Claude Toussaint

Nacido en una adinerada familia francesa, a Claude nunca le falto nada material durante su infancia, sus padres lo mimaban a él y su hermana dos años menor con todo lo que deseaban, a costa de suplir el tiempo que no pasaban con ellos a causa del trabajo.
Desde que tiene memoria fue acosado por espíritus y variadas criaturas, hablándole en idiomas que no podía entender, pidiéndole cosas imposibles y a veces hasta le causaban daño físico cuando se negaba a ayudar. Aterrado de aquellos extraños seres intento buscar ayuda en los mayores, pero nadie pudo creerle, según ellos eran fantasías típicas de un niño de 5 años y pronto no serian más que un recuerdo fácil de olvidar. Su único respiro eran las visitas de su abuela Aimée, quien con mucho amor y paciencia le ayudaba a espantar a “los monstruos” y esperaba junto a él hasta que pudiera dormir.
La familia Toussaint siempre ha destacado por sus cualidades artísticas, Claude no era la excepción. A los 5 años su madre decidió iniciarlo en el mundo de la música y lo inscribió en clases de piano y cello. No todo fue perfecto desde el principio, sintió la presión de sus padres que esperaban progresos enormes en plazos imposibles, pero luego la música se convirtió en un escape a su realidad, las notas lo transportaban a otro mundo, uno en el que sólo se encontraba él y el paisaje que le invitaban a disfrutar las distintas melodías, a medida que pasaba el tiempo ya no sólo eran imágenes, si no que cada nota que tocaba con sus dedos podía contarle una historia, historias con finales felices, historias con finales tristes, ninguna igual a otra.
A pesar de alcanzar a los 9 años un nivel superior en la interpretación de cello sus padres aun no parecían estar conformes, cada logro era opacado por las aún presentes “alucinaciones” de su hijo, causaban decepción en su padre y frustración en su madre y desencadenaba peleas constantes entre ellos y como resultado el sufrimiento de su única hermana decidió alejarse de ellos y comenzó a vivir con su abuela y su tía en la periferia de París.
Ellas no eran como el resto de su familia, habían abandonado el mundo material para poder seguir un camino más espiritual, ambas Wicca practicaban magia blanca en armonía con la naturaleza, celebraban los cambios de estaciones y los ciclos de la luna. Feliz con este nuevo estilo de vida, Claude empezó a ver sus dotes como una herramienta para ayudar tanto a los humanos, como al resto de las criaturas existentes, junto con esto perdió el miedo hacia ellos y comenzó a vivir su vida de forma tranquila y feliz.
A los 14 años empezó a perder la visión de ambos ojos de manera progresiva hasta ya no poder distinguir figuras, fue diagnosticado con Amaurosis Congénita de Leber y lo más probable es que perdiera totalmente la visión a los 20 años. Decidió que tendría que empezar a vivir su vida de otra manera, de todas formas no necesitas ojos para crear y disfrutar de la música, siguió practicando tanto la ejecución como la audición logrando reconocer cada nota con solo escucharla y memorizar su orden. A pesar de necesitar ayuda para realizar algunas tareas, era bastante independiente y decidió acoger a un espíritu en forma de flama llamado Calcifer, el a regañadientes le ayuda a estudiar partituras y estudiar las clases de la escuela y sus libros de magia.
Al ver el enorme talento de su nieto, Aimée decidió ahorrar el dinero que le era enviado cada mes para los gastos del menor y así poder enviarlo a estudiar a Mussete en Glass City, donde hoy se esfuerza por convertirse en compositor.

Calcifer: