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{P} Y al día siguiente...
2 participantes
Music is War :: Glass City :: Centro de la Ciudad :: Calles
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{P} Y al día siguiente...
Estiró los brazos con extrema pereza, acompañado con un bostezo digno de un oso que recién despertaba de una hibernación. La vampiro se levantó de la cama aún sin comprender que se había quedado dormida, quizás había sido alguna venita humana que todavía le quedaba, pero hay que admitirlo: Dormir es genial.
Se rascó la espalda estando sentada en la cama, mirándose en el espejo que daba a la cama de Guy, viendo que su cabello era un completo desastre. Se levantó y caminó hasta el pequeño baño allí dentro de la misma habitación (con las luces apagadas) y se lavó la cara y se echó agua al pelo, a ver si la malaya melena se controlaba un poco. Encontró algo que le serviría como una cola para amarrarse el cabello y, sin más, abrió la puerta de la habitación, sintiendo que sus ojos se escocían un poco al estar a oscuras. Siseó en señal de disgusto, pero pronto sus ojos se adaptaron a la claridad de la habitación que llegaba gracias a las ventanas y a la luz del día.
- Buenos días~ – saludó con pereza a sus compañeros. Guy estaba en la cocina preparando el desayuno, Keilla y Bongo ya se habían tirado a una ronda de videojuegos, echados al sofá. Todo igual que siempre – ¿Cómo están?
- ¿Y eso que te dio por dormir en nuestra habitación, Marcy? Oh, buenos días. Si si. – dijo Bongo, sin despegar la mirada de la pantalla y presionar botones a lo loco.
- Me encanta tu forma de dar los buenos días, Bongo. – respondió sarcásticamente la vampiro, caminando a la cocina evitando la ventana para volver a estirarse y bostezar cual oso – Nada fuera de lo común: La lindura y yo vinimos para acá porque se había hecho tarde y ella se quedó durmiendo en mi habitación. Nada interesante – alzó los hombros, abriendo el congelador.
- Si, ¡Yo la vi tirada en MÍ cama! – dijo Keilla, volteando en dirección a Marceline pero sin dejar de presionar botones a lo loco. La vampiro de cabello largo volteó a mirarle con cara de “NUESTRA cama, querrás decir” – ¡Ya se que no la uso, pero es mía! O bueno, nuestra. El caso es que no me gusta que haya tenido que dormir aquí, aunque descubrí que el piso es más cómodo. – volvió su mirada a la pantalla.
- Bueno, igual no es que importe mucho. Ella sigue durmiendo, ¿Verdad? – sacó del congelador un paquetito que tenía algo rojo congelado, Marceline le dio un mordisco y de inmediato un líquido rojo empezó a brotar de él.
- Eh… pues cuando llegamos a eso de las 2am ella ya no estaba.
- … ¿Qué quieres decir? – dijo con cierta sorpresa, sus palabras iban hacia Bongo, pero se había volteado a mirar a Guy quien, a pesar de estar pendiente con el desayuno, se giró para mirar de reojo a Marceline y limitarse a asentir con la cabeza – Por todos los… ¡Agh! Esa criaja estúpida…
Lanzó el paquete a cualquier dirección (Guy la atrapó en el aire para dejarlo en una mesita de la cocina) y volvió hacia su habitación, comprobando que la cama estaba vacía. Masculló una grosería, dejó a un lado el hecho de que la cama estaba hecha mierda y abrió su armario, colocándose lo primero que vio mal colgado allí. Guy volvió a lanzarle la bolsita congelada y Marceline se bebió su contenido de a grandes tragos, dando un suspiro/gruñido y sin importarle el hilillo rojo que colgaban de sus colmillos y se deslizaban por su barbilla. Abrió la ventana, y después de asimilar la luz del sol, salió volando como un pequeño murciélago en búsqueda de su acompañante.
Se rascó la espalda estando sentada en la cama, mirándose en el espejo que daba a la cama de Guy, viendo que su cabello era un completo desastre. Se levantó y caminó hasta el pequeño baño allí dentro de la misma habitación (con las luces apagadas) y se lavó la cara y se echó agua al pelo, a ver si la malaya melena se controlaba un poco. Encontró algo que le serviría como una cola para amarrarse el cabello y, sin más, abrió la puerta de la habitación, sintiendo que sus ojos se escocían un poco al estar a oscuras. Siseó en señal de disgusto, pero pronto sus ojos se adaptaron a la claridad de la habitación que llegaba gracias a las ventanas y a la luz del día.
- Buenos días~ – saludó con pereza a sus compañeros. Guy estaba en la cocina preparando el desayuno, Keilla y Bongo ya se habían tirado a una ronda de videojuegos, echados al sofá. Todo igual que siempre – ¿Cómo están?
- ¿Y eso que te dio por dormir en nuestra habitación, Marcy? Oh, buenos días. Si si. – dijo Bongo, sin despegar la mirada de la pantalla y presionar botones a lo loco.
- Me encanta tu forma de dar los buenos días, Bongo. – respondió sarcásticamente la vampiro, caminando a la cocina evitando la ventana para volver a estirarse y bostezar cual oso – Nada fuera de lo común: La lindura y yo vinimos para acá porque se había hecho tarde y ella se quedó durmiendo en mi habitación. Nada interesante – alzó los hombros, abriendo el congelador.
