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{ L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
3 participantes
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{ L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
- Importanteichon (?):
- Hablando con ShitoriPor qué la profe también puede verse fabulosa (?)
<3<3<3<3(??)acordamos que la clase de Estética sería una materia opcional/extracurricular. Este tipo de materia solo le serviría a aquellas personas las cuales planean unirse al mundo del modelaje, actores u estilistas en sí. Por lo que esta y las demás clases estará libre para alumnos de cualquiera de los tres grados, para esos que terminaran tal como mencione o simplemente por la mera curiosidad de ver de que se trata la materia-O para ver al profesor(@)(?)-. No tengo un límite de participantes, solo pido que respeten el orden de los turnos.
Cronológicamente, esta clase va mucho después de la que tuvo Shitori en Merveilles, por si alguno de los que participo allá decide unirse a esta.
¡El gran día había llegado, por fin iba a dar mi primera clase en la maravillosa academia!
Se me permitió usar el gimnasio para este tipo de actividad, además no tenía mucha idea de cuantas personas vendrían a tomar esta clase, más vale prevenir que lamentar y el salón era lo suficientemente grande para movilizarse, también para colocar todas esas cajas. Sí, conmigo se habían venido muchas cajas Grandes, medianas y chicas, todas con el signo de "FRÁGIL" estampados en ella ¿Que habían dentro de las cajas? ¡Pues ropa por supuesto! Prendas de todos los tamaños y estilos incluso estaban guardadas dentro de ellas, en las más pequeñas habían desde maquillaje hasta accesorios varios -¡Pelucas también!-, todo lo necesario para la clase de hoy.
Hasta había ropa de diferentes culturas sub-urbanas que algunos jóvenes representa. Toda esta ropa salió gracias a dos personas: La que maneja esta academia y la que comparte mi mismo apellido -Pronto se los agradecería, más de lo que ya lo hice.- Una de las pequeñas cajas sobre otra mediana y rectangular se movía constantemente, estaba abierta y entre varios pañuelos de distintos colores dos pequeñas y peludas criaturas emergieron saludando con sus diminutas naricitas: Dos cobayos.
¡Que emoción tenía! Podría saltar por todo el lugar gritando lo super emocionada que estaba... Por tercera vez, pero juzgando por la hora ya faltaba poco menos de nada para que la clase comenzará. Pues sí, me había adelantado a la hora para dejar todo listo y acomodado en el momento en que alguna persona cruzará esa puerta para dar inicio a la clase.
Solo habría que esperar... Y esperar... Y esperar...
-Che cosa succede se nessuno viene? -Mencioné hablándole a los... Sí, a los cobayos. Mientras mordía un pañuelo azul que anteriormente había agarrado.- E se a nessuno piace l'estetica?
Ya me estaba empezando a hacer un manojo de nervios. Tan solo tenía que esperar y alguien se animaría a la clase. Tan solo esperar...
Se me permitió usar el gimnasio para este tipo de actividad, además no tenía mucha idea de cuantas personas vendrían a tomar esta clase, más vale prevenir que lamentar y el salón era lo suficientemente grande para movilizarse, también para colocar todas esas cajas. Sí, conmigo se habían venido muchas cajas Grandes, medianas y chicas, todas con el signo de "FRÁGIL" estampados en ella ¿Que habían dentro de las cajas? ¡Pues ropa por supuesto! Prendas de todos los tamaños y estilos incluso estaban guardadas dentro de ellas, en las más pequeñas habían desde maquillaje hasta accesorios varios -¡Pelucas también!-, todo lo necesario para la clase de hoy.
Hasta había ropa de diferentes culturas sub-urbanas que algunos jóvenes representa. Toda esta ropa salió gracias a dos personas: La que maneja esta academia y la que comparte mi mismo apellido -Pronto se los agradecería, más de lo que ya lo hice.- Una de las pequeñas cajas sobre otra mediana y rectangular se movía constantemente, estaba abierta y entre varios pañuelos de distintos colores dos pequeñas y peludas criaturas emergieron saludando con sus diminutas naricitas: Dos cobayos.
¡Que emoción tenía! Podría saltar por todo el lugar gritando lo super emocionada que estaba... Por tercera vez, pero juzgando por la hora ya faltaba poco menos de nada para que la clase comenzará. Pues sí, me había adelantado a la hora para dejar todo listo y acomodado en el momento en que alguna persona cruzará esa puerta para dar inicio a la clase.
Solo habría que esperar... Y esperar... Y esperar...
-Che cosa succede se nessuno viene? -Mencioné hablándole a los... Sí, a los cobayos. Mientras mordía un pañuelo azul que anteriormente había agarrado.- E se a nessuno piace l'estetica?
Ya me estaba empezando a hacer un manojo de nervios. Tan solo tenía que esperar y alguien se animaría a la clase. Tan solo esperar...
Y esperar...
Y esperar...
Danielle Lavezzi- Ocupación : Profesor
Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Esa mañana me encontraba particularmente cansado. No llevo mucho tiempo en la academia por lo que aún no acabo de acostumbrarme a mi horario y a los ritmos de estudio que... Vaya, ¡son muy diferentes a una escuela normal! ¡Nadie me avisó que tendría que aprender tanto para nivelarme con los de tercer año! Encima, no he conseguido el número de ninguna idol guapa... En fin, estaba al borde del colapso, convencido de que mi "misión" en ese sitio iba a fracasar rotundamente, hasta que se nos informó acerca de un ramo electivo que impartían en todos los grados. Se trataba de "estética".
En principio no me sentí atraído porque... Eh... Bueno, no me maquillo ni nada parecido... Lo máximo que hago en las mañanas es preocuparme de que mi cabello se vea cool para romper vaginas en caso de ser necesario. Pero tuve la brillante ocurrencia de ir a ver qué tal el ramo ese, ¡seguramente el sitio estaría lleno de chicas guapas! Además, bueno... Doy asco como músico, ni siquiera sé leer partituras, pero ¡tal vez soy un genio de la estética y aún no lo descubro!
Se vale soñar, ¿no?
– Permiso~... ¡Woah! – Al entrar al gimnasio, me di de bruces contra una torre de cajas apiladas. Estas estuvieron a punto de caer en sentido contrario pero fui más rápido y me abracé a ellas como si mi vida dependiera de ello. – ¡Sensei! ¿Qué hacen todas estas cajas aquí? ¡Esto debe ser obra de un stand enemigo! – Exclamé desde la misma postura, muy seguro de que la maestra no entendería la referencia. Pero más importante que mis gustos ñoños, ¡necesitaba que alguien me echara una mano pero ya!
Por una vez que tienes clases con una maestra guapa y lo echas todo a perder... Argh, ¿qué mierda tienen estas cajas que pesan tanto?
En principio no me sentí atraído porque... Eh... Bueno, no me maquillo ni nada parecido... Lo máximo que hago en las mañanas es preocuparme de que mi cabello se vea cool para romper vaginas en caso de ser necesario. Pero tuve la brillante ocurrencia de ir a ver qué tal el ramo ese, ¡seguramente el sitio estaría lleno de chicas guapas! Además, bueno... Doy asco como músico, ni siquiera sé leer partituras, pero ¡tal vez soy un genio de la estética y aún no lo descubro!
Se vale soñar, ¿no?
– Permiso~... ¡Woah! – Al entrar al gimnasio, me di de bruces contra una torre de cajas apiladas. Estas estuvieron a punto de caer en sentido contrario pero fui más rápido y me abracé a ellas como si mi vida dependiera de ello. – ¡Sensei! ¿Qué hacen todas estas cajas aquí? ¡Esto debe ser obra de un stand enemigo! – Exclamé desde la misma postura, muy seguro de que la maestra no entendería la referencia. Pero más importante que mis gustos ñoños, ¡necesitaba que alguien me echara una mano pero ya!
Por una vez que tienes clases con una maestra guapa y lo echas todo a perder... Argh, ¿qué mierda tienen estas cajas que pesan tanto?
Invitado- Invitado
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Ya se podría decir que estaba "aclimatada" a la vida de la academia; el ritmo de las clases, las nuevas amistades, su sueño imposible que no parecía tan imposible, entre otros detallitos a su nueva vida, pero de todos modos seguía sintiéndose como un "bicho raro".
Hoy, al parecer tendría la "suerte" de seguir con su clase de estética, pero ahora con una nueva profesora. Se sentía emocionada, a pesar de ser intimidada por el profesor anterior, y el extraño suceso con la regadera contra incendios. -Espero y todo salga bien ahora...- Se dijo mientras tomaba rumbo al gimnasio.
Como cualquiera que vaya próxima a entrar, se sorprendió al ver todo el lugar lleno de cajas, y más cajas. Por un lado se alegro de saber que estaba en el lugar correcto, del otro...¿y la maestra? La pudo escuchar, pero las cajas no la dejaban ver. -Etto...¿Hola?...¿Lavezzi Sensei?- Buscaba dándose paso por el lugar, hasta que escuchó a un joven que parecía tener un altercado con las cajas.
Típico de Yuki, no dudó en ir a ayudar sin tomar en cuenta que tal vez y no era la indicada para ayudar con tal tarea. -¡Aguarda, te ayudo!...- Dicho y hecho. Se apoyó del lado contrario del joven sosteniendo aquella torre, pero el peso parecía poder más que ella. -¡Bravo Yuki! Tendrás el espíritu de ayuda de tus antepasado, pero no la fuerza física de ellos- Un poco apenada, soltó un leve "ups", mientras seguía en aquella posición aguantando con todas sus fuerzas.
Hoy, al parecer tendría la "suerte" de seguir con su clase de estética, pero ahora con una nueva profesora. Se sentía emocionada, a pesar de ser intimidada por el profesor anterior, y el extraño suceso con la regadera contra incendios. -Espero y todo salga bien ahora...- Se dijo mientras tomaba rumbo al gimnasio.
Como cualquiera que vaya próxima a entrar, se sorprendió al ver todo el lugar lleno de cajas, y más cajas. Por un lado se alegro de saber que estaba en el lugar correcto, del otro...¿y la maestra? La pudo escuchar, pero las cajas no la dejaban ver. -Etto...¿Hola?...¿Lavezzi Sensei?- Buscaba dándose paso por el lugar, hasta que escuchó a un joven que parecía tener un altercado con las cajas.
