Beauty & the Beer (Priv. Scarlet)

Creo que sé a dónde podemos ir.

Eso había dicho Aria tras tomar camino hacia la zona de pubs y locales nocturnos, pero una vez lo hubo pensado bien, ¿siquiera conocía algún lugar además del karaoke que solía frecuentar? Sí, había oído de varios lugares, de hecho había uno que quería visitar, mas no sabía si aquel sería del agrado de Scarlet, supuso que vestida de aquella manera podría sentirse incómoda o hasta fuera de lugar, aunque de todos modos no parecía ser del tipo de persona que se sintiera así a menudo. De todos modos, tenía una alternativa en mente, o en el fondo esperaba que sirviera como una alternativa porque sólo conocía la entrada y nada más, nunca antes había entrado... hasta ahora.

—Este es el lugar... –dijo con una sonrisa algo nerviosa al señalarle la puerta que daba al lugar, el cual parecía estar en una especie de subterráneo, con la entrada adornada de flores que crecían desde una enredadera– Ah... no te preocupes, por dentro no es tan... elegante como se ve por fuera... "o al menos eso espero..." –le dijo al poner una mano en la baranda para bajar, esperando a Scarlet– Si no te agrada siempre podemos buscar otro lugar, sólo lo conozco de lejos, hehehe...

Cuando finalmente entró se dirigió a una de las mesas de los costados antes de voltearse hacia Scarlet. ¿Está bien algo así? Como dije sólo supe de este lugar por otras personas... habría escogido el karaoke pero no siempre se puede hablar en paz allí salvo en el patio que pasa lleno, ahahah~ –se rascó un poco la nuca y jugó con unos mechones de su cabello.

Lugar por dentro:

Todo el tiempo sentía la mirada de Scarlet a su lado y en su nuca de a ratos hasta haber llegado al local. Suponía que la joven conocía muchos lugares de ese estilo y quizás hasta mejores, por lo que agradecía el gesto de que no la juzgara por su elección. ¿Sería su forma de ser o era idea suya de que Scarlet irradiaba ese... "algo" que no sabía describir? Una vivacidad o forma de ver la vida algo más libre. Totalmente lo opuesto a ella.

Dejó escapar un pequeño quejido, ¿¡estaba leyéndole la mente o algo!?

—¡L-lo siento! E-eh... creo que es costumbre... mis padres organizaban muchas fiestas y teníamos que estar seguros de que todos se encontraran cómodos, y... por eso... –su voz se fue apagando de a poco a medida que hablaba y daba explicaciones, ahí estaba de nuevo, esa forma de ser, tan... ¿despreocupada, debía decir?

—Uhm... no... no lo parece, la verdad... –justo en ese momento llegaron a atenderlas, por lo que pidió una cerveza suave en esa ocasión, no quería que aquel incidente del karaoke fuera a repetirse de nuevo– Y pues... no pretendo hablar todo el tiempo de mí, así que mejor, dime... dijiste que eres bajista y cantas... ¿no compones? –preguntó con interés– Y por favor, pide lo que se te antoje, yo te invito... a modo de gracias por ayudarme con ese tipo raro, es lo menos que puedo hacer, no te preocupes...

Miró con curiosidad a Scarlet luego que pidiera de beber, como si aquello fuera lo más raro del mundo.

—¿Guineu... Riner...? –ladeó un poco la cabeza, pero dudando unos instantes, temía preguntar algo estúpido– ¿Es algún trago exclusivo o algo así? No lo había oído jamás, aunque no soy el ser más especialista en cervezas, realmente... –musitó un poco, en su casa durante las fiestas servían de todo tipo de licores, pero estos solían ser caros y rebuscados. Podría decirse que lo que menos bebían era cerveza.

Desvió la mirada ante el comentario que no dejaba de tener un dejo de coquetería, ¿o sólo se estaba haciendo ideas equivocadas? Sólo se remitió a reír un poco y a escucharla atentamente.

—Bueno, supongo que es normal que todos quienes componen pongan experiencias suyas o de conocidos en sus canciones, ¿no? –bajó la mirada, cohibiéndose un poco de la idea de imaginar un desnudo literal al cantar– Yo... entiendo, siento algo parecido... querer transmitir lo que siento con mi voz... aunque... la verdad yo también quisiera saber qué saldría, lo intenté una vez y fue un fiasco, no creo tener el don con las palabras que se necesita para componer, no es lo mismo que escribir un diario de vida.

Hizo una pausa sólo para tomar aire y dejarlo salir con pesadez.

—La verdad... cuando lo intento pongo mi corazón pero se siente pesado, vacío, sin ritmo o... sin vida, ¿sabes? ¿Nunca te ha pasado? –movió sus manos en busca de ayuda para hallar lo que quería decir– No sé cómo explicarlo realmente.

—Por nosotras –dijo finalmente después de servirse la cerveza en el vaso, chocándolo con la botella de Scarlet– Y que con suerte se me pegue tu don con las palabras, por favor...

Asintió con la cabeza, era lo más lógico buscar un trago liviano si se necesitaba estas en buenas condiciones para el día siguiente, como era su caso, si bien no iba a tener clases, prefería mantener sus horarios de sueño y despertar temprano, quizás para estudiar o quizás no. Se quedó mirando la botella de la que bebía Scarlet con intenciones de pedirle que le convidara un trago, pero decidió callar al considerarlo algo demasiado atrevido e irrespetuoso. Quizás más tarde si se le antojaba otra podría tomar el coraje de pedirle.

—¡¿Y-yo...?! –se sobresaltó con el gesto tan repentino de la otra, haciéndole saltar un poco en su asiento y casi tirar su vaso de cerveza– Ah.... –¿habría dado en el clavo? ¿Sería por eso que fallaba tanto al escribir canciones?– La verdad... no lo sé... ¿será que me reprimo mucho? –bajó su mirada hacia su vaso como si fuera a encontrar allí la respuesta. Mordió sus labios, nuevamente Scarlet podría tener la razón– Seguramente es eso... no sé si es engañarme, pero... si lo ignoro, probablemente se marchará y me dejará, ¿no es eso mejor en vez de ahogarme en esas cosas?

Se rascó la cabeza casi como si fuera a perder la compostura en cualquier momento y dejó escapar un suspiro algo exasperado de sus labios, a punto de transformarse en un gruñido. Se pasó una mano por su cara, ¿cómo podía ser tan ciega? A esas alturas no sabía si era la desesperación en su mente la que habló por ella, todos esos sentimientos contenidos, o el alcohol que ya comenzaba a afectarle.

—Pues... pues... ¡pues no sé qué más quieren entonces! –dejó con algo de fuerzas el vaso en la mesa– ¡Soy sincera! ¡Tengo la pasión de querer ser lo que deseo y poder transmitir lo que quiero! Pero... pero... ¿está mal querer dejar de lado ciertas emociones? Ya me cansé de encerrarme y sufrir por eso, ¿realmente es tan necesario para poder escribir una maldita canción?

No, no iba a volver a encerrarse en su cuarto a llorar como había hecho en ese entonces, con ese sabor amargo llenándole la boca a cada instante, enroscándose alrededor de su pecho y quitándole el aliento, no quría volver a hundirse en esos sentimientos y malos recuerdos, prefería creer que nunca pasaron para no seguir lastimándose, ¿realmente necesitaba tanto de ellos para poder hacer lo que desea con la música?

—Perdón... yo... uhm... no tenías por qué escuchar eso... no es contigo, de veras... –la miró realmente arrepentida– No tenía que tomarla contigo, creo que exploté....

Sin darse cuenta se había acabado lo que quedaba de su cerveza. Ojalá se hubiera podido tomar también su vergüenza, hacía mucho que no explotaba así... la verdad era que ni siquiera conseguía recordar la última vez que eso había ocurrido. Se restregó un poco uno de sus ojos, sería que el humo del ambiente le estaba haciendo picar la vista de a poco.

—Pues... es que... ¡es que yo no soy así...! –¿no lo era? ¿O era solamente que no le gustaba que la vieran como alguien que era capaz de perder el control como todos los demás? Algo que cualquiera podría explotar en su contra. Quizás era lo mismo que le sucedía cuando no le gustaba que le viesen llorando. Todo era sinónimo de debilidad y vulnerabilidad para ella.

Pero Scarlet tenía razón.

No podía tirar todo bajo la alfombra y pretender que la máscara que se había construido con los años pudiera durar para siempre, esa no era ella, simplemente no sería justo vivir como alguien que no era, ¿verdad? Sería en cierta manera traicionar su sueño, no sería ella quien estaría en los escenarios, sino que ese falso "yo".

Sólo levantó la cabeza de su ensimismamiento cuando escuchó los comentarios de Scarlet sobre el jefe de Merveilles Records.

—¡Bromeas...! ¡¿El señor Voset?! ¡Mentira...! –y sin darse cuenta estaba riéndose al imaginar al hombre que todos veían como una figura distante, inalcanzable, compuesta y majestuosa, como una criatura así de "malévola"– ¡No lo creo! No creo que sea así, vamos... ¿o sí?

Finalmente se sentía más relajada, no sabía si era el alcohol (lo cual era poco posible, considerando que la suya no era tan concentrada... hasta donde le constaba) o la situación en que sentía que podía ser ella misma sin ser juzgada, "lejos" de ojos y oídos ajenos o peligrosos. Aquello le quitaba un pequeño peso de encima de una manera u otra.

—Tienes razón... sería... algo falso, ¿no? No sería yo quien cantara... –sintió una punzada ante la palabra "ex", le molestaba que siempre saliera ese tema a conversación o en sus pensamientos de una forma u otra, sobre todo considerando la cantidad de años que habían pasado ya– ¿Te... hizo fuerte...? –lo dijo repitiendo las palabras de Scarlet, pero en cierta manera preguntándose a sí misma, ¿Elliot la había hecho fuerte? Podría decir de una forma u otra que sí... quizás...