- Si, ¡Yo la vi tirada en MÍ cama! – dijo Keilla, volteando en dirección a Marceline pero sin dejar de presionar botones a lo loco. La vampiro de cabello largo volteó a mirarle con cara de “NUESTRA cama, querrás decir” – ¡Ya se que no la uso, pero es mía! O bueno, nuestra. El caso es que no me gusta que haya tenido que dormir aquí, aunque descubrí que el piso es más cómodo. – volvió su mirada a la pantalla.
- Bueno, igual no es que importe mucho. Ella sigue durmiendo, ¿Verdad? – sacó del congelador un paquetito que tenía algo rojo congelado, Marceline le dio un mordisco y de inmediato un líquido rojo empezó a brotar de él.
- Eh… pues cuando llegamos a eso de las 2am ella ya no estaba.
- … ¿Qué quieres decir? – dijo con cierta sorpresa, sus palabras iban hacia Bongo, pero se había volteado a mirar a Guy quien, a pesar de estar pendiente con el desayuno, se giró para mirar de reojo a Marceline y limitarse a asentir con la cabeza – Por todos los… ¡Agh! Esa criaja estúpida…
Lanzó el paquete a cualquier dirección (Guy la atrapó en el aire para dejarlo en una mesita de la cocina) y volvió hacia su habitación, comprobando que la cama estaba vacía. Masculló una grosería, dejó a un lado el hecho de que la cama estaba hecha mierda y abrió su armario, colocándose lo primero que vio mal colgado allí. Guy volvió a lanzarle la bolsita congelada y Marceline se bebió su contenido de a grandes tragos, dando un suspiro/gruñido y sin importarle el hilillo rojo que colgaban de sus colmillos y se deslizaban por su barbilla. Abrió la ventana, y después de asimilar la luz del sol, salió volando como un pequeño murciélago en búsqueda de su acompañante.
- clothes:
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Y al día siguiente...
Desanimada había abandonado el hotel y pensado en regresar al dormitorio, pero al parecer no tenía suficiente dinero para poder costear un taxi. -¡Oh, ya veo! Bueno ¡Gracias de todos modos! Caminaré entonces- Si bien el taxista mostró preocupación, Yuki le mencionó que encontraría un lugar donde pasar la noche.
Caminó por las calles en dirección a donde se encontraba su dormitorio, pero el fresco del exterior y la gran distancia la hicieron que tomara la decisión de dormir en un restaurante de comida rápida que abriera las 24 horas.
Ordenó algo ligero, hambre casi no tenía, y se fue al piso de arriba para dormir un poco. No era la única persona que estaba usando ese lugar para pasar la noche. En la mañana ella despertó temprano, pero la posición en que durmió y el sueño le hicieron quedarse así otro par de horas, hasta que un encargado le avisó que ya era hora de que se retirara. Se frotó los ojos y se levantó no sin antes quejarse de su espalda. -¿Cómo es que Kairo puede dormir así?- y dejó el lugar.
La luz del sol le molestó un poco, pero luego sus ojos se acostumbraron, por desgracia se sentía un poco débil y al parecer su nariz estaba congestionada. ¡Podría tener un resfriado!
Aun cansada y sin saber qué camión tomar, decidió sentarse en una banca para tratar de recobrar fuerzas. -¡Tonta de mí! ¿Debí retirarme cuando pude?
Caminó por las calles en dirección a donde se encontraba su dormitorio, pero el fresco del exterior y la gran distancia la hicieron que tomara la decisión de dormir en un restaurante de comida rápida que abriera las 24 horas.
Ordenó algo ligero, hambre casi no tenía, y se fue al piso de arriba para dormir un poco. No era la única persona que estaba usando ese lugar para pasar la noche. En la mañana ella despertó temprano, pero la posición en que durmió y el sueño le hicieron quedarse así otro par de horas, hasta que un encargado le avisó que ya era hora de que se retirara. Se frotó los ojos y se levantó no sin antes quejarse de su espalda. -¿Cómo es que Kairo puede dormir así?- y dejó el lugar.
La luz del sol le molestó un poco, pero luego sus ojos se acostumbraron, por desgracia se sentía un poco débil y al parecer su nariz estaba congestionada. ¡Podría tener un resfriado!
Aun cansada y sin saber qué camión tomar, decidió sentarse en una banca para tratar de recobrar fuerzas. -¡Tonta de mí! ¿Debí retirarme cuando pude?
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: {P} Y al día siguiente...
¿Y a dónde se había metido la ridícula esa? Fue uno de los primeros pensamientos hostiles de Marceline, a los cuales le siguieron mucho más. No conforme con haberle hecho desayunar rápido y le provocara un fuerte dolor de estómago el volar desde tan temprano, ahora tenía que buscarla por toda la bendita ciudad y esperar a que la niña le diera la gana de hablar, porque seguramente se haría la difícil. Resopló. Mujeres.