Típico de Yuki, no dudó en ir a ayudar sin tomar en cuenta que tal vez y no era la indicada para ayudar con tal tarea. -¡Aguarda, te ayudo!...- Dicho y hecho. Se apoyó del lado contrario del joven sosteniendo aquella torre, pero el peso parecía poder más que ella. -¡Bravo Yuki! Tendrás el espíritu de ayuda de tus antepasado, pero no la fuerza física de ellos- Un poco apenada, soltó un leve "ups", mientras seguía en aquella posición aguantando con todas sus fuerzas.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
La suerte parecía no haber estado de su lado en el último tiempo. Entre perder a una compañera de cuarto y no tener nada de suerte con la promoción del club de arte podía sumarse el hecho de que se sentía como una extraña entre tantos dedicados a la música o que querían un futuro con ella... pero Hanako pintaba, le gustaba el arte. "Otousan, confío en que querías lo mejor para mí... pero... ¿esto lo es?", usualmente siempre era vivaz y llena de alegría, pero esas cosas le hacían mella y le bajaban bastante los ánimos, ¿por qué?
Así que como una forma de animarse se inscribió en las clases electivas de estética, por lo que iba camino al gimnasio y entró por una de las entradas que poseía. ¡¿E-eeeeeeeh?! —todo el lugar le parecía un laberinto de cajas apiladas y esparcidas por todo el lugar— ¿N-nani... k-kore...? —acomodó sus lentes mientras parpadeaba, mirando mejor a los lados, hasta escuchar un chillido— ¡Kyaaaaaaaaaaaaa! —exclamó de sorpresa al ver una bola de pelos a sus pies, retrocediendo un par de pasos para no pisarla y cayendo sin darse cuenta contra un colgador de ropa con ruedas, perdiéndose entre los larguísimos vestidos y abrigos que colgaban de él. No era que temiera de criaturas pequeñas, o eso creía, pero la sorpresa pudo más y al parecer le vino un ataque de pánico. Para entonces no se había dado cuenta que había llamado la atención de los presentes del lugar, puesto que ahora luchaba contra los kilos de ropa que le habían caído encima tras su caída— ¡Ufff ufff...! ¡T-tasuketeee! —su voz sonaba muy ahogada, y ella misma se sofocaba con el pasar del rato, manoteando para quitarse todo.
Así que como una forma de animarse se inscribió en las clases electivas de estética, por lo que iba camino al gimnasio y entró por una de las entradas que poseía. ¡¿E-eeeeeeeh?! —todo el lugar le parecía un laberinto de cajas apiladas y esparcidas por todo el lugar— ¿N-nani... k-kore...? —acomodó sus lentes mientras parpadeaba, mirando mejor a los lados, hasta escuchar un chillido— ¡Kyaaaaaaaaaaaaa! —exclamó de sorpresa al ver una bola de pelos a sus pies, retrocediendo un par de pasos para no pisarla y cayendo sin darse cuenta contra un colgador de ropa con ruedas, perdiéndose entre los larguísimos vestidos y abrigos que colgaban de él. No era que temiera de criaturas pequeñas, o eso creía, pero la sorpresa pudo más y al parecer le vino un ataque de pánico. Para entonces no se había dado cuenta que había llamado la atención de los presentes del lugar, puesto que ahora luchaba contra los kilos de ropa que le habían caído encima tras su caída— ¡Ufff ufff...! ¡T-tasuketeee! —su voz sonaba muy ahogada, y ella misma se sofocaba con el pasar del rato, manoteando para quitarse todo.
Hanako Fujieda- Delegado/a de Clase
- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 11/03/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Bueno, si nadie llegaba hoy pues... Siempre podría dejar eso para otra clase, ¿No? Es decir, ahora trabajo aqui; ¡Obvio que tendré más clases! Y tendré mucha mejor suerte para la siguiente , hay que mantenerse positivo y con la frente en alto.
Ahora que le daba un vistazo a mi alrededor... Quizá si no debí traer tantas cajas con mucha ropa. Oh bueno, para la próxima solo traeré un poco, lo más necesario; aunque toda la ropa que había es hermosa. Al regresar el pañuelo a la caja correspondiente note que aquellos dos roedores ya no estaban; Pizza y Raviolli de seguro deben de haberse salido de ahí para corretear más libremente por el mar de cajas. Esta bien, siempre regresan de todas formas. Justo estaba ordenando algunas cajas pequeñas sobre una más grande cuando escuché una nueva voz resonar en todo el lugar, tal como cualquier gimnasio siempre había un poco de eco.
¡OH POR EL DIOS DEL ROCK AND ROLL, HA VENIDO UN ALUMNO!
No tuve ni tiempo para responder cuando este chico se tropezó con una pila de caja, para no caerse abrazó a estas como si las conociera de toda su vida y antes de poder hacer algo una segunda persona se le unió para sostener la pila de cajas por el otro lado. ¡No voy a dejar que una pila de cajas se robe a mis alumnos! Hice como si me arremangará -A pesar de no llevar mangas- Cuando una nueva voz se unió en el eco del lugar. Una voz que luego sonaba tapada... Entre tantos kilos de ropa que tenía encima, una mano saliendo de esta montaña pidiendo ayuda.
Ok, primero lo primero.
Fui hacía los dos chicos y me coloque al lado de la más pequeña, con un empujón de mi hombro derecho había erguido la pila nuevamente. Luego a grandes zancadas me encamine hacía la mano sobresaliente entre la tela. Me agaché quitando varios vestidos y luego tomando a la pobre victima de la moda en mis brazos... Muy al estilo princesa.
-Va bene; parece que nadie puede controlar las cajas -Mencione dejando a la chica en el suelo -Una vez habíamos salido de la pila de ropa- Y volteando a ver a los tres alumnos que tenía para ese día, serán pocos pero al menos es algo.
-Bienvenido sean a la clase de Estética, bambinos ~ -Junte ambas manos a la altura de mi barbilla sonriendo amablemente.- Disculpen todos la gran cantidad de cajas, pues...
Me encogí de hombros llevando una mano a mi nuca y miraba de reojo a mi alrededor con una sonrisa nerviosa.
-C-Creo que me emocione, hehe ~ -Saque la lengua de manera infantil.- Soy su nueva profesora de Estética, me llamo Danielle Lavezzi, me pueden llamar Danna si gustan.
Di vuelta con los talones y me diriguí a una de las cajas que en ese momento lo usaba de escritorio, cuando miré de reojo la pequeña caja de pañuelos; Pizza y Raviolli estaban nuevamente ahí. Tomé un lapicero y una carpeta diriguiendome nuevamente hacía los chicos.
-Muy bien bambinos, como sabrán esto es una clase selectiva, por lo que no tengo una asistencia programada; por lo tanto debo anotar acá las personas que asisten, lo haré por orden de llegada, cuando termine con esto comenzaremos con la clase de hoy ~
Con el lapicero apunte hacía el único chico de la clase.
-Nombre y apellido. Grado en el que esta, por favor.
Ahora que le daba un vistazo a mi alrededor... Quizá si no debí traer tantas cajas con mucha ropa. Oh bueno, para la próxima solo traeré un poco, lo más necesario; aunque toda la ropa que había es hermosa. Al regresar el pañuelo a la caja correspondiente note que aquellos dos roedores ya no estaban; Pizza y Raviolli de seguro deben de haberse salido de ahí para corretear más libremente por el mar de cajas. Esta bien, siempre regresan de todas formas. Justo estaba ordenando algunas cajas pequeñas sobre una más grande cuando escuché una nueva voz resonar en todo el lugar, tal como cualquier gimnasio siempre había un poco de eco.
¡OH POR EL DIOS DEL ROCK AND ROLL, HA VENIDO UN ALUMNO!
No tuve ni tiempo para responder cuando este chico se tropezó con una pila de caja, para no caerse abrazó a estas como si las conociera de toda su vida y antes de poder hacer algo una segunda persona se le unió para sostener la pila de cajas por el otro lado. ¡No voy a dejar que una pila de cajas se robe a mis alumnos! Hice como si me arremangará -A pesar de no llevar mangas- Cuando una nueva voz se unió en el eco del lugar. Una voz que luego sonaba tapada... Entre tantos kilos de ropa que tenía encima, una mano saliendo de esta montaña pidiendo ayuda.
Ok, primero lo primero.
Fui hacía los dos chicos y me coloque al lado de la más pequeña, con un empujón de mi hombro derecho había erguido la pila nuevamente. Luego a grandes zancadas me encamine hacía la mano sobresaliente entre la tela. Me agaché quitando varios vestidos y luego tomando a la pobre victima de la moda en mis brazos... Muy al estilo princesa.
-Va bene; parece que nadie puede controlar las cajas -Mencione dejando a la chica en el suelo -Una vez habíamos salido de la pila de ropa- Y volteando a ver a los tres alumnos que tenía para ese día, serán pocos pero al menos es algo.
-Bienvenido sean a la clase de Estética, bambinos ~ -Junte ambas manos a la altura de mi barbilla sonriendo amablemente.- Disculpen todos la gran cantidad de cajas, pues...
Me encogí de hombros llevando una mano a mi nuca y miraba de reojo a mi alrededor con una sonrisa nerviosa.
-C-Creo que me emocione, hehe ~ -Saque la lengua de manera infantil.- Soy su nueva profesora de Estética, me llamo Danielle Lavezzi, me pueden llamar Danna si gustan.
Di vuelta con los talones y me diriguí a una de las cajas que en ese momento lo usaba de escritorio, cuando miré de reojo la pequeña caja de pañuelos; Pizza y Raviolli estaban nuevamente ahí. Tomé un lapicero y una carpeta diriguiendome nuevamente hacía los chicos.
-Muy bien bambinos, como sabrán esto es una clase selectiva, por lo que no tengo una asistencia programada; por lo tanto debo anotar acá las personas que asisten, lo haré por orden de llegada, cuando termine con esto comenzaremos con la clase de hoy ~
Con el lapicero apunte hacía el único chico de la clase.
-Nombre y apellido. Grado en el que esta, por favor.
Última edición por Danielle Lavezzi el Vie Oct 30, 2015 2:15 am, editado 1 vez
Danielle Lavezzi- Ocupación : Profesor
Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Escuché una dulce voz que desvió mi atención del combate. ¿Qué es esto? ¿Una loli vino en mi auxilio? Me incliné un poco para verla y decirle que no se preocupara, que tenía todo bajo control mentira, pero su lindo rostro hizo que mi corazón hiciera doki doki y me distraje completamente de lo que hacía. En ese descuido casi se vuelca sobre mi rostro la última caja del pilar, que se balanceaba peligrosamente ante cualquier movimiento que realizáramos por más mínimo que este fuera. Me quedé viendo a la chica un instante cuando se acercó, pero luego mis sentimientos se vieron divididos ante la aparición de la profesora... ¡Oh, los dioses me han escuchado! ¡Una profe con la belleza de una idol! Es todo lo que pedía, con esto me doy por pagado.
