Corazón, es tan fácil quererte... [Libre]

Fay se sentía muy tirado y para atrás.
Su vieja lo había llamado y le contó que su hermanito menor, al mirar una fotos de los juntos, lo había señalado y dicho su nombre por primera vez.
Se sentía un tremendo pedazo de gil. Él tuvo que haber estado ahí. Tuvo que haber visto a su hermano decir su nombre, no a una foto, sino a él.
Abrió y cerró la puerta de de Sala de Música detrás suyo. Se sintió re aliviado de que no hubiese nadie dentro.
Acomodó la correa de su fiel guitarra y dio un par de vueltas al salón. Se acercó  a una gran ventana y se sentó en el marco.
Con sus dedos, tocó su boca y por momento quiso tener un pucho o una seca entre sus labios. Para volar, para flashear un rato y dejar de pensar en el pendejo que tanto quería y tan forro lo hacía sentir.
Sin embargo sacó el instrumento de su estuche, decidido a dejar de quemarse de la cabeza y ortivarse al pedo.
Era cualquiera la situación y Fay lo sabía, ya estaba demasiado grande para hacer de su ombligo un mundo.
Comenzó con un par de acordes pajosos y baqueteados... y luego... y luego con su voz lastimada y añorante, cantó. Cantó de la forma con la que alguna vez hizo dormir a su hermano pequeño, Marcus.
Sentía un nudo aferrándose a la parte posterior de su garganta, y unas vagas lágrimas recorriendo su cara.

Canción:

En ese momento Momoka iba circulando por los pasillos mientras llevaba unos siete libros apilados sobre sus brazos.
- Ahhh - dijo en un suspiro - lo que más odio es estudiar historia... no se me da bien eso... pero el sensei me ha dicho que tengo que aprender la historia de la música... - decía formando un puchero con sus labios mientras caminaba hasta llegar a la sala de música - y encima me ha pedido un informe completo de los hitos más importantes - decía hablando consigo misma. - No es que me haya costado hacer el informe, espero que le agrade... lo que no me agradó fue... que se tratara de historia... - se quejaba mientras con su pie abría la puerta de alguna manera. La puerta se deslizó con un poco fuerte, Momoka entró a la sala de música sin percatarse de que había alguien más ahí. Estaba muy centrada en sus pensamientos hasta que llegó al escritorio del profesor. Dejó los libros y el informe, al parecer habían mas informes encima de la mesa...

-jejeje creo que no fui la única - dijo con una sonrisa mientras una pequeña gota de sudor corría por su frente - espero haber cumplido con las expectativas del informe - decía cuando de repente se giró y notó a alguien en la ventana tocando música - esto... yo... no quise... interrumpir... - dijo, disculpándose mientras daba unos pasos hacia atrás - en un momento me voooooooooooooyyyy...! - dijo pero no notó que una silla estaba detrás suyo, por lo que se tropezó con ella y terminó en el suelo.

Antes de tocar sus ultimas notó escuchó un ruido muy fuerte. Con un par de fugaces movimientos, secó las lagrimas que habían escapado sin consultar.

Se aclaró la garganta, tratando de que el zarpado nudo que se había instalado en su garganta desapareciera.

Cuidadosamente se acercó a la fuerte del ruido y encontró a una linda piba enredada con una silla.

Trató de ocultar la sonrisa que se había formado en sus labios.

Era indudable que-a pesar de seguir deseándola- una seca no podía ni compararse con la satisfacción de encontrar a una chabona así de linda, en una posición tan estúpida. Sin embargo, rescatándose un poco, le tendió la mano a la mina. Era demasiado demasiado tierna como para no preocuparle su estado físico.

-¿Sos boluda o te haces?- preguntó con una gran sonrisa y ,sin medir el insulto, con voz dulce- Si te lastimabas, no solo te iba a tener que pagar como buena sino también que hubiese tenido que cargar con la responsabilidad de que una chica tan linda se hubiese lastimado y no poder hacer nada. Soy Fay, ¿vos estás bien?- murmuró aún con su mano estirada.

Se dio cuenta que ahora estaba mirando el techo. ''No de nuevo... esto dolió un poco'' pensó, estaba a apunto de ponerse a reclamar por la caída pero la rabia desapareció cuando el chico se asomó a su campo visual. Lo que más le hizo olvidar su enojo fueron las palabras que usó:

-¿Boluda? - repitió ladeando su rostro en el piso mientras le observaba con expresión de curiosidad. ''¿Qué será eso?'' se preguntó en su mente, y no pudo evitar recordar a Rory. ''¿Será otra jerga que utilizan los humanos adolescentes para referirse a alguien? En serio me falta mucho para aprender el vocabulario juvenil...'' 