Era extraño ver que un pequeño murciélago deambulara por lo alto del cielo, algunos pocos niños, que iban de camino a sus ridículas escuelas o cosas por el estilo, señalaban al pequeño animalito que cruzaba rápidamente por sus cabezas, pero sus padres insistían en que siguieran andando porque llegarían tarde. También algunos adultos se preguntaron el extraño comportamiento del animal, pero no fue entonces cuando un grupito de ellos, que estaban al otro lado de la calle de donde había localizado a la azabache, se dieron cuenta de que ese extraño animal no era tan animal como pensaban.
- Vaya, vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? – dijo en voz alta, apareciéndose en forma de vampiro a espaldas de la jovencita para caminar hacia su dirección y finalmente apoyar los brazos sobre la banca, inclinándose hacia la azabache – ¿Qué tal todo, lindura? ¿Tuviste buena noche? ¿Qué tal mi colchón, estaba cómodo? - Sus palabras, obviamente, estaban llenas de un tono acusador al que acompañaba una mirada peligrosamente enojada. Marceline de mal humor. No era muy buena señal. – ¿Vas a explicarme por qué coño te diste de diva y te fuiste a mitad de la noche, o es que ahora eres rebelde y crees que te puedes escapar de la casa de cualquiera sin avisar y como te dé la puta gana?
Era extraño ver que un pequeño murciélago deambulara por lo alto del cielo, algunos pocos niños, que iban de camino a sus ridículas escuelas o cosas por el estilo, señalaban al pequeño animalito que cruzaba rápidamente por sus cabezas, pero sus padres insistían en que siguieran andando porque llegarían tarde. También algunos adultos se preguntaron el extraño comportamiento del animal, pero no fue entonces cuando un grupito de ellos, que estaban al otro lado de la calle de donde había localizado a la azabache, se dieron cuenta de que ese extraño animal no era tan animal como pensaban.
- Vaya, vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? – dijo en voz alta, apareciéndose en forma de vampiro a espaldas de la jovencita para caminar hacia su dirección y finalmente apoyar los brazos sobre la banca, inclinándose hacia la azabache – ¿Qué tal todo, lindura? ¿Tuviste buena noche? ¿Qué tal mi colchón, estaba cómodo? - Sus palabras, obviamente, estaban llenas de un tono acusador al que acompañaba una mirada peligrosamente enojada. Marceline de mal humor. No era muy buena señal. – ¿Vas a explicarme por qué coño te diste de diva y te fuiste a mitad de la noche, o es que ahora eres rebelde y crees que te puedes escapar de la casa de cualquiera sin avisar y como te dé la puta gana?
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Y al día siguiente...
Se estuvo sentad aun rato tratando de recobrar sus fuerzas para regresas. Al parecer podía encontrar algún lugar de referencia que le diera, claro que sería un trayecto largo.
En eso una voz muy familiar llamaba a la joven Yuki, se trataba nada más y nada menos que de Marceline, con quien pasó la noche anterior y obviamente la persona con quien se encontraba molesta en este preciso instante. ¡Y al parecer Marceline tampoco se encontraba alegrada!
Ignoró sus primeras preguntas hasta que subió su tono de voz y le preguntó el por qué se había ido de la habitación tan repentinamente sin avisar. Yuki sólo exhaló un poco molesta, se levantó para acercarse a la vampiro, mirarla un poco y darle una cachetada. Pasaron unos cuantos segundos, y Yuki con un tono molesto le dijo. -¿Ahora te vuelvo a interesar, no?- Frunció el ceño tratando de no soltar unas lágrimas después de lo que dijo y se dio media vuelta para tratar de alejarse de ella.
En eso una voz muy familiar llamaba a la joven Yuki, se trataba nada más y nada menos que de Marceline, con quien pasó la noche anterior y obviamente la persona con quien se encontraba molesta en este preciso instante. ¡Y al parecer Marceline tampoco se encontraba alegrada!
Ignoró sus primeras preguntas hasta que subió su tono de voz y le preguntó el por qué se había ido de la habitación tan repentinamente sin avisar. Yuki sólo exhaló un poco molesta, se levantó para acercarse a la vampiro, mirarla un poco y darle una cachetada. Pasaron unos cuantos segundos, y Yuki con un tono molesto le dijo. -¿Ahora te vuelvo a interesar, no?- Frunció el ceño tratando de no soltar unas lágrimas después de lo que dijo y se dio media vuelta para tratar de alejarse de ella.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: {P} Y al día siguiente...
- Hey, ¿Acaso me estás escuchando? ¡Hola! – replicó una y otra vez, haciendo que la cólera empezara a subírsele como si fuera una tetera – No te hagas la sorda conmigo, sé perfectamente que puedes escucharme, niña malcriada.
La vio levantarse, Marceline entrecerró la mirada mientras que torcía el gesto y mostraba el desagrado de pies a cabeza. Se irguió, quedándose frente a frente con la muchacha y un grupito de personas expectantes y curiosos por saber lo que pasaría después de ver a una muchacha convertirse en murciélago. Entonces, cuando la vampiro separó los labios para hablar (ya hasta se había armado con la pose de “manos en cadera, mujer enfadada”) cuando, de repente, sintió el golpe sobre su mejilla como un balde de agua fría.
Se quedó paralizada, completamente sorprendida por ello. El sonido del golpe parecía haber hecho eco. Tenía las palabras atoradas en la garganta y los labios en forma de “O”, ni siquiera pudiendo tartamudear al no creerse lo que había pasado. La vampiro miró a Yuki por el rabillo de su ojo, no se atrevía a voltear el rostro hacia ella, y, cuando la vio alejarse, sintió que ese gesto fue la gota que colmó el vaso.
La gente como que presintió lo que iba a pasar y decidió volver a lo suyo, tratando de disimular las miraditas curiosas que tenían sobre la vampiro, que seguía hecha una estatua en donde le habían plantado. Poco a poco, volteó el rostro en dirección en la que se había ido la azabache, sus facciones empezaron a moldearse otra vez hasta que sus ojos se tornaron pequeños y rojos, quienes pronto se transformaron en pequeñas llamas de fuego y su lengua se volvió alargada y fina como la de una serpiente. Siseó, cerró los puños sintiendo lo mucho que estaba enojada con ella e impulsivamente, corrió en dirección a la muchacha y la tiró al suelo.
Forcejeó hasta que pudo encontrársele cara-a-cara y le atrapara los brazos y las piernas cuales sujetaba con extrema fuerza. Los ojos de Marceline volvieron a ser oscuros, pero sentía la misma furia que reflejó en ellos cuando estaban rojos al punto de clavarle las uñas sobre las muñecas. Cuando volvió a separar los labios para hablar, su voz estaba ligeramente distorsionada como si estuviera preparándose para transformarse en una criatura horripilante:
- ¿CUÁL. ES TU PUTO. PROBLEMA? – dijo, deletreando las palabras casi a escupitajos mientras la veía directamente.
La vio levantarse, Marceline entrecerró la mirada mientras que torcía el gesto y mostraba el desagrado de pies a cabeza. Se irguió, quedándose frente a frente con la muchacha y un grupito de personas expectantes y curiosos por saber lo que pasaría después de ver a una muchacha convertirse en murciélago. Entonces, cuando la vampiro separó los labios para hablar (ya hasta se había armado con la pose de “manos en cadera, mujer enfadada”) cuando, de repente, sintió el golpe sobre su mejilla como un balde de agua fría.
Se quedó paralizada, completamente sorprendida por ello. El sonido del golpe parecía haber hecho eco. Tenía las palabras atoradas en la garganta y los labios en forma de “O”, ni siquiera pudiendo tartamudear al no creerse lo que había pasado. La vampiro miró a Yuki por el rabillo de su ojo, no se atrevía a voltear el rostro hacia ella, y, cuando la vio alejarse, sintió que ese gesto fue la gota que colmó el vaso.
La gente como que presintió lo que iba a pasar y decidió volver a lo suyo, tratando de disimular las miraditas curiosas que tenían sobre la vampiro, que seguía hecha una estatua en donde le habían plantado. Poco a poco, volteó el rostro en dirección en la que se había ido la azabache, sus facciones empezaron a moldearse otra vez hasta que sus ojos se tornaron pequeños y rojos, quienes pronto se transformaron en pequeñas llamas de fuego y su lengua se volvió alargada y fina como la de una serpiente. Siseó, cerró los puños sintiendo lo mucho que estaba enojada con ella e impulsivamente, corrió en dirección a la muchacha y la tiró al suelo.
Forcejeó hasta que pudo encontrársele cara-a-cara y le atrapara los brazos y las piernas cuales sujetaba con extrema fuerza. Los ojos de Marceline volvieron a ser oscuros, pero sentía la misma furia que reflejó en ellos cuando estaban rojos al punto de clavarle las uñas sobre las muñecas. Cuando volvió a separar los labios para hablar, su voz estaba ligeramente distorsionada como si estuviera preparándose para transformarse en una criatura horripilante:
- ¿CUÁL. ES TU PUTO. PROBLEMA? – dijo, deletreando las palabras casi a escupitajos mientras la veía directamente.
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Y al día siguiente...
Esperaba que la vampiro no la siguiera, pero incluso Yuki sabía que eso era imposible, ya que lógicamente esa cachetada solía más lastimar el "ego" de la gente, pero eso fue lo único que se le vino a la cabeza a la azabache en aquel momento.
Se giró la espalda para tratar de ver dónde se encontraba Marceline...-¿A dónde se...?- Fue tumbada al suelo por ella quedando cara a cara. Yuki mirada esos ojos escalofriantes, pero sólo sentía más enojo en vez de miedo.
Cuestionada de lo que le pasaba trató de no decir nada, pero el enojo por lo de anoche y recuerdos de su pasado que le llegaban a la mente la hicieron responderle con enojo y tono elevado. -¿Mi problema? ¡Mi problema!...¡Mi problemas es que después de pasar el día conmigo, casi arruinando la cita, para que luego conociera una faceta tierna tuya, y te abriera mi corazón y mi intimidad para que luego me pagues...!- Su voz se empezaba a romper junto a unas pequeñas lágrimas que parecían asomarse en sus ojos. -¡Para que me pagues así...!- Haber alzado la voz pareció dejarla sin aliento -Dejándome así: sola, como un juguete que te aburrió, y sin importarte, ni nada...- Volteó a un lado con rabia tratando de contenerse, pero sus sentimientos parecían combinarse con al impotencia que había ya sentido en su pasado.
