Get Cool (Priv. Lu Guang)

Casi dos minutos fue lo que Cheng Xiaoshi se tardó en meter la llave en el cerrojo de la puerta del departamento que compartía con Lu Guang. Uno de los Penthouse del edificio Windermere, cortesía de la familia Lu.

Ya había atardecido y por más que el muchacho intentó retrasar su llegada para ver si así su cara se desinflamaba un poco, su plan no había tenido mayor resultado y ya no había mucho más que hacer.  Intentó practicar su sonrisa de siempre antes de dar un paso adentro, sin saber si su novio ya había llegado de sus actividades laborales, pero era doloroso sonreír con un puñetazo plantado en el rostro, así que, rendido, suspiró y se escabulló dentro de su hogar.

La vista del penthouse era una de las mejores de Glass City. los grandes ventanales dejaban entrar la luz artificial del exterior, pero adentro todo estaba tranquilo y silencioso. Su novio no era una persona demasiado escandalosa, por el contrario, a veces era tomado como alguien apático y reservado, por lo que Cheng Xiaoshi no quiso bajar la guardia y trató de escabullirse lo más rápido posible hacia el baño, sin siquiera preocuparse por prender las luces.

Por la mañana asistió al photoshoot de una marca de agua embotellada, luego había asistido a clases de breakdance por la tarde como cualquier viernes por lo que se dirigía a casa solo, sabiendo que tendría que esperar para estar acompañado en el departamento que compartía con su novio.
— Ah... —suspiró agotado.
Debían asistir más tarde al lanzamiento de una banda rookie de un sello que tenía buenos términos con la compañía, nada importante en realidad pero lo que era importante era estar ahí, en cada oportunidad posible, si querían cumplir su sueño.

— Estoy en casa.—anunció por lo bajo, sin esperar respuesta.
Luego de una ducha y un merecido almuerzo se hecho a la cama a jugar en su Nintendo switch.
Pasada una hora bastante larga se vistió y comenzó a arreglarse, entretanto revisaba el teléfono viendo algo preocupado que su novio no mostraba señales de vida. Llamó una vez sin respuesta.
—¿Siquiera recordará lo de esta noche? —Frunció el ceño con preocupación.

Había pasado otra hora entre todo eso y estaba a punto de salir a buscarlo el mismo cuando oyó el repiqueteo de una llave contra la cerradura.
Caminó desde su cuarto al final del pasillo hasta la sala una vez sintió como abría la puerta. — Chennie, bienvenido.—
En un segundo estaba más tranquilo pero al siguiente el miedo que tuvo toda la tarde volvió, aún más intenso y entre la confusión y la irá su rostro se transformó en uno que asustaría a cualquiera. Corrió veloz pero con cuidado a su lado y lo rodeo con delicadeza con un brazo.
— ¿Que ha pasado, quién te ha hecho esto? —.

Sus intenciones de escabullirse fueron frustradas por el agudo oído de su compañero, quien no tardó en interceptarlo en la sala y aunque intentó desviar el rostro para ocultar lo evidente, Lu Guang ya había visto la hinchazón de su cara en tiempo record.

"Chennie", solo escuchar su voz llamándolo así se sentía como morfina en su cuerpo, o eso le gustaría, lamentablemente el efecto emocional no funcionaba tan bien en el rostro adolorido.

-No es nada... -

Claro que intentó restarle importancia y es que detestaba preocupar demasiado a Lu Guang, pero quizás decir eso tendría simplemente el efecto contrario, asi que después de abrazarlo fuerte y dar un gran suspiro, decidió explicar de manera resumida lo ocurrido.

-Fue mi castigo por ir al barrio chino sin ti-

Lloriqueó con un tono infantil, pero se quejó de inmediato porque hacer una mueca triste solo hacía doler más su rostro.

-Se armó un escándalo en un restaurante y mi rostro se interpuso entre el puño de un sujeto y una de las meseras. Mianhae, Guang Guang~-

Lloriqueó su disculpa y es que no era para nada su intención aquella tarde volver con una anécdota como esa.

Rio suavemente, entre ternura y pena por la mueca que había generado un espasmo en su novio.

—"No te disculpes, bebé." —besó su frente con cuidado para no agravar la hinchazón de su rostro herido.—"¿Cómo has tenido tan mala suerte?"— Agregó haciendo que su labio inferior sobresaliera en disgusto, mas para si mismo, apenado por el dolor que sería para su amor estar así.

