La musica nos une {Priv. Neki Basara}

Las tardes en aquella ciudad eran calmadas durante el horario de trabajo, pero una vez este concluye, las calles se llenaban de vida y transeúntes, cansados  del día de labor y otros ansiosos por llegar  a casa y ver a sus familias. Unos tantos  al parecer solo deseaban reunirse con los amigos después del trabajo u otro motivo.
El cielo se pintaba con el rosado, que poco a poco se volvía naranja y rojizo. Ella se sentía algo cansada. No tenía mucho de haber llegado a la ciudad, y aunque ya había dado el primer paso para iniciar su sueño, de cantar y que todos la escucharan, ese día simplemente se había olvidado de todo eso, solo tenía ganas de cantar y que le escucharan, nada más.

Con esa idea en mente, salió del departamento que sus tíos habían rentado para ella, al menos por un año, lo que le aseguraba el techo por este periodo de tiempo, y se dirigió, una vez arreglada, al centro de la ciudad, en una de las plazas que parecía más concurrida y a la vez aislada de todo el resto de la ciudad, tal vez por su pintoresca arquitectura más clásica que moderna, estar ahí se sentía como desconectarse de la ciudad.
Ya en aquella plaza, vistiendo un hermoso conjunto de falda y capa en tela escocesa roja, sobre su cabellera azul oscura una boina amarilla al igual que su blusa y zapatillas blancas de tacón bajo, miro a todos lados y una pequeña grabadora con las pistas de las canciones que deseaba cantar.

El fresco viento del invierno era simplemente algo que le parecía agradable, al menos por que estaba abrigada. Aun así no se contendría las ganas de cantar, aun en medio de tanta gente que ni siquiera sabían de su existencia, pero eso sí, no se limitaría a cantar con todo el corazón solo por ese hecho insignificante, después de todo, las aves siempre cantan con el alma aun cuando nadie se interese en escucharlas.
Se paró entonces, en medio de la plaza, frente a la fuente principal, donde había más gente y encendió aquella grabadora con muy buen volumen, y subiéndose al borde de aquella misma fuente.

—Mi canción hará vibrar el universo!—

Fue lo único que dijo antes de que la música empezara a sonar. Empezó a cantar con todo el corazón, divirtiéndose y haciendo su propia coreografía  de baile sobre aquel borde donde apenas y cabían dos personas.
Minmay no ponía atención de los murmullos, ni de los halagos, solo se concentraba en darlo todo en ese escenario improvisado que había hecho para deleite de quien le escuchaba. En una vuelta, tiro su boina, lanzándola con la mano no muy lejos, la cual quedo unos 4 pasos frente a la grabadora, la cual empezó a ser llenada de algunas monedas y uno que otro billete chico que las personas que se sentían complacidas con su actuación querían brindarle.

Iniciaría entonces la segunda canción, cuando ella miro al público y sonrío levantando la mano. —Disfruten de esta Hermosa canción, que es mi autoría! Espero les agrade!—. La música empezó a sonar  y su sonrisa no desaparecía de su rostro, su actuación continuaba, deleitando a más de uno y dejándola sentir libre como solo la música lograba hacerlo.

Vestimenta de Minmay:

Cancion de Minmay Sunset Beach:

Todos se iban pero ella quería seguir cantando. Lo haría sin duda alguna. Estaba a punto de bajar para poner otras pistas cuando ese chico se le planto de repente y le hizo detenerse. Su grito de “guerra”, por decirlo de un modo, hizo que su corazón vibrara sin poderlo evitar. Fue entonces que empezó a tocar aquella guitarra y la música.
Si, la escena podía parecer que le cantaba a ella, que le estaba declarando la guerra, pero no, ella no lo sentía así. Solo pudo sonreír y mirarle, era un chico muy diferente a ella, era más rock y ella más pop, algo que tal vez no se llevaba bien dentro de las corrientes de la música comercial, pero eso a quien le importaba? Ella lo escuchaba y miro como muchos se dieron vuelta y se acercaron otra vez.

—“Su voz….su voz me pide que cante…nadie me había hecho sentir esto, él…él es como yo!””— La cabeza de Minmay solo podía decir eso.
No dejo siquiera que pasaran más de unos cuantos segundo cuando con la punta de su zapatilla empezó a golpear el suelo haciendo el ritmo que debía seguir mirándole fijamente a esos ojos ambarinos que se encontraban detrás de los cristales azules de sus lentes redondos.