Sólo uno o dos segundos pasaron para que la volteara a ver y terminara de hablarle, ahora con un tono un poco más relajado, relativamente hablando. -¡Ese es mi problema: me trataste como ella!- Puntualizó jadeando un poco y mirando otra vez a a un lado.
Se giró la espalda para tratar de ver dónde se encontraba Marceline...-¿A dónde se...?- Fue tumbada al suelo por ella quedando cara a cara. Yuki mirada esos ojos escalofriantes, pero sólo sentía más enojo en vez de miedo.
Cuestionada de lo que le pasaba trató de no decir nada, pero el enojo por lo de anoche y recuerdos de su pasado que le llegaban a la mente la hicieron responderle con enojo y tono elevado. -¿Mi problema? ¡Mi problema!...¡Mi problemas es que después de pasar el día conmigo, casi arruinando la cita, para que luego conociera una faceta tierna tuya, y te abriera mi corazón y mi intimidad para que luego me pagues...!- Su voz se empezaba a romper junto a unas pequeñas lágrimas que parecían asomarse en sus ojos. -¡Para que me pagues así...!- Haber alzado la voz pareció dejarla sin aliento -Dejándome así: sola, como un juguete que te aburrió, y sin importarte, ni nada...- Volteó a un lado con rabia tratando de contenerse, pero sus sentimientos parecían combinarse con al impotencia que había ya sentido en su pasado.
Sólo uno o dos segundos pasaron para que la volteara a ver y terminara de hablarle, ahora con un tono un poco más relajado, relativamente hablando. -¡Ese es mi problema: me trataste como ella!- Puntualizó jadeando un poco y mirando otra vez a a un lado.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: {P} Y al día siguiente...
Respiraba cual toro molesto, esperando a que la chica se dignara a explicarse el por qué ahora le había dado por irse tan repentinamente de la habitación. Claro, si lo mirábamos por el lado de la azabache Marceline le había hecho exactamente lo mismo o peor, pero… ¡Ella no le había plantado semejante cachetada en medio de la calle! ¡De paso, en un lugar público! Nadie estaba en su derecho de humillar a la gente así. No, menos. Nadie estaba en derecho de humillar a Marceline así.
Entonces, empezó todo el cuento. La muchacha aflojó un poco el agarre de sus muñecas porque sabía que estaba clavándole las uñas encima como si fuera un muñeco de trapo. Para esta ocasión le había dado igual que le gritara, incluso los espectadores que estaban mirándoles como si aquello no se lo creían y el circo había llegado a la ciudad. Algunos pensaron que se iba a formar una pelea entre mujeres, algo que muchos hombres habrían disfrutado si no se hubiesen llevado el cuento del “ella” que Marceline identificó como su anterior pareja. ¿Cómo era que se llamaba?
La vampiro suspiró obstinada, al igual que los hombres al percatarse de que no habría ni sangre ni greñas en el suelo. Entornó los ojos buscando los de Yuki, y como muy bien conocemos a esta vampiro, torció el gesto mientras separaba los labios y decía:
- ¿Te soy sincera? Me da tremendamente igual lo que haya pasado con tu antigua pareja. SUPÉRALA. – así, sin más, tan cortante como era cuando acababa mosqueada – ¿Sabes la cantidad de personas que han estado conmigo todo este tiempo? ¡Por favor! Mil años en experiencias amorosas son muy fastidiosas, uno tiene que aprender a superarlas o calarte 200 años de llantos estúpidos, como el tuyo. – rodó los ojos.
Volvió a suspirar, aflojando sus manos finalmente para dejar los brazos libres de la azabache, aunque todavía estaba sobre ella y no le dejaba libre las piernas. Estos son los momentos en los que generalmente uno suele descargarlo todo, como en las telenovelas. Marceline volvió a rodar los ojos de solo pensarlo y soltó un “Tch” con los labios y se cruzó de brazos, mirando hacia el vacío.
- Yo no soy de tener relaciones sentimentales, ¿Sabes? – murmuró, subiendo el volumen a medida de que hablaba hasta que finalmente se escuchó fuerte y claro. Volteó en dirección a la azabache, y en seguida, su mirada se tornó muy cortante y el gesto de sus labios era tosco y altanero – Precisamente por las estupideces que dices porque… Agh. ¿Por qué me haces decir estas cosas?
Se llevó una mano al rostro como si estuviera pidiéndole paciencia al cielo. Por un momento, recordó ese momento en el parque con su hermano menor y las mismas palabras que usó para “consolarlo”. Otra vez, sentimientos “humanos”… ¿Por qué simplemente no se puede vivir haciendo desastres y dando sustos, sin otro tipo de problemas como pueden ser las estúpidas relaciones?
- … Estoy asustada, ¿Ok? ¡Ya! ¡Lo dije! ¿Contenta?
Entonces, empezó todo el cuento. La muchacha aflojó un poco el agarre de sus muñecas porque sabía que estaba clavándole las uñas encima como si fuera un muñeco de trapo. Para esta ocasión le había dado igual que le gritara, incluso los espectadores que estaban mirándoles como si aquello no se lo creían y el circo había llegado a la ciudad. Algunos pensaron que se iba a formar una pelea entre mujeres, algo que muchos hombres habrían disfrutado si no se hubiesen llevado el cuento del “ella” que Marceline identificó como su anterior pareja. ¿Cómo era que se llamaba?
