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{ P } Tu cliente suele tener razón
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{ P } Tu cliente suele tener razón
¿Qué como han estado estos ultimos días para mí? En una simple palabra: Aburridos.
En Merveilles no he hecho gran cosa más que prácticar algunos que otros acordes y acosar alguna que otra persona, no, no iba a corregir aquella connotación. No tener un mánager me limitaba bastante y a la vez frustraba como no tenían idea; toda mi larga vida he sido prácticamente solista independiente para que de repente estos tipos que se creen Dioses supremos de la música me digan que no puedo hacer nada hasta tener a alguien que "me instruya". ¡Hola! Se supone que yo ya tengo una fama que me precede, muchas gracias por tomar en cuenta eso, ya veo que Glass City en verdad es una ciudad oculta en una cúpula gigante que no saben las cosas que suceden afuera.
Más que nada, aparte de prácticar y hacer alguno que otro toque clandestino por afuera, como en bares y pubs para al menos poder cantar y tocar, también solo he estado gastando bromas tras bromas a las personas con los miembros de Scream Queens, los cuales se encontraban algo tensos por la misma Marceline, quien parecía que fuesé a estallar en algún momento de irá y yo aparecía para salvarlos. No he hecho gran cosa, y mucho menos significativa y eso solo hacía que chasqueará la lengua.
Y hoy por supuesto, era un día libre de mi "horario" en Merveilles y decidí ir a ese famosillo café maid que hay en Glass City, casi que era un cliente recurrente ahí. Ignoraba por completo los tonos pastelosos del lugar, gracias a los lentes de sol que traía puestos me impedian que me diera algún ataque por eso. Así me dirigí entonces a una de las mesas lo suficiente alejado del poco bullicio y me senté ahí, apoyandome en el espaldar de la silla, cruzando la pierna y sacando el celular de mi bolsillo, entrando a la red del establecimiento, me sabía la clave del wi-fi de pies a cabeza ya.
En Merveilles no he hecho gran cosa más que prácticar algunos que otros acordes y acosar alguna que otra persona, no, no iba a corregir aquella connotación. No tener un mánager me limitaba bastante y a la vez frustraba como no tenían idea; toda mi larga vida he sido prácticamente solista independiente para que de repente estos tipos que se creen Dioses supremos de la música me digan que no puedo hacer nada hasta tener a alguien que "me instruya". ¡Hola! Se supone que yo ya tengo una fama que me precede, muchas gracias por tomar en cuenta eso, ya veo que Glass City en verdad es una ciudad oculta en una cúpula gigante que no saben las cosas que suceden afuera.
Más que nada, aparte de prácticar y hacer alguno que otro toque clandestino por afuera, como en bares y pubs para al menos poder cantar y tocar, también solo he estado gastando bromas tras bromas a las personas con los miembros de Scream Queens, los cuales se encontraban algo tensos por la misma Marceline, quien parecía que fuesé a estallar en algún momento de irá y yo aparecía para salvarlos. No he hecho gran cosa, y mucho menos significativa y eso solo hacía que chasqueará la lengua.
Y hoy por supuesto, era un día libre de mi "horario" en Merveilles y decidí ir a ese famosillo café maid que hay en Glass City, casi que era un cliente recurrente ahí. Ignoraba por completo los tonos pastelosos del lugar, gracias a los lentes de sol que traía puestos me impedian que me diera algún ataque por eso. Así me dirigí entonces a una de las mesas lo suficiente alejado del poco bullicio y me senté ahí, apoyandome en el espaldar de la silla, cruzando la pierna y sacando el celular de mi bolsillo, entrando a la red del establecimiento, me sabía la clave del wi-fi de pies a cabeza ya.
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: { P } Tu cliente suele tener razón
Desde hace un tiempo hasta ahora había conseguido diversos lugares de trabajo, a medio tiempo claro. No necesitaba dinero en realidad, pero sentía que mantenerse activo le era de utilidad. Sin embargo, nunca se quedaba en un mismo lugar por mucho tiempo. Tal vez era debido a su personalidad; siempre quería que todo estuviera bien hecho. Y en cada lugar al que iba habían cosas que podían mejorarse, pero al parecer a los jefes no le gusta que le digan lo que deben hacer...
