Noblesse Oblige[P]

Era casi media noche, usualmente el paseo nocturno de Alexander era a eso de las 22 horas, pero debido a las circunstancias actuales obligaban al conde a ser más atento a otras cosas y el animal tuvo que esperar a que su dueño pudiese sacarlo al menos un poco más tarde.

El hecho de que su estructurada vida se viese en una situación completamente incontrolable debido a la condición de Camille le tomó por sorpresa. Silente ante los demás, incluso más que antes, estaba completamente ensimismado en tratar de tener un buen trato con su hermana, porque si, se sentía directamente responsable por lo que había sucedido¿Cómo no percatarse de la condición deteriorada de su hermana a causa del trabajo y de la falta de atención que el no le había proporcionado?

Debí frenar aquel sentimiento, ser más cuidadoso...Nunca debí permitir que Camille profesara sus sentimientos hacia mi, quizás...ni siquiera debería vivir en la misma casa, tal vez...- Inclusive se vio así mismo frustrado por no poder entregar el bienestar correspondiente y la protección que había prometido, completamente extraño para él, que siempre mantenía todo en orden. Pero era totalmente ajeno a él, después de todo Camille era una persona más sentimental y todo le afectaba de forma distinta.

Negó con la cabeza mientras que su fiel can le dedicaba una mirada casi preocupada con sus negros ojos brillantes gracias a las luces de las farolas. Se adelantaban por la calle adosada con piedras antiguas, un camino si bien lleno de vegetación ahora se cubría con sombras.

Inesperadamente la situación cambio, el can que no poseía su correa atada a su collar al ser completamente obediente y manteniéndose siempre al lado del conde emprendió un trote suave ladrando dos veces de forma muy sonora- Alexander! ven aquí-el perro no obedeció, se adentró entre los arbustos y árboles- Alexander!!-la voz profunda del ex idol denotaba molestia y autoridad pero el animal no hizo caso a lo que el hombre debió seguirle.- Qué diantres te sucede!

Al encontrarlo se llevó una sorpresa, olfateaba lo que parecía ser el cuerpo de alguien.- Un vagabundo?...tsk...no me hagas perder el tiempo con..-el perro le miró y movió la mano del hombre en señal de querer ser notado-...Espera-Se inclinó un poco y al ver más de cerca pudo apreciar la figura delgada de una mujer de cabellos muy claros-...Qué hace una mujer aquí?- Se acercó más a ella para ver su estado...deteriorado en verdad.

Maldición...no puedo dejarla sola-miró a su perro, casi entre comunicándole que era demasiado noble para lo que realmente el conde quería- A fin de cuentas hiciste un buen trabajo, eres un buen perro de la nobleza, Alexander...

Cuántos pasos habría dado desde el edificio, de su fina piel ya no quedaban más que recuerdos propios, cada magulladura, raspón y hematoma en general dejo su trabajo en el cuerpo que había servido humilde como lienzo. Sigue caminando hija mía, perdida entre callejones de mala muerte, con suelo de piedra desnivelada, regados en restos de alcohol y orina en los que seguro eran los sectores más abandonados de la organización de Glass City, tomando la misión de rehuir de la vista de cualquiera que pudiera volver a exponerla a alguna broma cruel, porque lo que sus ojos habían presenciado e interpretado con los hilos que habían manejado sus acciones en las últimas horas, reducían cualquier comentario fuera de lugar o persecución grotesca solo a un nivel igual a la bromas de sus compañeras en el internado.

Continua tu trayecto y vete de ese lugar en que las esperanzas ya fueron arrancadas de raíz, porque qué es la música en una pesadilla como la que le había tocado en su primer día. Lo lamento… Recordó una voz y gestos que fueron protagonistas en una vieja presentación que tuvo lugar en el internado, en días en que su aislamiento pos-trauma le tenía arrinconada, lejos de la sociedad que ella misma consideraba absurda y vacía, con gritos y sueños que de seguro no tardarían en desaparecer tan rápido como cuando llegará otro ídolo a las páginas de revistas no confiscadas.  

Él, quien le había sonreído y mostrado un mundo desconocido cuando se resguardaba de lo que su mente bloqueaba, sin duda podría sentir vergüenza de una fan que solo estaría a su lado cuando el camino fuera fácil.

Porque así solían ser los seguidores, traiciones, desleales, quienes claman hasta que se topan con algo que tiene un brillo mayor. Al menos eso le había enseñado la sociedad de cartón en que fue insertada cuando se alejó de la iglesia, porque no eran personas que obraran y dedicaran cada uno de sus días, desde la infancia hasta el más cercano a su muerte a un solo ser, eran quienes refugiaban sus ratos de diversión o efímeros momentos de inseguridad en alguna de sus etapas en personas. Quizás esa reflexión desbordaba soberbia por su parte al quitarle valor a las aspiraciones ajenas, y no nos enseña el señor a mantenernos humildes a los deseos de otros, porque Dios no obliga a nadie, él es comprensivo y no obliga a nadie.