La vampiro suspiró obstinada, al igual que los hombres al percatarse de que no habría ni sangre ni greñas en el suelo. Entornó los ojos buscando los de Yuki, y como muy bien conocemos a esta vampiro, torció el gesto mientras separaba los labios y decía:
- ¿Te soy sincera? Me da tremendamente igual lo que haya pasado con tu antigua pareja. SUPÉRALA. – así, sin más, tan cortante como era cuando acababa mosqueada – ¿Sabes la cantidad de personas que han estado conmigo todo este tiempo? ¡Por favor! Mil años en experiencias amorosas son muy fastidiosas, uno tiene que aprender a superarlas o calarte 200 años de llantos estúpidos, como el tuyo. – rodó los ojos.
Volvió a suspirar, aflojando sus manos finalmente para dejar los brazos libres de la azabache, aunque todavía estaba sobre ella y no le dejaba libre las piernas. Estos son los momentos en los que generalmente uno suele descargarlo todo, como en las telenovelas. Marceline volvió a rodar los ojos de solo pensarlo y soltó un “Tch” con los labios y se cruzó de brazos, mirando hacia el vacío.
- Yo no soy de tener relaciones sentimentales, ¿Sabes? – murmuró, subiendo el volumen a medida de que hablaba hasta que finalmente se escuchó fuerte y claro. Volteó en dirección a la azabache, y en seguida, su mirada se tornó muy cortante y el gesto de sus labios era tosco y altanero – Precisamente por las estupideces que dices porque… Agh. ¿Por qué me haces decir estas cosas?
Se llevó una mano al rostro como si estuviera pidiéndole paciencia al cielo. Por un momento, recordó ese momento en el parque con su hermano menor y las mismas palabras que usó para “consolarlo”. Otra vez, sentimientos “humanos”… ¿Por qué simplemente no se puede vivir haciendo desastres y dando sustos, sin otro tipo de problemas como pueden ser las estúpidas relaciones?
- … Estoy asustada, ¿Ok? ¡Ya! ¡Lo dije! ¿Contenta?
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Y al día siguiente...
Las primeras palabras de la vampiresa calaron en la mente de la joven azabache, pero en algo tenía razón, algún día tenía que superar a su última ex-pareja. Aunque claro no es lo mismo la situación de Marceline a la de Yuki. -¡Oh, claro que la tengo que superar! Y eso estaba haciendo, pero decidiste tratarme como ella lo que fue que más me molestó. ¡Y yo no tengo, ni tendré los años que tú!...- Algo en su interior la entristeció. -Si cometo un error no tendré el mismo tiempo que tú tienes para enmendarlo...- Seguía furiosa en su interior.
Marcy volvió a hablar hasta que dijo algo clave: "Tenía miedo". La japonesa no entendía, y eso también le estaba molestando; Marceline parecía no ser sincera ni con Yuki, ni con ella misma. -¿Asustada...? ¿Asustada de qué? ¿De sentir algo por mí y verme morir, o de qué?- Unas lágrimas corrieron por su rostro. -Si...si esos sentimientos los odias pues déjame decirte que no podré ayudarte...- Con sus manos libres en el suelo sólo se aferró a la tierra tratando de contener su llanto. -...a diferencia...a diferencia de ti yo busco a alguien con quien sonreír, reír, llorar, dormir y despertar a su lado, estar con ella cuando me necesite...Alguien con quien pasar mi vida...Pero si ese es tu miedo, puedes dejarme ir, ahora que es fácil para nosotras...Yo...yo sólo sería una ridícula para ti- Paso sus puños por sus ojos quitando sus lágrima y ocultando su rostro.
Marcy volvió a hablar hasta que dijo algo clave: "Tenía miedo". La japonesa no entendía, y eso también le estaba molestando; Marceline parecía no ser sincera ni con Yuki, ni con ella misma. -¿Asustada...? ¿Asustada de qué? ¿De sentir algo por mí y verme morir, o de qué?- Unas lágrimas corrieron por su rostro. -Si...si esos sentimientos los odias pues déjame decirte que no podré ayudarte...- Con sus manos libres en el suelo sólo se aferró a la tierra tratando de contener su llanto. -...a diferencia...a diferencia de ti yo busco a alguien con quien sonreír, reír, llorar, dormir y despertar a su lado, estar con ella cuando me necesite...Alguien con quien pasar mi vida...Pero si ese es tu miedo, puedes dejarme ir, ahora que es fácil para nosotras...Yo...yo sólo sería una ridícula para ti- Paso sus puños por sus ojos quitando sus lágrima y ocultando su rostro.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: {P} Y al día siguiente...
- ¿Enmendarlo? – preguntó sorprendida, levantando una ceja. ¿De qué estaba hablando?