—one, two, three, four…one, two, three, four—

Sus ojos azulados no dejaban de ver a los del chico. Ella despedía ese brillo de emoción, ese que uno tiene cuando encuentra a la persona idónea, a alguien con quien deseas cantar. No sabía bien si era correcto o no, si el le acompañaría o no, pero en esa improvisación que estaba haciendo lo sabría.
Cuando dos personas hacen ese clic musical de manera tan espontanea es algo raro. Ni siquiera sabía si el chico le iba a seguir o no por lo que simplemente confió en que algo pasaría entre ellos dos en ese momento.

No podía dejar de sentir, de cierto modo, que estaban conectados en ese momento, más que ningún otro ser el todo el universo.

La improvisación fue simplemente….sublime y elegante. Nunca había hecho eso antes, por lo que su corazón latía tan rápido como lo estaba su respiración por la emoción. La voz de aquel joven era vida y sentía que juntos habían hecho vibrar el universo entero.
Al terminar le escucho, no podía tranquilizarse aún, por lo que trataba de respirar más normalmente, pero era casi imposible, pues estaba sumamente emocionada.
Fue entonces, que antes siquiera que pudiera perder el control de sus emociones, miro al chico presentarse, por lo que al verle limpiarse la mano se rio un poco por ese gesto tan atento, aunque realmente no le molestaba la condición de su palma.

—Minmay, Lynn Minmay— dijo sonriéndole mientras apretaba su mano con calidez. Cuando el otro esquivo a la pareja y dijo aquello miro su boina, se había olvidado por completo de ella. —oh vaya! No sabia que habían dejado dinero— dijo riéndose un poco.
Soltó la mano del castaño y recogió la gorra con el dinero para mirarle y así ver como el cielo ya era de un oscuro claro, pronto anochecería por completo, pues los últimos tintes del ocaso se dejaban ver ya a lo lejos en el horizonte. —Es la primera vez que vengo aquí. Tengo poco que llegue a la ciudad realmente. Te parce si lo compartimos?— pregunto para mirarle y entonces ponerse pensativa. —aunque creo que deberías quedarte con mas de la mitad, el mejor trabajo lo has hecho tu basara—

Camino unos pasos con aquel accesorio con el dinero en las manos, entonces se giro rápidamente para irarle. Al hacerlo el movimiento tuvo ese efecto de fotografía en movimiento en su falda y cabellera, entonces solo le sonrio y empezó a hablar de nuevo. —has tocado la guitarra de forma magestuosa…y ese coro! Lo he amado…tienes la voz de un angel…— en ese momento parpadeo y se le hacerco levantando el dedo índice a la altura de su rostro —Angel voice! Debemos ponerle asi a la cancion no crees?—

Sonrio para tomarle de la mano con la de ella y caminar asi con el hasta un puesto de comida. —bien, que quieres comer? Yo una hamburguesa con doble queso— lemiro, sin soltarle, hasta que recordó que habia olvidado su grabadora por lo que se asusto un poco.
—ahh! Basara cuida esto!— dijo dándole el dinero para salir corriendo de ahí e ir por la grabadora, la cual estaba aun en su lugar. Suspiro y la tomo en sus manos. Desde donde había dejado al castaño se podía ver con algo de dificultad hacia donde ella estaba, por lo que solo levanto la mano para decirle que todo estaba bien.

—Tengo que ser más cuidadosa…ah pero es que basara me ha impresionado! Escuchar su canción ha sido….— no pudo describirlo, por lo que camino más tranquila hacia él. Pero entonces, su tranquilidad se vio interrumpida por un grupo de chicos con los que choco, haciéndola retroceder un poco.
Se disculpó de inmediato, como todo asiático, haciendo una reverencia y después mirándoles. Al verlos, se sintió un poco insegura. Los chicos lucían ropas formales, pero no le daban nada de confianza por alguna razón.

—Hey, tranquila muñeca, te perdonamos si sales con nosotros…—

Ella no pudo decir que no, cuando uno de ellos, el mas alto y corpulento, le tomo de la mano y la empezó a arrastrar con ellos
—Suélteme por favor…— dij tratando de safarse, pero simplemente no podía, por lo que dio un grito fuerte, como de quien es acosada.
Los chicos al ver esto, se asustaron de ver como todos los miraban, la soltaron de inmediato y se disculparon, saliendo a paso apresurado del lugar, mientras ella se quedaba ahí, suspirando, tratando de tranquilizarse. Ese tipo de cosas le pasaban mas seguido de lo que realmente le gustaría que ocurrieran.