meeting new territories (Shitori)

Sonrió con un dejo de soberbia por los halagos de su cliente– Por supuesto, me siento halagado por la cortesía de sus palabras, joven Jinguji... En realidad es algo básico, sólo espero poder brindarle lo mejor a quienes acuden a mis manos –sus manos siguieron moldeando la torneada espalda del hombre, de quien pudo ver su expresión adolorida gracias al espejo frente a ambos y no pudo evitar sentirse un tanto sádico por disfrutar aquellas reacciones en él.

–Oh, comprendo, es natural entonces sentir un poco de... tensión en el cuerpo~ –dijo con un dejo de sugestividad al hablar– ¿Qué clase de estilista sería si no pudiera lidiar con los problemas del jet set de Glass City? –se rió con gracia al tomar otra botella con un perfume mucho más penetrante pero agradable y refrescante– Uy, uy, uy, no podemos dejar que ese cuello siga tronando de esa manera, ¿no es verdad? –masajeó con cuidado su cuello, deshaciendo cada tensión que iba encontrando– ¿Se siente bien~? Quiero decir, esta loción está diseñada para relajar los músculos...

–Y cuénteme, además de conocer el sello, ¿trae algún asunto en particular?

—Por supuesto que sí, toda clase de problemas, si tan sólo supiera... –dijo en un tono algo cantarín, pero cubrió sus labios con dos de sus dedos en ademán travieso– ¡Pero la confidencialidad no me lo permite! Muchas veces son arreglos de asuntos que podrían arruinar carreras o incluso desperfectos para cosas de último momento, si es que usted me entiende... –le guiñó un ojo a través del espejo con expresión cómplice.

—Veo que le agrada... bueno, llevo un tiempo en esto de la estética, verá usted... –continuó con los masajes en el cuello de Ren, aplacando un poco el dolor que había dejado tras deshacer los nudos de su musculatura– Y además cuando se es estilista se pueden aprovechar las técnicas en favor propio, ¿no es cierto? Aunque lamento oír sobre su ida de Japón, es cierto que cuando una moda aparece prolifera a grandes escalas –rodó los ojos, aquello nunca cambiaba ciertamente, rotación de nuevos rostros, siempre todo pasaba por la imagen antes que el talento muchas veces– Y yo creo que podrá hacerse un lugar en esta ciudad seguramente, huelo talento en usted, señor Jinguji~

—He de decir que esta es una agradable coincidencia, pues yo también nací en Japón, aunque he viajado por todo el mundo... estuve un gran tiempo en París y en Florencia, disfrutando del arte... –dijo en un tono nostálgico, aquellas dos ciudades le traían recuerdos bastante agridulces– No mucho después comencé mi carrera en la estética antes de venir a Glass City –sus masajes ya iban bajando más hacia la zona más baja entre sus omóplatos– Y dígame, ¿ya ha pensado quién será su estilista en cuanto le acepten en el sello?

—Oh~ así que su madre era idol, ¡pues se ve entonces de dónde ha sacado el talento! Es cierto que esas cosas vienen en la sangre... –dijo tras afilar sus miradas y echarse a reír un poco en un tono jovial– Comprendo eso... en mi familia... no digamos que hay algún talento especial, así que algunos debemos trabajar desde cero con aquello~ –intentó permanecer con su sonrisa ante el tema pero el pensar en su “familia” lo afectaba– ¿Eh? Claro, claro que me suena el nombre, como he pasado tanto tiempo aquí en Glass City, no estoy cien por cien familiarizado con el extranjero, creo que ya me he enraizado demasiado en este lugar –siguió con sus masajes, tronando un poco sus nudillos– ¿Ya se siente mejor? Ya casi terminamos con esto~ –le advirtió al masajear sus hombros mientras bajaba hacia cada uno de sus brazos.

—Es verdad... creo que siento algo de nostalgia por esos lugares, pero me temo que el trabajo me ha hecho criar raíces en mis pies, me encuentro muy atareado últimamente, asesoramientos a artistas, clientes que vienen por su cuenta, proyectos escolares y clases, ¡uff! Un montón de cosas que ni se imagina... –meció sus manos en el aire para quitarle importancia a la pila de trabajo que solía tener encima cada día– Pero el mundo del espectáculo realmente es una jungla... sólo para los fuertes... Es por eso que prefiero quedarme en este pequeño refugio sólo para mi~

Sonrió ampliamente, casi victorioso ante la declaración de su actual cliente– Comprendo~ bueno, entonces puedo decir a mi favor que si decide encomendarse a mis manos, ciertamente no lo he de decepcionar... mucho menos a su cabello~ –declaró con una risa.

Se rió con suavidad ante el comentario de su cliente, imaginando a qué podía referirse con ello─ Reitero que en efecto salta a la vista que ha heredado tal encanto de su madre, entonces~ Pero ah, lo que es yo... tantos años de esfuerzo más valían rendir frutos, ¡fueron tantos que no quería que fueran en vano! ─y la verdad es que no mentía, tantos siglos recorriendo el mundo, recolectando conocimientos y vivencias, tarde o temprano debían de servir de algo, cuando mucho.

Sonrió complacido por los halagos del idol, no tardando mucho más en finalizar su masaje, apartándose para dejarle al paso libre al indicarle que podía incorporarse ya. Su mirada por unos instantes se perdió a lo lejos─ Sí, un muy buen refugio... ─convino ante lo que él mismo había dicho hacía un rato. La verdad era que si bien, además de su trabajo, no tenía mucho que lo atara allí, aunque casi toda su vida había dependido de su hermano, ya fuera por malos recuerdos o por huir de ellos... o de él. Esperaba que en aquella ocasión fuera diferente, sólo quería que las cosas volvieran a ser como antes. Tal fue su distracción que ni siquiera se molestó en darle una mirada al cuerpo del idol cuando se alejaba, cosa que le era imposible no hacer usualmente con sus clientes.

─Me alegra escuchar eso, entonces~ ¿desea que tenga algún tratamiento en especial para la ocasión? Siempre puedo encargar más productos si es que hubiera alguno de su preferencia en particular ─dijo tras reaccionar a la voz de Ren, tomando firmemente su mano para sacudirla─ Espero poder atenderle pronto en una próxima ocasion, joven Jinguji ─afiló un poco su mirada antes de cerrar sus ojos y sonreír ampliamente─ Le deseo éxito y un buen día~