Amo las cajas, a partir de hoy les rendiré culto.
La mujer no tuvo problemas en mantener el alineamiento de la torre de cajas, por lo que tanto mi compañera como yo nos salvamos de ser aplastados o, en su defecto, de romper el contenido de las mismas. Apenas dejé escapar un suspiro de alivio, escuché un chillido proveniente de un mar de ropa cercano. Parecía que se había volcado un colgador de disfraces en ese sector. Sensei se aproximó directamente y rescató a otra muchacha que, al parecer, también tuvo problemas para enfrentarse a los obstáculos del territorio.
¡Vaya, otra loli! ¡Y esta es megane! Lucky~
La escena del rescate hizo estremecer mi corazón pues parecía sacada de un cuento de hadas o de un anime muy fetichista. La profe tomó en sus brazos a la jovencita, quien por cierto era menuda y adorable. Fue un instante bastante breve, pero pude visualizar con claridad el ambiente cálido y algo romántico que envolvió a las dos protagonistas, en mis delirios pude hasta ver pétalos de flores volando. Bueno, bien podría ser otra de mis fantasías lésbicas. No me hagan mucho caso.
Eché un vistazo rápido a mi alrededor y comprendí, a partir de las explicaciones de la profe, que estábamos rodeados de implementos para la clase. También me percaté de que mi predicción se cumplió y soyafortunadamente el único hombre de la clase.
Danna-sensei nos dio la bienvenida, se presentó y recalcó mediante algunos gestos su origen: italiano, claramente. Seguí al hilo sus comentarios hasta que un movimiento sutil en el escritorio llamó mi atención. Esperen, ¿qué son esas cosas peludas dentro de la caja de pañuelos? No serán... Ratones... ¿Verdad? Por seguridad, me acerqué unos cuantos pasos hacia la chica que me ayudó al principio, como si ella pudiera protegerme de las extrañas criaturas que parecían observarnos a distancia.
Mi atención se vio nuevamente desviada por la pregunta de la profesora, por lo que me esforcé en mantener la calma y sacar a relucir mi bishounen interno.
– Itō Kanade de tercer año – me presenté, dedicándole una amplia sonrisa a Danna-sensei. – Como puede notar soy japonés, "Itō" es mi apellido y "Kanade" es mi nombre de pila. Este último se escribe con los kanjis de "interpretar" (かなで 奏), refiriéndose específicamente a la música. Puede llamarme como guste – expliqué, haciéndome el cool. La verdad no he visto a nadie en Glass City presentarse de este modo, pero mi sexto sentido Kanadecino me dice que mis dos compañeras presentes comparten orígenes conmigo. Estoy seguro de haberles escuchado frases y palabras en japonés, soy un poco tarado pero sordo no estoy.
Amo las cajas, a partir de hoy les rendiré culto.
La mujer no tuvo problemas en mantener el alineamiento de la torre de cajas, por lo que tanto mi compañera como yo nos salvamos de ser aplastados o, en su defecto, de romper el contenido de las mismas. Apenas dejé escapar un suspiro de alivio, escuché un chillido proveniente de un mar de ropa cercano. Parecía que se había volcado un colgador de disfraces en ese sector. Sensei se aproximó directamente y rescató a otra muchacha que, al parecer, también tuvo problemas para enfrentarse a los obstáculos del territorio.
¡Vaya, otra loli! ¡Y esta es megane! Lucky~
La escena del rescate hizo estremecer mi corazón pues parecía sacada de un cuento de hadas o de un anime muy fetichista. La profe tomó en sus brazos a la jovencita, quien por cierto era menuda y adorable. Fue un instante bastante breve, pero pude visualizar con claridad el ambiente cálido y algo romántico que envolvió a las dos protagonistas, en mis delirios pude hasta ver pétalos de flores volando. Bueno, bien podría ser otra de mis fantasías lésbicas. No me hagan mucho caso.
Eché un vistazo rápido a mi alrededor y comprendí, a partir de las explicaciones de la profe, que estábamos rodeados de implementos para la clase. También me percaté de que mi predicción se cumplió y soy
Danna-sensei nos dio la bienvenida, se presentó y recalcó mediante algunos gestos su origen: italiano, claramente. Seguí al hilo sus comentarios hasta que un movimiento sutil en el escritorio llamó mi atención. Esperen, ¿qué son esas cosas peludas dentro de la caja de pañuelos? No serán... Ratones... ¿Verdad? Por seguridad, me acerqué unos cuantos pasos hacia la chica que me ayudó al principio, como si ella pudiera protegerme de las extrañas criaturas que parecían observarnos a distancia.
Mi atención se vio nuevamente desviada por la pregunta de la profesora, por lo que me esforcé en mantener la calma y sacar a relucir mi bishounen interno.
– Itō Kanade de tercer año – me presenté, dedicándole una amplia sonrisa a Danna-sensei. – Como puede notar soy japonés, "Itō" es mi apellido y "Kanade" es mi nombre de pila. Este último se escribe con los kanjis de "interpretar" (かなで 奏), refiriéndose específicamente a la música. Puede llamarme como guste – expliqué, haciéndome el cool. La verdad no he visto a nadie en Glass City presentarse de este modo, pero mi sexto sentido Kanadecino me dice que mis dos compañeras presentes comparten orígenes conmigo. Estoy seguro de haberles escuchado frases y palabras en japonés, soy un poco tarado pero sordo no estoy.
Invitado- Invitado
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Para suerte del joven y de Yuki, la maestra acudió a su rescate y con un simple movimiento equilibró las cajas evitando que estas cayeran encima de uno de los dos. Haciendo que exhalara aliviada, pero sin dejar de sentirse avergonzada porque casi no fue de gran utilidad. -Jeje...Por lo menos la intención es lo que cuenta- Eso parecía un "disculpa" hacia su compañero y maestra.
Hubiera sido una escena incómoda de no ser porque las miradas se depositaron en la maestra y la otra compañera, que para variar y no perder la costumbre, también se vio envuelta en una enredadera de varios vestuarios y fue "heroicamente rescata" por la maestra. -Eh...bonita forma de empezar la clase.
Por lo que estaba notando, sus compañeros serían solamente una chica de su edad y nacionalidad, e irónicamente, un joven que parecía "protegerse" atrás de ella, de una clase mayor que también compartía su nacionalidad.
La japonesa trató de descifrar qué idioma era el que mezclaba su maestra, le parecía conocido, pero tomando en cuenta que la mayoría de los idiomas derivados del latín tenían algo parecido. Hasta que se presentó fue cuando su duda fue aclarada, italiana. -Danna sensei...Es idea mía ¿o los profesores extranjeros tienen ese gusto por que no los llamen tan formal?
Siguiendo el protocolo, la maestra pidió los nombres de sus alumnos -tres chícharos nada más- y su compañero que parecía ser alguien demasiado extrovertido decidió presentarse primero, y sí, japonés como ella. -¡Va!...¡Parece que la vida quiere hacerte sentir como en casa, Yuki!- Cuando la maestra anotó el nombre de Itō fue el turno de la azabache para presentarse. -¡Mucho gusto! Nakayama Yuki, de Hirakata, Japón. Es "Yuki" con "Y" y sólo una "U", que quiere decir nieve...- Tampoco quiso hacer énfasis en lo conveniente que parecía ser su nombre, no lo consideró de interés para los demás. -yoroshiku onegaishimasu- Aprovechando las formalidades de su país.
Hubiera sido una escena incómoda de no ser porque las miradas se depositaron en la maestra y la otra compañera, que para variar y no perder la costumbre, también se vio envuelta en una enredadera de varios vestuarios y fue "heroicamente rescata" por la maestra. -Eh...bonita forma de empezar la clase.
Por lo que estaba notando, sus compañeros serían solamente una chica de su edad y nacionalidad, e irónicamente, un joven que parecía "protegerse" atrás de ella, de una clase mayor que también compartía su nacionalidad.
La japonesa trató de descifrar qué idioma era el que mezclaba su maestra, le parecía conocido, pero tomando en cuenta que la mayoría de los idiomas derivados del latín tenían algo parecido. Hasta que se presentó fue cuando su duda fue aclarada, italiana. -Danna sensei...Es idea mía ¿o los profesores extranjeros tienen ese gusto por que no los llamen tan formal?
Siguiendo el protocolo, la maestra pidió los nombres de sus alumnos -tres chícharos nada más- y su compañero que parecía ser alguien demasiado extrovertido decidió presentarse primero, y sí, japonés como ella. -¡Va!...¡Parece que la vida quiere hacerte sentir como en casa, Yuki!- Cuando la maestra anotó el nombre de Itō fue el turno de la azabache para presentarse. -¡Mucho gusto! Nakayama Yuki, de Hirakata, Japón. Es "Yuki" con "Y" y sólo una "U", que quiere decir nieve...- Tampoco quiso hacer énfasis en lo conveniente que parecía ser su nombre, no lo consideró de interés para los demás. -yoroshiku onegaishimasu- Aprovechando las formalidades de su país.
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Pataleó como pudo para librarse de lo kilos y kilos de ropa que ahora la aprisionaban, pero todo fue en vano porque no se movía ni un poco. Cuando pensó que iba a terminar ahogada, vio al fin la luz y una borrosa mancha rosada que no pudo distinguir bien.
Antes que pudiera darse cuenta, volvía a respirar aire fresco y se vio en el aire.
—¿¡Eeeeeeeh!? —volteó su cabeza hacia todos lados, sin entender lo que pasaba. Hasta lanzó un chillido cuando se dio cuenta que estaba en los brazos de una mujer— ¡¿Nani?! Ah... ¡s-sensei! ¡S-sumimasen! ¡P-perdón! —se disculpó con rapidez al quedar de pie y enterarse que su rescatadora fue la encargada de la clase.
—¡Lo siento! E-es que casi pisé al... a-ah... r-ratón... y... y me caí... y! —dijo a tropezones y se acomodó los lentes que por el accidente habían quedado mal puestos.
Se interrumpió cuando entendió que sus compañeros eran japoneses como ella, lo que la hizo sonreír.
—¡A-atashi Ha-Hanako Fujieda to moshimasu! ¡S-soy de segundo año! ¡Yo-yoroshiku onegaishimasu! —se presentó igual que los otros con una reverencia y se volteó hacia Yuki— ¡Mucho gusto! ¡N-no habíamos tenido la oportunidad de hablar! —le dijo con entusiasmo, porque reconocía su cara de las clases y como delegada, pero nunca entablaron alguna charla.
