[+18] Caminata por un lugar conocido. [Libre]

La sorpresa me la llevé yo... Créeme -Dijo la rubia con tono firme y una sonrisa ladina que no dejaba fuera algo del desprecio que sentía, ese hombre se había querido aprovechar de su dulce Natsuko, por sus acciones pudo notar la clase de hombre que era, la clase de hombre con los que ella lidiaba seguido en sus pocos días de libertad, pero que nunca dejaría cruzarse en el camino de su adorada Natsuko. Ella al ser libre y pura, jamás entendería algo como un encuentro casual como sin duda alguna era ese.

Cerró los ojos por unos momentos, tratando de quitarse la imagen de su pequeña Natsuko en peligro y se concentró en disfrutar de la experiencia, ya que estaba ahí no había porqué desperdiciarla, el otro estaba bien dotado y sabía moverse, aquel susurro en su oído la hizo prestar atención, pero no fue hasta que la fuerte mordida fue propinada que de sus labios escapó un jadeo, se relamió los labios "Exactamente, cariño, así..." Pensó. Fijó su mirada directamente en él, atrevida, sin dejarse intimidar ni por un segundo y apretó el agarre de sus piernas al rededor de la cadera del otro, sintiendo como una mano guiaba su propia cintura hacia él y su otra mano ya se posaba sobre uno de sus senos. -Mmh... -Se relamió los labios, aquel firme agarre y succión la hacían reaccionar finalmente, ante las mordidas echó su cabeza hacia atrás, separando sus labios y cerrando sus ojos en un gesto mudo de placer. Sus manos, esclavas de sus sensaciones, se cerraron en el cabello del otro empujándolo contra su pecho con mayor fuerza.

Se sorprendió gratamente al sentir cómo en su interior el miembro del otro aumentaba aun un poco más su tamaño, sus caderas se movían sin parar, moviéndose contra él tan fuerte como podía y sintiendo como el otro golpeaba repetidamente su interior en el punto más profundo y placentero, los músculos de su vagina se apretaban ante el placer que sentía y solo en ese momento se permitió dejar escapar un par de gemidos, su voz, algo más ronca que la de Natsuko parecía ronronear al responder a sus palabras con una sonrisa llena de diversión ante lo que escuchaba, ya la habían llamado enigma muchas veces- Yo soy el doble de enigma que cualquier mujer, ten eso en mente -Se relamió los labios sugestivamente y fijando sus brillantes ojos verdes en los azules del contrario dijo- Soy Satsuki, por cierto, es un... mmmh, placer conocerte - Dijo aquello mientras empujaba su cadera fuertemente contra el otro y nuevamente se veía estimulada con el golpe certero.