¿Enmendar? ¿Enmendar qué cosa? No había nada que arreglar. Era estúpido lo que decía, y más estúpido aún que ella lo pensara. Aún así, se aguantó a la idea de interrumpirla cuando vio que empezaban a brotarle lágrimas de los ojos. Retrocedió un poco, como si de repente aquella visión le hubiera asqueado, o quizás era cosa del discurso que dijo sobre el amor y toda esa cháchara. Otra vez esa opresión en el pecho, la conversación con Marshal… y esa silueta en su cabeza…
«¡Tch!» Masculló entre sus pensamientos, mordiéndose el labio inferior y apartando la mirada como si estuviese pensando en la multitud que les rodeaba y se sentía avergonzada, cosa que en parte era cierto (la parte de la vergüenza, la muchedumbre le daba bastante igual). Se apartó de la muchacha poco a poco hasta que quedó de rodillas en el suelo, mirando a un lado como si no quisiera encontrarse con los ojos húmedos de la azabache.
- Eres una idiota, – murmuró – vas a hacer que te entre tierra en los ojos.
Se levantó del suelo y se limpió la tierra de la ropa, incluida de algunos raspones en la rodilla que le quitó importancia. Miró de reojo a la azabache, tirada en el suelo como una chiquilla que estaba haciendo un berrinche. Marceline le quitó la mirada de encima y torció los labios, soltando un gruñido por lo bajo y diciéndose que era una ridícula, igual que la muchacha. Sin voltear a verla, le extendió una mano para que se levantara:
- La inmortalidad sólo hace que te aburras de vivir. Por eso los humanos están desesperados por encontrar el susodicho amor. – dijo, como si hubiese estado leyendo algún libro con frases célebres o algo por el estilo. Definitivamente, era la cosa más incómoda que había estado viviendo – No tengo miedo a enamorarme, y mucho menos a ver morir a las personas. Si fuera por eso, entonces me habría suicidado hace tiempo – rodó los ojos, sintiéndose como una de esas adolescentes dramáticas de las telenovelas. Suspiró, ya estaba cansada de todo eso -: Lo que me asusta es la crítica, que me juzguen como lo haces tú, tan estúpidamente… – rodó los ojos, mordiéndose los labios – ¡Tch! Olvídalo. No importa.
¿Enmendar? ¿Enmendar qué cosa? No había nada que arreglar. Era estúpido lo que decía, y más estúpido aún que ella lo pensara. Aún así, se aguantó a la idea de interrumpirla cuando vio que empezaban a brotarle lágrimas de los ojos. Retrocedió un poco, como si de repente aquella visión le hubiera asqueado, o quizás era cosa del discurso que dijo sobre el amor y toda esa cháchara. Otra vez esa opresión en el pecho, la conversación con Marshal… y esa silueta en su cabeza…
«¡Tch!» Masculló entre sus pensamientos, mordiéndose el labio inferior y apartando la mirada como si estuviese pensando en la multitud que les rodeaba y se sentía avergonzada, cosa que en parte era cierto (la parte de la vergüenza, la muchedumbre le daba bastante igual). Se apartó de la muchacha poco a poco hasta que quedó de rodillas en el suelo, mirando a un lado como si no quisiera encontrarse con los ojos húmedos de la azabache.
- Eres una idiota, – murmuró – vas a hacer que te entre tierra en los ojos.
Se levantó del suelo y se limpió la tierra de la ropa, incluida de algunos raspones en la rodilla que le quitó importancia. Miró de reojo a la azabache, tirada en el suelo como una chiquilla que estaba haciendo un berrinche. Marceline le quitó la mirada de encima y torció los labios, soltando un gruñido por lo bajo y diciéndose que era una ridícula, igual que la muchacha. Sin voltear a verla, le extendió una mano para que se levantara:
- La inmortalidad sólo hace que te aburras de vivir. Por eso los humanos están desesperados por encontrar el susodicho amor. – dijo, como si hubiese estado leyendo algún libro con frases célebres o algo por el estilo. Definitivamente, era la cosa más incómoda que había estado viviendo – No tengo miedo a enamorarme, y mucho menos a ver morir a las personas. Si fuera por eso, entonces me habría suicidado hace tiempo – rodó los ojos, sintiéndose como una de esas adolescentes dramáticas de las telenovelas. Suspiró, ya estaba cansada de todo eso -: Lo que me asusta es la crítica, que me juzguen como lo haces tú, tan estúpidamente… – rodó los ojos, mordiéndose los labios – ¡Tch! Olvídalo. No importa.
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: {P} Y al día siguiente...
Comenzó a frustrarle el hecho que ella no la entendiera, pero las vidas de ambas hacían imposible esto.
Una vez que la vampiresa se quitó de ella, Yuki estuvo ahí un rato hasta que decidió levantarse. Batalló un poco al principio hasta que por fin pudo ponerse de pie, aunque tambaleando.
-¿Cómo vas a saber lo que es ser humano si dejaste de ser uno hace siglos- Murmuró aún molesta mientras se sacudía. Al escuchar lo que en realidad le daba temor. Se volvió a ella subiendo el tono de voz. -Pues te tengo noticias: siempre habrá crítica. Buena o mala, y tenemos que aprender de ella. Si quieres una crítica u opinión buena de mi parte, aquí la tengo: Yo...a pesar de todo...yo...sentía no sólo admiración por ti. Realmente sentía algo por ti...Pero no sé si eso ya te importe- Calmó sus lágrimas a pesar de seguir con esa mezcla de tristeza y enojo.