Pestañeó un par de veces mientras observaba al chico desde el suelo. Sus cabellos eran dorados, sus ojos azules y su tez blanca, y por una extraña razón se sentía más pequeña a pesar de que tenía una estatura promedio.

Luego escuchó lo que decía el chico y pensó: ''Espera un momento, se ve algo mayor pero creo que él va en el mismo grado que yo... no recuerdo bien su nombre, estoy segura de que...'' pero entonces sus pensamientos fueron interrumpidos.

-Si, me encuentro bien - dijo ella esbozando una sonrisa - me sucede un poco frecuente jeje - dijo riendo mientras levantaba una mano para poder agarrar la mano que le tendía Fay. - Mucho gusto, me llamo Mom... ¿eh? - soltó sorprendida con lo que dijo el chico de último. Un pequeño rubor se asomó en sus mejillas pues no estaba acostumbrada a que le llamaran ''linda''.

Tomó su mano. La fuerza combinada con el impulso de ambos cuerpos, dio como resultado que sus rostros quedasen muy cerca.

Fay decidió que definitivamente con ese rubor en el rostro, la piba, era mucho más linda. Con su piel pálida, sus formas y su cuerpo tan chiquito, parecía una muñeca de porcelana.

Se enderezó todo lo que pudo, notando así -no solo las diferencias de altura- sino también –con un rayo de luz que su puta madre sabrá de donde salió- sus tibios ojos color whiskey. Tan cálidos e inocentes que Fay sintió algo de envidia por ellos.

Soltó su mano y con disimulo estrujó sus propios dedos. Sus extremidades eran muchos más ásperas y callosas que las suaves y delicadas de la chabona. Definitivamente, una seca no se comparaba con el satisfactorio calor de otro ser humano.

Rió mientras se daba la vuelta e iba hacia donde estaba su guitarra. Buscando distancia de forma inconsciente. Se acarició el cuello y luego giró con una gran sonrisa plasmada en su cara y mirándola directo a los ojos dijo:

-Así que Mome ¿Eh?, lindo nombre. Me alegro que estés bien- tocó pajosamente las cuerdas de la guitarra con el reverso de la mano. Solamente para hacer un sonido rasgado. Esperó unos segundos antes de volver a hablar de forma automática, arrepintiéndose de que el PlayBoy saliese a jugar-. Decime Mome ¿Cómo pasó tanto sin que notara que había chica como vos?

En ningún momento apartó los ojos y su barbilla se elevó lo suficiente. Tan cálida e inocente que deseaba guardarla en un baúl para que nadie la lastimara.

En eso Fay jaló de ella provocando que se levantara y quedara muy cerca de su rostro. Pudo ver claramente esos ojos azules y al parecer algo llamó su atención. ''¿Estaba llorando... o sólo es mi imaginación? '' pensó, un poco angustiada por esta idea.

Pudo sentir la calidez de su piel mientras su mano tocaba la contraria, un rubor un poco más intenso se notó en sus mejillas. En eso soltó delicadamente su mano y se alejó un poco para darle espacio al chico, él se alejó y luego le dedicó una sonrisa. Esto la sorprendió un poco para luego ruborizarse aún más porque no había terminado de presentarse...

- Esto... y... Mi nombre es Momoka Rito, estoy segundo año - dijo con una sonrisa mientras se rascaba con su dedo índice una de sus mejillas - pero si quieres llamarme Mome está bien, Fay-san - dijo esbozando una sonrisa sincera.

-Pues...- dijo pensando su pregunta - no sabría qué decirte, siempre ando en distintos lugares investigando y estudiando su cult... las materias - corrigió de pronto, con una sonrisa nerviosa. ''Casi meto la pata...'' pensó, no quería que le volviera a pasar lo mismo que con Rory. Detrás de su espada su cola se movía por lo que intentaba ocultarla de alguna manera, aunque siempre podría decir que se trataba de un disfraz.

-¿Y tú, Fay-san? - preguntó ella, observándolo - estoy segura de haberte visto antes pero no sabría decir dónde - dijo, sin apartar la mirada del muchacho - ¿tendremos alguna clase en común?- Colocó su dedo índice en el mentón, tratando de recordar - o... emm... ¿tal vez en los pasillos?