Antes que pudiera darse cuenta, volvía a respirar aire fresco y se vio en el aire.
—¿¡Eeeeeeeh!? —volteó su cabeza hacia todos lados, sin entender lo que pasaba. Hasta lanzó un chillido cuando se dio cuenta que estaba en los brazos de una mujer— ¡¿Nani?! Ah... ¡s-sensei! ¡S-sumimasen! ¡P-perdón! —se disculpó con rapidez al quedar de pie y enterarse que su rescatadora fue la encargada de la clase.
—¡Lo siento! E-es que casi pisé al... a-ah... r-ratón... y... y me caí... y! —dijo a tropezones y se acomodó los lentes que por el accidente habían quedado mal puestos.
Se interrumpió cuando entendió que sus compañeros eran japoneses como ella, lo que la hizo sonreír.
—¡A-atashi Ha-Hanako Fujieda to moshimasu! ¡S-soy de segundo año! ¡Yo-yoroshiku onegaishimasu! —se presentó igual que los otros con una reverencia y se volteó hacia Yuki— ¡Mucho gusto! ¡N-no habíamos tenido la oportunidad de hablar! —le dijo con entusiasmo, porque reconocía su cara de las clases y como delegada, pero nunca entablaron alguna charla.
Hanako Fujieda- Delegado/a de Clase
- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 11/03/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Ito Kanade. Nakayama Yuki. Fujieda Hanako. Dos de segundo y uno de tercero. No entendía muy bien porqué los asiáticos se presentaban primero con el apellido y luego con el nombre, aún no me acostumbraba del todo a las costumbres japonesas pero se hace lo que se puede. Al terminar de anotar fui hasta donde se supone que estaba todas mis cosas y vi que la pequeña caja de pañuelos aún se asomaban los roedores, mirando de reojo por sobre mi hombro a los alumnos cerré la caja un poco para que no pudieran verlos más -Se que los pequeños se quedaran dormidos por la falta de luz.-
-Muy bien mis niños, ahora podemos seguir con la clase -Juntando ambas manos a la altura de mi barbilla y sonriendo de manera amable les hable.- Se me ha informado que antes de que me contrataran, habían tenido ya un profesor de estética de medio tiempo; debió haberles instruido en la teoría general de la estética, de igual forma les daré una pequeña introducción.
Llevé mi mano derecha tras mi espalda, y mantenía la izquierda alzada cerrando todos los dedos menos el índice con el que señalaba para la clase.
-En definición teórica la Estética es una rama de la filosofía que estudia la percepción de la belleza y la fealdad. La estética trata de buscar la esencia y las cualidades que representan ambos rubros ya mencionados, calificándolos y objetandolos. Le suelen llamar también la teoría del arte, y su finalidad y dar a relucir lo sublime y lo bello.
Di media vuelta caminando hacía el bulto de vestidos que aún seguían en el suelo, agachándome levemente para empezar a tomar este en los brazos y sostener los más que podía.
-En mi más grande opinión tanto personal como profesional, no suelo tomar apoyo de la definición filosófica, -Fui y deje aquellos vestidos sobre una caja. Luego voltee a mirar a los alumnos.- Calificar algo u alguien de bello u feo solo hace que se creen estragos en la personalidad de los individuos, etiquetarlos de quien es más hermoso o quien es más feo esta más basado en un producto de la propia definición que la misma sociedad ha inculcado desde generaciones pasada, degradando a las personas menos agradecidas y aumentando el ego material de aquellos que demuestra tener cualidades más allá de las comunes. Sinceramente, no soporto que alguien califique o etiquete a las personas u objetos, yo creo que todo puede ser hermoso.
Volví hacía ellos, esta vez colocando mis manos juntas sobre mi abdomen y mirando a cada uno de mis alumnos con una sonrisa.
-Sin embargo, apoyo más la definición de la teoría del arte, de que la estética se encarga más que nada de encontrar la finalidad y el provecho de los objetos, buscar sus mejores cualidades y ayudarles a que luzcan estos. Hablando en plano más social, todas las personas tienen cualidades únicas que no necesariamente tiene que estar al cien por ciento ligadas a su apariencia físicas sino a sus capacidades y debilidades como individuos; ¡Por ejemplo, tú-!
Señalé hacía el único chico del lugar y me acerque a este, con ambas manos sobre mi cintura mirándole de arriba abajo y viceversa, luego sin esperar una aprobación de este le tome el brazo.
-Si hablo más por apariencias que por conocimientos, tú tienes la altura para ser un modelo -Al soltarle el brazo comencé a dar vueltas alrededor de él mirándole de la misma forma que antes, pero con los brazos cruzado, llevando una mano a mi barbilla.- También tienes la complexión y un rostro que podría hacer que muchas chicas babeen si la ven en una revista de moda u farándula.
Al detenerme del otro lado de él, termine esta vez por abrazarme a su brazo mirándole a los ojos con determinación.
-Tu apariencia no debe ser lo único bueno que hay en ti, niño -Reí ligeramente.- Dime, ¿Que te gusta hacer? ¿Que sabes hacer? ¿Que talento nos ocultas de la clase?
Lo solté, encaminándome ahora hacía la chica de lentes, inclinándome un poco para estar a su altura. Haciendo una mueca de concentración con un ojo cerrado la vi de un lado a otro buscando lo mejor de ella.
-Tu eres una chica muy linda, -Con cuidado coloque mis manos sobre las patillas de sus lentes- y también tienes lindos ojos, apuesto que tu sonrisa es igual de hermosa como tú.
La deje, no sin antes darle una palmada en su cabeza para encaminarme a la ultima chica que había en esa pequeña clase.
-¡Y mira nada más tú! Das a relucir las facciones asiáticas a viva voz -Tomé su mano alzándola al igual que mi brazo.- No tienes un cuerpo corpulento pero tampoco una apariencia anoréxica, se te ve sana y que vives una vida bastante feliz y agraciada.
Sin pensarlo más de dos veces termine por abrazarla y restregar mi mejilla en su pelo.
-Además eres muuuuuuy adorable ~
Con eso, le solté y me encamine a quedar frente a ellos otra vez, cruzándome de brazos.
-Por eso prefiero más la definición de la teoría del arte, la estética no busca etiquetas; ¡La estética busca enseñar al mundo que somos una obra de arte!. De igual forma en el mundo del estrellato, las personas son ruines, crueles y despiadadas, valiéndole todo lo que vayan a aprender en esta clase y haciendo los que se le venga en gana... ¡Pero no se preocupeeeen! -Moví las manos de lado para restarle importancia a ello.- Yo les daré unos cuantos tips para darle su merecido a esas personas ruines y despiadadas, será nuestro pequeño secretín, ¿Ok?
Con esto, hice la seña del OK juntando las puntas de los dedos índice y pulgar y manteniendo los otros arriba, guiñando un ojo y sacando la lengua de manera cómplice. Luego aplaudí para dar como finalizada la introducción.
-Les tengo preparados una gran actividad para ustedes y necesito que pongan toda su plena confianza y seguridad en ello; ¿De acuerdo? -Miré a cada uno con una sonrisa nuevamente.- Pero primero lo primero, ¿Todo bien hasta acá? ¿Alguna pregunta? ¿Alguna opinión o crítica que desean compartir? ¡Todo es bienvenido acá, no sean tímidos!
-Muy bien mis niños, ahora podemos seguir con la clase -Juntando ambas manos a la altura de mi barbilla y sonriendo de manera amable les hable.- Se me ha informado que antes de que me contrataran, habían tenido ya un profesor de estética de medio tiempo; debió haberles instruido en la teoría general de la estética, de igual forma les daré una pequeña introducción.
Llevé mi mano derecha tras mi espalda, y mantenía la izquierda alzada cerrando todos los dedos menos el índice con el que señalaba para la clase.
-En definición teórica la Estética es una rama de la filosofía que estudia la percepción de la belleza y la fealdad. La estética trata de buscar la esencia y las cualidades que representan ambos rubros ya mencionados, calificándolos y objetandolos. Le suelen llamar también la teoría del arte, y su finalidad y dar a relucir lo sublime y lo bello.
Di media vuelta caminando hacía el bulto de vestidos que aún seguían en el suelo, agachándome levemente para empezar a tomar este en los brazos y sostener los más que podía.
-En mi más grande opinión tanto personal como profesional, no suelo tomar apoyo de la definición filosófica, -Fui y deje aquellos vestidos sobre una caja. Luego voltee a mirar a los alumnos.- Calificar algo u alguien de bello u feo solo hace que se creen estragos en la personalidad de los individuos, etiquetarlos de quien es más hermoso o quien es más feo esta más basado en un producto de la propia definición que la misma sociedad ha inculcado desde generaciones pasada, degradando a las personas menos agradecidas y aumentando el ego material de aquellos que demuestra tener cualidades más allá de las comunes. Sinceramente, no soporto que alguien califique o etiquete a las personas u objetos, yo creo que todo puede ser hermoso.
Volví hacía ellos, esta vez colocando mis manos juntas sobre mi abdomen y mirando a cada uno de mis alumnos con una sonrisa.
-Sin embargo, apoyo más la definición de la teoría del arte, de que la estética se encarga más que nada de encontrar la finalidad y el provecho de los objetos, buscar sus mejores cualidades y ayudarles a que luzcan estos. Hablando en plano más social, todas las personas tienen cualidades únicas que no necesariamente tiene que estar al cien por ciento ligadas a su apariencia físicas sino a sus capacidades y debilidades como individuos; ¡Por ejemplo, tú-!
Señalé hacía el único chico del lugar y me acerque a este, con ambas manos sobre mi cintura mirándole de arriba abajo y viceversa, luego sin esperar una aprobación de este le tome el brazo.
-Si hablo más por apariencias que por conocimientos, tú tienes la altura para ser un modelo -Al soltarle el brazo comencé a dar vueltas alrededor de él mirándole de la misma forma que antes, pero con los brazos cruzado, llevando una mano a mi barbilla.- También tienes la complexión y un rostro que podría hacer que muchas chicas babeen si la ven en una revista de moda u farándula.
Al detenerme del otro lado de él, termine esta vez por abrazarme a su brazo mirándole a los ojos con determinación.
-Tu apariencia no debe ser lo único bueno que hay en ti, niño -Reí ligeramente.- Dime, ¿Que te gusta hacer? ¿Que sabes hacer? ¿Que talento nos ocultas de la clase?
