el salón, ya que no quería molestar a nadie en mi dormitorio... Hablaba como si realmente hubiera cometido algo malo, cuando solamente estaba haciendo algo común para un estudiante de Musette: practicar.

Hubo un silencio un poco incómodo para la nipona, que miró de reojo a todos lados. -Si quiere puedo retirarme y dejarle el salón si tanto lo necesita- Empezó a dar unos pasos a la salida.

- ¡Hahahahaha! - No pude evitar reír y es que de todas las reacciones, generalmente altaneras y odiosas de los alumnos con más personalidad, esta era una bastante inusual. Supongo que todavía quedaban pajarillos buenos en la escuela.

-Tranquila, tranquila. No pasa nada, solo venía a ver si estaba ocupado. Perdón ¿te interrumpí? - Hice un gesto típico japonés con una de mis manos en señal de disculpa e incliné un poco la cabeza, luego solo le di una sonrisa cálida.

-Solo venía por un rato de distracción ¿estás ensayando para alguna clase? - Llevé la mano a mi mentón, asintiendo como si una voz en mi cabeza respondiera de antemano la pregunta. - Da gusto ver a los alumnos cuando son tan dedicados.-

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—Ah...ya veo— Se puso un poco más tranquila, aunque en el interior se sentía apenada por ahora comportarse así. —No...no tiene porq ué preocuparse tampoco— Negó con la mano con la que tenía el arco del violín.

Se señaló a si misma. —Yo, lo hago por gusto personal mas que por alguna clase. Aparte de bajo y teclado, consideré que sería bueno que también aprendiera violín— Se sonrojó un poco ante el elogio del profesor y solamente agradeció con una pequeña inclinación de la cabeza. —¡Gracias!...Quería aprovechar mi tiempo después de clases. Además en los dormitorio no hay mucho que hacer

Puso un rostro de curiosidad y se acercó un poco al profesor. —¿Venía a practicar usted también ¿no es cierto? Si quiere podemos compartir el lugar. ¡Así tal ve pueda aprender una que otra cosa nueva!— Dijo con un leve gesto de emoción

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- ¿Por gusto personal?- No me esforcé en esconder la sorpresa, tampoco la sonrisa casi orgullosa al escuchar a un alumno de esa escuela tener interés por algo nuevo incluso si no era una obligación aprenderlo. - Eso habla muy bien de ti chiquilla. - Le di un visto bueno con un gesto de mi pulgar y luego la vi acercarse, era como un pequeño gato curioso, si casi podía verle las orejas alzadas y la cola meneandose cuando me interrogó.

- Practicar suena muy serio como para lo que en verdad tenía planeado. Solo venía a matar el rato con el piano. La verdad es que el piano de este salón tiene un sonido espectacular, es un gran instrumento. -Dije avanzando hacia dicho instrumento luego de darle dos palmaditas en la cabeza a la chiquilla.

-No quiero interrumpir tu práctica por una trivialidad. Después de todo las instalaciones de la escuela son para ustedes, no para los vejetes ociosos. - Me volví a reír y luego me di vuelta hacia ella. - Ah, eso sí... Aunque no soy experto con el violín te recomiendo que si estas comenzando, practiques de pie. La postura es una de las cosas fundamentales para tocar violín. -Acoté adoptando la posición como si sujetara un violín fantasma entre mis manos. - De esa manera obligas a tu espalda a mantenerse recta y no pierdes la angulación correcta que necesita el arco.

Sigiuió mirando con curiosidad al alto profesor. Realmente se sentía halagada por el reconocimiento que ella le dio anteriormente, por lo que no dudó en mostrar más interés en lo que estaría por decir.

—Sí. ¡Ese piano es fantástico! Mucho mejor que el que tenía mi escuela allá en Japón. Ya también pude probarlo unas veces— La primera antes de una visita inesperada.

—¡Oh, por favor no diga eso!...— Comentó algo "consternada", pero luego volvió a poner atención en los comentarios siguientes. —¿Oh? Ok...— Puso su espalda recta -aunque obviamente se notaba que todavía no dominaba la posición. —¿Así?— Comenzó a dar unas notas a pesar que por la postura batallaba un por acostumbrarse.

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Nakayama Yuki. Era cierto, ella también era japonesa. A menudo Manabu olvidaba las diferentes nacionalidades de sus alumnos y mucho más, se olvidaba que él no era el único japonés en la escuela.

Inevitablemente eso le colocó una sonrisa natural en el rostro. Recordaba con mucho cariño su país natal y también la escuela en la que allá había enseñado.

Se quedó atrapado en sus recuerdos por un momento, pero no fue más que unas fracciones de segundos. Al ver como la muchacha aceptaba su recomendación y se ponía de pie con el violín, el profesor se devolvió hasta ella dipuesto a corregirla.

- Estas muy tensa. Relaja ese brazo y recuerda que el angulo de tu codo debe ser de noventa grados exactos. - Le tomó la muñeca del brazo que sostenía el instrumento y centró el ángulo.- A veces las películas nos hacen creer que el violín debe tocarse por sobre el hombro, de lado. Pero la verdad es que el violín debe ir más centrado, frente a ti y con el arco debes dibujar la línea perpendicular. De esa forma la postura de tu espalda será naturalmente recta y el sonido que conseguirás será mucho más limpio.- Con solo unas pequeñas modificaciones la postura de la chica cambió, a una más pulcra pero menos tensa.

-Inténtalo ahora.- No supo en que momento su pequeño escape se transformó en una clase particular, pero tal y como él había dicho, el violín no era uno de sus fuertes. Sus grandes manos no lograban encajar del todo con un instrumento tan fino. Aunque claro, no le molestaba en absoluto ayudar un poco a un polluelo que con tanto esmero buscaba ampliar sus conocimientos.

Fue difícil corregir su postura a la primera. Trató de relajar sus brazos, hombros y manos tal como su profesor le indicaba; mover su brazo en el ángulo que le indicaba. Luego, movió el violín al lugar indicado. —Creo que ya lo estoy logrando— Se veía un poco torpe, pero eso no importaba.

Una vez con la orden del profesor, Yuki se dedicó a volver a tocar lo básico. Esta vez lo hizo con más fluidez, aunque con uno que otro error de principiante. —¡Parece que ya lo estoy logrando!

Tenía una ventaja en que podía mover sus dedos con la exactitud necesaria para apretar las cuerdas correctas, aunque su mano derecha todavía se complicaba un poco. —No hay duda que hay una gran diferencia con el bajo.