Con cuidado y movimientos fluidos fue llevando a su novio, sin que este lo notara, desde el pasillo del baño donde lo había interceptado, de vuelta hasta la sala de estar en la entrada. Fue de forma rápida por vendajes, ungüento y desinfectante, y se hinclinó sobre su rodilla frente a Cheng, quien se había ubicado en uno de los sillones que rodeaban la mesa de centro.

Vio divertido como la expresión de su novio cambiaba de miedo a resignación mientras le enseñaba los implementos de curación.

—"Aunque si, no debiste ir al barrio chino sin mi, sabes cuanto me gusta."— Comenzó a conversar de vuelta del tema, intentando desconcentrarlo mientras comenzaba a limpiar su piel. —"Tendrás que invitarme a una sopa de dumplings si todo sale bien esta noche."—

Se detuvo un segundo de sus labores de enfermero para observar la cara que había puesto su compañero ante la última frase.

—"¿Si recuerdas lo que tenemos esta noche, no?"— Preguntó finalizando los vendajes, mirándolo fijamente.

Se dejó llevar por Lu Guang, después de todo, no era como que poner resistencia ayudaría en algo. En casos como esos, que si bien no eran comunes, era mejor dejarlo hacerse cargo de la situación.  Bien lo sabía. El recuerdo le pintó una sonrisa tenue en los labios, rememorando los días de escuela, cuando jugaban básquetbol y, por despistado, Cheng Xiaoshi terminaba con el balón de adorno en la cara.

-Xièxiè -

Susurró con una mezcla dulce entre la honestidad que le caracterizaba y una pizca de coquetería que inmediatamente fue reprimida ante el comentario de su novio.

Sintió el sudor frío recorrer su espalda. Sí, lo había olvidado completamente hasta que Lu Guang lo mencionó. Y entonces los flashbacks en su cabeza de cierto compromiso, cierto día, a cierta hora, coincidían precisamente con el día de hoy.

-ttong! -

Maldijo e incluso dio un brinco, separando su trasero del asiento con una expresión de pánico en el rostro. El dolor ya no era importante. Sus ojos buscaron el elegante reloj que adornaba la sala y después buscaron los ojos de su compañero.

-¿Qué haremos? -

El plural era la evidencia de que por si solo se sentía incapaz de resolver aquel pequeño problema en el que se había metido. Porque era, por decir lo menos, poco prudente presentarse con un vendaje en el rostro o signos de una pelea en un evento donde representaban a Merveilles Records.

Observó preocupado la mirada de su novio perdida en el pánico, buscando auxilio en los suyos.

—"¿Que haremos? —dijo Xiaoshi, por lo que se apresuró en ordenar la información para solucionarlo. No soportaba verlo así herido, y preocupado de algo más que no fuera el mismo.

Tomó una de sus manos entre las suyas y entrelazó sus dedos suavemente para tranquilizarlo.

—"Sabía que algo así podía suceder, no quise fallar así que mientras tardabas en llegar le pedí ayuda a mi madre, quien menciono que un gran estilista italiano amigo suyo le había regalado una parte de su nueva colección y envió unos trajes de los que serían de la talla de nosotros. Es más, debería llegar pronto."— Dijo ligeramente, sin sarcasmos y con una sonrisa tranquila, tan acostumbrado a ese tipo de situaciones que suenan ridículamente imposibles en la vida real, y más parecido a algo que sacarías de una comedia romántica de ficción. Pero sus padres iban más allá del raciocinio en extravagancia. — "Puede que no sea un experto, pero déjalo en mis manos, seré tu estilista esta noche."—

Confiado, miró a su novio a los ojos fijamente, y agregó para terminar, y un poco darse ánimo a sí mismo.

—"Los preparativos para hoy estan bien, confía en mi. Tenemos un poco de tiempo incluso. Tengo bastante maquillaje profesional acumulado por las campañas de maquillaje para las que he modelado así que nos la arreglaremos con eso, pero primero vamos a darte un baño, que claramente no podemos empezar si estas así."— Se puso de pie y extendió su mano para invitarlo a seguirlo, entrecerro los ojos con una suave risa brotando de sus labios.

El contacto de los dedos de Lu Guang le obligaron a poner su atención más en aquella mano que tanto adoraba y menos en el gran problema que tenían.

