Nostalgia, confesión, petición y amistad

El Castaño se había acostumbrado a recorrer las inmediaciones de la ciudad y su cuerpo le pedía salir a diario para conocer, aún le faltaban muchos lugares por recorrer. Las caminatas siempre las empezaba desde el departamento de su amiga Scarlet, pero trataba de caminar por lugares que no hubiese utilizado antes para que lo llevasen a otro lugar nuevo, mágico y desconocido.

Caminó sin rumbo por la ciudad durante un largo tiempo, mejor dicho, gran parte del día y en su recorrer nada le llamó la atención, para el momento en el que el ocaso se hacía presente y las nubes del cielo se comenzaban a colorear por el sol que abandonaba lentamente la ciudad Cyril había perdido toda esperanza de hacer algo divertido que no involucrar necesariamente un bar o la música.

Algo llamó su atención y por ello se dio cuenta que había un patrón de comportamiento que se repetía en los peatones, los que venían en sentido contrario a él llevaban peluches gigantes, globos, algodones de dulce y muchas cosas por el estilo, la intriga y las ganas de averiguar el por qué se apoderaron de él, apretando el paso un poco.

Realmente Cyril había estado en varios lugares mientras viajaba, pero jamás había estado en un parque de diversiones, sus ojos se maravillaron enormemente al dar la vuelta en una esquina y tener frente a él tantas luces, sonidos y sensaciones que sólo había visto en fotografías y videos, jamás había estado tan cerca de una, se sentía emocionado como un niño.

Los ojos del castaño se cristalizaron y la hermosa emoción le apretó el pecho, corrió como un pequeño a la entrada y casi ni espero el cambio para la entrada, al entrar caminando comenzó a tararear una canción, se movió muy rápido de un lado a otro, no tenía problemas de abordar juegos, así que se subió a un par de juegos y hasta había ganado un peluche de conejo muy grande.

De pronto sus ojos se detuvieron en una gran estructura, La casa del terror, había una gran casa y carritos en riel estacionados afuera, la emoción del pelinaranjo fue gigantesca, tanto así que corrió a sentarse en ella, poco duró su emoción, antes de poder darse cuenta lo detuvo el encargado del juego.

Lo siento amigo, este juego es para dos personas, ven con una novia, amigo o familiar -Dijo el hombre que tenía más apariencia de guardia de club nocturno a la de un cuidador de juego -Lo siento.

¿Dos personas? -Dijo el castaño como preguntándose a sí mismo- ¿De dónde sacaré otra persona? -Pensó en lo indirectamente cruel que había sido el encargado del juego, realmente no tenía muchos amigos ahí, más conocidos, pero no tenía como contactar a ninguno en ese momento, ¿novia?, antes llegará el día del juicio, ¿familiar? eso duele, pero no era momento de ponerse nostálgico.

Al rato de buscar gente que caminaba sola por ahí para invitarla al juego y ver como en ocasiones sólo huían, se sentó en una banca a mirar la entrada del juego mientras comía un algodón de dulce, con la leve esperanza de tal vez poder acompañar a alguien que llegase en sus mismas condiciones.