Para bien o para mal terminó trabajando en un café maid que por suerte encajaba con sus gustos, al menos en lo que a colores se trataba. Es este lugar logró formar una buena relación con varios de los empleados, y eso sumado a que el jefe apreciaba su trabajo, por lo que podía asegurar que se quedaría ahí un buen rato.
Su trabajo era bastante simple; medio turno se dedicaba a cocinar los postres en la cocina, y luego cambiaba para atender a los clientes. Claro que estar en la cocina era su parte favorita, de por si ya era bueno cocinando dulces y que apreciaran su trabajo le gustaba. Era una lástima que no durara para siempre.
Con calma abandonó la cocina, fue a la sala de empleados y se cambió. Lentamente caminó hasta la cocina e intercambió algunas palabras con el cocinero de turno para luego ir a atender a los clientes. Sin embargo se detuvo antes de acercarse a las mesas. Desde su lugar, la entrada de la cocina, podía reconocer a uno de los clientes.
No podía correr. Debía enfrentarlo y seguir con su trabajo.
Poniendo su mejor sonrisa de príncipe se acercó con una libreta y lápiz en la mano a la mesa de Marshall.- Bienvenido, ¿qué desea ordenar?-le soltó la frase que debía repetir a cada persona que tomaba asiento. Haría esto rápido y evitaría cualquier pregunta del tipo personal que el pelinegro fuera a lanzarle.
Para bien o para mal terminó trabajando en un café maid que por suerte encajaba con sus gustos, al menos en lo que a colores se trataba. Es este lugar logró formar una buena relación con varios de los empleados, y eso sumado a que el jefe apreciaba su trabajo, por lo que podía asegurar que se quedaría ahí un buen rato.
Su trabajo era bastante simple; medio turno se dedicaba a cocinar los postres en la cocina, y luego cambiaba para atender a los clientes. Claro que estar en la cocina era su parte favorita, de por si ya era bueno cocinando dulces y que apreciaran su trabajo le gustaba. Era una lástima que no durara para siempre.
Con calma abandonó la cocina, fue a la sala de empleados y se cambió. Lentamente caminó hasta la cocina e intercambió algunas palabras con el cocinero de turno para luego ir a atender a los clientes. Sin embargo se detuvo antes de acercarse a las mesas. Desde su lugar, la entrada de la cocina, podía reconocer a uno de los clientes.
No podía correr. Debía enfrentarlo y seguir con su trabajo.
Poniendo su mejor sonrisa de príncipe se acercó con una libreta y lápiz en la mano a la mesa de Marshall.- Bienvenido, ¿qué desea ordenar?-le soltó la frase que debía repetir a cada persona que tomaba asiento. Haría esto rápido y evitaría cualquier pregunta del tipo personal que el pelinegro fuera a lanzarle.
P. Gumball- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 23/03/2016
Re: { P } Tu cliente suele tener razón
Tipeaba sobre la pantalla del smartphone que poseía, revisando redes sociales y alguna página de interés. Al menos Marceline mantenía su instagram al día subiendo fotos de los desastres que ella y su banda hacían en la ciudad, más que nada los graffitis imaginativos que se le ocurrían. Me pregunto si eso rojo es pintura u algo más terrorífico, a esa altura prefería no saberlo hasta verla cara a cara. Así pasaba un buen rato, solo bajando por las aplicaciones sin hacer ninguna mueca más que levantar una ceja cuando por fin sentí movimiento cerca de mi, ya me habían ido a atender. Tan solo que eeeeesa voz se me hizo TAN conocida que de manera lenta levante la cabeza solo para toparme con alguien cuyo color rosa era excesivo y apetitoso. ¿Qué? ¿En serio? De todos los lugares, ¿Justo aquí? Tuve que subir los lentes de sol que cargaba un poco porqué no cabía de sorpresa mirando de arriba abajo y visceversa al príncipe quien ahora parecía ser un sirviente más del lugar.
¿Estaba muy pero muy mal decir que con ese traje se veía excelente? ¿No? ¿Si? Mejor me callaba eso y me quedaría con mi imaginación. Sin decir nada solo volví a colocarme los lentes en el rostro y luego carraspear, sonríendo de forma ladina y pícara apoyando un codo sobre la mesa, inclinandome un poco hacía adelante y apoyando mi barbilla en mis nudillos. ¡Oh! Ahí estaba esa falsa sonrisa de príncipe que a veces me sacaba de mis casillas, pero debía controlarme.
