Una sensación desconocida [Libre]

Quería decir más pero sentía que no tenía nada que hacer allí.
Las relaciones de familia eran complicadas, sobre todo para Scarlet. Ella nunca había tenido un hermano y las relaciones para con sus padres estaban más que torcidas.

Enmudeció mientras sostenía sus codos con ambas manos y se apoyaba en la pared mirando por la ventana, no había planeado pasar más de unos cuantos minutos en el hospital, pero ahí estaba de nuevo, ayudando a alguien sin darse cuenta. Suspiró, lo hizo no porque estuviera cansada, si no porque recordó la propuesta de Demian y pensó que si se adentraba en el don oscuro quizás ya no podría hacer algo como esto durante el día. Era así como funcionaba o no?

Miró a Camille, le sorprendió que aun a pesar de lo enferma que lucía se enderezó al sentarse cual alta dama de clase alta. Torció ligeramente los labios al no comprender cual era la idea de sobre esforzarse tanto ¿En serio ese tal hermano de la chica era tan complicado?

Estaba allí en esos pensamientos cuando desde la puerta se escuchó que llamaban.

Prefirió tomar un taxi, llegar con un auto lujoso al hospital considerando que ya era vigilado por la prensa no era una gran idea.

Ya en el vehículo dio la instrucción y fue observando por la ventana, absorto en sus pensamientos, esos que Camus llega a tener y nunca dice.

Pagó, entró deprisa al hospital y se dirigió al mesón para buscar la habitación 303. Claramente antes de que pudiera pasar la enfermera a cargo le dijo que esperara y trajo a la encargada del caso de Camille.

Su hermana pasa por un estado de estrés bastante severo, o al menos eso es lo que me hace pensar. Los exámenes muestran que ella no tiene nada grave que causara el deterioro en su cuerpo pero lo que a sucedido es en muchas ocasiones producto de el estado emocional mismo del paciente. Por mi parte me gustaría aconsejarle que visitara un psicólogo o tomara unas vacaciones en casa para que retomara energías y se preocupara un poco más por su salud.

Camus asintió suavemente y sonrió educado- Lamento mucho los inconvenientes, doctora...últimamente he tenido que verle bastante seguido- 

Mientras usted no caiga también por despreocuparse de su salud o por el estrés no tengo problema en volver a verlo, señor. Aunque claro, lo mejor sería que no lo hiciera.- añadió aludiendo a la salud de los demás.- Por aquí.

La doctora lo encaminó y dejó en la puerta, se despidió y retiró.

Camus tocó tres veces la puerta, luego entro a la habitación. Lo primero que se encontró fue una delgada figura de ropajes oscuros, una mujer de cabellera rubia estilo punk. Ese cabello desordenado le recordó al estilo rock/punk de Ranmaru Kurosaki, de cierta manera.

Buenas Tardes...-su voz sonó dulce y coordial, luego su mirada se posó en su hermana. Suspiró y se acercó. Allí estaba, sentada como una dama, Camus si bien era del tipo de persona que no mostraba muchos sentimientos en su rostro se apreciaba cierto dejo de incomodidad relacionada a la preocupación. Quizás por no saber realmente como actuar más allá de la lógica- Me lo han contado todo...asumo que esta señorita a sido la que te ha ayudado- volteó su cuerpo a Scarlet, colocó su mano en su pecho e hizo un reverencia- Permitame agradecerle en nombre de nuestra familia por la gran ayuda que ha brindado a mi hermana. Este humilde servidor no encuentra una manera correcta que se compare para  retribuir semejante acto de bondad y desinterés. Por favor...- extendió la tarjeta de presentación que siempre llevaba hacia Scarlet- comuníquese conmigo en caso de necesitar cualquier cosa, estaré dispuesto a ayudarle cuando sea necesario por este gesto. Muchas gracias.

Esperó a que la bajista aceptara el trozo de papel, una elegante tarjeta de blanco marmolado con letras en una delicada y cursiva caligrafía. El papel parecía texturado y poseía un sutil escudo.