Lo solté, encaminándome ahora hacía la chica de lentes, inclinándome un poco para estar a su altura. Haciendo una mueca de concentración con un ojo cerrado la vi de un lado a otro buscando lo mejor de ella.
-Tu eres una chica muy linda, -Con cuidado coloque mis manos sobre las patillas de sus lentes- y también tienes lindos ojos, apuesto que tu sonrisa es igual de hermosa como tú.
La deje, no sin antes darle una palmada en su cabeza para encaminarme a la ultima chica que había en esa pequeña clase.
-¡Y mira nada más tú! Das a relucir las facciones asiáticas a viva voz -Tomé su mano alzándola al igual que mi brazo.- No tienes un cuerpo corpulento pero tampoco una apariencia anoréxica, se te ve sana y que vives una vida bastante feliz y agraciada.
Sin pensarlo más de dos veces termine por abrazarla y restregar mi mejilla en su pelo.
-Además eres muuuuuuy adorable ~
Con eso, le solté y me encamine a quedar frente a ellos otra vez, cruzándome de brazos.
-Por eso prefiero más la definición de la teoría del arte, la estética no busca etiquetas; ¡La estética busca enseñar al mundo que somos una obra de arte!. De igual forma en el mundo del estrellato, las personas son ruines, crueles y despiadadas, valiéndole todo lo que vayan a aprender en esta clase y haciendo los que se le venga en gana... ¡Pero no se preocupeeeen! -Moví las manos de lado para restarle importancia a ello.- Yo les daré unos cuantos tips para darle su merecido a esas personas ruines y despiadadas, será nuestro pequeño secretín, ¿Ok?
Con esto, hice la seña del OK juntando las puntas de los dedos índice y pulgar y manteniendo los otros arriba, guiñando un ojo y sacando la lengua de manera cómplice. Luego aplaudí para dar como finalizada la introducción.
-Les tengo preparados una gran actividad para ustedes y necesito que pongan toda su plena confianza y seguridad en ello; ¿De acuerdo? -Miré a cada uno con una sonrisa nuevamente.- Pero primero lo primero, ¿Todo bien hasta acá? ¿Alguna pregunta? ¿Alguna opinión o crítica que desean compartir? ¡Todo es bienvenido acá, no sean tímidos!
Última edición por Danielle Lavezzi el Vie Oct 30, 2015 2:16 am, editado 1 vez
Danielle Lavezzi- Ocupación : Profesor
Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Estos son de esos días en los que siento que me están siguiendo.
Luego de mi clase (en la que exitosamente había conseguido que los chicos prestaran atención a la materia y no preguntaran tanto acerca de mi cabello) había decidido almorzar en la cafetería, ¡Hoy tenían una oferta de dulces que no podía rechazar! Me senté en una mesa increíblemente aparte, igual y no es que hubiese muchos estudiantes. Desde allí empecé a sentirme observador. Cuando iba a darle una probada a un pastel de fresas que tenía, podía sentir como alguien estaba intentando atravesarme la nuca con su mirada, ¡Y cuando volteaba no había nadie! Decidí ignorarlo, seguro y era mi imaginación.
Luego, fui a la sala de reuniones del profesorado porque allí había guardado mi guitarra, y mientras hablaba con el amable conserje (ustedes saben, ése que me llamó “bonito” el día que llegué al Musette, aunque ya no lo dice con tanta frecuencia cosa que agradezco) seguí sintiéndome observado, y no porque ése conserje me viera constantemente el pecho y tuviera que recordarle que mis ojos estaban más arriba. Después, me fui a la biblioteca. ¡Si señores, a la biblioteca fui! Me sentía un poco interesado por saber algunas cosas de la academia y me habían comentado que allí encontraría un buen lote de información. Cuando me senté a leer, todavía me sentía observado… MUY OBSERVADO.
- Hm, ¿Será cosa mía o de verdad hay alguien siguiéndome? – dije al cabo de un rato, guardando el libro con la mirada al techo y una mano en mi barbilla, sin percatarme que una jovencita estaba mirando sospechosamente desde la abertura donde estaba el libro. – … Nah, deben ser cosas mías. A ver… ¿Qué hora es?
Seguí caminando, todavía con esa sensación de piquiña en mi nuca. Era tanto así que me rascaba de vez en cuando, pensando que en realidad era un bicho de los jardines que se había montado y me chupaba la sangre un poco antes de llegar a dar clases en el aula de primer año, pero para mi fortuna y extrañeza, no había ningún insecto mortal en mi nuca. ¿Qué sería, entonces?
La respuesta la encontré cuando unas chiquillas, que estaban cerca de sus casilleros, se rieron justo después de que yo pasara frente a ellas.
- ¡Oh! ¡Buenos días, pequeñas poodles! – saludé a las pequeñas con la mano alzada.
- Buenos días, Profesor Jones ♥♥ – respondieron ellas al unísono, casi con un suspiro. ¿Bastante raro, no creen?
- ¡Alá, si lo han dicho al mismo tiempo! ¡Deben ser muy buenas con esto de los coros! – felicité a las chicas, aplaudiéndoles incluso.
- Muchas gracias, Profesor Jones ♥♥
- ¡Alá, lo han hecho otra vez! – dije, un poco más animado y aplaudiéndoles más fuerte. Las chicas rieron y empezaron a acercarse a mí.
Fue en ese momento en el que me di cuenta que quizás ellas fueron las que me siguieron, ¡Había visto al menos a una de ellas en todos los sitios en los que estuve! Muy bien Jones, todavía no sientas pánico. Sólo retrocede lentamente y espera a que no te acorralen… como en otras ocasiones.
- ¿Podríamos… podríamos conversar de forma civilizada sin que yo parezca un ratón acorralado? – pregunté con algo de nerviosismo, retrocediendo lentamente.
- ¿Qué les parece? – dijo una de ellas, mirando a sus compañeras.
- ¿Somos las gatitas del profesor Jones? – respondió la otra, riéndose con picardía.
- ¿Gatitas? ¿No son humanas? – pregunté algo confundido, cuando finalmente sentí lo que me temía: Choqué contra una pared.
- ¿No oyeron lo que dijo? ¡Somos poodles! – respondió la otra (que reconocí como la chica de la cafetería), fingiendo estar molesta.
- ¡Cierto! ¡Somos las poodles del profesor Jones! ¡Sus angelitos de la guarda! – le dijo otra, volviéndose a reír.
- Eh… ¿Señoritas? ¿Podrían darme un poco de…? ¡¿P-Podrían respetar mi espacio personal?! Soy algo cuidadoso con eso, ¿Saben? – dije, empezando a tantear la pared y dándome cuenta que no era una pared, ¡Era una puerta! ¡Gloria al Dios del Rock N’Roll!
- ¿Sabe, profesor? Yo lo he visto en Internet – dijo la de mi derecha, captando mi atención.
- ¡Si que sí! Usted es una famosa estrella de rock, ¿Verdad? – Válgame Goron, estoy empezando a sudar.
- Ujum~ ¿Qué dirían las personas si se enteran que estuvimos con el famosísimo “Ryan Party Jones”, guitarrista principal de…?
Pero las chicas no habían terminado de hablar cuando de pronto, conseguí el picaporte del a puerta, la giré a toda prisa y caí de espaldas en la habitación a la que posiblemente acabamos por interrumpir. El trancazo que me había dado sólo me hizo ver estrellas, guitarras, y notas musicales…
Luego de mi clase (en la que exitosamente había conseguido que los chicos prestaran atención a la materia y no preguntaran tanto acerca de mi cabello) había decidido almorzar en la cafetería, ¡Hoy tenían una oferta de dulces que no podía rechazar! Me senté en una mesa increíblemente aparte, igual y no es que hubiese muchos estudiantes. Desde allí empecé a sentirme observador. Cuando iba a darle una probada a un pastel de fresas que tenía, podía sentir como alguien estaba intentando atravesarme la nuca con su mirada, ¡Y cuando volteaba no había nadie! Decidí ignorarlo, seguro y era mi imaginación.
Luego, fui a la sala de reuniones del profesorado porque allí había guardado mi guitarra, y mientras hablaba con el amable conserje (ustedes saben, ése que me llamó “bonito” el día que llegué al Musette, aunque ya no lo dice con tanta frecuencia cosa que agradezco) seguí sintiéndome observado, y no porque ése conserje me viera constantemente el pecho y tuviera que recordarle que mis ojos estaban más arriba. Después, me fui a la biblioteca. ¡Si señores, a la biblioteca fui! Me sentía un poco interesado por saber algunas cosas de la academia y me habían comentado que allí encontraría un buen lote de información. Cuando me senté a leer, todavía me sentía observado… MUY OBSERVADO.
- Hm, ¿Será cosa mía o de verdad hay alguien siguiéndome? – dije al cabo de un rato, guardando el libro con la mirada al techo y una mano en mi barbilla, sin percatarme que una jovencita estaba mirando sospechosamente desde la abertura donde estaba el libro. – … Nah, deben ser cosas mías. A ver… ¿Qué hora es?
Seguí caminando, todavía con esa sensación de piquiña en mi nuca. Era tanto así que me rascaba de vez en cuando, pensando que en realidad era un bicho de los jardines que se había montado y me chupaba la sangre un poco antes de llegar a dar clases en el aula de primer año, pero para mi fortuna y extrañeza, no había ningún insecto mortal en mi nuca. ¿Qué sería, entonces?
La respuesta la encontré cuando unas chiquillas, que estaban cerca de sus casilleros, se rieron justo después de que yo pasara frente a ellas.
- ¡Oh! ¡Buenos días, pequeñas poodles! – saludé a las pequeñas con la mano alzada.
- Buenos días, Profesor Jones ♥♥ – respondieron ellas al unísono, casi con un suspiro. ¿Bastante raro, no creen?
- ¡Alá, si lo han dicho al mismo tiempo! ¡Deben ser muy buenas con esto de los coros! – felicité a las chicas, aplaudiéndoles incluso.
- Muchas gracias, Profesor Jones ♥♥
- ¡Alá, lo han hecho otra vez! – dije, un poco más animado y aplaudiéndoles más fuerte. Las chicas rieron y empezaron a acercarse a mí.
Fue en ese momento en el que me di cuenta que quizás ellas fueron las que me siguieron, ¡Había visto al menos a una de ellas en todos los sitios en los que estuve! Muy bien Jones, todavía no sientas pánico. Sólo retrocede lentamente y espera a que no te acorralen… como en otras ocasiones.