Casi soltó una carcajada cuando se mencionó a los padres de su novio arreglándoles la vida, como en más de una ocasión, pero el dolor en su mejilla lo hizo arrepentirse de hacer cualquier mueca. De todas formas agradecía que al menos contaban siempre con el apoyo de los padres de Lu Guang  y que, por alguna extraña razón, le habían tomado gran cariño a él aunque no fuera exactamente la pareja ideal que podrían esperar para alguien de su familia. O al menos eso pensaba él.

"Seré tu estilista esta noche."

Las palabras de su novio lo tranquilizaron y hasta le dieron un nuevo tinte a la noche y es que claramente quien poseía mejores habilidades a la hora de arreglar su imagen personal entre los dos, definitivamente era su novio.

La invitación a ducharse le sonrojó ligeramente las mejillas.

-Puedo hacerlo solo...- murmuró bajito, y es que no quería dar a entender que le era molesta la idea, pero tampoco quería parecer un niño mimado. Aunque sus ojos reflejaban más la emoción de un cachorro que disfruta de los baños que le da su dueño, así que se dejó llevar.

Observó un segundo a su novio dubitativo, quien parecía con dificultades de extender su mano y mirarlo a los ojos, por lo que dió un paso al frente y lo tomo en sus brazos como cargando a una princesa.

—"¿Te has dañado algo más aparte de tu rostro o tus manos?"—agregó despacio pero preocupado, sin poder leer la situación en la que Cheng se encontraba. Él creía que tendría torcido un tobillo o algo le impedía ponerse de pie antes de entender lo avergonzado que estaba su novio, y sólo fue consciente de aquello una vez llegó al baño y le dejó sentado en el borde de la tina, y fue a encontrarse de nuevo con sus ojos brillantes y su rostro sonrojado, y además el mismo a punto de empezar a ayudarlo con el primer paso para darse un baño que es, claramente, quitarse la ropa.

Extendió sus manos hacia el con cuidado y quito su chaqueta deslizándola por sus hombros. Metió sus dedos bajo la polera y tocó con la punta la piel cálida de su estómago, generando una pequeña reacción mas común a una sensación fría. Recogió la tela hacia arriba con delicadeza, evitando pasar a llevar sus zonas golpeadas. Terminando su tarea dio un paso atrás para dejar aparte la ropa y trago saliva, suspirando. Ver a su novio aunque sólo fuera de torso desnudo era un espectáculo para él, siempre. Se arrodilló ante el y se inclino a sus pies, quitando sus zapatos para sacar finalmente sus pantalones. Se sonrió a sí mismo al terminar el trabajo  y se movió al compartimiento principal del baño.

El baño era bastante grande en proporción al departamento, que si era más grande que lo normal pero tampoco de excedía. El caso del baño era diferente. Lu guang era un chico que desde que tuvo memoria siempre fue muy bien educado y una parte importante de sus preferencias son la pulcritud y la limpieza. Así que al momento de priorizar espacios, decidió que era fundamental tener un baño equipado con todo lo que cubría las necesidades de su rutina. Contaba con dos separaciones internas, una estilo japonés en la que encontraban ducha y una gran bañera de bambú en medio, donde ahora se encontraba el pelinegro mientras dejaba su ropa adelante y tomaba una toalla.

Al volver se arremangó la camisa y probó el agua con la que había dejado llenando la tina.  —"Con esa temperatura estará perfecta. Bien bebé, ¿estás listo?"—paso las manos húmedas por su cabello hacia atrás y posó su mano derecha sobre la espalda de su novio.

Si algo siempre sorprendia a Cheng Xaoshi era la fuerza que tenía en los brazos su novio pese a no aparentarlo para nada, y es que cargarlo a él como princesa no era algo que se pudiera lograr simplemente con buena voluntad.

-No, de verdad solo fue un puñetazo. -aseguró el pelinegro mientras se dejaba desvestir, aunque no por ello el rubor de su rostro disminuía. Por el contrario, por cada prenda menos un nuevo color de rojo se encendía en su rostro.

¿No era hipócrita? Después de todo se habíán visto desnudos muchas veces. En las noches de verano Cheng Xiaoshi era del tipo de chico que no soporta dormir con pijama, así que realmente no era novedad, pero había algo en la complicidad y la íntima tarea del baño que le generaba algo de pudor. Completamente al contrario de Lu guang que siempre parecía tener control completo de la situación.

"Qué cool" Pensó.