-Oooooh ~ ¿Será que puedo ordenar a la persona que me atiende para llevar? -Volví a bajar los lentes un poco solo para guiñarle un ojo.- Bueeeeno, ¿Y tú que me recomiendas? ¡Supondré que algo super dulce y color rosa, tan típico de ti!
Y de mi, por tonto que pareciese. ¿Esto era a lo que se dedicaba ahora el príncipe? ¿Acaso no podía de disfrutar unas vacaciones como cualquier otra persona normal? ¡Pues no! Porqué él no era normal y tenía que estar haciendo algo o tendría una convulsión justo donde estaba parado. Chasqueé un poco la lengua metiendo de nuevo el celular dentro de mi bolsillo con tal de prestarle más atención al menor rosado.
-Así que, ¿Un cafe maid? Va con tu estilo refinado -Reí un poco.- ¿Ya cambiaste el menú o lograste que te hicieran gerente?
¿Estaba muy pero muy mal decir que con ese traje se veía excelente? ¿No? ¿Si? Mejor me callaba eso y me quedaría con mi imaginación. Sin decir nada solo volví a colocarme los lentes en el rostro y luego carraspear, sonríendo de forma ladina y pícara apoyando un codo sobre la mesa, inclinandome un poco hacía adelante y apoyando mi barbilla en mis nudillos. ¡Oh! Ahí estaba esa falsa sonrisa de príncipe que a veces me sacaba de mis casillas, pero debía controlarme.
-Oooooh ~ ¿Será que puedo ordenar a la persona que me atiende para llevar? -Volví a bajar los lentes un poco solo para guiñarle un ojo.- Bueeeeno, ¿Y tú que me recomiendas? ¡Supondré que algo super dulce y color rosa, tan típico de ti!
Y de mi, por tonto que pareciese. ¿Esto era a lo que se dedicaba ahora el príncipe? ¿Acaso no podía de disfrutar unas vacaciones como cualquier otra persona normal? ¡Pues no! Porqué él no era normal y tenía que estar haciendo algo o tendría una convulsión justo donde estaba parado. Chasqueé un poco la lengua metiendo de nuevo el celular dentro de mi bolsillo con tal de prestarle más atención al menor rosado.
-Así que, ¿Un cafe maid? Va con tu estilo refinado -Reí un poco.- ¿Ya cambiaste el menú o lograste que te hicieran gerente?
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: { P } Tu cliente suele tener razón
Notó que lo repasó con la mirada, ¿cómo no hacerlo? Se sentía casi ridículo en ese traje cuyo color principal era el negro y blanco. No era su estilo, y a pesar de que últimamente empezó a variar la paleta de colores presente en su ropa para no destacar tanto con el rosa, era inevitable sentirse un poco incómodo en esta ropa que no tenía ningún color pastel.
Arrugó un poco el entrecejo ante el primer comentario. Se había avergonzado, pero confiaba en que su tono de piel hacía que un sonrojo leve sea fácil de camuflar.
Pero no le dio importancia a eso. Cerró los ojos un momento para respirar profundo y así mantener la compostura. – Tenemos muchos postres en el menú, pero no todos son dulces. Entonces le traigo una recomendación mía, ¿eso es todo? – respondió manteniendo su sonrisa de príncipe a la par que anotaba algo en la pequeña libre de color negro que traía consigo para escribir los pedidos. - ¿Desea café o alguna bebida para acompañar? – Aunque le resultara extraño debía admitir que Marshall tenía razón en una cosa, el café iba con su estilo. No sólo por la estructura y decoración, sino porque sabía cómo tratar con las personas y mantener una sonrisa y actitud encantadora sin importar la situación. Suponía que por eso su hermana prefería que él diera las malas noticias a su dulce pueblo…
Ignorando por completo los comentarios que le siguieron dio un paso hacia atrás, listo para marcharse hacia las otras mesas - Lo lamento, pero no puedo hablar sobre temas privados con los clientes. Si me disculpa…en poco tiempo le traeré su orden. – Decía eso, sin embargo, tenía pensado pedirle a la otra camarera que se encargara del músico. Por ahora debía mantenerse sereno para no causar escándalos, sobre todo con los clientes o el encargado de la tienda lo regañaría. Y no dejaría que alguien que apenas si sabe en qué consiste estar a cargo de algo le diga que hacer.