- ¿Podríamos… podríamos conversar de forma civilizada sin que yo parezca un ratón acorralado? – pregunté con algo de nerviosismo, retrocediendo lentamente.
- ¿Qué les parece? – dijo una de ellas, mirando a sus compañeras.
- ¿Somos las gatitas del profesor Jones? – respondió la otra, riéndose con picardía.
- ¿Gatitas? ¿No son humanas? – pregunté algo confundido, cuando finalmente sentí lo que me temía: Choqué contra una pared.
- ¿No oyeron lo que dijo? ¡Somos poodles! – respondió la otra (que reconocí como la chica de la cafetería), fingiendo estar molesta.
- ¡Cierto! ¡Somos las poodles del profesor Jones! ¡Sus angelitos de la guarda! – le dijo otra, volviéndose a reír.
- Eh… ¿Señoritas? ¿Podrían darme un poco de…? ¡¿P-Podrían respetar mi espacio personal?! Soy algo cuidadoso con eso, ¿Saben? – dije, empezando a tantear la pared y dándome cuenta que no era una pared, ¡Era una puerta! ¡Gloria al Dios del Rock N’Roll!
- ¿Sabe, profesor? Yo lo he visto en Internet – dijo la de mi derecha, captando mi atención.
- ¡Si que sí! Usted es una famosa estrella de rock, ¿Verdad? – Válgame Goron, estoy empezando a sudar.
- Ujum~ ¿Qué dirían las personas si se enteran que estuvimos con el famosísimo “Ryan Party Jones”, guitarrista principal de…?
Pero las chicas no habían terminado de hablar cuando de pronto, conseguí el picaporte del a puerta, la giré a toda prisa y caí de espaldas en la habitación a la que posiblemente acabamos por interrumpir. El trancazo que me había dado sólo me hizo ver estrellas, guitarras, y notas musicales…
Invitado- Invitado
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
En efecto, mis compañeras también resultaron ser japonesas como yo. Esa educación y esos tratos no son comunes en los oriundos de Glass City, que por norma general tienden a ser más occidentales para sus cosas. Digo, cualquiera que crezca en una sociedad que valora tanto las artes musicales tendría una personalidad más abierta. Puedo imaginarme que en los jardines infantiles las pequeñas y sagradas lolis en lugar de jugar a "la casita" juegan a ser reinas del pop o algo así. Whatever, tampoco me sorprende esta coincidencia de nacionalidades, es normal encontrar tantos extranjeros en una ciudad como ésta.
La profe cerró la caja que contenía a las misteriosas criaturas que despertaban mi cobardía, lo cual fue un alivio para mí. Tras ello, los tres alumnos presentes nos colocamos uno junto al otro y Danna-sensei comenzó una pequeña introducción de la clase, captando mi atención de inmediato. Seguí el hilo de sus complicadas palabras hasta cierto punto, pues no tardé en distraerme observando su bello rostro.
– ¿Eh? – Solté espontáneamente al ver que me señalaba y me estudiaba de arriba hacia abajo. ¿Qué había dicho? ¿De qué estábamos hablando? Al sentir que me tomaba el brazo volví nerviosamente la mirada hacia Nakayama, esperando que se apiadase de mí y me diera alguna pista del tema trabajado. Yo no entendía nada acerca de estética ni de teoría del arte, nunca había cuestionado la existencia de lo "objetivamente bello", ¿qué iba a decirle? – Mo... ¿Modelo? – Repetí en un balbuceo, confundido. No era primera vez que me decían algo así, pero era muy distinto escucharlo de la boca de una linda profe a una distancia poco prudente para mis estiradas costumbres japonesas. Si Danna-sensei quería ponerme nervioso, lo estaba consiguiendo.
Luego, sus preguntas me amedrentaron de manera inesperada. Tenía que pensar rápido en algo que decir, algo que no involucrara a la señorita Ainsley ni a mis planes de dominación mundial.
– Me gustan los deportes. Se me dan bastante bien – mencioné, intentando mantenerme tranquilo mientras le dedicaba una cándida sonrisa. Estaba seguro de que ella quería escuchar algo relacionado con la escuela, por lo que agregué inmediatamente: – A decir verdad, llevo menos de un mes en Musette, es por eso que no he podido encontrar algo en lo que soy especialmente bueno. Pero... Me gustaría empezar a perfeccionar la batería. – Habiendo respondido, la docente volvió su atención hacia Fujieda. Suspiré aliviado y no tardé en sonreír. Pese a que no estaba acostumbrado a esos tratos tan efusivos, me divertía verla actuar así.
Tras mencionar los puntos "bellos" de cada uno, Danna-sensei pidió críticas y opiniones antes de proceder a explicar la actividad del día. Parpadeé reiteradamente, dispuesto a escuchar lo que fuera a salir de eso, pero antes de que alguien se animara a levantar la mano un estruendo espantoso interrumpió la clase y una torre de cajas cayó pesadamente sobre otra, y ésta sobre otra, y así sucesivamente hasta que una me cayó de lleno. Intenté sostenerla pero el desastre fue tal que, fuera como fuera, acabé hundido en una torre de ropa junto a otra persona que estaba siendo aplastada por mi cuerpo.
La profe cerró la caja que contenía a las misteriosas criaturas que despertaban mi cobardía, lo cual fue un alivio para mí. Tras ello, los tres alumnos presentes nos colocamos uno junto al otro y Danna-sensei comenzó una pequeña introducción de la clase, captando mi atención de inmediato. Seguí el hilo de sus complicadas palabras hasta cierto punto, pues no tardé en distraerme observando su bello rostro.
– ¿Eh? – Solté espontáneamente al ver que me señalaba y me estudiaba de arriba hacia abajo. ¿Qué había dicho? ¿De qué estábamos hablando? Al sentir que me tomaba el brazo volví nerviosamente la mirada hacia Nakayama, esperando que se apiadase de mí y me diera alguna pista del tema trabajado. Yo no entendía nada acerca de estética ni de teoría del arte, nunca había cuestionado la existencia de lo "objetivamente bello", ¿qué iba a decirle? – Mo... ¿Modelo? – Repetí en un balbuceo, confundido. No era primera vez que me decían algo así, pero era muy distinto escucharlo de la boca de una linda profe a una distancia poco prudente para mis estiradas costumbres japonesas. Si Danna-sensei quería ponerme nervioso, lo estaba consiguiendo.
Luego, sus preguntas me amedrentaron de manera inesperada. Tenía que pensar rápido en algo que decir, algo que no involucrara a la señorita Ainsley ni a mis planes de dominación mundial.
– Me gustan los deportes. Se me dan bastante bien – mencioné, intentando mantenerme tranquilo mientras le dedicaba una cándida sonrisa. Estaba seguro de que ella quería escuchar algo relacionado con la escuela, por lo que agregué inmediatamente: – A decir verdad, llevo menos de un mes en Musette, es por eso que no he podido encontrar algo en lo que soy especialmente bueno. Pero... Me gustaría empezar a perfeccionar la batería. – Habiendo respondido, la docente volvió su atención hacia Fujieda. Suspiré aliviado y no tardé en sonreír. Pese a que no estaba acostumbrado a esos tratos tan efusivos, me divertía verla actuar así.
Tras mencionar los puntos "bellos" de cada uno, Danna-sensei pidió críticas y opiniones antes de proceder a explicar la actividad del día. Parpadeé reiteradamente, dispuesto a escuchar lo que fuera a salir de eso, pero antes de que alguien se animara a levantar la mano un estruendo espantoso interrumpió la clase y una torre de cajas cayó pesadamente sobre otra, y ésta sobre otra, y así sucesivamente hasta que una me cayó de lleno. Intenté sostenerla pero el desastre fue tal que, fuera como fuera, acabé hundido en una torre de ropa junto a otra persona que estaba siendo aplastada por mi cuerpo.
Invitado- Invitado
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Yuki miró a la delegada Fujieda devolviendo el saludo cordial. -¡Encantada! Sí, al parecer no se nos dio la oportunidad de coincidir anteriormente. Espero y nos podamos conocer mejor- Se refirió a los presentes; tanto profesora como compañeros.
Volviendo a poner atención a la clase, hizo un gesto apenada recordando esa clase de estética a la cual asistió su primer semana de clases; ¡muy bochornosa experiencia a su opinión! -Espero no tener que pasar esas penas aquí...Supongo que si quiero cambiar mi actitud tendré que enfrentarme a esto ¡Tú puedes! Tu familia cuenta en que los tendrás orgullosos, además tienes que demostrarle a Michiko-san lo equivoca...¡Pon atención a la clase!- Por estar metida en sus pensamiento escuchó la mitad de lo que dijo su maestra, por suerte lo segundo que consideró más importante sí le puso atención.
Sorprendida como la maestra sacada de la pena tomó primero a su compañero Kanade y describió su "apariencia". Sin ninguna idea de lo que pasaba sólo le balbuceó a su compañero la palabra "gaikokujin" o "extranjeros", indicándole que eso va a ser común con algunos profesores. Con la misma mirada mirada sólo observó que Danna también describió a la delegada Fujieda. -¡Espera! ¡Ahora me...!- Le tocaba a ella.
Sonrojada sólo escuchó los halagos que le hacían, tratando de responderle lo más tranquila posible. -¡Gra...! ¡Gracias! Mi familia y yo nos cuidamos bien...- Interrumpida por el abrazo de su maestra, haciendo que se pusiera roja cual tomate en medio de la clase. -¿Por qué presiento que esto me ocurrirá muy seguido?
Una vez ocurrida tal "explicación", la clase parecía seguir su rumbo normal. Yuki decidió guardar silencio confiando en que sus dudas sobre la clase serían respondidas sobre la marcha. Pero cuando todo parecía ir a lo planeado, la puerta se abrió de golpe haciendo que las cajas se pegaran como si fueran fichas de dominó apiladas para que tiraran a la que le seguía, hasta que su compañero volvió a hacer el intento de detenerlas, haciendo que el suceso ocurrido unos minutos más temprano se volvieran a repetir. Sí, incluso la misma escena de Yuki tratándole de ayudar y fallando al respecto para quedar atrapada junto a Kanade. -¡Sí que soy torpe!
Volviendo a poner atención a la clase, hizo un gesto apenada recordando esa clase de estética a la cual asistió su primer semana de clases; ¡muy bochornosa experiencia a su opinión! -Espero no tener que pasar esas penas aquí...Supongo que si quiero cambiar mi actitud tendré que enfrentarme a esto ¡Tú puedes! Tu familia cuenta en que los tendrás orgullosos, además tienes que demostrarle a Michiko-san lo equivoca...¡Pon atención a la clase!- Por estar metida en sus pensamiento escuchó la mitad de lo que dijo su maestra, por suerte lo segundo que consideró más importante sí le puso atención.