-Woof! -imitó un ladrido juvenil para asentirle a su novio, como si de pronto entrara en su papel de cachorro. Y es que sí, su personalidad era más como la de un canino amistoso y la de Lu Guang como la de un gato elegante que solo le ronronea a su dueño e ignora todo lo demás.

-¿Cuando vuelves a tener día libre? Quiero que vayamos por Mapo Tofu -murmuró relajando la espalda lo suficiente como para que el agua lograra cubrirlo a la altura del pecho.

Rió dulcemente ante el ladrido de su bebé cachorro. Disfrutaba de estas situaciones fuera de lo común en las que podía consentir un poco más de lo normal a su novio, con quien habían estado bastante ocupados desde el primer día con el trabajo de ser idols. Y es que un día eres compositor, al otro modelo, al otro tienes clases de danza o debes viajar para un rodaje de un comercial. No siempre coincidían y entendía eso, pero por lo mismo atesoraba el tiempo que pasaban juntos.
Con la sonrisa aún clavada en el rostro, se inclinó hacia adelante para besarle la frente mojada y revolver las gotas de su flequillo con una mano, deslizándose con las puntas de los dedos por su cabeza hasta detrás de su oreja, rascando con ánimo como si fuera a un perrito.
La reacción de Xiaoshi terminó de desnudar los dientes de Lu Guang en una amplia sonrisa mientras reía. El impulso lo hizo llevar ambas manos a los costados de su cabeza y sacudir enérgicamente, pero con cuidado su pelo, y juntar la frente y la punta de sus narices al acercar su rostro.

—" Eres lo más adorable que existe."—

Con ambas manos acunó su pequeño rostro y posó un beso dulce en sus labios húmedos.

—" Mmmm... Mapo tofu suena como algo delicioso incluso si fuera ahora. Definitivamente tendremos que ir por comida china pronto."— Le dedico una sonrisa segura, afirmando sus ganas por concretar ese plan.

Luego se volteó y, metiendo su mano al bolsillo extrajo su celular y al segundo, comenzó a sonar una música sinfónica muy suave, en un volumen apenas audible. Dejó el aparato sobre el borde del lavamanos y volvió al lado de Cheng, arremangandose ambos brazos y cerrando los ojos, guardo silencio un momento.

De un segundo a otro su semblante cambió al de un profesional y acomodándose, comenzó a asear a su novio golpeado. Con delicadeza y destreza tomó los productos de limpieza y los aplico sobre las partes de su cuerpo que sobresalían del agua, masajeando hábilmente su cabello y su cuerpo.

—" ¿Estás bien con esa música? También puedo poner algo como mantras, o cantos de ballenas. Sirven para relajarse, es más mi instructora de meditación me los ha recomendado para después de- "— No logró terminar la frase y su novio reaccionó ante su despliegue de palabrería. A veces quería lucir genial pero solo acababa por agobiar a la gente.
—" Quizás solo si me cayo este bien. "—Sonrió culpable.

Los halagos y la promesa del mapo tofu fueron suficientes para sacar de su rostro una sonrisa radiante, incluso con el dolor de su mejilla.

En el momento que Lu Guang tomó aquel aire serio y profesional Cheng solo pudo reafirmar su pensamiento inicial, pero luego con respecto a la música no pudo evitar que una risita se escapara de su labio magullado. Entonces, ¿Lu Guang también estaba nervioso? Por lo general el peliblanco no solía ser tan parlanchín y ser espectador de aquellos detalles se sentía como un privilegio que cualquier fan de aquel chico podía envidiarle y de seguro lo hacían.

-Guang guang~ -Llamó con la voz azucarada, probando su suerte y los honores que como novio le correspondían. Y sin reparos por mojar a su novio, lo tomó desde el borde de su camisa y lo acercó para depositar un beso pequeño sobre sus labios, tan juguetón como un perrito afectuoso saludando a su amo, rodeando por un momento sus hombros y fijando su mirada en aquella cristalina que parecían brillar como una piedra preciosa y aunque no solía halagarlo por ello, sabiendo que era un comentario recurrente y superficial de la mayoría de las personas que se le acercaban, la verdad es que le gustaba mucho perderse en los diferentes tonos de azul que había en ellos.

-Cántame algo. -propuso en un susurro al separarse del menor antes de volver a sentarse correctamente en la ducha con un aire de gran satisfacción personal.

El shampoo resbalaba por su cabeza peligrando caer en sus ojos, así que decidió ser un buen chico y quedarse quieto para que Lu Guang pudiese continuar.