Se alejó de la mesa de Marshall para ir a la que estaba a su lado. Aún le quedaban ordenes por tomar, el café no estaba lleno, pero le gustaba que el servicio fuera rápido, que los tiempos entre la llegada del cliente, toma de orden y entrega de la misma fueran constantes. De otro modo se relajarían y no estarían listos para cuando el lugar se llene por completo.
Suponía que no importaba cuánto lo intente, seguía siendo controlador. ¿Debía continuar peleando en contra de su naturaleza o debía rendirse y aceptar que su personalidad era así? Cualquiera que sea la respuesta no era momento para estar pensando en ella.
- Bienvenidos al café, ¿qué desea ordenar? – Ya después se encargaría de hablar con Marshall, por ahora su trabajo era más importante.
Arrugó un poco el entrecejo ante el primer comentario. Se había avergonzado, pero confiaba en que su tono de piel hacía que un sonrojo leve sea fácil de camuflar.
Pero no le dio importancia a eso. Cerró los ojos un momento para respirar profundo y así mantener la compostura. – Tenemos muchos postres en el menú, pero no todos son dulces. Entonces le traigo una recomendación mía, ¿eso es todo? – respondió manteniendo su sonrisa de príncipe a la par que anotaba algo en la pequeña libre de color negro que traía consigo para escribir los pedidos. - ¿Desea café o alguna bebida para acompañar? – Aunque le resultara extraño debía admitir que Marshall tenía razón en una cosa, el café iba con su estilo. No sólo por la estructura y decoración, sino porque sabía cómo tratar con las personas y mantener una sonrisa y actitud encantadora sin importar la situación. Suponía que por eso su hermana prefería que él diera las malas noticias a su dulce pueblo…
Ignorando por completo los comentarios que le siguieron dio un paso hacia atrás, listo para marcharse hacia las otras mesas - Lo lamento, pero no puedo hablar sobre temas privados con los clientes. Si me disculpa…en poco tiempo le traeré su orden. – Decía eso, sin embargo, tenía pensado pedirle a la otra camarera que se encargara del músico. Por ahora debía mantenerse sereno para no causar escándalos, sobre todo con los clientes o el encargado de la tienda lo regañaría. Y no dejaría que alguien que apenas si sabe en qué consiste estar a cargo de algo le diga que hacer.
Se alejó de la mesa de Marshall para ir a la que estaba a su lado. Aún le quedaban ordenes por tomar, el café no estaba lleno, pero le gustaba que el servicio fuera rápido, que los tiempos entre la llegada del cliente, toma de orden y entrega de la misma fueran constantes. De otro modo se relajarían y no estarían listos para cuando el lugar se llene por completo.
Suponía que no importaba cuánto lo intente, seguía siendo controlador. ¿Debía continuar peleando en contra de su naturaleza o debía rendirse y aceptar que su personalidad era así? Cualquiera que sea la respuesta no era momento para estar pensando en ella.
- Bienvenidos al café, ¿qué desea ordenar? – Ya después se encargaría de hablar con Marshall, por ahora su trabajo era más importante.
P. Gumball- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 23/03/2016
Re: { P } Tu cliente suele tener razón
-Solo traeme un café negro -Tan negro como tu alma; así de cerca estuve de decirle eso hasta que mordí con fuerza mi lengua y sonreía igual de falsamente encantador como él, si bien va a actuar como si nada pues yo también podía jugar de esa manera, que no crea que tendré que aguantarle todas sus idioteces solo porqué quiere.
Mentalmente hacía un cálculo rápido de cuanto tiempo le tomaría al estirado príncipito en adueñarse del café maid y hacerlo a su imagen y semejanza; ¿Qué cuanto tiempo? Yo diría que menos de tres meses máximo, con la facilidad para la palabra o mejor dicho manipulación pasiva-agresiva que tenía, antes de que el dueño se diera cuenta ya le estaría entregando los papeles del lugar y las llaves con una sonrisa soñadora. ¡Ugh! Ahora las cosas van a ser mucho más incómoda sabiendo de plano que este me iría a ignorar por completo durante el tiempo que me quedaría aquí, pero como puedo ser bien maldito muchas veces, me quedaría aquí por mucho tiempo con tal de poder fastidiarle, si que sonaba como un niño esperando a que le dieran la atención que exigía, más poco me importaba compararme con uno de esos pequeños engendros cuando tenían la razón en ello. Ahora bien, primero lo primero; ¿Con qué podía fastidiar al príncipe encantador justo ahora? Pues debía esperar a que terminará de hacer su dizque trabajo para que pensara en traerme las cosas que le había pedido, si es que no pensó ya en decirle a alguien que lo trajera de su parte.