Sorprendida como la maestra sacada de la pena tomó primero a su compañero Kanade y describió su "apariencia". Sin ninguna idea de lo que pasaba sólo le balbuceó a su compañero la palabra "gaikokujin" o "extranjeros", indicándole que eso va a ser común con algunos profesores. Con la misma mirada mirada sólo observó que Danna también describió a la delegada Fujieda. -¡Espera! ¡Ahora me...!- Le tocaba a ella.
Sonrojada sólo escuchó los halagos que le hacían, tratando de responderle lo más tranquila posible. -¡Gra...! ¡Gracias! Mi familia y yo nos cuidamos bien...- Interrumpida por el abrazo de su maestra, haciendo que se pusiera roja cual tomate en medio de la clase. -¿Por qué presiento que esto me ocurrirá muy seguido?
Una vez ocurrida tal "explicación", la clase parecía seguir su rumbo normal. Yuki decidió guardar silencio confiando en que sus dudas sobre la clase serían respondidas sobre la marcha. Pero cuando todo parecía ir a lo planeado, la puerta se abrió de golpe haciendo que las cajas se pegaran como si fueran fichas de dominó apiladas para que tiraran a la que le seguía, hasta que su compañero volvió a hacer el intento de detenerlas, haciendo que el suceso ocurrido unos minutos más temprano se volvieran a repetir. Sí, incluso la misma escena de Yuki tratándole de ayudar y fallando al respecto para quedar atrapada junto a Kanade. -¡Sí que soy torpe!
- Comentario de user:
- Ito ¡De nada!
Yuki Nakayama- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 688
Fecha de inscripción : 17/07/2014
Edad : 32
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Jugaba nerviosa con sus dedos, siguiendo con la mirada a la profesora Danielle... ¿ya habían tenido un profesor de estética? No se atrevió a levantar la voz pero negó muy suave con su cabeza, casi imperceptible. Era la primera clase que tomaba de estética, ¿habría sido antes que llegara a la academia? ¡Ah! ¡Estaba dando definiciones! ¿Debía tomar apuntes? Toqueteó sus ropas para buscar alguna pequeña libreta, pero no encontró nada, a lo cual sólo reaccionó haciendo pucheros, limitándose a escuchar y jugar con sus dedos para contener el impulso.
—¡Le ayudo! —se estiró con intenciones de ayudar a la profesora, pero falló cuando sin dificultad los llevó entre sus brazos para guardarlos— S... s-sugooii... —estaba maravillada al murmurar, sorprendida por la fuerza que mostraba una mujer como ella. Se mordió sus labios y se llevó por instinto su mano a sus lentes cuando escuchó su discurso sobre lo bello y lo feo, no tenía muy buenos recuerdos.
—¡Kya! —la profesora la había tomado por sorpresa al ponerse tan de repente en frente suyo. Si pudiera echar humo por las orejas lo habría hecho, pero se quedó ahí de pie muy quieta y tiesa, con su cara y orejas rojísimas como un tomate— ¿Y-yo...? B-b-b-bo-bo... bo... —las palabras no le salieron nunca en el momento en que debían, así que sólo asintió con su cabeza tímidamente para agradecer el complejo, escuchando atenta y negando con su cabeza. Todo había quedado claro para ella... salvo lo que ocurrió después, porque de un segundo a otro estaban sus compañeros Kanade y Yuki nadando en ropa, pero más allá se veía una tercera cabellera, de color rojo.
—¡Sonna, mata...! —se lamentó de su suerte cuando todo empezaba de nuevo, por alguna suerte del destino no le había caído mucha ropa y pudo apartarla de su cabeza con facilidad para ir en auxilio de los demás— ¿¡D-daijobu!? ¡D-Danielle-sensei, ayuda! —dijo pidiendo auxilio a la maestra para apartar el mar de ropa.
—¡Le ayudo! —se estiró con intenciones de ayudar a la profesora, pero falló cuando sin dificultad los llevó entre sus brazos para guardarlos— S... s-sugooii... —estaba maravillada al murmurar, sorprendida por la fuerza que mostraba una mujer como ella. Se mordió sus labios y se llevó por instinto su mano a sus lentes cuando escuchó su discurso sobre lo bello y lo feo, no tenía muy buenos recuerdos.
—¡Kya! —la profesora la había tomado por sorpresa al ponerse tan de repente en frente suyo. Si pudiera echar humo por las orejas lo habría hecho, pero se quedó ahí de pie muy quieta y tiesa, con su cara y orejas rojísimas como un tomate— ¿Y-yo...? B-b-b-bo-bo... bo... —las palabras no le salieron nunca en el momento en que debían, así que sólo asintió con su cabeza tímidamente para agradecer el complejo, escuchando atenta y negando con su cabeza. Todo había quedado claro para ella... salvo lo que ocurrió después, porque de un segundo a otro estaban sus compañeros Kanade y Yuki nadando en ropa, pero más allá se veía una tercera cabellera, de color rojo.
—¡Sonna, mata...! —se lamentó de su suerte cuando todo empezaba de nuevo, por alguna suerte del destino no le había caído mucha ropa y pudo apartarla de su cabeza con facilidad para ir en auxilio de los demás— ¿¡D-daijobu!? ¡D-Danielle-sensei, ayuda! —dijo pidiendo auxilio a la maestra para apartar el mar de ropa.
- Spoiler:
- :nono: así estoy ahora mismo, perdónenme T.T
Hanako Fujieda- Delegado/a de Clase
- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 11/03/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
¡POOOOM!
Todo paso tan rápido que en serio no sabría como resumirlo en pocas palabras. Después de que cada alumno diera su opinión respectiva a lo que había mencionado sobre el principio de la estética, las puertas de manera estrepitosas se abrieron de par en par y una... Mata roja cayó del golpe al suelo haciendo el típico efecto domino, caja por caja y tendedero por tendedero comenzaron a caerse haciendo un gran desastre en el suelo. Dos alumnos quedaron atrapados entre cajas y ropa, una al menos podía sacar su cabeza y mano entre el mar de tela. La mata roja, espero que siga viva. Y en la puerta, mirando todo sin poder creérselo estaban un trió de chicas tragando fuerte.
... Yo ni siquiera reaccioné, seguía en la misma posición pero con una expresión neutra y con los ojos bien abiertos... ¿Pero QUÉ ha pasado? No podía ignorar los gritos de auxilio tampoco.
En silencio (POCO usual en mí), fue hasta donde la señorita Hanako y con solo tomar su mano y darle un fuerte jalón fue suficiente para sacarla de ahí, acomodar su ropa, su lente y su cabello y luego darle una palmadita. En donde estaban los dos alumnos; Kanade y Yuki, saque caja por caja por caja hasta que solo había unas pocas y ya se pudieran levantar (Y ni siquiera e atrevía a decir algo sobre la escena de un chico sobre otra chica).
No tenía que ver a la mata roja, ya sabía quien era. Que no este gritando como loca en medio del lugar quiere decir que me tomo MUY en serio la clase. En cuanto a las chicas en la entrada, me acerque hacía ellas y las miré una a una, les dedique una sonrisa que para otros se vería amable pero si uno podía leer bien entre líneas, también notarían el aura intimidadora que había.
-Va ~ Si no vienen a ver la clase, mejor quédense en donde están -Ni tiempo de protesta, porqué había cerrado la puerta de golpe y de paso con pasador, así nadie más interrumpiría.
Al dar media vuelta y ver el gran desastre, inhale hondo y exhale lento por la nariz. ¡No, no, no y no! ¡No me iba a rendir! Es la primera clase y quiero que sea una clase genial.
-Bueno, iré al grano -Mencioné colocando mis manos tras la espalda.- Volviendo al punto del arte de la estética; en el mundo del modelaje los modelos deben mantener la mente abierta a las mil y un idea que un diseñador puede darle. Un modelo siempre tiene que mantenerse abierto hacía las posibilidades y eso es lo que quiero ahora...
Di unos pasos hasta quedar en el medio de todo, levantando el dedo índice moviendo la muñeca de lado a lado.
-Para la clase de hoy, cada uno escogera la ropa, accesorios y maquillaje que desee; y el propósito de la actividad es simple: Cada uno creará una imagen adecuada de su "Yo" contrario, para ponerlo más simple... ¡Se tendrán que vestir de su sexo contrario!
Reí un poco, imaginando cuales serían sus reacciones y el tener que verlas hacía que me estremeciera.
-Hay muchos estilos de ropa, accesorio y hasta pelucas entre todas estas cajas, puede decidir lo que más le guste, pero solo les daré 10 minutos para que decidan. Cuando lo hagan, vayan a los vestidores y colóquense todo, en ese caso le daré 15 minutos. Cuando vuelvan acá le diré la segunda parte de la actividad.
En cuanto a Ryan...
-¡Profesor, no se quede ahí parado viendo hacía la nada! ¡Usted también lo hará! -No tenía que, pero quería ver que se traía en mente.- Vieni, andiamo, non perdere tempo e cominciare a cercare il tuo stile ~
Todo paso tan rápido que en serio no sabría como resumirlo en pocas palabras. Después de que cada alumno diera su opinión respectiva a lo que había mencionado sobre el principio de la estética, las puertas de manera estrepitosas se abrieron de par en par y una... Mata roja cayó del golpe al suelo haciendo el típico efecto domino, caja por caja y tendedero por tendedero comenzaron a caerse haciendo un gran desastre en el suelo. Dos alumnos quedaron atrapados entre cajas y ropa, una al menos podía sacar su cabeza y mano entre el mar de tela. La mata roja, espero que siga viva. Y en la puerta, mirando todo sin poder creérselo estaban un trió de chicas tragando fuerte.
... Yo ni siquiera reaccioné, seguía en la misma posición pero con una expresión neutra y con los ojos bien abiertos... ¿Pero QUÉ ha pasado? No podía ignorar los gritos de auxilio tampoco.
En silencio (POCO usual en mí), fue hasta donde la señorita Hanako y con solo tomar su mano y darle un fuerte jalón fue suficiente para sacarla de ahí, acomodar su ropa, su lente y su cabello y luego darle una palmadita. En donde estaban los dos alumnos; Kanade y Yuki, saque caja por caja por caja hasta que solo había unas pocas y ya se pudieran levantar (Y ni siquiera e atrevía a decir algo sobre la escena de un chico sobre otra chica).
