Bellezas encontradas (Pirvado)

Me encontraba caminando hacia el salon de asesoría de imagen, hace una semana llamé para pedir a un estilista, el cual me cambiaría de imagen y estuviera asesorandome. No creía que me hiciera falta pues yo ya estaba acostumbrada a un estilo pero si quería un cambio en mi vida y de verdad, podría cambiar de igual manera mi manera de vestir. A la chica que me atendió el teléfono le di ciertas especificaciones de cómo queria que fuera mi asesora y si tenían a alguien, no con esas características pero si que se acercaran, ella me dijo que no me preocupara dandome este día como la cita de mi primera sesión.

No quería ser tan escandalosa por eso elegí un vestidosencillo, pero que diera una buena impresión de mí. Como siempre llegué algunos minutos antes de la hora acordada, toque la puerta esperando respuesta alguna durtante varios segundos, pero no hubo respuesta así que abrí con cuidado la puerta asomando únicamente mi cabeza- ¿Hola? Buena tarde…Soy la señorita Millaray, vengo por la asesoría- comentaba mientras veía el lugar, estaba totalmente vacío, creo que debía de esperar hasta la hora así que abri totalmente la puerta, entrando cerrando la puerta con sumo cuidado.

Estaba un poco nerviosa, poner en las manos de un exttraño mi imagen, esperaba a que fuera una verdadera profesional pues era un tanto reservada en cuanto a mi cabello y ropa. Me dirigí hacia una silla sentándome con las piernas juntas y las manos en el regazo, este tiempo de espera era una buena oportunidad para repasar las limitaciones que le daría, en caso de que mencionara un cambio radical, en primera no me agradaría que quisiera que me cortase en cabello, o que subiera unos kilos demás al verme muy delgada pues era por mi trabajo o si quisiera que usara pantalones. Lo cuales nunca los eh usado, no me siento cómoda con ellos.

Repasaba una y otra vez hasta que se escuchó la puerta abrir, era la estilista, estaba segura. Me levanté esbozando una pequeña sonrisa amable.

Al momento de ver la persona que me iba a attender la sonrisa, que era amable era mas sincera y más amplia sorprendida de volver a encontrar a mi amiga que hace años no veía y es que había visitado su pueblo. Pasé algunos meses en aquel pueblo, después me enfoque totalmente a mi carrera, pocas veces intenté contactarla pero esas veces fueron fugaces, ambas concentrábamos en acer reaidad nuestros sueños y el encontrarla aquí, era una muy grata sorpresa que  ni siquiera podia imaginarme.

Recibí el abrazo muy gustosa. Cuando nos apartamos me sonrojé e incluso mis ojos se abrieron un poco  más al escucharle que si era por algún galan, no dije nada durante quien sabe cuantos segundos, mirándola de este modo de seguro pensaría que me atrapó In fraganti pero me apenada siempre que hablaban de ese tipo de cosas, dejé de abrazarla para llevar una mano a mi rostro para de este modo cubrir el sonrojo, al menos hasta que desapareciera- Querida Rarity, sabes que los rumores de las revistas no son ciertas, en estos momentos  no ando saliendo con alguien y sabes que mi boda podría estar muy cerca- Creo que ya el sonrojo no era notorio así que bajé mi mano, miradola de arriba hacia abajo, tenía un hermoso conjunto, siempre a la moda.

-Esta es mi ciudad natal, la que te había comentado, volví para quedarme y…Tener un nuevo estilo de vida, pensé que un cambio en mi imagen ayudaría mucho. Me sentía nerviosa de que el estilista que solicité intentara cambiarme radicalmente, pero al ser tú se que obtendre Buenos resultados- Llevé una mano a su hombre para acercarme y besarla en cada mejilla, como se hace en Francia, así podríamos sentirnos un poco mas íntimas, como antes de que me fuera- Bienvenue- le dije en Francés.

-Tengo un gran interés por saber qué es lo que haces en Merveilles Records ¿Por qué no te quedaste en Francia?

En el momento en que dijo sobre los rumores quería esconderme en cualquier lugar, uno en el cual ella no pudiera verme pues a pesar de mantener la calma en situaciones de la vida diaria cuando se trataba de mi vida privada, y más en concreto de mi vida sentimental, amorosa, era como un libro abierto aunque con el pasar de los años lograba disimularlo con Rarity era imposible esconderle algo, solo le sonreí, de manera nerviosa y me preparaba para hablar y que mi voz sonara en perfecta calma- Rarity, querida, yo no puedo tener amoríos y sería un gran escándalo que todo lo que digan acerca del señor Vouset y yo fuera cierto, además somos jefe y empleada. Sobre la otra persona no tengo idea de a quien podrías estar mencionando- Tenía una pequeña idea de quien podría estar refiriendose pero era mejor mostrar cierta ignorancia sobre el tema.

Dejé de darle vuelta a aquel asunto y concentrarme en el tema principal que venía, un nuevo cambio de imagen, no tan radical pero que en verdad se notara algún cambio. Mantuve mi distancia mientras mi vieja amiga comenzaba a preparar todo. Todas las cosas que sacaba se veían muy interesantes, eran tan hermosas y se que también muy caras. El nervio del principio desapareció totalmene al saber quien era la persona encargada de mi persona. Podría ayudarme en mi apariencia y además ponernos al día de las cosas que nos han pasado.

-Querida, tu siempre has sido muy generosa con las personas- Comenté mientras me acercaba a ella, a pesar de que no había terminado, de cierta manera me sentía muy orgullosa de ella y de todos los logros que había conseguido, sobre todo el principal, por la pasión que mostraba sabía que tarde o temprano lo iba a lograr. Lleve una mano a su mejilla para acariciarla con suavidad, como si fuera lo más delicado – Y el talento que posees, harás brillar a muchas personas con talento. Creo que ambas pudimos cumplir nuestros deseos- Al menos por lo que veo en el ambito profesional. Sobre lo personal, sabía que ella no tenía algún interés en los hombres, eso a muchas personas podría parecerle raro pero ellaera mi amiga y es la segunda persona a la que considero como una hermana.

-Ahora yo tengo curiosidad por ti ¿Hay alguien especial en estos momentos? ¿Alguien que haga latir tu corazón?-pregunté al tiempo que dejaba de acariciarle la mejilla y la miraba, en silencio, esperando su respuesta. Ya que ella sabía un poco de mi situación me sentía en desventaja el no saber de ella.