Dio media vuelta tratando de caminar, pero en eso se sintió mareada, su frente estaba demasiado caliente y empezó a exhalar demasiado, hasta que terminó por desmayarse en medio del lugar.
Una vez que la vampiresa se quitó de ella, Yuki estuvo ahí un rato hasta que decidió levantarse. Batalló un poco al principio hasta que por fin pudo ponerse de pie, aunque tambaleando.
-¿Cómo vas a saber lo que es ser humano si dejaste de ser uno hace siglos- Murmuró aún molesta mientras se sacudía. Al escuchar lo que en realidad le daba temor. Se volvió a ella subiendo el tono de voz. -Pues te tengo noticias: siempre habrá crítica. Buena o mala, y tenemos que aprender de ella. Si quieres una crítica u opinión buena de mi parte, aquí la tengo: Yo...a pesar de todo...yo...sentía no sólo admiración por ti. Realmente sentía algo por ti...Pero no sé si eso ya te importe- Calmó sus lágrimas a pesar de seguir con esa mezcla de tristeza y enojo.
Dio media vuelta tratando de caminar, pero en eso se sintió mareada, su frente estaba demasiado caliente y empezó a exhalar demasiado, hasta que terminó por desmayarse en medio del lugar.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: {P} Y al día siguiente...
Marceline estaba que echaba humos, de eso estaba segura.
Su respiración se hizo cada vez más agresiva, cuando exhalaba, era como si escupiera fuego por la nariz. Apretó los puños, sintiendo cada palabra de la muchacha como si fueran estacas de madera por todo su cuerpo. Oh claro, también había escuchado lo que susurró, esas eran algunas ventajas de ser vampiro. «¿Y cómo vas a saber lo que siento yo si lo único que haces es hacerte la víctima por ser humana?»
Con sus últimas palabras, la vampiro soltó un gruñido y decidió echar media vuelta, ignorando cualquier mirada por parte de su compañera y tratando de salir con la poca dignidad que le quedaba después de haber salido a buscarla. Habría sido mejor haberse peleado con Keilla. Esperen, ¿Es que acaso era una pelea? ¡Para nada! Marceline no se rebajaría a tal nivel como para pelearse con una Yuki. No, con una humana. Total, como ella la había tratado como su ex, dígase “un pedazo de carne andante, no había por qué molestarse en algo como eso, porque no le convenía.
Entonces, escuchó el sonido de algo caer. Se dio media vuelta para ver lo que había pasado, y cuando vio a la azabache tirada en el suelo, se limitó a chasquear con la lengua y torcer el gesto con fastidio.
- ¿En serio? – preguntó en voz alta, sin esperar respuesta. Soltó un suspiro, acercándose al cuerpo de la muchacha y darle unos toques con la punta de su pie – Eres realmente patética, lindura…
Le hizo dar media vuelta y que estuviese boca-arriba, sujetándola de un pie para arrastrarla siendo lo más… ¿Cuidadosa posible? Eso iba a ser algo difícil puesto a la cantidad de postes que había cerca. Por si acaso, decidió llamar por teléfono a uno de los Scream Queens, a ver si al menos conseguían llevarla a un sitio cualquiera sin que llegara sin tantos golpes en el proceso.
Su respiración se hizo cada vez más agresiva, cuando exhalaba, era como si escupiera fuego por la nariz. Apretó los puños, sintiendo cada palabra de la muchacha como si fueran estacas de madera por todo su cuerpo. Oh claro, también había escuchado lo que susurró, esas eran algunas ventajas de ser vampiro. «¿Y cómo vas a saber lo que siento yo si lo único que haces es hacerte la víctima por ser humana?»
Con sus últimas palabras, la vampiro soltó un gruñido y decidió echar media vuelta, ignorando cualquier mirada por parte de su compañera y tratando de salir con la poca dignidad que le quedaba después de haber salido a buscarla. Habría sido mejor haberse peleado con Keilla. Esperen, ¿Es que acaso era una pelea? ¡Para nada! Marceline no se rebajaría a tal nivel como para pelearse con una Yuki. No, con una humana. Total, como ella la había tratado como su ex, dígase “un pedazo de carne andante, no había por qué molestarse en algo como eso, porque no le convenía.
Entonces, escuchó el sonido de algo caer. Se dio media vuelta para ver lo que había pasado, y cuando vio a la azabache tirada en el suelo, se limitó a chasquear con la lengua y torcer el gesto con fastidio.
- ¿En serio? – preguntó en voz alta, sin esperar respuesta. Soltó un suspiro, acercándose al cuerpo de la muchacha y darle unos toques con la punta de su pie – Eres realmente patética, lindura…
Le hizo dar media vuelta y que estuviese boca-arriba, sujetándola de un pie para arrastrarla siendo lo más… ¿Cuidadosa posible? Eso iba a ser algo difícil puesto a la cantidad de postes que había cerca. Por si acaso, decidió llamar por teléfono a uno de los Scream Queens, a ver si al menos conseguían llevarla a un sitio cualquiera sin que llegara sin tantos golpes en el proceso.
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
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