Toma aire, abraza con fuerza tu tesoro y sigue avanzando, ya no queda mucho.

♪~♪~ Perdóname señor por ser débil. Resguardó todos sus lamentos que trizaban los bordes de sus rosáceos después de un llanto que no tuvo tregua, su alma estaba quebrada, aun cuando el terreno ya había cambiado su forma y termino refugiada entre el verde de un parque cercano. Ya solo le quedaba la melodía que citaba del que dentro de los hombres admiraba como una niña pequeña, una muñeca de porcelana que dejó caer su peso fuera del estante, y ahora, no tenía valor alguno, aunque si el señor era bondadoso, podría levantarse de los escombros, con un destello similar al de la joya que se mecía en su pecho, deslumbrando con los tonos de la luna.

Quién eres tú… Ah, que lindo. Llevaba un rato reposando su cuerpo en un rincón oscuro, cuando sus pies dieron la pedrada de protesta, quedaba tan poco para la salida, pero cuál sería su destino una vez fuera. Nee, sabes a dónde debería ir? Sintió la lengua del can acariciar su mano y ahí quedó, tendida en el lugar, propensa a neumonía o lo que viniera primero.

El alargado rostro del obediente animal se acercaba sin algún tapujo. ¿Era acaso algún tipo de compasión o incluso un intento de darle cierta seguridad a la muchacha perdida? Camus lo pensaba, al menos sabía o sentía que era eso. Su perro muchas veces era un lado que él no podía dejar salir a flote.

Suspiró suave y con cierta molestia, llamó con un silbido a su fiel compañero acto que ocasionó la reacción inmediata del can. Sus orejas se inclinaron hacia arriba y trotó hacia su dirección mientras que el rubio se acercaba dejando algo de espacio para la mujer. No conocía el estado completo de ella, ni mucho menos la razón de este más sabía que Alexander no le traería a una persona borracha o a un vagabundo cualquiera. Necesitaba ayuda, eso era un hecho.

Señorita...-Camus entró en su usual personaje, su voz suave, amable y cálida denotaba preocupación y formalidad- Estaría bien que me acerqué¿la noto algo en aprietos y hace mucho frío ¿me permitiría ayudarle?- Para él y su perro este clima no era nada comparado con Permafrost, pero sabía que para una persona común y además en ese tipo de ropajes y condiciones estaría incluso en peligro. Se colocó en cuclillas para que su altura no le hiciera parecer imponente y si bien la luz de los faroles no daban una gran visión a su agraciado rostro al menos sus gestos y voz generaban cierto aire de estabilidad, aquella que usualmente el conde practicaba con las personas que se relacionaban con él- Veo que está muy herida...no puedo dejarle así. 

Cuan curioso es cómo se reúnen las piezas del tablero, pero quién podría tener el juicio o poder para interrogar el por qué ellos se juntan, su visión no era nítida a estas alturas, poco a poco perdía consciencia y no lograba entablar palabras coherentes, alguien te habla, no estás sola en este sendero, no, no es aquel can, alzó el rostro hasta observar una imagen tan bella y perfecta que parecía esculpida por el mismísimo Miguel Angel, puede que sean los delirios de la fiebre, pero por un momento, juro haber logrado ser socorrida por aquel mensajero de su señor. Un ángel…

Cada minuto finalizaba una nueva mezcla de sensaciones en aquel cuerpo que había sido testigo de cada uno de los crímenes de jóvenes descarriados y malos tratos, jugarretas al azar de nada más ni menos que el diablo. Ah mi joven seguidora, continuas cruzando tus pasos con las más curiosas personas en la ciudad de los sueños, pero está bien Yui, la tormenta ha calmado su tempestad y en medio del frio que ha terminado por afiebrar el envase de tu ser, ahora yace un pequeño consuelo,  porque si el mensajero de Dios encontró alivio en el paño de Verónica después de caer en la sexta estación del viacrucis, el alivio llegará a los menos aventurados que obran por el bien.

La cercanía no logro intimidar a estas alturas, ya había visto demasiado, ladeó su rostro con la visión aparentemente perdida, quizás por qué episodio de esta tragedia andarás extraviada, pero aún así puedes analizar gentil con la mirada a tu salvador. Su aliento escapo congelado por su garganta. Ayuda  

No te sobreexijas, más tarde existirán explicaciones si el tormento no sigue acosando las puertas de tu mente. Santa no eres, haz pecado en pensamiento más no ha pasado día sin redimir tus culpas, todo es solo una prueba más, sí, debe serlo, no existen límites para la fe de una persona, nuestras visiones pueden alejarse y los objetivos de cada uno ser diferentes, pero gracias Señor por no abandonarme, descansa joven samaritana, ya se ha vertido suficiente sangre esta noche, es muy pronto para que te conviertas en mártir, por ahora, solo permite que Morfeo refugie tu sueño.