No tenía que ver a la mata roja, ya sabía quien era. Que no este gritando como loca en medio del lugar quiere decir que me tomo MUY en serio la clase. En cuanto a las chicas en la entrada, me acerque hacía ellas y las miré una a una, les dedique una sonrisa que para otros se vería amable pero si uno podía leer bien entre líneas, también notarían el aura intimidadora que había.
-Va ~ Si no vienen a ver la clase, mejor quédense en donde están -Ni tiempo de protesta, porqué había cerrado la puerta de golpe y de paso con pasador, así nadie más interrumpiría.
Al dar media vuelta y ver el gran desastre, inhale hondo y exhale lento por la nariz. ¡No, no, no y no! ¡No me iba a rendir! Es la primera clase y quiero que sea una clase genial.
-Bueno, iré al grano -Mencioné colocando mis manos tras la espalda.- Volviendo al punto del arte de la estética; en el mundo del modelaje los modelos deben mantener la mente abierta a las mil y un idea que un diseñador puede darle. Un modelo siempre tiene que mantenerse abierto hacía las posibilidades y eso es lo que quiero ahora...
Di unos pasos hasta quedar en el medio de todo, levantando el dedo índice moviendo la muñeca de lado a lado.
-Para la clase de hoy, cada uno escogera la ropa, accesorios y maquillaje que desee; y el propósito de la actividad es simple: Cada uno creará una imagen adecuada de su "Yo" contrario, para ponerlo más simple... ¡Se tendrán que vestir de su sexo contrario!
Reí un poco, imaginando cuales serían sus reacciones y el tener que verlas hacía que me estremeciera.
-Hay muchos estilos de ropa, accesorio y hasta pelucas entre todas estas cajas, puede decidir lo que más le guste, pero solo les daré 10 minutos para que decidan. Cuando lo hagan, vayan a los vestidores y colóquense todo, en ese caso le daré 15 minutos. Cuando vuelvan acá le diré la segunda parte de la actividad.
En cuanto a Ryan...
-¡Profesor, no se quede ahí parado viendo hacía la nada! ¡Usted también lo hará! -No tenía que, pero quería ver que se traía en mente.- Vieni, andiamo, non perdere tempo e cominciare a cercare il tuo stile ~
Danielle Lavezzi- Ocupación : Profesor
Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: { L } La verdadera belleza no conoce los límites de la mente humana
Sentí que me había llevado por delante muchas cosas, además de mi propio cerebro, al cual de milagro y se mantuvo en donde estaba. Me senté en el suelo, sobándome la cabeza, viendo que todo me daba vueltas y veía el doble. ¡¿Cómo era posible que haya echado al suelo a seis estudiantes?! ¡¿Y TODA ESA ROPA TAMBIÉN!? Qué vergüenza con el profesor de aquella hora… Hasta que mi vista se arregló y me di cuenta que sólo eran 3 poddles, pero sí que había ropa tirada.
Tragué grueso, levantándome con las piernas temblorosas para así ayudar a los chiquillos que había echado al suelo. Torcí el gesto, cuando me sentí mejor, estiré los brazos para querer apartar un par de prendas, pero otras manos me detuvieron y cuando volteé, por poco se me caía la mandíbula.
“ ¡¿DANIELLE?!” grité para mis adentros, apartando las manos para quedarme tieso como un palo, lelo al ver que ella no decía nada.
¡Bien, Jones! ¡Eres una excelente persona! Mira nada más el desastre que has causado. Esta clase debía ser la primera de Danielle, y vienes tú, con tu cuerpito de yuca, a echarla a perder. Qué ganas tenía de flagelarme a mí mismo en éste instante, ¡Qué horrible persona era! Agaché la cabeza, avergonzado por mis acciones.
Sorprendentemente, Danielle se encargó de las jovencitas que me venían persiguiendo, haciéndome sentir aliviado aunque sólo una parte. Quise ayudar a acomodar un par de cosas mientras se encargaba, y de sólo escuchar su voz, volví a erguirme como bicho-palo, encogido de hombros y la mirada en el suelo. Incluso podía sentir que me coloraba… ¡Dios del Rock N’Roll, que mi castigo sea leve! (aunque no merezco que sea tan complaciente conmigo…)
Lo sorprendente del caso es que ella siguió como si nada, pero lo que por poco volvía a hacer que se me cayera la mandíbula (algún día se me caerá en serio), fue cuando me llamó para participar también.
- ¿Eh? ¿Qué? – levanté la cabeza, mirándola fijamente. ¡No podía creer lo que escuchaba! Nervioso, hice un saludo militar, recogiendo un tumulto de ropa aparentemente al azar – ¡Señora, si, señora! – y salí corriendo como si el mismísimo diablo me persiguiese. Lo último no lo entendí, así que mientras huía a los vestidores, me anoté mentalmente que debía aprender italiano.
Ya adentro, solté el tumulto de ropa y me miré al espejo que tenía en frente. ¿Mi sexo contrario? Parpadeé, acercando el rostro hacia el espejo para verme fijamente a los ojos. Pensativo, me llevé una mano al mentón y achiné los ojos, tratando de visualizar cómo sería si fuese una mujer. Ya me lo había imaginado otras veces, así que al reavivar extrañas imágenes de mi cabeza, sonreí de oreja a oreja, buscando las prendas más adecuadas. Incluso, me tomé la libertad de jugar un poco, queriendo ganar un poco de la actitud femenina, buscando y rebuscando con una voz chillona (pero bajita, me daba pena que me escucharan):
- Éste no me favorece… éste me hace ver gorda… ¡Oh, éste es bonito! Pero no me gusta cómo tiene el corte aquí… ¡Aja! – levanté una prenda bastante guapa… y ésta parecía combinar con mis ojos.
¡Sí que era difícil el ponerse vestido! No recordaba la última vez que me puso uno… Ah, los viejos tiempos cuando era crío. Un par de brazaletes, unos tacones (¡Anda, que llevaba tiempo sin usar también!) y el toque final… soltarme el cabello (no, no hablaba de hacer que mi cabello bajara… hablaba de soltarme EL MOÑO DE CABELLO que siempre tenía encima). ¡Todo listo! Oh si, y una trenza que tampoco iba mal por ahí.
Salí con cautela de los vestidores, asegurándome de recogerlo todo e incluso mi propia ropa. Nada más ver que “volvía” estar en el aula, di una vueltita simulando que estaba en una pasarela y levanté un brazo, aunque el tumulto de ropa no ayudaba mucho a verme “fabulosa”.
- ¡Abran paso, que RYANNE Jones está en la ciudad! – dije, tratando de imitar una voz femenina.
Tragué grueso, levantándome con las piernas temblorosas para así ayudar a los chiquillos que había echado al suelo. Torcí el gesto, cuando me sentí mejor, estiré los brazos para querer apartar un par de prendas, pero otras manos me detuvieron y cuando volteé, por poco se me caía la mandíbula.
“ ¡¿DANIELLE?!” grité para mis adentros, apartando las manos para quedarme tieso como un palo, lelo al ver que ella no decía nada.
¡Bien, Jones! ¡Eres una excelente persona! Mira nada más el desastre que has causado. Esta clase debía ser la primera de Danielle, y vienes tú, con tu cuerpito de yuca, a echarla a perder. Qué ganas tenía de flagelarme a mí mismo en éste instante, ¡Qué horrible persona era! Agaché la cabeza, avergonzado por mis acciones.
Sorprendentemente, Danielle se encargó de las jovencitas que me venían persiguiendo, haciéndome sentir aliviado aunque sólo una parte. Quise ayudar a acomodar un par de cosas mientras se encargaba, y de sólo escuchar su voz, volví a erguirme como bicho-palo, encogido de hombros y la mirada en el suelo. Incluso podía sentir que me coloraba… ¡Dios del Rock N’Roll, que mi castigo sea leve! (aunque no merezco que sea tan complaciente conmigo…)
Lo sorprendente del caso es que ella siguió como si nada, pero lo que por poco volvía a hacer que se me cayera la mandíbula (algún día se me caerá en serio), fue cuando me llamó para participar también.
- ¿Eh? ¿Qué? – levanté la cabeza, mirándola fijamente. ¡No podía creer lo que escuchaba! Nervioso, hice un saludo militar, recogiendo un tumulto de ropa aparentemente al azar – ¡Señora, si, señora! – y salí corriendo como si el mismísimo diablo me persiguiese. Lo último no lo entendí, así que mientras huía a los vestidores, me anoté mentalmente que debía aprender italiano.
Ya adentro, solté el tumulto de ropa y me miré al espejo que tenía en frente. ¿Mi sexo contrario? Parpadeé, acercando el rostro hacia el espejo para verme fijamente a los ojos. Pensativo, me llevé una mano al mentón y achiné los ojos, tratando de visualizar cómo sería si fuese una mujer. Ya me lo había imaginado otras veces, así que al reavivar extrañas imágenes de mi cabeza, sonreí de oreja a oreja, buscando las prendas más adecuadas. Incluso, me tomé la libertad de jugar un poco, queriendo ganar un poco de la actitud femenina, buscando y rebuscando con una voz chillona (pero bajita, me daba pena que me escucharan):
- Éste no me favorece… éste me hace ver gorda… ¡Oh, éste es bonito! Pero no me gusta cómo tiene el corte aquí… ¡Aja! – levanté una prenda bastante guapa… y ésta parecía combinar con mis ojos.
¡Sí que era difícil el ponerse vestido! No recordaba la última vez que me puso uno… Ah, los viejos tiempos cuando era crío. Un par de brazaletes, unos tacones (¡Anda, que llevaba tiempo sin usar también!) y el toque final… soltarme el cabello (no, no hablaba de hacer que mi cabello bajara… hablaba de soltarme EL MOÑO DE CABELLO que siempre tenía encima). ¡Todo listo! Oh si, y una trenza que tampoco iba mal por ahí.
Salí con cautela de los vestidores, asegurándome de recogerlo todo e incluso mi propia ropa. Nada más ver que “volvía” estar en el aula, di una vueltita simulando que estaba en una pasarela y levanté un brazo, aunque el tumulto de ropa no ayudaba mucho a verme “fabulosa”.
- ¡Abran paso, que RYANNE Jones está en la ciudad! – dije, tratando de imitar una voz femenina.
- Damas y caballeros...:
RYANNE Jones, a sus servicios (enlace)
(Referencia: Shibuya Tomochika de Uta no Prince-sama)
... Si, todo estaba planeado (?)
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