Qué gran estupidez.
Había tomado de regreso mi teléfono celular para de manera para nada disimulada tomarle una foto al chico y luego enviársela a Marceline por vía snapchat con la leyenda de "Mira lo que salió de su cuento de hadas >:3c", y luego escribirle sobre que tanto tiempo apostaba de que Bubba terminara adueñandosé de este y todos los café maids que hay alrededor de Glass City. Tecleaba sin la necesidad de ser discreto de la misma forma que soltaba una que otra risilla, cuando una persona se acerco a mi mesa e hizo que levantara la vista. Una de las tantas maids del lugar, con dos coletas de cabello rosado sobre su cabeza; ¿En serio el dichoso color me perseguía a todos lados? Me había preguntado si deseaba algo, y abrí la boca para decirle que ya me habían atendido pero de inmediato la cerré, negándo con la cabeza y sonriendo ladino.
-Depende ~ ¿Puedo desear a la hermosa persona que tengo en frente? -Le decía apoyando el codo en la mesa, y la mejilla en mis nudillos.- Si no se puede es una pena, porqué en verdad me hubiera gustado poder conversar contigo -La chica reía bajito y sus mejillas se sonrojaban un poco, diciéndo que no tengo que "comprarla" para hablar con ella.- No lo sé, preciosa, si voy a estar aquí debería de pagarte con algo, ¿Qué me dices ~?
Mentalmente hacía un cálculo rápido de cuanto tiempo le tomaría al estirado príncipito en adueñarse del café maid y hacerlo a su imagen y semejanza; ¿Qué cuanto tiempo? Yo diría que menos de tres meses máximo, con la facilidad para la palabra o mejor dicho manipulación pasiva-agresiva que tenía, antes de que el dueño se diera cuenta ya le estaría entregando los papeles del lugar y las llaves con una sonrisa soñadora. ¡Ugh! Ahora las cosas van a ser mucho más incómoda sabiendo de plano que este me iría a ignorar por completo durante el tiempo que me quedaría aquí, pero como puedo ser bien maldito muchas veces, me quedaría aquí por mucho tiempo con tal de poder fastidiarle, si que sonaba como un niño esperando a que le dieran la atención que exigía, más poco me importaba compararme con uno de esos pequeños engendros cuando tenían la razón en ello. Ahora bien, primero lo primero; ¿Con qué podía fastidiar al príncipe encantador justo ahora? Pues debía esperar a que terminará de hacer su dizque trabajo para que pensara en traerme las cosas que le había pedido, si es que no pensó ya en decirle a alguien que lo trajera de su parte.
Qué gran estupidez.
Había tomado de regreso mi teléfono celular para de manera para nada disimulada tomarle una foto al chico y luego enviársela a Marceline por vía snapchat con la leyenda de "Mira lo que salió de su cuento de hadas >:3c", y luego escribirle sobre que tanto tiempo apostaba de que Bubba terminara adueñandosé de este y todos los café maids que hay alrededor de Glass City. Tecleaba sin la necesidad de ser discreto de la misma forma que soltaba una que otra risilla, cuando una persona se acerco a mi mesa e hizo que levantara la vista. Una de las tantas maids del lugar, con dos coletas de cabello rosado sobre su cabeza; ¿En serio el dichoso color me perseguía a todos lados? Me había preguntado si deseaba algo, y abrí la boca para decirle que ya me habían atendido pero de inmediato la cerré, negándo con la cabeza y sonriendo ladino.
-Depende ~ ¿Puedo desear a la hermosa persona que tengo en frente? -Le decía apoyando el codo en la mesa, y la mejilla en mis nudillos.- Si no se puede es una pena, porqué en verdad me hubiera gustado poder conversar contigo -La chica reía bajito y sus mejillas se sonrojaban un poco, diciéndo que no tengo que "comprarla" para hablar con ella.- No lo sé, preciosa, si voy a estar aquí debería de pagarte con algo, ¿Qué me dices ~?
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
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