"Nadie podría entender cuan horribles son los sentimientos que te están matando". Sus ojos se humedecieron un poco ante ese pensamiento, ¿cuánto tiempo llevaba negándose, aislándose? Sentía como si aún fuera aquella vez en que no quería abandonar su habitación por ningún motivo, en la cual ni siquiera dejaba entrar a su hermana, ¿acaso alguna vez había salido realmente?

—Creo que entiendo... es... como cuando dicen que la luz más intensa puede crear la sombra más oscura... ¿algo así? –siguió el movimiento de la botella de Scarlet con la mirada. Tenía razón, lo que le había hecho Elliot había sido imperdonable para ella, y le dolía por la forma en que le había querido, ¿por qué había hecho eso? Quizás nunca lo sabría...

Ignoró lo último que decía Scarlet, sin darse cuenta había apoyado su cabeza en el hombro de la joven, casi abrumada por todo lo que había tenido que procesar en los últimos momentos. Como si la torre que hubiera construido con ella misma hubiera perdido unos cuantos peldaños y tuviera que reacomodarla.

—Gracias... gracias de verdad... Scarlet... creo que me hiciste entender algo importante... no sé si pueda asimilarlo de un día para otro, pero... tengo que aprender, de a poco... –cerró un poco, intentando calmar sus pensamientos muy lentamente, o en cualquier momento iba a sentir que todo el cuarto le daba vueltas.

Frunció el ceño en actitud de confusión con las palabras de Scarlet. Sonaba algo que podría haber leído en un libro o visto en alguna película, ¿quién le habría dicho eso?

—Supongo que tienes razón... suena extraño pero... ahora que lo dices me hace sentido... aceptar nuestras falencias en vez de vivir tratando de ser perfectos... –murmuró más que nada para sí misma, como buscando grabar en su memoria esas palabras. Imitó a Scarlet y se bebió lo que iba quedando de su botella, pasando su lengua por sus labios, comenzaba a sentir algo seca su boca.

El rubor que venía a sus mejillas cada vez que Scarlet le hacía esos gestos era una reacción bastante espontánea e incontrolable, aunque comenzaba a sentirla como una hermana mayor que le aconsejaba cuando lo necesitaba. En momentos así deseaba haber tenido una hermana así en su momento, era siempre ella quien debía cuidar y aconsejar a su hermana menor Victorique.

—Si lo dices de esa manera... –en ese instante escuchó otra voz en su mente, una que no le agradaba recordar. Su expresión se ensombreció unos segundos– Sabes... recordé algo... alguien ya me había dicho algo similar... cuando todo aún iba bien, vaya cambio de contexto y circunstancias...

Por cosas del destino decidió mirar el reloj, ¿¡tan tarde era ya...!?

—¡Mierda...! –sus ojos abrieron muy grandes como nunca, volteándose alarmada a mirar a Scarlet– Lamento tener que irme así, sé que ya oscureció temprano, pero en poco inicia el toque de queda en la academia, y si no regreso para entonces me meteré en bastantes problemas... en serio te agradezco por todo... ¡me agradaría si nos vemos de nuevo! –dijo con las palabras un tanto atropelladas al hablar.

Rebuscó entre sus cosas para dejar el dinero sobre la barra y se paró de su asiento, trastabillando un poco por la torpeza que comenzaba a causarle el alcohol, teniendo que sujetarse de dicho asiento. "Menos mal esta cerveza estaba suave, ¿se me subió un poco por el cansancio o qué?" se preguntó a sí misma.

—¿Eh? ¡No suenas como una vieja, por favor! –dijo soltando una risa más fuerte de lo usual, seguro por efecto de lo que había bebido, ¿cuándo se había vuelto tan poco resistente al alcohol? ¿o era que solamente había conseguido soltarse un poco más de su carácter usual? “Supongo que simplemente lo pasé bien…”

Se detuvo tan de golpe y se volteó con tal ímpetu que casi se tropezó cuando escuchó la voz de Scarlet tratando de detenerla. ¿Estás segura? Ah… bueno, no estoy tan lejos de la escuela pero… tampoco quiero que pase lo del mirador de nuevo… –concedió bajando los hombros y tratando de calmarse. ¿Hacía cuánto tiempo que alguien no le tomaba tan amistosamente de la mano? Scarlet había llegado de la nada, sentía como si fuera alguien que conociera hace años, así sin más, suponía que sólo por eso le permitía esas cosas, ¿o era sólo porque no le daba la misma incomodidad a que si hubiera sido un hombre en la misma situación?

—Sí, la pasé bien… sería divertido en otra ocasión –dijo mientras buscaba su celular y se lo entregaba a Scarlet para que anotara su número de teléfono y le extendía la mano para que le dejara hacer lo mismo– Prometo avisarte, ¿si? El próximo lugar lo eliges tú, creo que ahora ya sabes un poco más sobre mis horarios –comentó con una risa.

—Gracias por todo, Scarlet, sé que ya lo dije, pero no sé qué hubiera sido de mí si tú no hubieras estado ahí en el mirador